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Entrevista, lunes 21 de mayo: Juan Miguel Petit

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El comisionado parlamentario para el sistema penitenciario habló sobre el informe 2017 del estado de las cárceles uruguayas.

Video de la entrevista

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EN PERSPECTIVA
Lunes 21.05.2018, hora 8.24

EMILIANO COTELO (EC) —El sistema penitenciario uruguayo evoluciona, pero un 30 % de los reclusos se encuentran en unidades donde ocurren “tratos crueles, inhumanos o degradantes”.

Este es uno de los señalamientos que contiene el informe 2017 que el comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Miguel Petit, entregó la semana pasada. Aún persiste el hacinamiento en algunos módulos de las prisiones, las carencias edilicias se mantienen en varias unidades, hay insuficiencia en la atención médica y es reducido el acceso a la educación y al trabajo.

Sobre el final de su documento, Petit enumera una serie de recomendaciones. Algunas de ellas van a discutirse en las próximas semanas, cuando la comisión especializada de la Asamblea General reciba a las autoridades del Ministerio del Interior.

¿Qué novedades hubo en este año?

Vamos a actualizar lo que charlamos hace 12 meses con el doctor Petit.

Estamos hablando del informe 2017, que se entrega en mayo. ¿Abarca efectivamente hasta diciembre? Da la impresión de que en algunos asuntos llega algo más cerca…

JUAN MIGUEL PETIT (JMP) —Sí, hay algunas referencias a lo que empezó a pasar en 2018, porque ya a fines del año pasado veíamos varios hechos importantes que están impactando el sistema penitenciario. El nuevo Código del Proceso Penal (CPP), que tiene cambios muy importantes con respecto al rol del Poder Judicial, tanto en los jueces de ejecución como en las posibilidades del recurso de hábeas corpus. La apertura de la nueva cárcel de Punta de Rieles, con 1.960 plazas, prácticamente en el 20 % del sistema podría estar allí, y que funcione bien o mal cambia muchísimo. O sea que hay varios temas en los cuales aparecen referencias a cosas que empezaron a pasar a fin de año e inicios de este.

EC —¿Con qué equipo cuenta el comisionado parlamentario?

JMP —La oficina tiene un equipo muy comprometido, estoy muy orgulloso de trabajar con ellos, creo que trabajamos muy intensamente, que recorren y recorren y recorremos. Nuestra tarea es estar en el terreno, mirando, tomando nosotras, hablando, interactuando, estableciendo redes.

EC —Por ahí venía la pregunta, porque ustedes detallan en el informe con qué frecuencia visitan las cárceles del área metropolitana, que son las que ven con más asiduidad, y también las del interior.

JMP —Sí, el año pasado hicimos en total 771 visitas. Esas visitas implican una presencia de por lo menos dos horas en los establecimientos, las realiza al menos una persona y están muy concentradas en el área metropolitana. El equipo sale todos los días, yo a veces con ellos, a veces por mi lado, a los establecimientos. Tenemos 10 personas…

EC —¿Diez personas, nada más?

JMP —Nada más, más el titular, que soy yo, más una voluntaria. Esta oficina nació movida por la emergencia de hace 15 años, cuando empieza la explosión demográfica, y de la lucidez y brillantez de gente como Díaz Maynard y otros legisladores que crearon una pequeña agencia de derechos humanos. Pero los 10 funcionarios que tengo son funcionarios en comisión, que necesitarían tener una carrera, un estímulo, una presupuestación adecuada, que hoy no tienen. Tener en el Parlamento una oficina de monitoreo de derechos humanos es algo muy importante y muy serio; hemos elevado planteos y estamos dialogando, creo que con muy buena perspectiva para que a nivel presupuestal, en la rendición de cuentas, se pueda avanzar en la consolidación, en la institucionalización de la oficina.

EC —¿Por qué tiene que haber una comisión del Parlamento dedicada al seguimiento del sistema carcelario que sea más potente? Quizás por una frase que está incluida en el propio informe: “Todos los años egresan del sistema penitenciario más de 6.000 personas. Si lo hacen de un medio donde la vida no es respetada y cuidada, donde la violencia campea y sin preparación para relacionarse con los demás, solo se puede esperar más violencia en la sociedad”.

JMP —Sí, el tema carcelario es central en una sociedad, por más que esté descentrado, por más que al menos en nuestras latitudes esté muchas veces fuera del centro de los debates y de la geografía. Está en la periferia de las ciudades, en lugares que no se ven, lejos. En otros lugares no es así, hay países que tienen sus cárceles frente a un hospital o que tienen cárceles pequeñas que son un elemento más en el barrio.

EC —Parece que el tema penitenciario también está lejos en la cabeza de la gente, está lejos en la opinión pública. Algo aparece anotado en el propio documento.

JMP —Sí, ese quizás es uno de los problemas centrales. Creo que todavía la opinión pública no cree que la rehabilitación sea posible o que la reintegración sea posible.