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Entrevista del 22 de febrero de 2023: Alfredo Lago

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Audio y video de la entrevista en este link

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Entrevista con Alfredo Lago, presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz.

EN PERSPECTIVA
Miércoles 22.02.2023

EMILIANO COTELO (EC) —El precio del dólar provocó esta semana un nuevo encontronazo entre gremiales empresariales y el gobierno.

Marcela Bensión, directora de Política Económica en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), sostuvo el domingo, en una entrevista con el diario El País, que la caída del tipo de cambio no tiene que ver con la tasa de interés que fija el Banco Central (del Uruguay) (BCU), una institución que viene recibiendo varias críticas del sector exportador por su política monetaria. Bensión dijo además que los empresarios deberían contratar un seguro que los cubra de las fluctuaciones de la moneda estadounidense en el mercado local. Dijo que esas herramientas están disponibles y que no se usan porque los empresarios prefieren especular.

La reacción no demoró mucho. Ese mismo día, el presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA), Alfredo Lagos, le salió al cruce de manera tajante. En su cuenta de Twitter, Lago escribió: “Varios sentimientos me genera Marcela Bensión, una de las principales de la política económica uruguaya: desazón, impotencia, desconcierto, soberbia, y mucha tristeza, porque creo que no ha habido jerarca de importancia tan desconectado a la realidad de la verdadera economía del país”.

¿Por qué optó por una respuesta tan cruda? ¿Cómo está afectando el tipo de cambio a este sector, la producción de arroz? ¿Cómo incide además el otro factor que está de por medio, la sequía? ¿Cuáles son las perspectivas en esta zafra?

Vamos a conversarlo con Alfredo Lago, presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz.

¿Dónde lo encontramos? ¿Está en el campo?

ALFREDO LAGO (AL) —Efectivamente, estoy en nuestro establecimiento, Arrozal Zapata, que está en rincón de Ramírez, 3.a sección del departamento de Treinta y Tres, entre la laguna Merín y el río Tacuarí, muy próximo al departamento de Cerro Largo y a la frontera con Brasil.

EC —Por lo que se ve, es una mañana con cielo despejado. ¿Cómo ha estado el tiempo allí en cuanto a precipitaciones últimamente?

AL —A partir del 28 de enero hemos tenido la bendición de recibir lluvias, bastante constantes ellas, cada pocos días, no de volumen, pero por cierto que han generado una situación muy diferente de la del resto del país. Por tanto la actividad, no solo la arrocera, por ejemplo los cultivos de secano, como soja, que hay muchos en la región, están en una situación mejor que los del resto del país. También la producción ganadera está en una situación no tan crítica como en el resto del país.

EC —Me detengo en lo que pasó este domingo. Usted salió muy duro a responderle a la economista Marcela Bensión. ¿Por qué eligió ese tono, esas palabras?

AL —En primer lugar, no conozco a la economista Bensión. Uno sabe jerárquicamente cuál es su rol, y eso fue lo que en primer lugar más nos llamó la atención. Porque más allá de estar de acuerdo o no con las decisiones y acciones del gobierno, en este caso del doctor Lacalle, no es la forma de exteriorizar las posiciones y de comunicar la política económica. En lo particular nos sorprendió muchísimo que se eligiera un diario capitalino de importancia, en una edición del domingo, para justificar políticas económicas, en lo que tiene que ver con la política monetaria, que entendemos que son equivocadas y generan la desazón que manifiesto. Estos temas los hablamos con mucha frecuencia con el propio presidente Lacalle, con los propios ministros y demás jerarcas de gobierno, con el propio presidente del BCU, y nunca habíamos recibido una posición y una forma de responder como esa. Por tanto no lo esperábamos, no es la forma en que acostumbra comunicar este gobierno.

EC —¿Su planteo era en nombre propio o en nombre de la ACA?

AL —Cuando uno emite desde su cuenta de Twitter privada lo hace en nombre de uno mismo, pero soy de los que entienden que cuando uno tiene un rol el alcance va más allá. En mi caso, que ya llevo seis años de presidente de la ACA, tiene un alcance y doy por hecho que es el sentimiento de los demás productores arroceros y por cierto es la línea de visión de estas cosas que tenemos en la directiva de la ACA.

EC —Una duda antes de seguir: ¿usted tiene alguna simpatía político-partidaria?

AL —No; he tenido relacionamiento con los distintos actores de partidos que han estado en el gobierno. No tengo ninguna preferencia, no la he manifestado y creo que tampoco lo haré nunca.

EC —Vuelvo al tono de su mensaje del domingo. No era la primera vez que usted confrontaba con el gobierno por este asunto del tipo de cambio. Ya lo había hecho –lo mencionó recién– con el presidente del BCU, Diego Labat, a raíz de otras declaraciones. ¿Cómo se ubica en general con respecto a la política económica del gobierno?

AL —La política económica va más allá de la tasa de cambio. En la política monetaria tiene incidencia el BCU –y aquí ya expreso la primera discrepancia con la economista Bensión–, pero el BCU no tiene independencia, como ella afirma en el inicio de la nota. Las autoridades y el propio presidente, el economista Labat, con quien tengo relación y a quien aprecio mucho, es un referente político del partido de gobierno, el Partido Nacional (PN). Tanto es así que en el período anterior era parte del directorio de Ancap.

Cuando las indicaciones son político-partidarias obviamente tienden a un objetivo en ese sentido; y no solo en el BCU, en muchas otras instituciones, obviamente que eso no genera independencia, es parte de un mismo objetivo, de una misma acción de trabajo. En ese sentido, entiendo que la política monetaria ha perjudicado a la tasa de cambio y por tanto ha sido de sumo impacto negativo en la competitividad de los exportadores.

Incluso el propio economista Labat, en una reunión que tuve con él el año pasado, argumentó ante un planteo mío que la suba de la tasa de interés tenía como objetivo sacar circulante de pesos de plaza. Y cuando uno saca circulante del mercado, en este caso de divisas, voy a estar valorizando lo que se retira por la escasez que se genera.

Entonces, primero, el propio BCU, el economista Labat reconoce que la política monetaria ha tenido impactos negativos en la tasa de cambio, por tanto no ha sido un accionar de forma libre, de libre flotación, como se dice, porque antes de la composición de los mercados se limita la circulación en el país de uno de los insumos principales, que es el peso uruguayo.

Por tanto, si tengo que analizar o evaluar la política económica por la política monetaria, ha sido perjudicial para los sectores que incluso pueden generar un incremento de la actividad y que a su vez van a traer un mejor crecimiento al PBI del país.

EC —¿Puede ejemplificar, con el caso del arroz, de qué manera el tipo de cambio está perjudicando la situación de este rubro de la agropecuaria?

AL —Buena pregunta, creo que el arroz puede ser utilizado como un buen ejemplo a analizar y a seguir. Históricamente –y llevamos más de 100 años de cosechas en nuestro país–, a nuestro producto se le ha agregado todo el valor posible en el proceso, desde el productor hasta la industria, en la cadena integrada arrocera. El productor cosecha, envía a la industria, la industria lo elabora, lo procesa y lo vende con el mayor agregado de valor posible. En Uruguay se hace arroz blanco, como el que estamos acostumbrados a ver en los supermercados; arroz parbolizado; se vende también el salvado de arroz para ración animal; del salvado también se hace aceite de arroz; con la cascarilla de arroz que sale en el proceso se genera energía eléctrica que incluso se suministra a la UTE. Por tanto no hay nada de lo que se puede hacer con la materia prima arroz que no se haga en Uruguay. Eso ha sido históricamente.

Pero el año pasado, 2022, un 30 % de la producción que generamos los productores salió sin proceso industrial. Así como salió de chacra –únicamente pasó por un secador, se eliminó la humedad– se exportó, sin ningún tipo de agregado de valor.

EC —¿Por qué destaca ese porcentaje, 30 %?

AL —Porque jamás había sido tanto. Históricamente vendíamos el 100 % elaborado y procesado con el mayor agregado de valor. Porque es en la faz industrial donde más incide la realidad del atraso cambiario, 70 % de los gastos o del costo industrial de ese proceso es en moneda nacional. Por tanto, cuando tengo que dividir con una moneda que está fortalecida, necesito más dólares para hacer ese proceso. Y si comparo el proceso en Uruguay, hoy en dólares por tonelada es mayor que en cualquier otro país que está importando nuestro arroz en cáscara. De mantenerse una política monetaria en base a un atraso cambiario, ese proceso tiende a intensificarse. Entonces vamos a ver cada vez más salir arroz en cáscara sin el pasaje por la industria.

Hay que reconocer dos cosas. Una, es en la industria donde más se genera mano de obra en el proceso del arroz en Uruguay, donde más se contratan servicios, que también tienen que ver con la mano de obra de cálculo independiente de las directas. Esto va en desmedro incluso de la generación de divisas, porque no vale lo mismo un arroz como materia prima sin proceso industrial que un arroz procesado. Entonces los impactos en la economía son bastante devastadores si vamos a una situación como la que se da en la soja, soy productor de soja y por eso lo puedo decir. La soja en Uruguay se cosecha, se manda al puerto y de ahí sale a los compradores del mundo. Si tenemos que hacer eso con el arroz, quizás en la etapa productiva no tenga un impacto en cuanto a superficie, a área, pero el productor se va a tener que adaptar a salir con su producción en cáscara. Aunque creo que el efecto es para todo el resto de la cadena.

Y se habla de incrementos de fuentes de trabajo, 40.000 puestos de trabajo más que en el 2022, pero si uno mira un trabajo muy bueno que hizo la […] a fin de año, si lo mira por sectores, el sector que cayó en cantidad de trabajadores fue la industria manufacturera. Eso está directamente relacionado con lo que le decía. No podemos agregar valor en Uruguay porque Uruguay está caro. Y está caro, entre otras cosas –tenemos problemas estructurales–, porque tenemos una tasa de cambio atrasada. Además esos puestos de trabajo que se pierden en la industria son los de más calidad. Si uno compara cuánto recibe de salario un trabajador de la industria, es bastantes veces más que en los rubros en los que se creció el año pasado. Entonces estamos generando un modelo de país, al que tendremos que adaptarnos, en el que en definitiva en el mediano plazo –y quizás más cercano que mediano– los efectos van a ser muy negativos en el resto de la sociedad que en principio hoy se piensa que se está defendiendo con una tasa de cambio atrasada.

EC —Entendido eso, me gustaría que veamos algunas de las expresiones de la economista Bensión que provocaron su reacción. En esa entrevista con El País, la economista desestimó la influencia de la tasa de interés del BCU en la caída del dólar. Dijo: “La caída del dólar no tiene que ver con la tasa de interés, podrá haber en el margen alguna influencia, pero no se ve un movimiento de portafolio o un movimiento de capitales que entran a posicionarse en pesos por la suba de tasas. Uno no puede decir que se asocia a eso, hay otros factores que tienen que ver con esta complejidad. Entendemos que la caída del dólar genera una pérdida de rentabilidad en algunos empresarios, pero creemos que va mucho más allá de la responsabilidad de las políticas públicas”.

Usted ya dijo algo sobre este punto, pero me gustaría tener una respuesta más completa.

AL —Efectivamente, entiendo que sí afectan porque, como decía recién y lo reconoce el BCU, se retiró circulante en pesos de la plaza el año pasado, como comparación en ratio se bajó a los niveles más bajos históricamente. Por tanto, más allá de que quizás desde afuera no ingresaron grandes capitales, y también se argumenta que las AFAP no cambiaron mucho su cartera, sí hay un componente que tiene que ver con el mercado de consumo en el Uruguay que genera para los importadores el cobro en pesos. Se puede esperar para hacer el cambio al momento de importar, cuando se ve que la tasa de cambio está incidida por la tasa de interés; también es un aliciente invertir temporalmente en moneda nacional por la alta tasa.

Entonces aun con el circulante que hay, que tiene que ver con los negocios de importación y de exportación, se está generando una distorsión, porque es mucho más atractivo para quienes tienen pesos incluso alargar un poco el período de pago para poder captar esa mejora de interés. Obviamente, cuando la tasa es tan alta y tan grande distanciada –casi un 10 % por encima de la tasa en dólares–, es mucho más atractivo, entonces el pequeño ahorrista incluso va a ir por la línea de colocar sus recursos en moneda nacional.

EC —En el gobierno entienden que la caída del dólar también se produjo por otros factores: un exceso de oferta de esa divisa debido al buen nivel de las exportaciones, más inversiones inmobiliarias en el este del país, las obras de la segunda planta de UPM y el Ferrocarril Central, la exportación de servicios que facturan en dólares como software y logística. De esa manera explicaba el fenómeno el presidente del BCU, Diego Labat, en el mes de diciembre. Usted ya ha dicho que tiene discrepancias con el BCU, pero ¿qué dice de esta explicación?

AL —Obviamente son factores que inciden en el mercado de valores de moneda, por cierto que sí. Yo tengo un mayor ingreso por exportación, tengo un mayor ingreso por inversiones en UPM, obviamente son factores que inciden. Por tanto, ahí reforzamos la discrepancia con la tasa de cambio: es agregar más leña a un fuego que ya está encendido. El otro lo marca el mercado, el tema es que no debemos incidir con medidas gubernamentales o del BCU en esa situación ya bastante agitada en cuanto al ingreso de divisas. Pero también es cierto, y eso no lo argumenta, que además aumentaron las importaciones, por tanto hubo una cierta compensación de lo que son exportaciones con la importación. Basta mirar la balanza comercial del Uruguay, que en términos de porcentajes no ha cambiado, aun con un incremento de exportaciones.

EC —El gobierno parece haber priorizado el combate a la inflación, entre otras cosas para no agravar la pérdida del salario real. ¿No es un objetivo compartible, aunque parcialmente pueda perjudicar a algunos empresarios?

AL —Por cierto que sí, es bueno para todos tener una inflación baja. Pero atrasar la tasa de cambio en un 10 %, como pasó en el 2022, para tener un impacto de solo medio punto en la inflación… si ponemos en una balanza qué fue lo que pesó más, me parece que fue totalmente injustificado el exceso de esta medida para bajar solamente medio punto. Una inflación que tiene casi toda origen exógeno, porque tenemos que mirar cuánto es arriba del 5, 6 o 7 % que históricamente ha tenido el Uruguay. Uruguay tiene problemas estructurales y por eso tenemos esta alta inflación. Lo que subió fue por situaciones de incremento de gran parte de los componentes que hacen a la medición de la inflación, que tienen que ver con precios que se incorporan desde afuera, por eso son agentes exógenos.

Por tanto es impensable que con medidas internas, endógenas, podamos controlar la inflación. Se está ajustando ahora porque el mundo está ajustando la inflación hacia bajo. Por eso no creemos que haya sido justa la medida que se tomó para bajar muy poco la inflación. Es un objetivo que sabemos que tiene el BCU, pero jamás ha estado dentro de su rango meta. Si uno mira desde que hay un rango meta y se le pide al BCU que esté dentro de ese rango, creo que solamente estuvo una o dos veces en la historia. Entonces hay temas estructurales que quizás no se estén combatiendo fuertemente.

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EC —Vamos a la segunda parte de las declaraciones de la economista Marcela Bensión, cuando sugirió que empresarios como ustedes, por ejemplo, los productores de arroz, deberían contratar un seguro que brinde cobertura sobre el tipo de cambio para no ver disminuida la rentabilidad. Dijo textualmente: “El mercado uruguayo utiliza muy poco las coberturas cambiarias. Hemos tenido varias charlas con la Unión de Exportadores y las cámaras empresariales y los hemos instado a que cierren coberturas porque eso te asegura a qué dólar vas a vender en determinado período. Algunos de los exportadores tenían un descalce de monedas, es decir, ingresos y egresos en diferentes monedas, y por lo tanto corrían un riesgo cambiario que les podía alterar su ecuación de rentabilidad. Pero si hubieran cerrado coberturas a principios de 2022, hubieran podido vender a los dólares arriba de 44 en lugar de 39 o 40, por decir cualquier cifra. Eso les estamos pidiendo a los empresarios, que utilicen esos instrumentos de cobertura que el mercado les da, pero que no los usan”.

Quien lee esta parte del planteo de la economista Bensión queda con curiosidad. Si existen esos instrumentos, ¿por qué no se están empleando? ¿Qué contesta usted?

AL —En primer lugar, le contesto a la economista Bensión que el mundo exportador no son esas empresas que ella quizás ve cuando sale de Montevideo hacia algún destino cercano. Obviamente está pensando como si fuéramos grandes empresas que tenemos nuestros agentes financieros, nuestro departamento dedicado a colocar esos millones de dólares, como entiende uno que lee esa nota –y también nos dijo que éramos especuladores–. Eso está totalmente alejado de la realidad; quienes generamos las exportaciones de la actividad primaria somos todos pymes, nuestra facturación está muy por debajo de los niveles que ella cree que se generan.

Si bien el Uruguay tiene 10.000 millones de dólares de exportación, gran parte de esas exportaciones son realizadas por casi 100.000 productores que día a día tratan de enfrentar sus compromisos. Hay muchos que cambian de a 100 dólares por día, que es una toma de crédito previa para el proceso del ciclo productivo, y por tanto no están en una situación, en una galaxia como dice ella, donde podamos predecir rápidamente cuánto vamos a necesitar cambiar e incluso cuánto vamos a generar de ingreso. La nuestra es una actividad a cielo abierto, no solo responde a lo que es el clima, sino que también, por ser exportadores y por ser Uruguay básicamente un gran tomador de precios, es muy difícil generar esa teoría que dice la economista Bensión. Por tanto me parece que eso está fuera de la realidad.

EC —Veo mensajes de oyentes de sorpresa ante el término pymes. ¿Efectivamente puede decirse que los productores de arroz son pymes? ¿Cómo justifica eso?

AL —De los 480 productores de arroz que somos, solo cinco o seis empresas no son pymes. La mayoría somos pymes, como la casi totalidad de los productores agropecuarios del país. Ahí también puedo incluir a muchos de los productores de cultivos de secano, tanto de invierno como de verano, y a la mayoría de los productores ganaderos, estamos todos dentro de la caracterización de empresas pymes.

EC —¿Por qué no usan las coberturas de tipo de cambio? La economista Bensión en la entrevista con El País decía: “Seguramente porque se prefiere especular. No hay trayectoria de cerrar coberturas, tenemos que obligar a los empresarios a que piensen más en estos temas. Seguramente no quieran correr riesgos porque da miedo, hay un tema cultural que cuesta muchísimo cambiar”. Y luego reafirmaba: “Hay una gran responsabilidad del sector privado de prever estos riesgos y actuar en consecuencia, el mercado tiene los instrumentos”. ¿Cuál es su respuesta a esta visión de la economista Bensión?

AL —Primero, que es un agravio decir que somos especuladores. Nosotros vivimos de nuestro trabajo, de hacer lo mejor posible en base a las externalidades que tiene el efecto del clima, el efecto de los mercados, e incluso las decisiones que toman los gobernantes como política económica. Por tanto, la mayor crítica que le hago es que no conoce la realidad del país, no sabe cómo nos manejamos los productores, que somos los que generamos que algunas empresas después puedan canalizar estas exportaciones.

EC —Bensión dice: “Lo peor que les podría haber pasado tomando coberturas es que la tomaran a 46 y el dólar cerrara a 48. Eso hubiera sido lo peor, seguramente no quieren correr ese riesgo porque da miedo”.

AL —No es así. En primer lugar, la cobertura de tasas de cambio no es un mercado que esté abierto y operable para todos, para niveles de productores como somos los que generamos el producto de exportación. En segundo lugar, eso puede ser válido para un período, para una toma de posición, porque después el propio mercado lo va a ajustar. ¿O usted cree que el que brinda este seguro va a generar un sobreprecio en la tasa de cambio solamente por tener un producto amigable? Obviamente va a estar ajustado a la realidad que marca el mercado de cambios. Por tanto eso podrá ser, como toda cobertura de riesgo en ese sentido, algo coyuntural para una o máximo dos posiciones, pero no para mantener una estructuración, para cuantificar la productividad de un país en base a la tasa de cobertura en ese sentido. Me parece totalmente irreal lo que manifiesta la economista Bensión.

EC —Usted señalaba que la mayor parte de estos productores son pymes, no tienen los equipos de asesoramiento que probablemente un gobernante piensa que tienen. Una respuesta posible allí es: ¿la ACA, la gremial, no podría proveer ese tipo de apoyo?

AL —Sí, obviamente, en la medida que haya un objetivo y una posibilidad de mitigar la pérdida de competitividad lo podemos armar. Pero repito, no se estructura la competitividad del país en base a eso. Ella tendría que estar preocupada por ver cómo hacemos para que el país sea competitivo. ¿O es novedad para alguien que cada vez que viene un extranjero a nuestro país la primera evaluación que hace es que somos un país caro? Eso no se arregla con cobertura de seguro de cambio, me parece que tenemos que trabajar en qué es lo que quiere el Uruguay, cómo crece. Estamos convencidos de que crece en base al aumento de la actividad. Y la mayor parte de esa actividad está orientada hacia fuera. Tenemos un mercado reducido, tenemos una población que no crece mucho, por tanto cualquier tipo de actividad, sea primaria o industrial o de servicios, va a tratar de captar hacia fuera del país las posibilidades de generar negocios. Esos negocios se pueden aumentar o concretar en la medida en que seamos competitivos. Insisto, con esto no mejoramos competitividad alguna, seguimos errando el objetivo, seguimos sin saber a qué apuntar con un país que necesita crecer.

EC —La pregunta que viene a continuación es qué soluciones proponen los arroceros en particular al problema del tipo de cambio. Por ejemplo, ¿bajar la tasa de interés del BCU?, ¿cambios en la política monetaria? ¿Es en eso concretamente que hay que actuar?

AL —Sí. Si lo que se hizo en el año 22, como decía, fue aumentar la tasa, sacar circulante e impactar en solamente poco más de medio punto en la inflación, obviamente no fue un resultado positivo para mantener una inflación baja. Entonces demos libertad al mercado y no incidamos desde el BCU. Lo otro que vemos a diario es la emisión de letras de regulación monetaria, que es otro atractivo que tiene la plaza financiera para posicionarse en pesos. Creo que son estas cosas las que hay que cambiar. A veces teniendo reserva para enfrentar en dólares cierto compromiso se opta por tomar el dinero en plaza, esa es otra de las cosas que están incidiendo.

No soy quién para decir qué medida hay que hacer. Pero estamos convencidos, y el propio gobierno estaba convencido, lo hemos hablado en varias oportunidades con el subsecretario Irastorza, él reconoce que el 2022 fue un año de atraso cambiario, y varios ministros, incluso el propio presidente Lacalle, han estado buscando soluciones para mitigar esta situación. Por tanto, lo primero que hay que resaltar es que hay un entendimiento, hay un convencimiento del gobierno. Lástima que en principio no están dispuestos a usar las herramientas, que entiendo que tienen, para mitigar esta situación.

EC —Luego de esta crítica tan directa que le planteó el domingo a la economista Bensión, ¿tuvo algún contacto con ella, con el gobierno, con el equipo económico?

AL —No, no. Esto fue en pleno proceso de feriado de Carnaval, el primer día hábil sería hoy. Pero no he tenido ninguna conversación.

EC —Otra pregunta. Está instalada la visión de que los “malla oro” se encuentran en una buena situación en este período de gobierno, que están conformes, particularmente en el sector agropecuario, que tuvo ganancias importantes en los últimos años. ¿Qué responde a esa visión, sobre todo teniendo en cuenta esta polémica que estamos analizando?

AL —Primero, no todos los sectores se han comportado de igual forma. El sector arrocero, justamente, no tuvo una ecuación como tuvimos en otros sectores de la actividad primaria. Y lo primero que cabe destacar, más allá del buen manejo de algunas variables manejadas por el gobierno, es que esto es consecuencia de que se pudieron aumentar las exportaciones, se pudo capitalizar una mejora del precio de las materias primas en el mundo, lo que generó un mayor ingreso al productor. Nada tiene que ver este resultado final con medidas de gobierno que atendieron a los malla oro. Si vamos a insistir con el tema, esta inflación en dólares que tuvimos que padecer de casi un 20 % en el año 22 perjudicó el ingreso y la ecuación final de los productores de actividad exportadora. Y es natural que así sea, los resultados positivos se dan en base a cómo conjugar el negocio de exportación que tenemos los sectores. El gobierno podrá incidir en mucho o en poco, pero en este caso no hubo ninguna decisión de gobierno que haya generado esta situación más favorable que tuvieron muchos sectores, no todos, en el transcurso del año 2022.

EC —Le preguntaba porque usted no solamente criticó a la economista Bensión, también salió a solidarizarse con el economista Javier de Haedo, uno de los especialistas críticos con la política económica del gobierno en este y otros asuntos. Porque en la misma entrevista de El País, Marcela Bensión aseguró que De Haedo, con sus comentarios sobre la pérdida de salario real, estaba poniendo un manto de opacidad sobre la gestión, sobre la política que se está siguiendo. ¿Por qué optó por dar ese otro paso también?

AL —Porque se desprendió, desde mi punto de vista, una falta de respeto hacia alguien que tiene una opinión diferente. Que no es contraria, porque entiendo que las posiciones y las manifestaciones que ha hecho el economista De Haedo no son contrarias a las políticas de gobierno, lo que hace es puntualizar. Y no me parece bien que alguien de jerarquía del gobierno salga a enfrentar y a desprestigiar, si se quiere, porque si uno lee la nota, hay mucha soberbia. Como dije sobre Labat, tampoco conozco personalmente al economista De Haedo, pero me parece que no son así las relaciones que queremos del gobierno, no es la convivencia que debemos tener los uruguayos. Hay otra forma de expresar el no estar de acuerdo con algunas puntualizaciones que en este caso había hecho el economista De Haedo.

EC —En definitiva, su enfrentamiento es con la economista Bensión, no con el equipo económico, o por lo menos no en este grado. ¿Entiendo bien?

AL —Sí, efectivamente. Por eso me asombra, porque en el relacionamiento cotidiano que tenemos con el gobierno y con el propio equipo económico no es esa la forma de plantear los temas, ni esas afirmaciones de que la política monetaria no tiene nada que ver con el dólar. Los otros lo reconocen, entonces debo personalizar en la economista Bensión la forma y el contenido de lo que manifestó el domingo pasado.

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EC —Vamos a lo que está pasando en el campo. Está empezando la cosecha de arroz. ¿Cuál es el panorama? ¿Qué es lo ustedes saben a esta altura? ¿Qué es lo que se puede ir constatando?

AL —Efectivamente, casi todas las fracciones y la cuenca del Uruguay están ya en actividad de cosecha. Las expectativas son muy buenas en cuanto a la productividad, hemos tenido un año en que el desarrollo de la zafra ha sido favorable, la oferta ambiental en lo que tiene que ver con temperaturas y luminosidad ha sido muy buena para el cultivo de una planta tropical como es el arroz, muy bien adaptada al clima templado. Recordemos que el 100 % del arroz se cultiva bajo riego. El primer productor, en el año 1919, fue Ezequiel Silva, quien lo primero que hizo antes de saber qué tipo de arroz iba a cultivar fue ver qué fuentes de agua tenía para irrigar. Así se ha desarrollado el sector arrocero en su historia.

EC —Es bueno subrayarlo por las dudas: el arroz se desarrolla 100 % bajo riego. Por lo tanto a la hora de enfrentar una situación como esta de sequía está en mejores condiciones que otros rubros. Pero también hay algún impacto…

AL —Sí, efectivamente. Lo que hace el productor es cuantificar antes la siembra qué presupuesto de agua tiene, en base a eso van a ser la superficie individual y el área total. Este año hay 4.000 hectáreas menos que el año anterior, porque en un período de año Niña, en que a la escasez de lluvia está a la orden del día, el productor reservó algo más agua previendo el mayor consumo.

EC —Usted dice que se toma la decisión de cuántas hectáreas se plantan en función del agua que se sabe que se tiene disponible. ¿Y dónde se la tiene disponible? En las represas.

AL —Sí, el 50 % del área uruguaya se riega con represas que fueron construidas por los productores en su mayoría, hay solamente una de tipo multipredial, que fue una obra del Estado, que es India Muerta, en el departamento de Rocha. La represa es propiedad de la Intendencia de Rocha y de allí se riegan 10.000 hectáreas de arroz de casi 100 productores. Las demás son todas construcciones prediales que los productores fueron desarrollando del año 70 en adelante.

La otra mitad son fuentes naturales, arroyos, ríos; la gran fuente que es la laguna Merín, que es una fuente espectacular de agua que compartimos con Brasil y tiene un importante destino para riego. En las represas no está habiendo problemas, si bien ha habido un consumo mayor, un 20 % más de consumo con relación al promedio, las represas van a llegar con el agua suficiente para el período de riego, que muchos ya terminaron. Hay algún río que está aportando menos agua de la que la Dinagua autoriza al productor a extraer, porque se toma en cuenta el flujo promedio natural de esas fuentes naturales. Últimamente no ha habido aportes de lluvia en la cuenca de dos ríos, básicamente el Olimar y el Cebollatí, por lo tanto allí ha habido algunos problemas que están centrados en unas 3.000 hectáreas a nivel país, que van a tener impacto improductivo para esos productores. En algunos casos va a ser un daño cuantioso, pero a nivel general, si miramos las 160.000 hectáreas del país, va a ser un buen año productivo y vamos a volver a generar aproximadamente 1,5 millones de toneladas, teniendo en cuenta que los últimos dos años, 21 y 22, fueron récord en cuanto a producción por hectárea, porque también tiene que ver el clima. Ya venimos con tres años de Niña, y los años Niña, cuando está contemplado el riego para los cultivos de verano, son favorables. Por tanto, vamos a tener otra muy buena producción este año, lo cual mantiene al Uruguay como el mejor productor en kilos por hectárea del mundo.

EC —Unas 3.000 hectáreas podrían verse afectadas porque no se nutren de represas.

AL —Efectivamente, solamente de la captación de los ríos que están en la cuenca arrocera, que históricamente han sido utilizados y nunca se generó una situación extrema como esta. Cuando se dice por ahí que esta es la seca de mayor profundidad que ha tenido el Uruguay, por lo menos en la cuantificación de los niveles de las reservas naturales es así. Desde que hay registros, que llevan más de un siglo, la laguna Merín nunca estuvo tan baja en su nivel como está este año. Por tanto la incidencia de esta sequía es muy grande.

EC —Le preguntaba porque usted decía que esto se da en las 3.000 hectáreas de las 160.000 plantadas. Por lo tanto la incidencia es baja en el total. ¿El sector todavía tiene algo más para hacer en cuanto a infraestructura de riego?

AL —Sí, creemos que, más que el sector, el Uruguay debería profundizar en mayor infraestructura de riego. Por eso le ponía como ejemplo de India Muerta: más represas multiprediales, donde la participación público-privada es fundamental. Porque el Uruguay tiene dos condiciones que son óptimas para poder generar estas condiciones. Una es que tiene un régimen de lluvias muy bueno, de 1.200 milímetros por año, en el 22 llovió 800 milímetros, pero igual se pudo captar casi toda el agua en las represas que utilizamos para el arroz. En el invierno esa agua es de alto escurrimiento, y si no se almacena o no se cosecha, como se dice vulgarmente en el mundo, termina desperdiciándose en el océano Atlántico. Entonces creemos que el Uruguay tiene esas dos condiciones, el régimen de lluvias y la topografía para poder hacer represas.

Todas las cuencas altas de los ríos, no solo en el este, sino en todo el país, son aptas para hacer represas multiprediales que podrían abastecer a varios miles de hectáreas de cultivos para ampliar la capacidad de producción primaria que tiene el país. En la cuenca este esto está muy estudiado, la Comisión Técnico Mixta de la Laguna Merín, creada en la década del 60, ha estudiado todas las represas multiprediales posibles para hacer en nuestro país, 19 en total, 10 en Brasil y nueve en Uruguay. Solamente una se hizo, que es la de India Muerta, quedan otras por hacer. Seguramente también hay estudios en el resto del país, con un objetivo combinado, no solo generar agua de río, sino también mitigar inundaciones. Si le pregunto al oyente cuál es el efecto climático que más pega en la ciudadanía en general, es justamente cuando llueve demasiado, cuando hay inundaciones. A ciudades como Treinta y Tres, Durazno, Mercedes, Artigas y muchas otras les pega fuertemente cuando un río sale de su cauce. Normalmente esto ocurre en invierno, por tanto tiene otros efectos relacionados con eso.

Entonces me parece que habría que ver un interés del Estado en generar obras que mitiguen esta situación. Y por otro lado, más allá de que hoy quizás no sea una necesidad la generación de energía, muchas de estas represas tienen la posibilidad de adicionar turbinas de generación de energía limpia a través de la hidráulica. Creo que el Uruguay se ha dormido por mucho tiempo en ese sentido, hemos insistido en eso con el propio presidente Lacalle y con los distintos ministros del ramo. Como dice la ACA: acordémonos de la seca cuando llueve.

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Transcripción: María Lila Ltaif