Entrevista con el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo.
EN PERSPECTIVA
Jueves 22.12.2016, hora 8.22
EMILIANO COTELO (EC) —Independientemente de las creencias religiosas o filosóficas que cada uno de nosotros tengamos, el próximo sábado, 24 de diciembre, de noche, y el domingo 25 los uruguayos nos reuniremos en torno a una mesa con nuestros afectos para celebrar.
Para celebrar… ¿qué? ¿La Navidad? ¿La fiesta de la familia? ¿La llegada de Papá Noel?
Este año, en casas, apartamentos y otros edificios de nuestro país puede verse una balconera que muestra a la Sagrada Familia junto a la leyenda “Navidad con Jesús”.
Surgió de una iniciativa de la Iglesia católica de Montevideo que tuvo muy buena respuesta y por eso mismo ha llamado la atención.
¿De qué se trata esta movilización? ¿Cómo es el ambiente en estos días?
Vamos a conversar con el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo.
¿Cómo vive estos días, cómo le tocan en cuanto a su agenda?
DANIEL STURLA (DS) —Son días de mucha actividad, aunque en realidad la mucha actividad me acompaña durante todo el año, pero son días en los que a uno lo invitan también a distintas reuniones o eventos. Hay misiones también de la Iglesia católica que se están haciendo, llevadas adelante por jóvenes, en algunos lugares de Montevideo. Todo eso lleva a que la actividad se duplique y uno trate de ir respondiendo dentro de lo que se puede.
EC —¿La Navidad no es solo el 25 de diciembre, hay todo un ambiente, hay una preparación para la Navidad?
DS —Indudablemente. Ya desde el punto de vista litúrgico existe lo que se llama el tiempo del adviento, que arrancó hace cuatro semanas, estamos en la cuarta semana de adviento. Adviento viene del latín y quiere decir ‘advenimiento’, o sea, estamos esperando la llegada de. Toda la Iglesia está en esta sintonía de esperar la llegada de Jesús el 25, la Navidad.
EC —Este año, la Iglesia católica de Montevideo impulsó una campaña que, según se ha explicado, procura “recuperar el verdadero sentido de la Navidad”. ¿Por qué se dio ese paso esta vez?
DS —A veces digo medio en broma: nosotros celebramos un cumpleaños sin el cumpleañero, y un cumpleaños se celebra con el que cumple años, si no, no tiene mucho sentido. Y los uruguayos hemos mantenido la Navidad como fiesta, porque otras fiestas cristianas que estaban antiguamente, no solo en nuestro calendario oficial, sino también en la tradición cristiana de la ciudad de Montevideo y del Uruguay se fueron perdiendo. Navidad se mantiene.
El desafío que nos planteamos fue: ¿cómo recuperamos el verdadero sentido de esta fiesta, que no es otro que celebrar un nacimiento, el nacimiento de Jesús?
EC —¿Qué es lo que observaban? ¿Cuál es el contexto que ustedes venían registrando?
DS —Se ha dado esa fuerza del consumismo, que de algún modo ha transformado la fiesta de Navidad en una fiesta de consumo, de derroche. Esa irrupción es de hace relativamente poco tiempo, de hace 20 años para acá, no existía cuando yo era niño.
EC —Es interesante anotar ese margen de tiempo, porque capaz que los más jóvenes están muy acostumbrados a esto, a esta forma de encarar la Navidad.
DS —Exacto, el Papá Noel que llega a las 12, los regalos, etcétera. Eso es algo que no existía hace más de 20 años en el Uruguay o que era medio exótico. En cambio hoy se ha transformado en el hecho. El mismo Papá Noel –lo digo con todo respeto– es una deformación de un santo cristiano, san Nicolás, que se celebra el 6 de diciembre y que en la Europa cristiana era quien llevaba los regalos a los niños en una tradición muy antigua. Después en Estados Unidos lo transformaron y lo “produjeron” y quedó esta figura simpática, por un lado, pero que ha quedado muy unida al consumo, con lo que esto tiene de ambiguo.