Entrevista con el profesor Carlos Julio Pereyra.
EN PERSPECTIVA
Jueves 09.02.2017, hora 8.20
EMILIANO COTELO (EC) —Pocos tienen el privilegio de haber observado directamente los hechos más importantes de la vida política uruguaya de los últimos 70 años. Y muchos menos aún han sido protagonistas de gran parte de ellos. Carlos Julio Pereyra es, sin dudas, uno de esos hombres.
Aunque rechaza que se lo defina como un “político profesional”, ocupó diversos cargos electivos desde 1951 hasta 2005. Fue compañero de fórmula de Wilson Ferreira Aldunate en 1971 y fue candidato a la presidencia de la República en dos oportunidades, en 1989 y 1994.
Hoy, con 94 años de edad, lejos de detener la marcha, se dispone a relanzar el sector político que contribuyó a fundar hace 53 años: el Movimiento Nacional de Rocha (MNR).
Para repasar su trayectoria, pero sobre todo para conocer sus planes para el futuro, vamos a conversar con Carlos Julio Pereyra.
Acabo de dirigirme a usted como profesor, y eso es lo primero que quiero consultarle en una especie de recorrida que vamos a hacer de algunas señas de identidad que lo caracterizan. Siempre se lo menciona como profesor, pero usted es maestro y profesor.
CARLOS JULIO PEREYRA (CJP) —Soy maestro, pero durante muchos años di clases en secundaria y los muchachos se acostumbraron a designarme profesor, profesor, y eso se trasmitió. En realidad mi profesión como tal es maestro; también incursioné en el campo del derecho, rendí algunos exámenes, pero tuve que abandonar por las razones que tienen tantos, razones económicas en una educación entonces muy centralizada, una educación universitaria centralizada. Entonces me vi obligado, por razones de trabajo, a abandonar la que yo creía que era mi vocación.
EC —¿Cuántos años se dedicó a la docencia?
CJP —Alrededor de 20 años, entre primaria, secundaria, Instituto Magisterial.
EC —Y en cuanto a profesorado, ¿cuál era la materia?
CJP —Historia, fundamentalmente. Historia Universal, Historia Americana, Historia Nacional, distintos cursos. Siempre me gustó la historia, así como huía de las matemáticas me acercaba a la historia.
EC —Supongo que con la docencia cortó cuando se metió de lleno en política.
CJP —Sí. No era incompatible la actividad de militancia política, pero cuando fui elegido diputado abandoné el cargo. Durante un tiempo pretendí mantenerlo con algunas horas de clase, pero era muy complicado, la tarea parlamentaria es muy compleja. Solo estudiar, leer, prepararse para distintos temas lleva mucho tiempo. De manera que me fui alejando de la enseñanza y renuncié en el momento en que la dictadura me declaró entre los políticos proscritos. Me pareció que presentarme ante los jóvenes con esa acusación encima era contrario a la tarea de formación que debía realizar. Entonces renuncié y me dediqué a otras actividades, entre ellas clases particulares, y después me absorbió la política, en la que venía militando desde que tenía 16 años.