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Entrevista central, lunes 30 de octubre: Gustavo Buquet

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Entrevista con el economista Gustavo Buquet, asesor del sector Casa Grande (FA).

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EN PERSPECTIVA
Lunes 30.10.2017, hora 08.27

Video de la entrevista

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Los tratados de libre comercio (TLC) vuelven a generar discrepancias dentro del Frente Amplio (FA). Esta vez la controversia es en torno a un TLC que el gobierno firmó con Chile.

El acuerdo fue rubricado en octubre del año pasado por el canciller Rodolfo Nin Novoa y su par chileno, Heraldo Muñoz, y desde enero está en el Senado esperando su ratificación.

La discusión venía demorada por diferencias en la interna frenteamplista en torno al impacto que puede causar en la economía local. En medio de ese debate, el senador Luis Lacalle Pou puso presión al oficialismo cuando le ofreció al presidente Tabaré Vázquez que podía contar con los votos de los blancos para sacar adelante la aprobación.

¿Qué está en juego con este tratado de libre comercio? ¿Qué consecuencias puede tener su ratificación parlamentaria?

Vamos a conversarlo con el economista Gustavo Buquet, asesor del sector frenteamplista Casa Grande.

¿Cómo describiría este TLC con Chile? Estamos hablando de un tratado que involucra solo los servicio. El intercambio de bienes con Chile está desgravado por otros acuerdos del pasado.

GUSTAVO BUQUET (GB) —Exacto. Primero me gustaría explicar que vengo por Casa Grande, no soy un experto en comercio. Como economista me he especializado en economía de la comunicación, por lo tanto lo que vengo a trasmitir es una postura política. Nosotros tenemos un equipo de trabajo, que integra por ejemplo Natalia Carrau, que ha aportado mucho a la documentación que hemos manejado.

Dicho esto, y entrando al TLC, para empezar vamos a tratar de describirlo lo más objetivamente posible y luego entraremos a por qué hay grupos, especialmente nuestro grupo y otros grupos del FA, que planteamos que es necesario discutir este tema.

Con respecto a cómo se genera este TLC, lo primero que hay que decir es que Uruguay ya tiene acuerdos con Chile, esto es importante. Tiene un acuerdo de libre comercio de bienes; tiene un acuerdo bilateral de inversiones, similar a los que firmamos con Estados Unidos y con otros países, en los cuales en caso de controversias estas se definen en los tribunales de la CIADI –en este tratado Uruguay comprometió el 15 % de las compras del Estado–, y también tiene un acuerdo de doble imposición. Es decir, tenemos una relación comercial fluida con Chile.

El TLC que está en discusión en este momento en el Parlamento y en la ciudadanía –si no, no estaríamos acá– y por distintas fuerzas políticas es un acuerdo de servicios en el que en primer lugar se reafirman los otros tres acuerdos que se hicieron.

RA —Pero básicamente las novedades vienen por el lado de los servicios.

GB —Las novedades son por el lado de los servicios. Además este acuerdo tiene otras novedades que son positivas, tiene varios capítulos, uno referido a las condiciones laborales, uno referido al medioambiente, un capítulo de género y comercio, un capítulo de cooperación. Y tiene un capítulo vinculado a obstáculos técnicos al comercio que puede facilitar el comercio de bienes y no el comercio de servicios. Hay un conjunto de elementos que no necesariamente son críticos.

Pero el tema central del tratado, el capítulo 7, que es el acuerdo comercial transfronterizo de servicios, liberaliza en principio todos los servicios.

RA —Ese es un punto importante. Allí se menciona que este tratado de servicios está elaborado en base a listas negativas. ¿Qué quiere listas negativas?

GB —Las listas negativas son uno de los elementos que se integran a las negociaciones de servicios. Antes en todos los acuerdos de comercio, en los acuerdos de la OMC, antes de empezar a discutir tanto multilateralmente como bilateralmente se integraban las listas negativas. Los países cuando negocian seleccionan los sectores que no están dispuestos a liberalizar; eso son las listas negativas. Entonces los Estados de Chile y Uruguay se plantearon sacar del acuerdo dos sectores sumamente sensibles, que son las telecomunicaciones para Uruguay y los servicios financieros.