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Entrevista central, martes 19 de diciembre: Luis Lacalle Pou

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Entrevista con el senador Luis Lacalle Pou, líder de Todos Hacia Adelante (PN).

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EN PERSPECTIVA
Martes 19.12.2017, 08:20

Video de la entrevista

EMILIANO COTELO (EC) —En estos últimos días del año el panorama político luce especialmente movido.

Por un lado, el oficialismo quedó embretado en una discusión dura en la interna por el proyecto de ley para atender a los llamados “cincuentones”, un texto que va a completar su aprobación parlamentaria esta semana en el Senado. Además, el presidente Tabaré Vázquez visitó el sábado un comité de base, donde auguró un triunfo del Frente Amplio (FA) en 2019; esa salida pública se conoció ayer a través de un video viral que disparó varios reproches de la oposición.

Del lado del Partido Nacional (PN) también hubo novedades. La senadora Verónica Alonso dijo que considera la posibilidad de ser precandidata a la Presidencia de la República dentro de un “tercer espacio” con el que aspira a captar el voto de los “desencantados” con el gobierno del FA. Paralelamente, los intendentes wilsonistas resolvieron la semana pasada la conformación de un nuevo movimiento que llevará un precandidato propio, aunque recién van a definir ese nombre en el segundo semestre de 2018.

De algunos de esos temas, pero además del vínculo con el gobierno y de lo que se viene para 2018, vamos a conversar con el senador Luis Lacalle Pou, líder del sector Todos Hacia Delante.

Empiezo preguntándole en clave regional: ¿cómo observa a América Latina, el Cono Sur en especial, después del triunfo de Sebastián Piñera en la segunda vuelta del domingo en Chile? Usted saludó su victoria en su cuenta de Twitter.

LUIS LACALLE POU (LLP) —La felicitación al presidente electo, lo que saludé es lo que todos de alguna manera vimos con mucho agrado, que es la imagen de los dos candidatos con sus familias, parte de sus familias, al lado. En Uruguay se estila el llamado por teléfono; como a mí me tocó perder con el doctor Tabaré Vázquez, lo primero que hice fue llamar para felicitarlo y ponerme a las órdenes del país. Creo que hay una cultura uruguaya. La imagen en este mundo moderno es muy fuerte, aun sin escuchar las palabras del presidente electo y del candidato que fue derrotado, es una imagen muy fuerte hacia el mundo.

EC —Están haciendo una transición muy fluida desde el primer momento, muy llana, muy directa. Eso se notó.

LLP —Es que creo que con inteligencia Chile entiende que tiene que pisar fuerte en el concierto mundial. Los países que pueden demostrar institucionalidad fuerte, que hace a estos gestos, dan la posibilidad de que el país todo, que la nación continúe en esa línea de fortaleza institucional que sabemos que para casi todo en la vida –el comercio exterior, las relaciones exteriores– es muy importante.

Hay dos formas de abordarlo. Primero, durante la campaña. Si la campaña es muy agresiva, si la campaña es de insultos, de descalificación, es muy difícil o hay que tener cara de piedra después para estar uno al lado del otro. Eso hay que saberlo y entenderlo. Campañas firmes, campañas duras en lo que hace a la confrontación de programas, pero no puede ser descalificación personal ni partidaria.

Segundo, uno puede ver en las plataformas de los candidatos que tienen diferencias, notorias en algunos ámbitos, pero tienen cosas en común. Si en la transición el puente es sobre las cosas en común y que la nueva administración aplique las cosas diferentes, habla muy bien de un país. Más que de Chile, estoy pensando en lo que nos gustaría en nuestro país.

EC —Justamente, viniendo a nuestro país, ¿ese cambio en Chile para usted confirma una tendencia al giro en el signo político en la región? ¿Lo ve como un dato que le interese particularmente, pensando en la campaña electoral que se viene?

LLP —No necesariamente. Yo no soy de los que creen en las olas. Si fuera tal, bienvenida, no voy a decir que no, pero no soy tan partidario de creer que uno va enancado en olas regionales. Sí creo que en algunos gobiernos se da un proceso de desgaste, porque llevan más o menos el mismo tiempo, el poder desgasta; la alternancia en el poder es una muy buena cosa, sobre todo la alternancia civilizada. Quizás eso sí esté pasando en los distintos países.

Pero hay un caso para mí emblemático que se va a dar este año que empieza, que es el caso brasileño. El caso brasileño es muy complejo para todo el Brasil, días pasados almorcé con representantes del gobierno brasileño y cuesta, por lo salpicado que ha sido el panorama moral y de corrupción, distinguir a alguien que sea representativo de la nación y llegue “limpio”. En Brasil estamos en un problema, porque es un país importante y a medida que tiene un problema, tiene una tendencia natural a cerrarse. El Brasil tiene una tendencia natural, aunque esté bien, a cerrarse. Un país que está mal no puede abrirse, y como Uruguay necesita de Brasil como necesita de Argentina y Paraguay para una apertura internacional, no nos sirve que esté tan vulnerable en su política interna que eso lo inhiba de mirar hacia fuera en el mundo.