Foto: Mario Goldman / AFP
Un nuevo caso de espionaje electrónico encendió alarmas -la semana pasada- sobre riesgos a los que estamos expuestos al poner en internet y en el teléfono celular buena parte de nuestra información personal.
En el centro del escándalo está la empresa NSO, de origen israelí, que desarrolla y vende el software Pegasus, que es capaz de tomar el control de celulares inteligentes de forma remota. Según la compañía, Pegasus se utiliza únicamente para combatir el terrorismo y el crimen organizado y se vende solo a Estados.
Sin embargo, una investigación realizada por un consorcio de 17 medios de comunicación (que incluye, entre otros, a los diarios The Guardian, Le Monde y The Washington Post) obtuvo una lista de 50.000 números telefónicos pertenecientes a periodistas, activistas de organizaciones sociales y hasta jefes de Estado, entre ellos el presidente francés Emanuelle Macron, que desde 2016 en adelante han figurado como objetivos a vigilar mediante Pegasus por gobiernos o agencias estatales que compraron esa tecnología.
A partir del caso, varios líderes mundiales, entre ellos la canciller alemana Angela Merkel, pidieron una mayor regulación sobre las empresas privadas que venden herramientas de ciberseguridad. En Israel, el gobierno comenzó a investigar a la compañía NSO e incluso analiza suspender la exportación de su producto Pegasus.
¿Qué implicancias tiene este caso?
Hoy En Perspectiva conversamos con Matías Rodríguez, abogado y especialista en Derecho de Alta Tecnología y en Gestión de Telecomunicaciones; y con Mauricio Papaleo, ingeniero en computación, Director de Seguridad Informática de la Agencia Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic).