Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS
Producción: Gastón González Napoli
A la cárcel de Punta de Rieles, la vieja, cuyo nombre técnico es Unidad Nº6, se la consideraba un establecimiento modelo dentro del sistema penitenciario uruguayo. Incluso fue destacada a nivel internacional.
En 2018 nosotros, aquí En Perspectiva, la visitamos, conversamos con algunos reclusos y entrevistamos a su entonces director, Luis Parodi. En nuestro sitio web la titulamos como: “Una cárcel donde los reclusos no están encerrados, manejan más de 50 emprendimientos y se busca que encuentren ‘un lugar social distinto para pelear la vida’”.
Pero esta semana los presos de Punta de Rieles organizaron una huelga de hambre.
La medida comenzó el lunes. Implicaba la suspensión de actividades laborales y educativas, y no aceptar la comida.
Las razones abarcaban el cierre de algunos emprendimientos que los reclusos tenían en la cárcel, la reducción de actividades, particularmente las culturales, que se habían desmantelado; y la prohibición de ingresar fruta, verdura, harina, entre otros insumos. También se había prohibido circular con las visitas por el interior de la prisión.
Vamos a darle una mirada a lo que está ocurriendo en este establecimiento carcelario. ¿Cómo pasó Punta de Rieles de cárcel modelo a una huelga de hambre?
Cómo funcionaba
Primero, contexto. Bajo la dirección de Luis Parodi, el funcionamiento de la cárcel de Punta de Rieles era radicalmente distinto al de las otras del sistema uruguayo.
Con 600 privados de libertad, las celdas estaban abiertas y la circulación era libre dentro del predio cerrado. Una gran mayoría de los presos estudiaban o trabajaban, y muchos habían puesto emprendimientos en el propio interior de la prisión: panaderías, peluquerías, carpintería. Funcionaba hasta una suerte de banco para los reclusos.
Existía también un espacio llamado Matices Culturales, en donde Federico González, cuyo alias es Kung-Fú Ombijam, comenzó a grabar sus canciones como rapero, que lo llevaron a tener hoy un par de discos editados. Incluso tenía permiso para salir a tocar su música fuera de la cárcel.
En 2018 la visitamos y conocimos ese espacio, donde conversamos con un recluso, Adrián Baraldo, uno de los fundadores de Matices Culturales. Adrián contaba entonces algunas de las iniciativas que se estaban desarrollando a pesar de ser autodidactas: había varias bandas de distintos géneros y una obra de teatro.
La intencionalidad, el porqué de querer formar ese colectivo o ese espacio, era para que los compañeros pudieran tener acceso a la cultura y ser creadores de cultura como derecho humano, como derecho humano también es acceder a la educación o a la vivienda, o a la alimentación.
Otro punto llamativo de esta cárcel es que se permitía totalmente el uso de celulares a las personas privadas de libertad. “Es un vínculo con el exterior que alivia enormemente la interna. Es una válvula de escape. Tiene más ventajas que desventajas”, contaba Parodi en 2019 a En Perspectiva.
Todo esto convirtió a Punta de Rieles en un caso de relativo éxito en un sistema penitenciario plagado de problemas y con varias denuncias a cuestas por violaciones a los derechos humanos.
La salida de Parodi
El exministro del Interior, Jorge Larrañaga, había anunciado que mantendría a Luis Parodi en su cargo de director de la Unidad Nº6. Sin embargo, tres meses después del cambio de gobierno, renunció.
“Luis Parodi deja hoy la dirección de Punta de Rieles. Durante ocho años educó, transformó, innovó, salvó vidas, humanizó, mostró que rehabilitar es posible”, escribió el comisionado parlamentario para el sistema penitenciario, Juan Miguel Petit, ese día.
En ese momento recibimos a Parodi en nuestro estudio para conocer sus razones. Explicó que en parte tenía que ver con su edad -estaba por cumplir 70 años-, que lo hacía alejarse de sus tareas por la pandemia. Pero también reconoció que en parte sentía que había fracasado.
Lo he dicho en otros lugares, también hay que hablar de… no sé si de fracaso, pero de dificultades que hicieron que nosotros no pudimos trascender a Punta de Rieles. Ese es un error nuestro. Quedamos… con errores, con aciertos, quedamos encapsulados y no pudimos aquello que nos propusimos, que era tener hermanos en el sistema. Hermanos quiere decir gente que piensa algunas cosas como uno y otras no, como cualquier hermano.
Lo que sí, el balance de la experiencia para mí es muy positivo. Para otra gente que ha trabajado conmigo también, para algunos policías que aprendimos juntos…
De todos modos decía que a nivel público existía una visión “edulcorada” de Punta de Rieles. “Tuvimos mil crisis”, dijo, y agregó que no existían datos fehacientes que probaran que su encare posibilitaba una mejor rehabilitación, que no estaba claro que efectivamente se redujeran los niveles de reincidencia en el delito por falta de mediciones adecuadas.
A Parodi lo sustituyó Martín Quiró, que venía de la Unidad 10. En marzo de este año, Quiró fue removido y el cargo lo ocupa desde entonces Omar Vera, procedente de la cárcel de Florida, donde había tenido experiencias similares a la línea de Punta de Rieles.
Vera dijo a la diaria en aquel momento que su objetivo era “humanizar la reja”.
La huelga
La administración de Vera instrumentó cambios que desembocaron en la huelga de este lunes y martes. Fuentes consultadas por En Perspectiva consideraron que el modelo de Punta de Rieles, tan diferente, era difícil de mantener sin su “padre”, y se fue yendo hacia algo más tradicional, con más reglamentaciones y límites que fueron generando un clima más cerrado.
En Perspectiva se comunicó con dos reclusos, que no quisieron hablar con nombre y apellido para no exponerse, por miedo de ser trasladados a otra unidad como castigo.
Contaron a la producción del programa que se había desmantelado el espacio de Matices Culturales. Los presos aclararon que en parte se dejaron de dictar talleres y se cerró la radio por la pandemia, pero que no se han retomado.
Fue en esta última administración que se tomaron las medidas que comentábamos al principio y que motivaron la protesta.
En diálogo con la diaria, Hugo Barrera, vocero de esta movilización, agregó que se vivían situaciones de destrato constante y que la alimentación que estaban recibiendo era “de pésima calidad, chancho viejo hervido o polenta que es prácticamente agua”. Con los ingredientes que se habían prohibido, ellos podían cocinarse otros alimentos.
El acuerdo a que los presos llegaron ayer con Luis Mendoza, el director del Instituto Nacional de Rehabilitación, con el director de la cárcel y con Santiago González, director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, significa que se da marcha atrás en algunos de estos cambios, como el ingreso de frutas, verduras y harina.
Esto nos contaba un recluso que pidió no ser nombrado:
Conyugales, se estaban usando unas habitaciones que no estaban muy buenas para eso, ahora se habilitaron de vuelta las que teníamos que las habían cerrado. El tema del patio, que teníamos una hora de mañana y una hora de tarde, y justo coincidía con el horario de trabajo, ahora vamos a tener más horas de patio de mañana: vamos a salir a las 8 de la mañana y hasta las 12 vamos a tener patio, y después de 2:30 a 7:30.
Por último, se había implementado algo, que habían policías que en pleno horario de visitas entraban a salones de visitas y revisaban las cosas que traían, siendo que ya habían sido revisadas en revisoría. Eso ya no se permite más.
También se acordó, según los reclusos, que se restituirá el trabajo cultural.
Desde el Ministerio del Interior, el director de Convivencia, Santiago González, explicó a En Perspectiva que los emprendimientos que funcionaban en la Unidad Nº 6 tenían irregularidades y recordó que la intención de este gobierno es potenciar este tipo de iniciativas, pues en la Rendición de Cuentas hay un artículo que permitiría a los internos vender lo que produzcan.
Nosotros encontramos una cantidad de emprendimientos que no eran emprendimientos en sí mismos de salida laboral el día que la persona sale de prisión, sino que eran pequeños emprendimientos de supermercado, alguna pescadería, alguna de corte de pelo, etcétera, con un sistema de pago que siempre estuvo no del todo bien visto desde el punto de vista jurídico, económico, legal. Algunos presos eran también patrones de otros presos, que normalmente no es lo bueno, y eran todos emprendimientos privados. Entonces cada uno trabajaba de lo suyo y no había emprendimientos de la propia unidad. Notamos que hacía falta Estado.
González dijo a En Perspectiva que en Punta de Rieles se planea una experiencia similar a la del Polo Industrial que existe en el Comcar.
Fuentes del sistema penitenciario dijeron a En Perspectiva que la forma en que el director Omar Vera aceptó el acuerdo muestra que no había una decisión institucional de dar marcha atrás en el modelo.
Juan Miguel Petit, comisionado parlamentario para el sistema penitenciario, destacó en diálogo con En Perspectiva la forma en que el INR resolvió el tema.