La audiencia opina…

Sobre la pertinencia de hablar de Lacalle Pou en las playas del este

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Estimados,

es realmente lamentable que pierdan su tiempo y el de los oyentes, en discutir la pertinencia del Presidente Lacalle Pou en una playa con la vestimenta que puede llevar cualquier mortal en circunstancias similares.

No estamos en la corte de Versailles ni tan siquiera en la estancia presidencial de Anchorena, donde otros presidentes efectuaban asados, festejos mayores o disponían su cierre para preservar su pasión por la pesca.

El problema que enfrentan defensores y cuestionadores del normal comportamiento de Lacalle Pou veraneando en su casa (de él y no del Estado, como lo es la estancia de Anchorena y el Chalet Presidencial de Punta del Este) es que estas personas no conocieron al Uruguay pre-dictadura, donde presidentes y miembros del Consejo de Gobierno, vivian como humanos y así lo aceptaban sus seguidores y sus rivales políticos .

Vayan algunos ejemplos:

César Batlle Pacheco, luciendo agujeros en las suelas de sus zapatos, en los "cuarto intermedio" del Consejo de Gobierno se trasladaba caminando desde Casa de Gobierno (Palacio Estevez, Plaza Independencia), hasta el café Montevideo (frente al diario El Día) a tomarse un café que se afirma jamás pagaba.

Eduardo Victor Haedo, iba caminando por 18 de Julio, desde su domicilio (Colonia esq. Julio Herrera) a Casa de Gobierno (previo café tomado en el mostrador del Sorocabana de 18 y Andes: donde jamás pagaba. Ni que hablar de los "almuerzos" en su casa puntaesteña a los que invitaba el popular personaje.

El caudillo del Partido Nacional, Dr. Luis Alberto de Herrera, visitaba a su hija conduciendo su propio y antiguo automóvil, el que solía estacionar cerca de la casa de esta, disponiéndose a leer los diarios sin que ninguno de los numerosos vecinos que le conocían se asombrara por tal actitud.

En tiempos más recientes, era frecuente ver entre los parroquianos del Bar Facal (18 y Yi) al más honesto y coherente político de la izquierda uruguaya, Guillermo Chifflet, sin que nadie se asombrara ni le importunara en su reunión.

Debo permitirme compadecer al Presidente Lacalle Pou, porque su natural derecho a efectuar una pausa e ir a la playa con su familia, alborotó a mis compatriotas (periodistas y otros cholulos). Seguramente, si hubiese ido a Anchorena nadie le importunaría.

Y debo aclarar que no soy votante del Presidente y que incluso me molestó cuando, años atrás, en una conferencia de prensa, intentó ocupar mi turno en la lista de quienes preguntaban. Es humano, ¿no?.

Cordialmente,

Alvaro Sanjurjo Toucon

 


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