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Entrevista central, viernes 8 de setiembre: Julián Goyoaga, Camila de los Santos, y María Cristina Zavalkin.

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Entrevista con Julián Goyoaga, Camila de los Santos, y María Cristina Zavalkin.

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EN PERSPECTIVA
Viernes 08.09.2017, hora 8.27

Video de la entrevista

EMILIANO COTELO (EC) —16 de abril de 1984. La dictadura mostraba signos de apertura y aparecía cada vez más cercano el retorno de la democracia, que se concretaría siete meses después con las primeras elecciones. Sin embargo, aquel día el gobierno militar cometió su último crimen.

El médico Vladimir Roslik, que había sido detenido en la localidad de San Javier acusado de integrar una célula guerrillera comunista, moría durante una sesión de tortura en el Batallón de Infantería n.º 9 de Fray Bentos. Su asesinato, que pudo probarse por la valentía de su viuda y por la audacia de varias investigaciones periodísticas, tuvo enorme repercusión aquí y en el exterior.

Treinta y tres años después, una película pone el foco en la huella que aquella muerte de Roslik dejó en su familia y en el pueblo de San Javier, una colonia rusa fundada en 1913 en el departamento de Río Negro. Roslik y el pueblo de las caras sospechosamente rusas. Ese es el título del documental que se estrenó el jueves de la semana pasada.

Para conocer cómo se realizó este trabajo, nos acompañan su director, Julián Goyoaga, Camila de los Santos, asistente de dirección y jefa de producción, y por teléfono, Mary, María Cristina Zavalkin, viuda de Vladimir Roslik, que vive en Paysandú.

Julián, tú encabezás junto con Germán Tejeira la productora Raindogs, que llevó adelante dos largometrajes hasta ahora, Anina, de dibujos animados, en 2013, y Una noche sin luna, en 2014. ¿Cómo nació este otro proyecto?

JULIÁN GOYOAGA (JG) —Este proyecto es de esa primera generación de proyectos que desarrollamos. Nace de un grupo de gente que estaba desarrollando un tratamiento documental sobre el caso y sobre la colonia San Javier, entre los que estaba Valentina Bugaiov, que es sobrina de Vladimir y que fue la que llevó el caso al grupo. Ellos son los que nos llaman para ver si estamos interesados en hacer la producción y la dirección de una película basada en esto.

EC —O sea que había hasta algún vínculo familiar con el lugar y con la historia. Ahora se entiende un poco más por qué gente tan joven se involucra con aquellos hechos. ¿Qué edades tenían ustedes cuando ocurrieron estas situaciones que vamos a comentar?

JG —Yo tenía 13 años.

CAMILA DE LOS SANTOS (C de los S) —Yo no había nacido.

EC —Sobre el asesinato de Roslik se ha escrito mucho, investigaciones periodísticas, dos libros, por ejemplo. Sin embargo acá ustedes, además de reconstruir el caso en sí, corren el foco y lo ponen en la huella que dejó todo aquello en el pueblo y en la familia Roslik. ¿Por qué ese encare?

JG —Quizás un poco por esto que estamos hablando, una visión más generacional. Vale (el hijo de Vladimir Roslik y de Mary) tenía solo cuatro meses cuando matan a Vladimir y hoy tiene ya 33 años. Entonces una cosa que a mí me interesaba mucho es cómo vive él… porque siempre se habla “hay que dar vuelta la página”, “mirar para adelante”, olvidarnos de aquello. Pero hay gente que sigue hoy en día cargando estas mochilas, y era la perspectiva que nos interesaba buscar, hoy, en el presente. Sí revisitar aquella historia, pero desde hoy, desde el presente, desde cómo lo está viviendo Mary, cómo lo vio Valery y también la colonia en sí misma. Y desde ahí ir hacia la construcción del caso en sí mismo en el 84.

EC —Mary, desde 1984 tú has hecho mucho por mantener viva la memoria de Vladimir Roslik. Por ejemplo, has dirigido una fundación que lleva su nombre y que hizo posible en San Javier una policlínica, un CAIF y más recientemente un hogar de ancianos. Sin embargo, en algunos comentarios que has hecho has confesado que una película no estaba en tus planes. ¿Cómo recibiste el planteo cuando te llegó?

María Cristina Zavalkin (MCZ) —La película, a veces comentábamos con Valery, charlábamos, pero era una cosa muy lejana, nunca tuvimos un proyecto concreto. Hasta que un día vino Valentina, nuestra sobrina, junto con ese grupo con el que ella estaba estudiando, nos planteó el caso y nos presentó a la gente de Raindogs Cine y empezamos a charlar. Además son gente joven, tuvieron mucha sintonía con Valery, más bien charlaron con él, lo analizamos entre nosotros dos y aceptamos el proyecto. Y hace unos años que andamos acá en la vuelta trabajando con ellos y quedó este hermoso trabajo.