Entrevista con el fiscal de Crimen Organizado Luis Pacheco, por su pedido de procesamiento contra Raúl Sendic y otros ocho funcionarios.
EN PERSPECTIVA
Jueves 22.03.2018, hora 8.22
EMILIANO COTELO (EC) —Este lunes, el fiscal especializado en Crimen Organizado Luis Pacheco solicitó a la jueza Beatriz Larrieu el procesamiento sin prisión de Raúl Sendic, otros cuatro exdirectores políticos de Ancap, tres funcionarios jerárquicos de Ancap y uno de ALUR. La doctora Larrieu ya fijó las audiencias de ratificación para los imputados. En el caso de Sendic, el 10 de abril deberá comparecer para hacer los descargos que entienda pertinentes.
Ha sido, sin dudas, el tema de la semana en los ámbitos político y judicial. Y, claro, han quedado sobre la mesa unas cuantas preguntas.
Vamos en busca de respuestas con el fiscal especializado en Crimen Organizado Luis Pacheco.
Usted asumió el cargo en febrero del año pasado, cuando la fiscal María de los Ángeles Camiño pidió el traslado por motivos de salud. Antes se desempeñaba como inspector de fiscales. Y le tocó agarrar un hierro caliente, con casos muy sonados que ya se estaban tramitando, como esta denuncia presentada por todos los partidos políticos de oposición. ¿Cómo fue ese abordaje?
LUIS PACHECO (LP) —Las fiscalías de Crimen Organizado tienen una amplia competencia; tenían, porque a partir de la reforma ha habido un cambio y la Fiscalía ha creado distintas unidades especializadas, de manera que las fiscalías de Crimen Organizado como tales tienden a desaparecer. Yo he quedado con las causas que estaban en trámite antes del inicio del nuevo sistema. Tenían una competencia bastante amplia, abarcan casos de crimen organizado, estupefacientes, lavados, estafas, insolvencias y todos los delitos contra la Administración Pública, todos ellos obviamente muy complejos. De manera que la causa de Ancap era, por su notoriedad y complejidad, una de las más candentes o de las más difíciles de abordar, pero no era la única y sigue sin ser la única.
EC —¿Cuántos de estos casos grandes tiene usted entre manos?
LP —Son decenas de estos casos.
EC —Usted solo, ¿con qué equipo?
LP —Actualmente cuento con un equipo de dos adscritos que trabajan conmigo y el mes que viene se agrega uno más.
EC —¿Es correcto que usted armó el grueso de este dictamen que se conoció el lunes durante la licencia, ahora en el mes de enero? Lo menciona hoy en Búsqueda y me llamó la atención, se lo pregunto para pasarlo en limpio.
LP —Sí, es verdad. No lo dije para victimizarme, pero era una causa muy compleja, de 3.500 fojas más una cantidad de anexos y documentación –en total creo que suman 20.000 fojas–, y era inviable estudiarla enteramente entre semana con todas las audiencias y con todas las otras causas que hay que abordar. De manera que en el mes de enero aproveché la feria judicial para estudiar a fondo la causa.
EC —Quiero subrayar esto, porque tantas veces hablamos de los funcionarios públicos, que trabajan, que no trabajan, que no rinden lo que se esperaría, que marcan tarjeta y se van. Acá estamos hablando de todo lo contrario, usted por lo visto trabaja bastante más de lo que en principio tiene como obligación. ¿O no?
LP —No está establecido un horario de trabajo para los fiscales.
EC —Pero usted trabaja en las vacaciones.
LP —Sí, obviamente, es feria judicial y son las vacaciones. Pero no lo dije para victimizarme, uno establece su estrategia, su forma de trabajo, y yo preferí estudiarlo en enero con más calma y con más tiempo.
EC —Está bien, pero lo digo además porque habla de que por lo visto no tenemos estructura suficiente, por lo menos en Crimen Organizado.
LP —Sí, para un abordaje de mayor calidad de todas estas investigaciones se precisaría mucho más personal. Pero yo tampoco puedo estar pidiendo más fiscales adscritos que me acompañen porque sé las dificultades que existen en el sistema nuevo, en el que los fiscales están bastante complicados con el trabajo. De manera que sí, es un problema. Yo calculo que en muchos países pasa lo mismo, siempre estamos hablando de falta de personal o de recursos. Es feo quejarse, pero es la realidad.