Entrevista con Graciela Gatti, jueza del Mecanismo Residual Internacional para los Tribunales Penales de Ruanda y la ex Yugoslavia.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 10.10.2016, hora 8.22
EMILIANO COTELO (EC) —El conflicto en los Balcanes, que a mediados de la década de los 90 dejó miles de muertos y desplazados, quizás resulte muy lejano para la mayoría de los uruguayos. Pero no para todos.
En 1995, el presidente serbiobosnio Radovan Karadžić ordenó el asesinato de al menos 8.000 musulmanes en la ciudad de Srebrenica. Por ese y otros crímenes de lesa humanidad, en marzo de este año Karadžić fue condenado a 40 años de prisión. En julio sus abogados iniciaron la apelación, sobre la cual deberán expedirse cinco jueces de distintos países.
Y uno de esos magistrados es uruguayo. O, mejor dicho, uruguaya. Se trata de Graciela Gatti, que en nuestro país se desempeña como ministra del Tribunal de Apelaciones en lo Penal de primer turno.
Para conocer algo más sobre ese caso, pero sobre todo para averiguar cómo es la actividad de la doctora Gatti como jueza del Mecanismo Residual Internacional para los Tribunales Penales de Ruanda y la ex Yugoslavia, vamos a conversar con ella.
En su trayectoria como jueza en lo penal ha tenido que manejar casos delicados, importantes, pesados, en más de una ocasión.
GRACIELA GATTI (GG) —Sí, sin duda. Y quizás ese fue uno de los motivos por los que la Suprema Corte de Justicia (SCJ) decidió proponerme como candidata junto con otro colega en su momento, cuando Naciones Unidas pidió que todos los países indicaran posibles miembros para este tribunal que se creaba en el año 2010.
EC —Empecemos por explicar qué es el Mecanismo Residual Internacional para los Tribunales Penales sobre Ruanda y la ex Yugoslavia. El nombre es bastante raro.
GG —El nombre no ha sido muy favorecedor, no suena muy agraciado, aunque es un verdadero tribunal internacional, que presenta y propone una modalidad de trabajo distinta. A raíz del conflicto en los Balcanes y luego del conflicto en Ruanda, Naciones Unidas decidió la creación de dos tribunales ad hoc que iban a trabajar especializados en los crímenes de lesa humanidad que se habían cometido en cada uno de esos lugares. Es decir, uno para el conflicto de los Balcanes, el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, que todavía está trabajando en algún caso que queda en trámite y que tiene su sede en La Haya, y otro para los casos de Ruanda en la ciudad de Arusha, Tanzania.
Esos tribunales trabajaron desde la década del 90, cuando fueron creados, hasta prácticamente nuestros días. El de Yugoslavia sigue trabajando, el de Ruanda cesó en 2012 con el último caso. Fueron tribunales que tuvieron una tarea importantísima, porque la idea de las Naciones Unidas, del Consejo de Seguridad en lo concreto, era que estos crímenes aberrantes para la humanidad no quedaran impunes. Por eso se crearon estos tribunales. Fue como repetir, pero de una manera institucionalizada y con un sistema mucho más garantista, la experiencia de lo que había sido el tribunal de Núremberg, no dejar impunes estos casos que afectaban a toda la humanidad.
EC —¿Por qué se llama Mecanismo Residual?
GG —Se llama así porque estos tribunales, que trabajaron hasta estos días, fueron tribunales con toda su organización que a lo largo del tiempo terminaron convirtiéndose en organismos muy costosos. Entonces Naciones Unidas, ya que el trabajo ha ido disminuyendo, porque quedan pocos casos, decidió designar este tribunal como heredero de esos tribunales, del de Ruanda y del de Yugoslavia. Por lo tanto el Mecanismo Residual tiene por objetivo terminar con todos los casos que han quedado en trámite. Por eso la apelación de Radovan Karadžić se va a tramitar ante el Mecanismo Residual Internacional, que también va a continuar con lo que hace al cumplimiento de las sentencias, el contralor de las garantías para los imputados, los testigos de identidad protegida, nuevos casos que pudieran plantearse, porque en Ruanda todavía quedan algunos prófugos por juzgar.
EC —¿Qué diferencia tiene este Mecanismo con la Corte Penal Internacional (CPI) que ahora existe?
GG —Son dos tribunales independientes. La CPI fue creada por el Estatuto de Roma con posterioridad a estos tribunales, por lo tanto entiende en los crímenes en los países que han suscrito el tratado, pero además a partir de que resulta obligatoria la CPI. Por lo tanto los delitos de Ruanda y de los Balcanes no ingresan dentro de la competencia de la CPI.
EC —En el caso que estamos considerando, los tribunales penales sobre Ruanda y la ex Yugoslavia, ¿ante quiénes deben responder? ¿Cuál es la normativa que juzga los delitos?
GG —Se creó un estatuto especial para cada uno de los tribunales. Hay un estatuto para el tribunal de Ruanda, un estatuto para el tribunal de Yugoslavia, y ahora el Mecanismo Residual Internacional tiene su propio Estatuto, en el que se reitera la tipificación de los delitos y se han creado las reglas de procedimiento, que son prácticamente iguales a las de sus antecesores, los tribunales de Ruanda y de Yugoslavia. Ese estatuto fue la primera decisión que debimos adoptar los jueces, analizarlo, aprobarlo y crearlo. Y ahora nos regimos por ese estatuto, que constantemente es revisado y ajustado para su mejor funcionamiento.
EC —Estamos hablando de crímenes de lesa humanidad, ¿de qué tipo de delitos?
GG —Genocidio, crímenes de guerra, violación de los derechos humanos, ese tipo de delitos. Se juzgan los casos más graves, el tribunal asume competencia sobre los casos de mayor incidencia y mayor gravedad. En cualquiera de los dos conflictos hubo muchísimas personas involucradas, pero el tribunal solo tiene competencia subsidiaria, juzga los casos más graves y deriva los demás a los tribunales nacionales. Por ejemplo, en el caso de Ruanda al día de hoy quedan ocho prófugos por juzgar, tres de los cuales ya está decidido que si son capturados van a ser juzgados por el Mecanismo Residual Internacional, y los otros cinco, en caso de ser capturados, van a ser derivados a Ruanda, que ya tiene su sistema de justicia restablecido y van a ser juzgados allí.