La transcripción de esta entrevista es un servicio de:
Facal & Cía., desde 1958 asesores en comercio exterior y aduanas
Entrevista con la periodista mexicana Georgina Morett.
EN PERSPECTIVA
Jueves 19.01.2017, hora 8.32
ROMINA ANDRIOLI (RA) —Mañana, los ojos del mundo van a estar puestos en la ciudad de Washington, donde Donald Trump asumirá como presidente de Estados Unidos. Y si hay un país que prestará más atención que cualquier otro a esa ceremonia, seguramente será su vecino del sur.
El efecto de la asunción de Trump como mandatario comenzó a sentirse en México incluso bastante antes de que el empresario tome las riendas de la primera economía del planeta. En los últimos días, la moneda local cayó a un mínimo histórico, mientras las agencias financieras internacionales recortaban su previsión de crecimiento de la economía azteca. Y es que los anuncios realizados por Trump y las presiones aplicadas sobre algunas empresas amenazan con convertir los próximos cuatro años en una verdadera pesadilla para los mexicanos.
Para conocer cómo se observa este panorama desde tierra azteca, estamos en diálogo con Georgina Morett, periodista del diario El Financiero.
NICOLÁS BATALLA (NB) —¿En qué medida el mexicano de a pie está pendiente del efecto Trump? Es evidente que las autoridades, los empresarios, están preocupados, atentos, pero ¿en qué medida el tema está instalado en la calle?
GEORGINA MORETT (GM) —Creo que está muy instalado en la calle. La relación de México con Estados Unidos es de toda la vida muy intensa y muchísimas familias tienen gente en Estados Unidos. Gente que tiene quizás generaciones viviendo allá, y si no, al menos todo el mundo conoce a alguien que vive en Estados Unidos. Además Estados Unidos es para nosotros algo muy cotidiano, entonces cuando Trump empezó a insultar a los mexicanos, a insultar a los connacionales, a hablar en contra de México, todos los mexicanos empezamos a estar muy pendientes de él. Al principio se decía –fue tema de radiodifusoras, de periódicos– que era imposible que ganara, creo que fuimos los últimos en aceptar esa posibilidad. Y cuando cayó, nos cayó como un terrible balde de agua fría, inmediatamente repercutió en la moneda, ha sido nuestro tema en este principio de año. Han pasado otras cosas en México que también han llamado la atención, pero estamos muy muy nerviosos. Además hasta ahora Trump ha decidido con un tuit cómo está la moneda mexicana, y eso nos está impactando terriblemente a todos.
RA —En los últimos días, el presidente mexicano, Luis Peña Nieto, designó como ministro de Relaciones Exteriores al economista Luis de Garay, quien en agosto del año pasado tuvo que renunciar al cargo de ministro de Hacienda por haber sido uno de los principales promotores de una visita que Trump hizo a México en plena campaña y que generó en aquel momento mucha polémica. Peña Nieto le ordenó ahora acelerar el diálogo, los contactos, para que desde el primer día de la administración estadounidense puedan establecerse las bases de una relación de trabajo constructiva. ¿Qué señal está dando el gobierno mexicano con esta designación? ¿Puede entenderse como una concesión al nuevo gobierno estadounidense?
GM —Ha habido mucho enojo por esto, porque claro que se está entendiendo como una concesión al gobierno estadounidense. Pero aparte de esta concesión en este sentido, de nombrar a Luis de Garay y decir que mucho –es lo que salió en los medios de comunicación– es porque es muy cercano al yerno de Trump, no se han dado pasos reales para ver cómo vamos a actuar ante las amenazas que nos ha hecho Trump y lo que nos pueden significar como país.
Por un lado, el Congreso está por su lado, totalmente. Por otro lado, no se ha llamado a los gobernadores fronterizos para ver qué se va a hacer, entonces los gobernadores fronterizos están haciendo su plan por su lado, piden mayores recursos por si tienen una deportación masiva en un momento dado, o aunque no sea masiva, si mucha de la gente que repatrian de Estados Unidos se queda finalmente en la frontera. Entonces cada quien está actuando por su parte y no se ve como país más que los cambios que se dieron en la Cancillería, que además fueron muy criticados porque se consideró que parecía que apoyábamos a Trump, quien nos estaba insultando, en plena campaña presidencial.
No hay claridad, fuera de decir el presidente Peña “no vamos a pagar el muro”, no ha habido ni siquiera una declaración como “vamos a negociar para que ese muro no se haga”, o “si se hace el muro, a cambio de eso vamos a no detener a los migrantes centroamericanos para que lleguen a Estados Unidos”, “no vamos a seguir pagando con vidas mexicanas el tráfico de drogas”. No se ha dicho ni hecho nada específicamente más que cambiar al embajador, al secretario de Relaciones Exteriores. ¿Cuál va a ser nuestra política real? El gobierno no lo ha dicho.