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Entrevista del 14 de junio de 2023: Alejandro Stipanicic

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Audio y video de la entrevista en este link

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EN PERSPECTIVA

Miércoles 14.06.2023

EMILIANO COTELO (EC) —Apenas unas horas después de la inauguración oficial de la segunda planta de UPM, el gobierno anunció la posibilidad de otra megainversión a ubicarse en el interior del país.

La noticia llamó la atención porque la iniciativa implica un monto superior al de UPM II, que ya era récord en la historia uruguaya, y por las tecnologías disruptivas que están previstas en el emprendimiento.

Concretamente, Ancap informó el jueves pasado que la empresa estadounidense Highly Innovative Fuels Global (HIF Global) fue seleccionada en un llamado para desarrollar en Paysandú un proyecto de producción de combustibles sintéticos y otras energías renovables.

El proyecto requiere una inversión cercana a los 2.000 millones de dólares en la captura de CO2, producción de metanol y terminación de gasolina sintética, junto con otros 2.000 millones en la instalación de parques de aerogeneradores, granjas fotovoltaicas y líneas de transmisión en un radio de hasta 180 kilómetros de la capital sanducera.

La iniciativa implicaría todo un sacudón para el litoral del país, últimamente muy afectado por la diferencia cambiaria con Argentina.

Las preguntas se acumulan: ¿Qué viabilidad tiene este proyecto? ¿Qué plazos hay para que se concrete? ¿Qué participación tendrá Ancap en él?

Lo conversamos con el ingeniero Alejandro Stipanicic, presidente del directorio de Ancap.

Ubiquemos el contexto del anuncio de Paysandú. Se inscribe en una estrategia de Ancap destinada a promover el hidrógeno verde que comienza en 2018, al final del gobierno anterior, con aquel Proyecto Verne, que después ha tenido sus variantes y ampliaciones.

ALEJANDRO STIPANICIC (AS) —Correcto. El hidrógeno se produce en la refinería es el conocido hidrógeno gris, y en Ancap siempre estuvo la idea de utilizar ese hidrógeno para algo. En 2018 se crea el Proyecto Verne, liderado por Ancap, con coordinación con el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) y la participación de UTE.

EC —Antes de seguir, ¿qué es el hidrógeno verde?

AS —El hidrógeno verde es el hidrógeno producido a partir de energía renovable. El agua es natural, la electricidad no es natural, la electricidad tiene que ser generada. Si la generación de electricidad es a partir de fuentes renovables, por ejemplo sol, viento, eventualmente hidráulica, ese hidrógeno es un hidrógeno amigable con el medio ambiente y si es solo viento se lo cataloga como hidrógeno verde.

EC —Es un combustible abundante.

AS —El hidrógeno es combustible, pero además es un transportador de energía. La molécula de hidrógeno es altamente concentrada en energía y por ser molécula puede ser transportada y almacenada, lo cual no es posible con la energía eléctrica, salvo en grandes bancos de batería. Esa es la gran virtud del hidrógeno verde. Teniendo una fuente de generación eléctrica renovable se puede producir ese hidrógeno, y la energía del sol y del viento puede ser almacenada en moléculas. Por eso en Ancap terminamos nuestras presentaciones diciendo que queremos pasar de ser importadores netos de energía fósil a exportadores de sol y viento.

EC —Un cambio drástico: importadores de energía de origen fósil a exportadores, que Uruguay pase a ser exportador.

AS —Sí. El potencial eólico y solar que tiene Uruguay para producir hidrógeno es significativo. Se ha identificado mediante estudios internacionales, especialmente del Banco Mundial, que en tierra firme se pueden producir hasta 30 gigawatts adicionales de energía eléctrica renovable y en el mar casi hasta 300 gigawatts. La energía eléctrica producida así es capaz de producir muchísimo hidrógeno verde, que es altamente demandado en el mundo.

EC —Volvamos atrás de nuevo, al año 2018, al Proyecto Verne. ¿Cómo siguió la cosa?

AS —Hay que entender que el mundo es dinámico, el sol sale todos los días para todo el mundo y mucha gente está estudiando. En el 2018 Ancap encaró un proyecto piloto que podía llegar a costar entre 20 y 30 millones de dólares solamente para producir a escala piloto, prácticamente de laboratorio.

Cuando nosotros asumimos, tuvimos que cortar esa iniciativa como proyecto de inversión para pasar a un proyecto de innovación y de investigación. Decíamos que no íbamos a invertir en una planta industrial, por más que fuera piloto, porque no le correspondía a Ancap hacer un desarrollo así para alimentar 10 o 20 camiones. Eso no se trataba de una política del gobierno.

Fue así que el MIEM tomó las riendas de la política energética, en particular lo que tiene que ver con el hidrógeno, y Ancap se orientó a otras actividades, más afines a sus cometidos, que tenían que ver con la capacidad ociosa de sus técnicos –la paradoja es que ahora ya no tenemos más capacidad ociosa– de exploración y producción de petróleo y gas, que tenían gran conocimiento del mar, de la geología, de las corrientes y de los vientos, y a partir del interés del mundo en la generación de hidrógeno vimos la oportunidad de que en el largo plazo se instalaran granjas eólicas en el mar para producir hidrógeno.

EC —Granjas eólicas en el mar… Estamos hablando de un parque de aerogeneradores, pero no en tierra sino en el mar, en el océano concretamente.

AS —Como hay en el mar del Norte, por ejemplo. Uno va por el mar del Norte y son cientos los aerogeneradores, son pequeños monstruitos, grandes aerogeneradores, de hasta 120, 130 metros de diámetro, que están clavados en el mar. El tema es que a nivel de los foros internacionales, de los eventos en los que empezamos a participar, comenzamos a captar el interés de grandes empresas y de grandes organizaciones de energía que veían que Uruguay tenía ese potencial. Nosotros no tenemos ni el sol ni el viento de Atacama o de la Patagonia, pero sí tenemos una muy buena combinación de sol y viento, y eso es mucho más importante que la intensidad del viento para la electrólisis, para la producción de hidrógeno. Eso es lo que tiene Uruguay, esa característica hizo que se pusiera el foco en Uruguay, además del prestigio del país, del posicionamiento del país, de las grandes inversiones que ya ha traído en el pasado y que son un antecedente más que positivo.

El tema es que empezamos a descubrir que había un segundo paso. El vector hidrógeno como vector de transporte energético, como vector de acumulación teóricamente es muy importante; la concentración de energía que tiene la molécula de hidrógeno es muy importante. El problema es que en el mundo, si bien hay una demanda altísima y hay una urgencia, todavía no están desarrolladas todas las cadenas de suministro para llegar del viento y del sol al consumidor final. El hidrógeno es un articulador sectorial.

EC —El hidrógeno articulador sectorial… Expliquemos un poco más eso.

AS —El articulador sectorial es así: el hidrógeno vincula, como ningún otro, el uso responsable del agua, la generación eléctrica en fuentes renovables, el mundo energético y el mundo químico. El hidrógeno se posiciona ahí y es utilizable para todo, rápidamente.

EC —Se lo puede usar directamente.

AS —Lo podés usar como combustible.

EC —Directamente, un vehículo, un auto que funcione a hidrógeno.

AS —Hay dos clases de vehículos a hidrógeno, el vehículo que quema el hidrógeno y genera una combustión con hidrógeno, poco desarrollado, poco popular y bastante peligroso de usar, y el vehículo que utiliza el hidrógeno para cargar una celda de combustible para producir energía eléctrica. Ese es un vehículo esencialmente eléctrico, pero no se enchufa a la pared, sino a un cargador de hidrógeno.

EC —Esas dos posibilidades se veían en el autito que tenía Ancap en la muestra Uruguay Sostenible el fin de semana pasado.

AS-Exatamente, que recorrimos juntos. El hidrógeno puede ser utilizado como combustible, puede ser utilizado como una celda de combustible para producir energía eléctrica en ese autito o en una central para alimentar a un pueblo o a una ciudad. El hidrógeno puede ser incluido en una cañería de gas natural, le aumenta el poder calorífico a la corriente, al flujo, y aumenta el volumen de combustible. El hidrógeno puede ser utilizado para combinarse con otra molécula, por ejemplo con el nitrógeno del aire, para formar una molécula de amoníaco, que es la base de los fertilizantes, en la industria química. Y el hidrógeno puede combinarse con otros contenidos de carbono para formar los combustibles sintéticos, que es lo que nosotros empezamos a detectar.

Cuando hacíamos la promoción de la producción de hidrógeno en el mar empezamos a detectar que nuestras contrapartes decían “nos falta el siguiente paso”, que era combinar la molécula de hidrógeno con otras moléculas para ir a los combustibles sintéticos. “¿Y qué necesitan?”, preguntábamos. Se necesitan CO2 de origen biogénico y aceites vegetales que no estén considerados aceites comestibles.

EC —Se necesita CO2 de origen biogénico. ¿Qué es eso?

AS —El CO2, el anhídrido carbónico que exhalamos cuando respiramos, puede tener origen en la combustión de materiales fósiles; si uno va al escape de un auto a gasolina, tú medís si tiene contenido de CO2 en los gases de escape. Pero el combustible donde estaba ese carbono –es carbono y oxígeno, pero el carbono– proviene del petróleo, que estaba bajo tierra. La combustión de ese combustible genera un CO2 que antes de extraer el petróleo a tierra no estaba arriba de la tierra, estaba enterrado.

EC —Por lo tanto es un CO2 “malo”.

AS —Es un CO2 que aporta los gases de efecto invernadero. El CO2 biogénico es el que está en las plantas, en la atmósfera por la respiración de los animales, por lo que pasa con la síntesis química que se da en las plantas. Ese CO2 de origen biogénico ya tiene un contenido carbónico que está arriba del suelo, en la atmósfera. Si tú podés capturar ese CO2 de una fuente rica en CO2 y combinás ese CO2 que es biogénico, que es “bueno”, que es natural, con hidrógeno producido por fuentes también renovables, como el hidrógeno verde, si juntás la molécula de CO2 con la molécula de H2, tenés una molécula de metanol. Ese metanol que es totalmente “verde” ya es un combustible. Y si tú lo sofisticás un poquitito más, lo transformás en una gasolina; antes se llamaba gasolina sintética.

La gasolina sintética, que es el final del proyecto de Paysandú y es lo que nos reclamaban en esos eventos internacionales, es igual a la gasolina que sale de la refinería de petróleo, pero buena, renovable.

EC —O sea que utilizando el hidrógeno a estos efectos, para producir estos combustibles sintéticos, lo que se logra es generar un gran escalón en la transición energética a nivel mundial.

AS —Ese es el punto clave, diste en el clavo.

EC —Se producen combustibles sintéticos, ecológicos, que pueden ser utilizados en los motores de los automóviles, los camiones, los ómnibus tradicionales.

AS —Exactamente, ese es el punto crucial. El combustible sintético va a permitir la transición sin los cambios dramáticos de la electricidad.

EC —O sea, no es realista pensar en pasar a corto plazo, rápidamente, de los motores convencionales, de combustión interna, a los motores eléctricos.

AS —Exacto, es imposible pensar que en un plazo muy razonable todos los vehículos que vemos en la ciudad de Montevideo sean eléctricos.

EC —Está habiendo, están apareciendo, se están sumando vehículos eléctricos.

AS —Pero vamos a algunas cifras para ser pragmáticos. Y mirá que entiendo y me parece muy bien, tiene un montón de practicidad el auto eléctrico. Pero en Uruguay el año pasado se vendieron 1.000 autos eléctricos, cuando se venden más o menos 40.000, 50.000 vehículos cero kilómetro cada año. Y no todos los vehículos que se venden terminan en chatarra, o sea lo que hay es un incremento del parque automotor, paulatinamente. Y si tú agregás 1.000 en 40.000 –1.000 con todo el impulso impositivo y exoneraciones impositivas posibles–, en 20 años no vamos a haber sustituido el parque automotor.

El problema es que la electricidad no puede sustituir todas las formas de energía. La energía se presenta variada, bajo muchas formas. La energía eléctrica es una de esas formas y representa menos del 20 % de la energía consumida en el mundo. Y de la energía eléctrica consumida en el mundo, menos de la mitad es hoy generada de fuentes renovables.

Uruguay es un caso atípico, por dos razones. Primero, porque casi el 100 % de la energía eléctrica que produce se puede producir con energías renovables, de fuentes renovables. Y segundo, porque los combustibles fósiles, los combustibles que vende Ancap, gasolina, gasoil, gas natural, representan solo el 40 % de la matriz primaria de energía. En el mundo esa cifra es 80 %, en Argentina es 88 %, en Brasil está arriba del 60 %, igual que en América Latina; en Noruega la matriz primaria fósil representa el 50 % de la energía consumida en el país. Noruega es un país a la vez fuertemente petrolero, proveedor clave de Europa de gas natural y de petróleo, pero además líder en materia ambiental. Entonces en la transición poner a disposición de los mercados un combustible que sea un hidrocarburo igual a los combustibles fósiles, los combustibles derivados del petróleo, y que se pueda utilizar en los mismos motores, tiene una enorme ventaja, no tenés que sustituir el parque automotor.

EC —Los mismos motores sirven.

AS —Los mismos motores sirven, no tenés que sustituirlos. Ahora, hay un pero en todo esto…

EC —La ventaja es que desde el punto de vista del balance del carbono esta opción es neutra. ¿Cuál es el pero?

AS —El costo, sale mucho más caro hacer una gasolina sintética que una gasolina fósil.

EC —Pero hay países dispuestos a pagar.

AS —Exactamente, si no, no tendríamos negocio, este proyecto no sería viable. Pero capaz que estamos hablando de una gasolina que sale dos o tres veces más cara que la gasolina convencional.

EC —Por eso, lo anoto desde ya, el proyecto de Paysandú no está destinado al mercado interno, a vender en Uruguay los e-combustibles.

AS —Exacto.

EC —Es para la exportación, para los mercados europeos, para el estadounidense, donde esos combustibles caros sí son demandados en este momento.

AS —Son valorados. El tema de un precio tiene que ver con el valor que el consumidor le da al producto. En Europa es valorado un producto que sea neutro en carbono. Estos combustibles lo son. ¿El cliente está dispuesto a pagar ese sobreprecio? Se lo vendemos, es un producto selecto.

Lo que hay atrás de todo esto es un posicionamiento de Uruguay en las grandes ligas y en el que se reconoce la trayectoria del país. Porque acá nadie viene a pensar en una inversión como la que hizo UPM, como la que hizo Montes del Plata, como la que pueda hacer HIF, si no sabe que dentro de 30 años las reglas de juego van a ser las mismas, nadie la hace si no hay una ventaja ompetitiva en el suministro de hidrógeno verde y del CO2 de origen biogénico, que va a hacer de la destilación de etanol y de la quema de biomasa, de los residuos forestales.

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EC —Vayamos ahora al proyecto Paysandú. ¿En qué consiste?

AS —Consiste en generar hidrógeno verde a partir de agua del río Uruguay y de fuentes de energía eléctrica eólica y solar en el terreno; capturar CO2 de la destilación de etanol, de la quema de biomasa de origen forestal, mezclar ese hidrógeno con ese CO2, producir metanol y luego, mediante un proceso de síntesis, producir una gasolina sintética.

EC —El producto final es gasolina sintética.

AS —El producto final es un producto terminado, es la máxima agregación de valor que se puede dar en esta cadena del energético, es un producto terminado para ser utilizado en un motor.

EC —Y destinado a su vez a la exportación.

AS —Eso está asociado con una demanda, ya hay un compromiso de compra y hay un compromiso de venta en el mercado europeo. Hay una demanda ya asegurada de ese producto. En otros ámbitos digo: uno puede tener la mejor idea del mejor kiosco, el mejor surtido, pero si lo ponés en el desierto no vas a tener un buen negocio, por más que la idea sea fantástica. Acá pasa lo contrario, acá ya hay una demanda, ya hay compromisos de venta del producto terminado, y el producto terminado no está ni siquiera producido, porque ni siquiera está instalada la planta.

EC —O sea, quien tiene esa demanda, quien tiene compromisos asumidos es HIF Global.

AS —Exactamente. El riesgo entero del negocio es de HIF Global. Ancap actúa como un agente promotor, una ventanilla única del Estado, un ordenador de los procedimientos y un facilitador para el acceso al CO2 que produce ALUR y que va a vender en el futuro. Ese es nuestro rol hasta ahora. Ordenamos la cancha, ponemos las reglas de juego, hicimos un procedimiento competitivo el año pasado en tiempo récord, tuvimos el asesoramiento de una consultora muy prestigiosa, la consultora Hinicio, de origen chileno, que tiene una reputación y una experticia muy importantes en el sector del hidrógeno y de las células de combustible. Ese procedimiento arrojó determinados grupos empresariales que estaban interesados y formulamos una licitación en la que ganó HIF. HIF ganó el derecho a estudiar en forma exclusiva con el grupo Ancap las particularidades de este proyecto. Este proyecto tiene etapa de prefactibilidad cerrada. A los efectos de hacer un paralelismo, este proyecto hoy en junio de 2023 es como si habláramos de UPM II en el año 2018.

EC —Falta todavía.

AS —Para que se concrete la salida del primer embarque de pasta de celulosa de UPM II, de 2018 a 2023 pasaron toda la etapa de factibilidad, toda la etapa de permisología, toda la etapa de contratación de la ingeniería y la construcción de la planta. Nosotros estamos en ese momento ahora con el proyecto de Paysandú.

EC —No estamos hablando de una concreción inmediata, cercana. Hay que seguir un proceso.

AS —No hay una decisión final de inversión todavía, pero hay una decisión muy firme de avanzar en la inversión. Parece un juego de palabras, pero no, una cosa es tener una idea y después analizar si es factible, y otra cosa es tener la firme convicción de que la idea es buena, saber que la prefactibilidad cerró, que alguien tiene un compromiso de vender un producto que todavía no existe y que ese compromiso se tiene que cumplir. Además, en particular HIF tiene otros antecedentes en el mundo donde ya ha recorrido la curva de experiencia.

EC —Chile, por ejemplo.

AS —Chile, Estados Unidos. Tiene otras experiencias que le generan un valor agregado en la etapa de factibilidad. Mencionaste dos o tres veces algo que quiero destacar: este proyecto es innovador y rupturista. Por lo tanto, esto es un juego del first mover, esto es el riesgo que enfrenta el que mueve primero en un mercado totalmente nuevo, totalmente innovador. Eso es lo que tiene este proyecto. Elegimos a un desarrollador que tiene experiencia, que tiene esos compromisos, que tiene la capacidad financiera y, lo más importante, que tiene acceso a la tecnología. Cuando tú mencionabas el comunicado de Ancap, decías que hay 2.000 millones de dólares en la generación eléctrica y 2.000 millones para el […].

EC —Dividamos el proyecto en sus dos partes: 2.000 millones para un lado, 2.000 millones para el otro.

AS —En la parte de generación eléctrica es fácil, son 2.000 millones de dólares o más en la instalación de algo así como 2 gigawatts de potencia para generar electricidad a partir de sol y viento en Uruguay.

EC —Es “fácil” entre comillas, estamos hablando de un gigante.

AS —Para que tengan una idea, más allá de la potencia instalada que tiene Uruguay, en Uruguay el consumo máximo de energía eléctrica se da en los picos y es del orden de 2,4 gigawatts.

EC —Ese es el consumo máximo de energía eléctrica en Uruguay. ¿Y esto que se va a instalar?

AS —Este proyecto va a demandar 2 gigawatts.

EC —Casi lo mismo.

AS —Exactamente.

EC —El proyecto Paysandú demanda energía eléctrica por un volumen similar, cercano al máximo de consumo que tiene Uruguay.

AS —Exactamente.

EC —Estamos hablando de una duplicación.

AS —Es una duplicación de la demanda de energía eléctrica en Uruguay.

EC —Y es un parque cautivo, acá se va a construir, se va a instalar este parque de generación de electricidad en base a fuentes renovables cuya producción tiene un único destino.

AS —No sé si cautivo, pero sí va a estar fundado en esa demanda. Tiene un único cliente, un gran cliente principal, que es el proyecto de Paysandú. Podrá tener otros clientes y podrá conectarse o no a la red de UTE.

EC —Entonces por un lado tenemos los 2.000 millones de dólares destinados a generar la energía eléctrica que se necesita para la otra parte.

AS —Esa es la parte no innovadora, es una parte monumental en lo que es el sector energético de Uruguay, pero ya lo tenemos, ya tenemos represas, tenemos centrales térmicas de UTE, tenemos parques eólicos construidos por UTE o por privados. Eso no tiene mucho de novedad, salvo el tamaño.

Lo otro es lo que hablábamos antes. Se toma agua del río Uruguay, se le hace pasar una corriente eléctrica comprada a ese otro proyecto, esa parte de generación, y se producen hidrógeno y oxígeno. Por un momento, el hidrógeno que produjimos dejalo al costado, almacenado, ahora lo vamos a usar. En otro lugar de la planta hay una planta de captura del CO2.

EC —Planta de captura del CO2, otro concepto que conviene asimilar.

AS —Ayer le decía a un colega tuyo que tengo que ser cuidadoso para que después no se ridiculice la frase. Pero en realidad lo que va a vender ALUR es técnicamente humo y va a cobrar por ese humo.

EC —Alur, que pertenece al grupo Ancap, va a venderle humo a HIF.

AS —El humo que sale de la chimenea.

EC —Va a vender algo que hasta ahora se perdía, que hasta ahora no tenía valor en sí mismo.

AS —Exacto. HIF toma ese humo, lo tamiza y le saca el CO2. ALUR tiene dos fuentes de CO2, una es el humo de la caldera –más o menos entre 10 y 15 % de ese volumen es CO2–. Entonces HIF tiene que hacer el esfuerzo de capturar el 10, 12, 14 % de ese humo para sacar el CO2. Lo que sucede es que en otra parte de la planta se destila alcohol de cereal; de nuevo, el cereal es un producto de origen vegetal, y su destilación emite cuerpos gaseosos a la atmósfera que tienen entre 90 y 98 % de concentración de CO2. Juntas las dos emisiones de ALUR suman algo así como 145.000-150.000 toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera.

EC —Ese CO2 hoy va a la atmósfera, se pierde. Filtrado, lo que sea, tratado, pero va a la atmósfera.

AS —Volviendo a o que decíamos al principio, es un CO2 de origen biogénico, por lo tanto ese carbono ya estaba circulando en la atmósfera, no se agrega a la atmosfera.

EC —No es CO2 de origen fósil.

AS —Exactamente. Entonces la concentración que tienen esas dos fuentes más el volumen le dan escala a un proyecto de captura de CO2. Teníamos el hidrógeno almacenado, ahora estamos hablando de ir a buscar los humos que emite ALUR, se captura el CO2. ¿Qué sucede? HIF va a instalar además una caldera de biomasa. Así como ALUR tiene una caldera de biomasa, HIF va a instalar otra caldera de biomasa.

EC —Recordemos lo que es una caldera de biomasa.

AS —Es una caldera en la que se queman básicamente residuos forestales. Puede ser también cáscara de arroz, bagazo de la caña de azúcar, hay muchas fuentes, pero esto está pensado para los residuos forestales. Se va a todas las industrias forestales, se recogen esos residuos, se traen y se queman. ¿Qué ocurre? En la electrólisis del agua del río Uruguay se produce hidrógeno y también se produce oxígeno. Si tú en una combustión, en esta caldera nueva, inyectás una corriente de oxígeno, la combustión es más eficiente, más rica, y por lo tanto, mientras que la caldera de ALUR que hoy tenemos produce alrededor del 12 o 14 % de concentración de CO2, la caldera de biomasa que se va a instalar va a tener un grado de concentración del 90 % de CO2. Entre el origen de la destilación del etanol más la cadena de ALUR, más esta nueva caldera, el proyecto va a terminar capturando 710.000 toneladas de CO2 al año.

EC —El mecanismo que acaba de describir es como perfecto, redondito, aprovecha todo.

AS —Claro, es lo típico que hay en las refinerías de petróleo. Si uno entra en una refinería de petróleo ve que lo que se tira en un lado se usa en el otro, lo que sale de la aplicación de calor a algo después sirve para calentar o para enfriar otra cosa. Esos procesos térmicos y de intercambio son muy típicos de la industria del petróleo y la petroquímica. Hasta ahí no es nada nuevo, lo importante es que estamos utilizando una materia prima que hasta ahora no se utilizaba y se estaba tirando a la atmósfera.

Entonces capturamos CO2, en un tanque tenemos hidrógeno, en otro tanque tenemos CO2. Si juntamos el CO2 con el H2, creamos la molécula de metanol. Es un proceso básicamente químico en el cual se produce una reacción, se produce metanol. En presencia de un catalizador de presión y temperatura adecuadas a un determinado reactor, se reorganizan las cadenas de hidrocarburos y se forma la molécula de gasolina.

EC —Y llegamos al e-combustible, el combustible sintético, esa gasolina que se puede utilizar en un motor común y corriente.

AS —Esa gasolina sintética es como una planta de plástico al lado de una planta natural. Es una gasolina igual a la gasolina de la refinería, solo que es producida con otros H, otros C y otros O, otros hidrocarburos de otro origen.

EC —Para el volumen de este proyecto que se está considerando, ¿es suficiente el CO2 que suministra Ancap a través de ALUR?

AS —No, el CO2 que produce ALUR son 150.000 toneladas, otras 560.000 toneladas van a ser producidas con la recolección de biomasa. El proyecto final prevé capturar 710.000 toneladas de CO2 para terminar produciendo 180.000-185.000 toneladas al año de gasolina sintética.

EC —Y eso a su vez tiene como destino mercado…

AS —El mercado europeo especialmente. Son los que están dispuestos a pagar el sobreprecio. Porque todo esto es muy lindo en el relato… es como la producción de hidrógeno, hace muchísimos años que se sabe que haciendo circular una corriente eléctrica se produce hidrógeno, y el hidrógeno tiene su valor. Pero la tecnología no era suficiente para disponibilizar ese hidrógeno de una forma accesible tanto desde el punto de vista técnico como desde el punto de vista económico. Estos combustibles no son nada nuevo en química, se conocían, pero no tienen una escala más allá de la escala de laboratorio, porque nadie pagaba por ello. Ahora, cuando hay una percepción diferente de un cliente altamente exigente… ¿qué condiciones tiene que reunir ese cliente? No solamente tiene que querer pagarlo, sino que tiene que querer pagarlo para algo. ¿Y para qué lo quiere hacer? Para mantener su auto, para mantener su vehículo. Yo quiero un auto de combustión interna, no quiero un auto eléctrico. Entonces pago por eso.

Eso es lo que se está dando, el cambio que se está dando. Imaginate la presión que va a haber de las automotrices. Un auto eléctrico tiene unos cientos de autopartes, un auto de combustión interna tiene miles de autopartes. Atrás de la industria automotriz, o de la industria de la movilidad, hay un montón de empleos, un montón de intereses económicos, un montón de fábricas. Lo que se está dando es una diversificación.

EC —En resumen, la industria automotriz tradicional no quiere morir tan fácilmente.

AS —Vive y lucha. Por eso Porsche es uno de los accionistas de HIF. Imaginate en el futuro, andate al futuro y decí Porsche. No va a existir, si todos los autos son eléctricos, si no tenés combustible en las estaciones de servicio, no va a haber más autos Porsche, no vamos a tener esos autos clásicos. ¿Cómo van a circular las cachilas de Montevideo si no hay combustible fósil? Pero no es necesario que sea combustible fósil, puede ser un combustible sintético. Hoy será mucho más caro, pero con el correr del tiempo la tecnología y el volumen van a hacer que todo sea mucho más barato y en algún momento se van a igualar. Cuando se igualen, capaz que no es tan necesaria la exploración de petróleo y gas. Pero ¿mientras tanto qué hacemos?

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EC —después de toda la explicación que ha quedado planteada, igual hay cantidad de preguntas abiertas.

Por ejemplo, a propósito del CO2 que se utiliza, pregunta Silvia: “¿Qué van a hacer con el CO2 de la planta de cemento que está al lado de esta de ALUR de la que estamos hablando?”.

AS —El CO2 de la planta de cemento es producido por la combustión de coque de petróleo, o sea que por definición no es CO2 biogénico, aunque las regulaciones de la Comunidad Europea permitirían utilizarlo durante cierto tiempo. Seguramente haya una posibilidad de utilizar ese CO2 si el proyecto lo permite.

EC —Otra pregunta viene a propósito de los combustibles sintéticos. Ya explicamos en qué se diferencian de los combustibles convencionales, pero los oyentes quieren saber qué pasa con las emisiones de esos motores.

AS —Las emisiones de los motores de combustión interna son independientes del combustible que se use. El tema es que si el combustible es fósil se saca de abajo de la tierra petróleo y se está agregando carbono a la atmósfera. Cuando el CO2 es de origen biogénico, la combustión de esa gasolina sintética devuelve a la atmósfera un CO2 que ya estaba. Es neutro en incremento de emisiones de CO2.

EC —La electrólisis para obtener el hidrógeno verde, además de electricidad, necesita agua. El agua para este proyecto sale del río Uruguay. Y este tema, el uso del agua, se ha convertido en una cuestión muy sensible en los últimos tiempos en nuestro país, en particular en estos meses de sequía y de dificultades hasta en el abastecimiento de agua potable. ¿Cómo es el uso del agua en este caso?

AS —Es un tema altamente sensible y eso demuestra la sensibilidad de la sociedad uruguaya con los temas ambientales. Es muy bueno que haya preocupación por el uso racional del agua, muestra la sensibilidad y la cultura de la sociedad uruguaya respecto a ese tema. Este proyecto va a utilizar agua del río Uruguay a razón de alrededor de 100 litros por segundo, entre 40 y 100 litros por segundo, como insumo.

EC —¿Y eso qué implica?

AS —El río Uruguay a la altura de Salto, de Paysandú, tiene el caudal regulado por la represa de Salto Grande, es agua brasileña, paraguaya, en realidad, que viene de muy arriba…

EC —Sonamos, vamos a tener que pagarle a Brasil…

AS —El canon hay que pagarlo internacionalmente. El agua viene por el río Uruguay, es regulada en la represa de Salto Grande básicamente por dos factores: el nivel del embalse de la represa y la demanda energética a suplir por la represa en el sistema eléctrico nacional y de Argentina. Ahora bien, en Salto y en Paysandú, en este verano, con estiaje severo, con el menor nivel de caudal, el caudal del río Uruguay era de 600 metros cúbicos por segundo, o sea, 600.000 litros por segundo, y este proyecto va a consumir no más de 100 litros por segundo. Entonces hay que relativizar el consumo.

El consumo de los ríos se usa para el riego del arroz, de la caña de azúcar, para el agua potable de las ciudades del litoral, se usa para otras industrias. En esta crisis del agua, especialmente en la zona metropolitana, la Cámara de Industrias planteó los problemas que tienen algunos de sus afiliados por el uso del agua. Pero en el caso de este proyecto son 100 litros en 600.000 litros mínimo que circulan por el río Uruguay. En este momento, están circulando alrededor de 2,5 millones de litros por segundo en el río Uruguay.

EC —¿Y qué pasa con esa agua después?, ¿qué termina ocurriendo en el ciclo?

AS —El agua se utiliza para producir el hidrógeno, se saca el hidrógeno, se saca el oxígeno, el oxígeno se inyecta en la combustión, se produce el CO2, la mitad de la molécula, el H, se junta con el CO2, con el O2 que se produjo en el agua, se forma la molécula y va a la combustión, y cuando va a la combustión se evapora una parte y vuelve a la atmósfera.

EC —Después están las preguntas a propósito de plazos. Este proyecto ingresa ¿en qué etapa?

AS —Ingresa en la etapa de factibilidad. La etapa de factibilidad va a ser muy rápida, seguramente va a estar pronta mucho antes de fin de año, y después entra en la etapa de la ingeniería de detalle, la ingeniería de construcción. La ingeniería de detalle determina de qué manera se va a construir, con qué componentes. La tecnología para cada uno de los procesos ya está elegida, electrolizador, captura de CO2, síntesis para producir metanol, síntesis para producir gasolina, todo eso ya está seleccionado, hay que llevar al detalle. Después vienen la decisión final de inversión y la obtención del financiamiento.

EC —¿Cuándo ocurriría la decisión final de inversión, aproximadamente?

AS —El año que viene. Y ahí es cuando empieza la etapa de construcción.

EC —¿Cuándo empezaría la construcción?

AS —Se espera que en el segundo semestre del año que viene.

EC —Un año, año y poco.

AS —El desarrollador ya tiene el lugar, tiene asegurado el terreno de la planta, eso es una gran decisión. Ya tiene compromisos de compra de residuos de biomasa para alimentar la planta. Ya tiene asegurado, con el grupo Ancap, el abastecimiento de CO2. Faltan permisos. Pero lo más importante de todo, que es lo que condiciona este proyecto, es que el desarrollador ya tiene compromisos de venta del producto final, tiene que cumplir con esos productos, tiene que entregar ese producto final. Por eso los plazos se van a concentrar. La construcción de la planta va a ser en etapas, pero la obra entera lleva 30 meses. Mucho antes de los 30 meses la primera etapa va a estar en producción y va a utilizar el CO2 de la planta de etanol.

EC —Cuando hablamos de la obra, estamos hablando de las dos obras. La de producción de los combustibles sintéticos y la de instalación de las redes eléctricas y las usinas generadoras en base a fuentes renovables.

AS —Sí, en paralelo.

EC —Quedan dos puntos, por lo menos. Primero, ¿cómo es la previsión en cuanto a la generación de puestos de trabajo y qué tipo de puestos de trabajo?

AS —Son puestos de trabajo especializados, estamos hablando de una pequeña planta como una refinería, de la complejidad de una refinería. Son procesos continuos que requieren tecnificación, entrenamiento. Esa planta en operación va a generar en forma directa 300 puestos de trabajo. El dimensionamiento que se necesita para operar 24 horas todas las plantas más todos los servicios anexos y los utilities que se tienen que proveer.

EC —O sea, en el final de este proceso, cuando ya esté operativo todo este paquete, son 300 puestos de trabajo directos.

AS —Exacto. En cuanto a la construcción, esta requiere de tantos componentes que se prevé que va a emplear a alrededor de 1.500 personas de tiempo completo en la etapa normal y va a superar las 3.200 en ciertos picos.

EC —Otra pregunta que venía de la audiencia es si Uruguay tiene el perfil de profesionales que se necesita para una parte de este esquema.

AS —Sin duda. Si tú ves las declaraciones de las autoridades de UPM II en el momento de inauguración de la planta de Pueblo Centenario, el 70 u 80 % de la mano de obra fue nacional. El desarrollo de proveedores que hicieron las plantas anteriores es en parte el efecto que vemos con esto, como un efecto dominó, cae una y después empiezan a caer otras, se empiezan a viabilizar otras. Uruguay tiene profesionales y tiene mano de obra altamente calificada para hacer estos proyectos, hay empresas locales que ya tienen proyección internacional que han demostrado su capacidad de ejecución. Son todos contratistas de Ancap en la refinería, los vamos a ver en la próxima parada de mantenimiento de la refinería, por ejemplo. Están altamente calificados para llevar adelante esto.

EC —Preguntan oyentes cuál es el beneficio para el país, más allá de lo que implica, por ejemplo, todo este proyecto, si se lleva adelante, en cuanto a generación de puestos de trabajo.

AS —El grupo Ancap en particular puede tener tres roles diferentes en esto. Decía que Ancap actuó como un agente promotor, organizamos el evento y el evento lo disfruta el privado, lo ejecuta, lo juega el privado. El riesgo es del privado, la inversión es del privado, la tecnología, los mercados, los compromisos son del operador privado. El Estado no incurre en esos riesgos.

Ahora bien, el emprendimiento necesita un suministro. Parte del suministro lo va a asegurar el grupo Ancap. Nuestro rol termina en breve, dentro de poco nos vamos a empezar a retirar y va a tener que tomar el protagonismo HIF. Ahí se termina el rol del promotor del Estado, nosotros vamos a poner las condiciones para que la inversión se haga, para facilitar todos los contactos, para poner en marcha todos los sistemas de permisología, pero después es cuestión del privado. Pero el privado le ofreció también a Ancap, además del suministro del CO2…

EC —Ancap va a venderle el CO2 a la empresa.

AS —Vamos a vender uno de los insumos y vamos a dar servicios logísticos a la empresa. Pero además en la oferta está previsto que el grupo Ancap –Ancap, ALUR o alguna otra empresa del grupo– pueda participar en hasta 30 % del emprendimiento.

EC —¿Un 30 % de los 4.000 o de los 2.000?

AS —De los primeros 2.000.

EC —O sea, ¿está la posibilidad de que Ancap intervenga, sea socio en este proyecto?

AS —Por un tema de especificación de su objeto legal, Ancap no podría participar en un emprendimiento para producir energía eléctrica. No tenemos cometido legal para eso; sí lo puede hacer UTE. En la otra sí, porque Ancap tiene cometido legal para producir hidrógeno.

EC —Eso implica poner.

AS —Eso significa poner 30 % de 2.000 millones de dólares, de 1.985 millones de dólares. Es mucha plata, no está resuelto si vamos a participar y no está resuelto cuál sería la participación.

EC —Un 30 % de 2.000 son 600.000 millones de dólares que podría llegar a poner Ancap.

AS —De todas maneras, si fuéramos por esa decisión, tiene que ser con un amplísimo consenso y en la convicción de que el riesgo que puede asumir el Estado es bajísimo o nulo. Estamos lejos de tomar esa decisión y la vamos a tomar cuando los análisis estén terminados.

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Transcripción: María Lila Ltaif