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Entrevista del 18 de noviembre de 2022: Arturo Castagnino

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Audio y video de la entrevista en este link

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Entrevista con el ingeniero Arturo Castagnino, gerente general de OSE.

EN PERSPECTIVA

Viernes 18.11.2020

EMILIANO COTELO (EC) —El directorio de OSE dio luz verde esta semana a una obra que el gobierno considera esencial para asegurar el suministro de agua potable en la zona metropolitana. El martes pasado, en conferencia de prensa, el presidente Luis Lacalle Pou anunció que OSE aprobó el llamado “proyecto Neptuno”, por el que se construirán en la costa de San José una nueva planta potabilizadora que se nutrirá de agua del Río de la Plata, una estación de bombeo y una tubería aductora de 80 kilómetros de largo que llegará hasta Montevideo.

El proyecto, que surgió de la iniciativa de un consorcio de empresas privadas, reforzará el sistema de abastecimiento en el sur del país y, como resaltó el presidente Lacalle Pou, permitirá que el servicio a la población se mantenga en caso de inconvenientes que afecten a la histórica planta ubicada en Aguas Corrientes, departamento de Canelones.

(Audio Luis Lacalle Pou.)

Hace a la seguridad de tener agua potable sin perjuicio de sequías, de fallas técnicas.

(Fin audio.)

EC —Ahora OSE lanzará el llamado a licitación para la construcción, financiación y mantenimiento de la infraestructura, cuya inversión se estima en más de 210 millones de dólares. Según la ley vigente, en ese proceso competitivo el consorcio que presentó la iniciativa contará con una ventaja de 5 a 20 % en la evaluación de su propuesta frente a los otros oferentes.

Apenas se conoció la resolución, el Frente Amplio (FA) informó que recurrirá la aprobación del proyecto ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo. El director frenteamplista en OSE, Edgardo Ortuño, cuestionó el camino elegido ya que entiende que implica costos más altos que otras alternativas y además no asegura el abastecimiento a largo plazo.

¿Cuáles son los fundamentos de la decisión del gobierno? ¿De qué manera defiende OSE este paso? ¿Cómo responde la empresa a los cuestionamientos y dudas que formulan la oposición y el sindicato?

Para profundizar en este primer enfoque, estamos con el gerente general de OSE, el ingeniero Arturo Castagnino.

Empecemos recordando las características principales de esta inversión que va a tener su base en la costa del departamento de San José, entre Arazatí y boca del Cufré, a unos 90 kilómetros al oeste de Montevideo. A grandes rasgos, la infraestructura prevista tiene tres partes.

ARTURO CASTAGNINO (AC) —En primer lugar, el objetivo del proyecto Neptuno o Arazatí es la seguridad del sistema metropolitano de abastecimiento público de agua potable.

EC —¿Qué quiere decir seguridad?

AC —Quiere decir que en caso de colapso de la columna vertebral del sistema, que es el sistema que actualmente abastece de agua públicamente a la región metropolitana, Arazatí o el proyecto Neptuno, o la nueva planta y la nueva tubería y la nueva captación de una fuente infinita permitan abastecer un mínimo de agua aceptable.

EC —”Caso de colapso”… ¿Qué podría ser el colapso?

AC —El colapso puede suceder como ha estado sucediendo, pero con mayor gravedad. Puede ser un colapso en los procesos de tratamiento de la planta de Aguas Corrientes, en el sistema de aducción y bombeo, en las líneas de aducción, o en la propia cuenca del río Santa Lucía. En este punto es muy importante que la gente tenga conocimiento de la diferencia: una cosa es el agua bruta, el agua que hay que potabilizar, y otra cosa es el agua potable. Los componentes no solamente se refieren a la capacidad de reserva de agua bruta, como puede ser en este caso la tan nombrada represa de Casupá, sino también a la posibilidad de producir agua y llevarla con el sistema de aducción desde el centro de producción al centro urbano, a la región metropolitana. Podríamos tener Casupá construida y llena en su embalse, lo cual ojalá se produzca en el futuro, pero tener un problema en la planta de Aguas Corrientes, no poder producir agua o tener un problema grave en el sistema de aducción de agua potable, en el sistema de bombeo y las líneas que van desde el centro de producción a la región metropolitana.

EC —Usted dice que podría darse que el sistema tuviera suficiente agua bruta, que el problema no fuera sequía, que no hay agua en la cuenca del río Santa Lucía, etcétera, pero que fallara por ejemplo en la potabilización en la planta de Aguas Corrientes. La hipótesis extrema: un atentado. Eso puede darse y hay que tenerlo en el horizonte.

AC —Puede ser, está en la cola.

EC —Pero puede pasar. Lo que sí tenemos como experiencia es que se producen déficits en el tratamiento del agua, ha pasado en algunos veranos.

AC —Ha pasado. Por nombrar episodios o eventos recientes: en 2019 hubo una inundación en la planta de Aguas Corrientes y el 40 % de la planta que tiene que ver con el sector de los sedimentadores o decantadores laminares nuevos que OSE hizo –felicitaciones a OSE– en el último período de los últimos 15 años no pudo usarse porque el agua se elevó de tal manera que los lodos producidos en los sedimentadores laminares no podían ser evacuados. Eso sucedió en el 2019. Han sucedido episodios en el 2021, en el 2022 en el sistema de aducción sobre la cuarta línea.

EC —¿Qué es el sistema de aducción?

AC —Es el conjunto del sistema de bombeo y las líneas de bombeo.

EC —Son las que llevan el agua a los edificios.

AC —Hay una distancia de 50 kilómetros entre la usina de Aguas Corrientes y la red principal del sistema metropolitano.

EC —Es lo que conecta la planta de Aguas Corrientes con el consumo directo.

AC —Claro. El agua hay que producirla y después transportarla a las viviendas.

EC —Ahí también puede haber fallas.

AC —Y de hecho hay, ha habido. No solamente ahora recientemente, eso viene produciéndose todo el tiempo, desde 1997, 1998, cuando hubo una sequía grande, en este caso en la cuenca. Pero en el 2009 un episodio muy grave; está en la prensa, lo traje para que usted lo tenga. Hubo un colapso literal del sistema de salud. Pero en el 2013 hubo episodios con problemas de calidad de agua. En junio de 2001 hubo uno muy importante.

EC —Lo que se busca es tener una alternativa de potabilización. Para empezar, otra planta potabilizadora, no tener solo una, que es lo que ocurre hoy con la planta de Aguas Corrientes, tener otra planta potabilizadora y otro acceso al sistema metropolitano del agua producida.

AC —El sistema actual metropolitano de abastecimiento público de agua potable abastece al 60 % de la población del país. Si uno hace una analogía y lo lleva a Francia, por ejemplo, es como si 40 millones de franceses dependieran de una sola planta y del río Sena. O 180 millones de estadounidenses dependieran del Misisipi, de una sola planta. O 600 millones de ciudadanos chinos dependieran solo del río Yangtsé y de una sola planta. No es tanto el volumen, porque el nuestro es un país relativamente pequeño en población, es el porcentaje enorme de población. A eso apuntamos, a esa seguridad. Y es esa unicidad del centro de producción, del sistema de aducción y de la cuenca que nos preocupa.

Siempre pongo una analogía aeronáutica: ¿para qué están los señores copilotos o las señoras copilotas en los aviones de línea, señores y señoras bien vestidos, bien capacitados, capaces de maniobrar y de manejar un avión? ¿Por qué están si es el capitán o la capitana quien lleva el avión de un lado a otro? Porque la vida de los pasajeros es más importante que el viaje. Esa es la razón por la que tenemos que tener un copiloto, y ese copiloto es Arazatí.

EC —Un sistema que incluye tres grandes componentes: la toma de agua bruta y planta potabilizadora, ubicada sobre el Río de la Plata; un reservorio artificial de agua dulce, también llamado pólder, y tuberías aductoras para conectar esa planta con la red de bombeo. Hay una novedad en el sentido de la fuente, que en este caso es el Río de la Plata; usted la llamaba recién “fuente infinita”.

AC —Fuente infinita con relación a cualquier magnitud de la demanda futura. Vamos a tener agua siempre.

EC —¿Qué es el pólder?

AC —Yo lo llamaría mejor reserva de agua dulce. Es tener una reserva de agua para cuando en la zona de captación que se ha elegido existen problemas de salinidad, de alta concentración de cloruros o de alta conductividad, como se le quiere llamar.

EC —O sea, para cuando la planta potabilizadora no pueda potabilizar.

AC —Exacto, porque esta es una planta convencional –con la modernización de las tecnologías nuevas y demás– con relación a la planta de Aguas Corrientes y a las plantas que OSE tiene en todo el país, que no elimina ni reduce cloruros, sino que está para tratar agua con las condiciones normales del agua superficial dulce.

EC —Si esa agua tiene un exceso de salinidad, la planta potabilizadora no puede procesarla.

AC —Puede procesarla, lo que no puede es eliminar los altos cloruros.

EC —En esas situaciones se recurre a agua dulce tomada del propio río…

AC —Agua que se ha reservado con anterioridad.

EC —Que se ha reservado, que no tiene ese grado de salinidad, y se potabiliza. Ese es el pólder.

AC —Ese es el pólder. Pero ocurre que a medida que nos vamos hacia el oeste, hacia la ciudad de Colonia, cada vez son menores y cerca de Juan Lacaze y Colonia, inexistentes los eventos de salinidad. Es por eso que en la ciudad de Colonia y en Juan Lacaze desde 1937 tomamos agua del Río de la Plata. Y la ciudad de Buenos Aires hace dos siglos que toma de allí para sus 12 millones de habitantes, como también la ciudad de La Plata. Cuanto más al oeste nos alejamos, más costosa es la obra, porque tengo que traer el agua desde más lejos. Entonces se busca un equilibrio económico, teniendo en cuenta la eficacia, pero también la eficiencia, y por eso se ha ubicado la captación en Arazatí. Lo cual, por otra parte, como usted bien decía, no es un asunto novedoso.

EC —Esta iniciativa privada que presentó este consorcio hace un par de años toma una idea que OSE maneja desde hace décadas.

AC —Esto surge de un informe de 1970 que fue financiado por la OEA (Organización de Estados Americanos) y por la Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud, que se hizo en conjunto con OSE y con el Ministerio de Obras Públicas de la época, a través del cual OSE se relacionaba con el Poder Ejecutivo. Ese informe de 1970 lo conozco muy bien porque el jefe del estudio, que fue muy importante, porque por primera vez se aplicó software de informática y programación lineal en un análisis de recursos hídricos de la cuenca del río Santa Lucía, fue mi padre. Lo conozco bien y tengo todos los informes. En aquel momento yo era un muchachito joven que estaba haciendo preparatorio de Ingeniería en el Liceo Francés. Por eso lo conozco y tengo los resultados. Ese estudio es la madre de todas las obras que OSE hizo con posterioridad.

Otra salvedad: el otro día, repasando, [encontré que] el presidente de OSE, Brunet Bengochea, en enero de 1961, cuando anunciaba la construcción de la cuarta línea, ya ponía sobre la mesa la captación de agua del Río de la Plata.

EC —Para terminar con la descripción rápida de la infraestructura que se proyecta, dijimos que el tercer componente son las tuberías aductoras para conectar la planta con la red de bombeo. Son las tuberías que van a llevar el agua potabilizada en Arazatí al sistema metropolitano. ¿Dónde van a conectar?

AC —Eso fue un aporte de OSE, que estuvo interactuando con el consorcio en la realización de los estudios de factibilidad. La idea que planteó OSE fue llevar el agua hasta la localidad cerca de Melilla, donde hay una estación de bombeo que bombea agua o tiene la posibilidad de bombear agua a la reserva del Cerrito de la Victoria, pero también hacia Cuchilla Pereira –los de Cuchilla Pereira fueron los primeros tanques de reserva que tuvo el sistema metropolitano de abastecimiento de agua, que son unos 100.000 metros cúbicos–, porque por esa zona pasa la quinta línea de bombeo, que abastece a toda la zona este de la ciudad, incluso a parte de la Ciudad de la Costa y la Costa de Oro de Canelones. Esa idea está y esa interconexión está. Eso va a permitir, en una situación de emergencia, llevar el agua hasta los lugares que consideremos conveniente.

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EC —Vamos a los costos. Los costos de las obras fueron estimados inicialmente en 288 millones de dólares, pero finalmente van a ser 210, debido a que el equipo económico de gobierno consideró que el primer monto superaba la planificación financiera autorizada. Eso implicó que hubiera modificaciones al proyecto presentado originalmente.

AC —Nosotros aceptamos todas las dudas, son todas legítimas. Por aquello que nos enseñó el barón de Montesquieu: solo en tiempos de ignorancia nadie tiene dudas, a pesar de causar los peores males. Y quiero decir, porque tiene que ver con la conclusión a la que se llegó, que todo este proceso, que está enmarcado en la ley 17.555 y sus decretos reglamentarios, sobre todo el 442/02, comenzó el 24 de febrero de 2021. Ahí se dictó un acto administrativo en el que OSE, aplicando la ley, aceptó la iniciativa que había sido presentada en el 2020. Eso implicaba que inmediatamente se levantara la confidencialidad de la propuesta y se le requiriera al proponente la realización de los estudios de factibilidad, los cuales tenía que controlar y supervisar OSE en su calidad, en su costo y en su plenitud. Eso fue el 24 de febrero de 2021 y el último acto administrativo fue el del 15 de noviembre de este año –el que ahora estamos comentando–.

A partir del 24 de febrero de 2021 hubo nueve actos administrativos, nueve resoluciones de directorio. Y transcurrieron 630 días, 21 meses, 85 semanas. Además hubo un acta y un informe de la comisión nombrada por directorio; un acta del 21 de setiembre de 2022 donde 9 de los 10 integrantes les daban conformidad a los estudios de factibilidad y quien se oponía, que fue el representante del despacho, con todo su derecho, el director Ortuño, tampoco estaba en contra de la planta. Si uno lee el acta, uno ve que exige –lo cual es lógico– que se construya la reserva de agua bruta para la potabilización de la planta. Cosa que también estaba en los estudios de factibilidad y que habían integrado 9 de 10 integrantes de la comisión. Ahí estaban los subgerentes generales, el gerente de los distintos departamentos, y lo más importante de todo, porque se dice que no ha habido tiempo…

EC —Ortuño publicó en Twitter, apenas se produjo la conferencia de prensa del gobierno: “Se aprobó Neptuno con cambios sustanciales y llamado a licitación con 24 horas apenas para su estudio, sin informes de técnicos de OSE”.

AC —Los tiempos del directorio son los tiempos manejados por el directorio y por la secretaría general. Al mando de la secretaría general de OSE hay un funcionario que está formado en sistemas de control de legalidad porque proviene del Tribunal de Cuentas de la República, así que conoce los reglamentos del directorio. Me imagino que si hubiera habido algún problema se lo habría advertido al presidente.

A lo largo de estos 630 días en que se estuvo discutiendo, razonando, intercambiando con el consorcio, se conformó un expediente voluminoso de miles de hojas, más de 600 planos, memorias voluminosas, miles de informes de correos corporativos de la propia gente de la comisión con el consorcio. Pero además hubo ocho pedidos de informes amparados en la ley 18.381 de derecho a acceso a la información pública que fueron contestados. Hubo 20 pedidos de informes de legisladores. De hecho, cuando me pidieron que acompañara al ministro al Parlamento, muchos de los legisladores hicieron referencia a los pedidos de informes y a la información que habían solicitado y se les había entregado. Se han hecho informes a la URSEA (Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua), a la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, se ha hecho publicidad en los distintos medios. Cada quien que se ha interesado en conocer ha venido a OSE y se le ha brindado toda la información. Además la propia ley exige que en el acto administrativo en el que se acepta la iniciativa, el que tuvo lugar el 24 de febrero de 2021, se levante absolutamente la confidencialidad. Aquí no hay nada escondido, nada que se pueda ocultar, todo el mundo ha tenido acceso a todo y durante 630 días.

EC —Recordemos cómo es el tipo de contrato previsto con el privado que gane la licitación una vez que esta se realice. La inversión será realizada por el privado, que se encargará del diseño, la construcción, el financiamiento y el mantenimiento de la infraestructura. OSE, mientras tanto, estará a cargo de la operación del sistema y pagará durante 20 años una cuota fija de 39,8 millones de dólares anuales. Ese es el esquema.

AC —Hay una pequeña diferencia. Después de que el 21 de setiembre la comisión firmara el acta diciéndole al directorio que daba conformidad a los estudios de factibilidad, hubo un pedido al consorcio, encomendado por directorio, de que analizara la posibilidad de reducir la inversión, es decir, reducir el caudal de 229.000 metros cúbicos por día a 160.000, y el consorcio hizo sus estudios. Al mismo tiempo, a lo largo de todo este proceso, se contrató también a la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) para hacer el análisis. En los estudios de factibilidad el consorcio había analizado en base a un repago del financiamiento a lo largo de 30 años y la CND lo hizo con la inversión aproximada en aquel momento, hace más de un mes. Se le comunicó a la empresa, que estaba en el entorno de los 210 millones de dólares, que hiciera su análisis para 20 años, y así lo hicieron tanto la CND como el consorcio. Y los resultados fueron bastante parecidos. Cuando uno reduce el plazo del repago de la deuda, naturalmente podrá subir un poquito la cuota anual, pero se achica enormemente el pago total. De manera que esa cuota está en el entorno de los 29-30 millones de dólares.

EC —Quedó en 30 millones.

AC —Eso fue lo que dieron los estudios de factibilidad. Una aclaración: una cosa son los estudios de factibilidad, otra cosa es el resultado de la licitación –eso lo dirá el mercado– y otra cosa es lo que finalmente OSE decida adjudicar o sobre todo colocar en las bases.

EC —¿Qué número tenemos que tomar como referencia hoy?

AC —La CND hizo un análisis basándose en las inversiones y las tasas de interés en UI (unidades indexadas), mientras que el consorcio lo hizo en dólares. Cada uno calculó las tasas internas de retorno, la rentabilidad, y a uno le dio 29 y al otro le dio 30 millones de dólares.

EC —¿Por cuánto tiempo?

AC —Por 20 años. Que no son 20 años, esa es otra confusión, son 18 de repago, porque hay dos de construcción de la obra en el modelo que el directorio aprobó durante los cuales OSE, el Estado, no paga nada. Entonces si multiplica 29 o 30 por 17 –porque además hay un año de cola que se deja stand-by por si hay algún problema para terminar de pagar la inversión–, da unos 500 y poquitos millones de dólares. Eso está en los informes de factibilidad.

EC —El director frenteamplista de OSE, Edgardo Ortuño, entiende que estos costos en este camino son excesivos. En un informe que divulgó esta semana sostuvo que en el conjunto de los 20 años este mecanismo implica 743 millones de dólares y eso –dice– es 300 millones de dólares más caro que el procedimiento que él impulsaba, en el cual el proyecto era 100 % público desde el comienzo. Por lo que usted señala, ahora hay que ajustar estos números, la diferencia no sería de 300 millones, pero igual sería una cifra significativa.

AC —Son 29 millones por 17, 500 y poco millones. Eso es lo que dan los resultados de los estudios de factibilidad y el análisis financiero, de estructuración financiera, que hizo la CND contratada por OSE.

EC —Pero eso termina siendo más caro que el camino que Ortuño proponía, el de una licitación convencional en la cual OSE simplemente llama a empresas o consorcios interesados en construir una infraestructura, una infraestructura que es de OSE desde el pique. ¿Por qué se descartó ese otro camino?

AC —Esa es una consideración que hizo el directorio. El directorio hizo las consultas pertinentes al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), a la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), se asesoró con los rectores de la economía del país y naturalmente con la Presidencia de la República. Lo que ocurre es que cuando el consorcio realizó los estudios de factibilidad, hizo el análisis para 30 años, y la opción para hacerlo por el camino de la construcción convencional nos daba unos 25 millones de dólares por año, frente a 37 que le daban en aquella oportunidad los estudios de factibilidad para la opción del […], la construcción por el privado y la operación y la transferencia final. Daba 25 por 30: 750 millones de dólares que había que pagar a lo largo de esos 30 años.

Pero ahora el estudio que la CND hizo para OSE dice, igual que el consorcio, tomando tasas de interés, en este caso en UI y el consorcio en dólares, que a 20 años, o 18 o 17 de repago de la deuda –dos de construcción, durante los cuales el Estado no pagaría nada– son 29-30 millones de dólares anuales. Eso con el nuevo concepto de inversión, que bajó de 288 a más o menos 210 millones de dólares. Pero esos son todos estudios de factibilidad.

EC —La pregunta era por qué se descartó el camino en el que se encarga solo OSE de llamar a licitación y contratar a un privado.

AC —Me imagino que el directorio habrá dicho: si son 30 años y lo hago yo, y Economía y OPP y me dicen que son 750 millones y además tengo que tener una deuda pública… Como sabe, hay limitaciones en la deuda pública, hay un sistema de asiento contable de nuestros países donde las inversiones son gastos y pasan directamente al déficit. Con todas esas razones puestas de manifiesto y el costo y las posibilidades de OSE, me imagino que el directorio lo habrá conversado muy bien con el equipo económico, con la OPP y el MEF, y se llegó a ese resultado.

EC —La conclusión es que el camino elegido es un poco más caro, pero no obliga a OSE a endeudarse, evita que haya que salir a buscar el financiamiento, etcétera. Se opta por el camino de un privado que financia, construye y mantiene durante 20 años para pasar por el costado del otro procedimiento, que implicaría que OSE se endeudara y tuviera que hacerse cargo de los riesgos. ¿Ese es el razonamiento?

AC —Ese es el razonamiento.

EC —Se está dispuesto a pagar más por este motivo.

AC —Claro. Lo que surge de esos informes, que el directorio seguramente ha evaluado muy atentamente, es que la cuota del pago por año, ya sea por disponibilidad de la infraestructura o porque OSE tiene que hacer frente al endeudamiento público, es mucho más sensible a las variaciones de la inversión, y mucho menos de las tasas de interés. Dice el informe que si uno avanzara y tuviera una variación del 1 % en la inversión finalmente ejecutada, eso impactaría en un 1 % en el pago anual por disponibilidad. Mientras que si uno varía las tasas de interés y la inversión, y las tasas de inversión variaran en 1 %, el impacto sobre el pago de disponibilidad es del 0,21 %, la quinta parte. Y lo mismo sucede con el mantenimiento, impacta mucho menos. Entonces, de acuerdo con los informes, es mejor que el Estado no corra ese riesgo, que lo corra el privado. Ese es el razonamiento.

Y por supuesto, cuando uno acorta el período de repago, de 30 años lo lleva a 20, la cuota anual crece un poco, pero no va a ser del volumen que sería a lo largo de 30 años. Los 25 millones de dólares que estaban previstos en el estudio de factibilidad si se fuera por el camino convencional se iban a elevar en 30 años (28) a 700 millones de dólares, que es bastante más que los 500 y poquito por 18 años de repago de la deuda.

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EC —Los cambios que se introdujeron en el proyecto para reducir los costos también fueron cuestionados por el director Ortuño. Se redujeron la capacidad de producción, el tamaño del pólder y la calidad de las tuberías.

Vamos por partes. Primero se redujo la capacidad de producción de la planta. Se había calculado una producción de 229.000 metros cúbicos por día de agua potable, aproximadamente un tercio de lo que hoy produce la planta de Aguas Corrientes. La versión aprobada baja esa capacidad a 169.000 metros cúbicos diarios. De esta manera, ¿qué clase de respaldo estará suministrando Arazatí?

AC —En primer lugar, hoy la seguridad y el respaldo son cero, y con 169.000 metros cúbicos por día, que es lo que tendríamos –vamos a ver qué dicen las bases–, serían 40-50 millones de metros cúbicos de agua potable adicionales por año. Esa es la diferencia, 0 a 40-50 millones de metros cúbicos por año, que es el 25 % de lo que produce hoy promedialmente Aguas Corrientes, que son 610.000 metros cúbicos por día.

EC —Dice Ortuño: entonces no es ni un respaldo ni una planta alternativa, sino apenas un complemento, que además no servirá en verano por el problema de la salinidad del agua.

AC —Pregunto, en primer lugar: ¿puede ser un complemento si tengo un sistema de producción de agua potable que ante un colapso en el sistema mayor puede abastecer a 1.720.000 habitantes con 80 litros por persona y por día? ¿Eso es un complemento? No, señor, esa es la seguridad de mantener a la población con agua potable durante una emergencia.

Y voy a lo otro, que la gente también ignora: el problema en un colapso mayor no es solo la falta de abastecimiento de agua potable a 1.720.000 habitantes. ¿Qué sucede con las 450.000 viviendas que existen en Montevideo y las 90.000 de Canelones que están en la zona de abastecimiento de agua de la usina de Aguas Corrientes? ¿Cómo se van a evacuar las aguas residuales de los baños de esas 540.000 viviendas? Porque si no tenemos agua, no podemos evacuar las aguas residuales. ¿Cuánto tiempo una familia o personas de edad o niños pueden estar en una vivienda, cuántas horas, cuántos días, sin poder evacuar las aguas residuales y usando las instalaciones sanitarias todos los días como lo hace todo el mundo? Eso generaría una situación de emergencia sanitaria inigualable.

EC —Usted se está colocando en la hipótesis de un colapso de la planta de Aguas Corrientes.

AC —Por eso la necesidad de Arazatí. Esto permitiría, al menos, dotar de 80 litros por persona y por día a unos 1.720.000 habitantes. Porque si ocurriera alguna tragedia de este tipo que estamos imaginando, Montevideo y esa parte de Canelones directamente serían la filial del infierno en Uruguay. Como el título del libro fantástico de Joseph Roth, que anunció lo que después vino en el 39 en la Alemania nazi, La filial del infierno en la Tierra.

EC —Otro cambio que cuestiona el director Ortuño es la reducción del tamaño del pólder previsto en el proyecto Neptuno, ese reservorio artificial de agua dulce que se tiene a disposición para que el proceso de potabilización pueda continuar en aquellos períodos en los que sube la salinidad del agua del Río de la Plata. En esos períodos la planta potabilizadora no trabaja con agua extraída directamente del Río de la Plata, sino que recurre a la que se almacenó antes en el pólder. Pero se achicó el pólder con respecto al previsto inicialmente. ¿Entonces?

AC —Aquí hay un aspecto muy importante que es: ¿cómo imaginamos el futuro, cómo pensamos lo que puede ocurrir en el futuro? Uno utiliza siempre el pasado, qué ha estado ocurriendo hasta el momento en que estoy tomando las decisiones para imaginarme lo que podría suceder en el futuro. Ese es un concepto muy interesante que se llama período de recurrencia.

EC —Usted va a los números que ha manejado Ortuño. Dice: al principio el pólder iba a tener capacidad para almacenar agua para 41 días, pero ahora, con el diseño final que se estableció, tendrá capacidad para almacenar agua para 25 días de potabilización. Y eso lo compara con lo que acaba de ocurrir este verano. Este verano hubo 86 días de salinidad en el agua del Río de la Plata en esa zona. ¿Entonces?

AC —Voy a lo que le decía. Lo que ocurrió este verano, enero, febrero y marzo de 2022, no ha ocurrido, al contrario, ha sido agua dulce hasta hoy. ¿Por qué ocurrieron esas cosas? Hay una correlación directa entre los caudales del río Paraná y el río Uruguay y la concentración de salinidad en el Río de la Plata. ¿Cada cuánto sucede? Tiene un tiempo de recurrencia, de acuerdo a los datos históricos, de 80 a 100 años. Es algo que sucedió, que sucede cada 80 o 100 años. Los ingenieros son muy reacios a tomar períodos de recurrencia muy amplios, porque eso encarece las obras, las hace más grandes, prevé cosas. Si uno toma tiempos mayores y se imagina tiempos mayores de recurrencia, cuanto más tiempo, más cosas suceden en ese tiempo. Para poner una exageración, el diluvio universal sucedió hace miles de años, ¿qué va a pasar?, ¿va a volver a suceder? Si va a volver a suceder, tendremos que decirle a la gente que vive al sur del río Negro en nuestro país que se mude al norte porque va a haber un diluvio universal porque hace miles de años ocurrió. Entonces el período de recurrencia es muy importante.

Y con relación a los 160.000 metros cúbicos por día, hay un tiempo de recurrencia. Hay una reserva de agua equivalente, según lo que se está pensando –veremos qué dicen los pliegos y las bases–, a 25 días de reserva, que es un período de recurrencia de 25 años para que vuelva a suceder esta situación. De manera que el tiempo de recurrencia está presente y esos 160.000 metros cúbicos por día, con un período de recurrencia de 25 años, van a ser suficientes para 25 días. Hay que relacionar las cosas con los períodos de recurrencia. Si la reserva de agua se hace más grande, por ejemplo de 9 millones, que era lo que se había previsto para 229.000, el período de recurrencia es de 60 años. Estamos mirando al 2045, entonces los 160.000 metros cúbicos por día, junto con lo que actualmente produce Aguas Corrientes y es capaz de producir, que son 700.000 metros cúbicos, cubren la máxima prevista para el 2045, que son 836.250 metros cúbicos por día. Así que no es cierto que no se cubre la demanda máxima. Ha sido informado mal, lo han asesorado mal, pero eso directamente no es cierto.

Además me imagino que OSE durante 20 años va a hacer muchas cosas. Uno de los programas importantísimos que tenemos es la reducción de agua no contabilizada. ¿U OSE va a seguir perdiendo el 50 % del agua?

EC —Agua que se pierde por roturas o que se roba.

AC —Agua potable que se pierde por roturas, por mala medición y en algún caso reducido porque no se paga. Pero para eso se necesitan 400 millones de dólares y 80 enseguida. Critican: “usted va a hacer otra obra y no hace nada con las pérdidas”, lo vamos a hacer. Nos criticaban cuando hicimos la quinta línea en 1996, pero había que hacerla porque había 100.000 habitantes que no tenían agua y Montevideo se iba a quedar sin agua. Finalmente se hizo. Y la justificación de esa línea, que tuvo a casi todo el mundo en contra, fue la construcción de la sexta línea, que llevó unos años construir y que también tuvo muchos en contra. En el 2006 vino la misma pregunta: ¿por qué el gobierno –el que entró en el 2005 y siguió hasta el 2010– hizo la sexta línea? Porque era necesario y hay que felicitarlo. ¿Por qué la hizo? Porque Montevideo se iba a quedar sin agua, iba a tener un déficit importante. ¿Cómo la hizo, cómo estaba la relación agua facturada-elevada? Estaba más abajo que actualmente, e igual se hizo e hicieron bien en hacerla, presididos por el ingeniero Colacce.

EC —¿Aparte va a haber que hacer la represa de Casupá?

AC —Aparte hay que hacer la represa de Casupá.

EC —Para usted no es contradictoria con este proyecto, es otra cosa.

AC —Es otro objetivo, que es dotar de seguridad de agua bruta a la columna vertebral del sistema, que es la usina de Aguas Corrientes. Lo dijo el presidente de la República el otro día –lo cual me alegró mucho–: no está descartada la represa de Casupá. Y estoy seguro, porque antes de comenzar este gobierno ya había algunas tratativas con la Corporación Andina de Fomento (CAF) por un préstamo para la construcción de Casupá. Y todos los años, en este gobierno también, el MEF, a instancias de OSE, ante consultas de la CAF, ha ido contestando que deje en stand-by ese préstamo, que estamos decidiendo. Ahora tenemos plazo hasta julio del año que viene, de manera que pienso que se va a construir.

EC —Ahí está el tema de hasta cuándo se endeuda OSE, porque eso ha estado en discusión a raíz del proyecto Casupá.

AC —Exactamente. Economistas muy amigos míos y muy inteligentes hablan de la relación entre el producto bruto interno (PBI) y la deuda, y yo, siendo ingeniero, siempre les digo: cuando construimos, elevamos y aumentamos el PBI. De manera que el porcentaje no es tanto como dicen ellos.

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EC —Estoy mirando mensajes de los oyentes a propósito de las explicaciones que usted daba en cuanto a la recurrencia en los episodios de salinidad del Río de la Plata en la zona de Arazatí. Usted señalaba que lo que ocurrió este verano, 86 días de salinidad, ya intolerable para una planta como la que se va a construir, solamente se ha dado en la historia en un período de 80, 100 años. Los oyentes le preguntan si en esos cálculos se está teniendo en cuenta el cambio climático.

AC —Sí, claro, por supuesto.

EC —”Los períodos de recurrencia son cada vez menores”, dice uno de los mensajes.

AC —Por supuesto. Lo cierto es que nadie está seguro de nada, todos los informes dicen “probablemente”, “seguramente”, “me parece”, “es lógico”, pero nadie está seguro de nada. Yo me tengo que basar en el pasado. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático ya en el 2014 anunció que las precipitaciones en el sudeste del continente americano que tendrían mayor incidencia iban a aumentar entre un 2 y un 8 %.

EC —¿Entonces?

AC —Nadie está seguro de nada. Me estoy basando en la historia y en los períodos de recurrencia. Por supuesto que estoy mirando. Pero además no voy a hacer esa reserva de agua y las cosas van a quedar así. Si necesito ampliar la reserva de agua, lo mismo que la planta, hay una ruta tecnológica para diseñarla, con dos exigencias muy importantes: tiene que ser diseñada modularmente y ampliable modularmente, para que los próximos gobiernos puedan ampliarla perfectamente. Y así va a estar diseñada. De manera que no hay ningún impedimento para avanzar y progresar.

EC —El proyecto también ha tenido cuestionamientos ambientales. En agosto de este año se conoció el informe de un grupo de investigadores del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias que detectó un aumento de floraciones fitoplanctónicas en la zona de Arazatí en todos los meses de 2021. El informe concluye: “Estos resultados alertan sobre la inconveniencia de la instalación de una usina de potabilización de agua extraída del Río de la Plata en la zona de Arazatí, ya que, de continuar las tendencias identificadas de acumulación recurrente de importantes biomasas de cianobacterias potencialmente tóxicas en la zona, hay un grave problema para el funcionamiento de los sistemas de potabilización debido al alto riesgo sanitario y los altos costos operativos”. Esta semana en sus declaraciones públicas el director Ortuño sostuvo que “en la aprobación de Neptuno no se atendieron los aspectos ambientales alertados por la academia”.

AC —Perdón, número uno: los aspectos ambientales de este proyecto van a ser cursados y van a ser sometidos a la Ley de Impacto Ambiental, a través del Ministerio de Ambiente. De eso no hay duda, nadie va a violar la ley y todos esos aspectos se van a cumplir.

Con relación a los destacados y prestigiosos científicos de la Facultad de Ciencias, tengo que decir una vez más que esta planta que se ha diseñado tiene todos los procesos de tratamiento para hacer frente a fitoplancton, cianobacterias, concentraciones de metabolitos de olor y sabor. Es un sistema que no solamente va a tener una coagulación acentuada, sino además un sistema de ozonización y va a contar con filtros biológicos que se hacen cargo de esos metabolitos, de las toxinas de olor y sabor y de las cianobacterias. Quiere decir que no existe ningún problema. Este sistema ya lo aplicó, y se está terminando de construir –y no fue un proyecto de esta administración, sino que viene del 2017– la planta de Laguna del Sauce, se está ahora en la segunda etapa colocando el tratamiento por ozono y filtros biológicos.

Les digo a los destacados científicos, a los cuales respeto mucho en su profesión, que tengan confianza en la gente que diseña y es especialista en el diseño de plantas y tiene la experiencia de 30, 40 años en la operación de plantas de tratamiento y de potabilización de agua. El país tiene en OSE calidad de la mejor ingeniería sanitaria del mundo y también de la ingeniería sanitaria privada. Quiere decir que no hay ningún problema en cuanto al tratamiento, se va a poder hacer frente a cualquier tipo de contingencia de calidad de agua, los costos son los normales de potabilización de agua. De manera que le digo a la Facultad de Ciencias, que hace ya años viene criticando, que se acerque a OSE y que hagamos las cosas en conjunto.

EC —Llama la atención que no se haya trabajado en conjunto.

AC —Hace años que están, desde 2013.

EC —¿A quién le corresponde la iniciativa?

AC —Nosotros les hemos dicho varias veces, pero ellos lo único que hacen es criticar, además equivocadamente. Ahora resulta que para algún sector de científicos muy respetados –y eso lo trasmiten a la opinión pública– el enemigo público número uno es el Río de la Plata: que está apestado, que tiene cianobacterias, que tiene pequeños […], que no se puede bañar, no se puede potabilizar el agua, que es caro… El Río de la Plata es la fuente infinita, es la solución a todos nuestros problemas de agua potable en el futuro y es el cambio de nuestra matriz de agua potable. Las cosas que se dicen son bien raras, parece la imagen del espejo, donde el brazo derecho es el izquierdo. Pero todo tiene un límite, porque en el reflejo del espejo no nos vemos con las piernas para arriba, llega hasta ahí.

Hay que terminar con la confusión de Casupá, Casupá no resuelve los problemas que estamos tratando de resolver con Arazatí. Pero eso no quiere decir que no sea necesaria, es necesaria y espero que el gobierno dé la orden y se haga. Casupá nos protegería de algo que nunca nos ocurrió. Desde que se construyó Paso Severino, en 1986, a OSE jamás le faltó agua bruta para potabilizar. Sin embargo, Arazatí nos va a proteger de algo que nos sucede a cada rato, que es dejar sin agua a los hospitales y a la población de Montevideo. Veo que en las declaraciones y en los comunicados vuelven a poner la confusión, no sé si no han entendido, si no lo tienen claro –porque no lo dicen– o lo tienen tan claro que no se atreven a revelarlo. Pero es bien claro.

Hago una analogía aeronáutica. Imagínese que necesito cruzar el océano Atlántico en forma rápida y segura, elijo un avión, y del otro lado me dicen: “Oiga, ¿por qué eligió un avión, si tiene un auto que es más barato?”. Y después insisten: “Además, el auto surge de un estudio que se hizo para cruzar el Atlántico y el avión dio mucho más caro”. Son dos cosas que no tienen nada que ver, el avión es para cruzar el océano y el auto es para otra cosa. Entonces se mezcla, se confunde, se enreda, se altera la buena voluntad de la gente. ¿En qué está pensando la gente cuando les explica a los demás este tipo de cosas?

EC —Este es un primer abordaje, van a estar presentes puntos de vista diferentes. La idea de esta entrevista era tener una presentación, una especie de abordaje general, ya incorporando una parte del debate, pero de ningún modo agotándolo.

AC —Le dejo la última frase, que esta es de Artigas al cabildo de Santa Fe de 1818: “El tiempo no me da lugar a reflexiones sino a obrar”. Esto es lo que están haciendo el gobierno y la administración de las Obras Sanitarias del Estado.

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Transcripción: María Lila Ltaif