Decenas de indigentes pasan el día en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar). Utilizan sus instalaciones y han llegado a distorsionar el funcionamiento de algunas dependencias, han roto parte del mobiliario y han reaccionado agresivamente cuando los funcionarios les han llamado la atención, además de enfrentarse a golpes de puño entre ellos.
Un informe del semanario Búsqueda, que hizo pública ayer la situación, consigna que en la facultad existen distintas opiniones sobre cómo manejar esta situación. Este viernes, mientras era entrevistado el decano, varios oyentes hicieron llegar sus puntos de vista.
Habida cuenta del interés genuino expresado por el decano de la facultad de Ciencias Sociales en relación a las personas en situación de calle, asumiendo como propios de la disciplina la formación de profesionales estudiosos del problema a los fines de prestar colaboración, es necesario aclarar algunas cuestiones.
En primer lugar, si se toma en cuenta que dicha tarea de aportación puede darse en el marco de la extensión –uno de los pilares del hacer académico–, dichas tareas pueden o no ser intramuros, para lo cual se necesita programas ad hoc, que incluyan la participación activa de ese universo de personas indigentes. No alcanzaría con sólo permitirles la estadía y el uso de las computadoras. Supongo que eso lo tendrán claro.
Por otro lado se necesita datos, para lo cual cátedras específicas deben proveer a los estudiantes de herramientas para lograrlos. Sin datos, por ejemplo los que proporciona una encuesta, no se realiza un buen diagnóstico. Por lo tanto, sin un perfil claro de la composición de este colectivo, tampoco se podrá lograr con claridad la implementación efectiva de medidas reparatorias. Comienzo dando por sentado que todo esto se tiene muy claro desde el ámbito académico.
El otro tema es la delimitación de responsabilidades: qué incumbencia pertenece al Estado a través del Mides, y qué a la facultad. Lo lógico sería pensar en una coordinación entre ambas jurisdicciones, con los recursos de los que cada cual disponga.
Hace tres o cuatro años recorrí el Hospital de Clínicas porque tenía un familiar internado, y por curiosidad recorrí otros pisos, completamente deshabitados. El personal me comentó que en algunos se refugiaban personas, pero nadie sabía quiénes, ni se daban por enterados.
¿Saben los efectores de salud o los integrantes de la facultad qué ha llevado a estas personas a estar en situación de calle, qué problemas de salud tienen, qué adicciones, si tienen familias y cuál es su vínculo, de dónde vienen? Hay muchos interrogantes y problemas que cada uno puede tener respecto de antecedentes familiares, laborales, sanitarios, etc.
De eso, el Mides sí es responsable. Realizar una pesquisa a nivel nacional, para estudiar el problema en conjunto, no sólo lo que sucede en la facultad.
Ahora se hace foco en esas personas, pero también se los encuentra por ejemplo en Las Piedras: duermen en la estación de trenes en la plaza principal, donde muchos pasan la noche ingiriendo alcohol y otras sustancias. También hacen sus necesidades fisiológicas en el espacio público. También hay mujeres en situación de calle, y no vi niños pero a lo mejor los hay.
En Las Piedras he preguntado siempre y nadie sabe. También se da la ocupación de viviendas sin moradores y las personas con síndrome de Diógenes, que son otras formas de situación de calle. O el abandono de personas, que no se arregla con un plato de comida: eso más bien calma las conciencias y son como una forma de caridad que contribuye a paliar pero no soluciona. No se soluciona sin políticas de estado.
También entiendo que hay personas que no quieren salir de la situación de calle; desconozco los motivos, tema a investigar y para psicólogos sociales.
Conclusión: el trabajo y la intervención deben ser multi e interdisciplinarios. Rescato lo que dijo el decano respecto a la voluntad de dar refugio, pero queda corto y resulta ingenuo su parecer, con un discurso pobre para una autoridad académica. Un discurso desleído y acrítico.
Palmira Martínez
Vía correo electrónico
Es curioso que la extensión, principio fundamental de la Universidad, en el contexto de la facultad de Ciencias Sociales esté por detrás del problema en lugar de ir por delante. ¿Paternalismo, democratismo superficial, ineficacia? ¿O la justificación burocrática?
¿Qué diferencia hay entre el mal uso de una tarjeta corporativa o de una decisión arbitraria en la administración, con que el señor decano crea que las computadoras que entre todos pagamos para formar a nuestros profesionales de las ciencias sociales se usen para otros fines, por muy bien inspirado que esté?
Es curioso que siendo él quién es utilice esa suerte de culpa colectiva: “Es responsabilidad de todos”. ¿Es eso o es responsabilidad del Mides? ¿Para qué tenemos un Ministerio de Desarrollo Social si cada vez hay más gente que vive en condiciones infrahumanas en las calles?
Desalienta la magnitud del problema, la ineficacia para encararlo y la falta de propuestas para solucionarlo.
Luis Correa
Vía correo electrónico
¿Se hará responsable el decano cuando, en el hall de la facultad, en medio de una pelea entre marginados alcoholizados o drogados, haya un estudiante o un funcionario herido?
Federico Yemurenko
Vía correo electrónico
Son muy loables los actos positivos que el señor decano remarca, pero ¿no le parece que por lo menos habría que controlar el ingreso de las personas que hacen uso de los bienes?
Quienes no cumplan ciertos parámetros de conducta mínima, no deberían tener acceso.
¿Qué pasa si un día ocurre un hecho de sangre –ya no de muerte– con una de rstas personas?
Elder Juan José Coirolo Hunter
Vía correo electrónico
¿Qué tal si invitan a todas esas personas a instalarse en el Palacio Legislativo o en la Junta Departamental, a ver si los legisladores se sensibilizan un poco?
Mario Conde
Vía correo electrónico
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