FOTO: Diego Civera
1.
Hubo un comienzo malo, en el que decía algo de una canción de Mark con otra ‘M’ en el apellido. El problema, creo que puede haber estado en esa cosa de mucha información de la no necesaria. El tema era una canción con el nombre ‘Poison Candy Heart’, que apareció en un disco después de haber editado uno con el nombre, que me cuesta traducir textualmente, pero era uno que decía que andaba detrás de la felicidad de otra persona, de haberla puesto delante, y querer alcanzarla, hacer el intento de eso, ver qué sucede, hasta que un giro inesperado como solo debe considerarse, aparezca.
Si no me hubieras conocido, nena (qué sola que estarías).
Esa fue la última de las cuevas al Solís, y estuvo completamente increíble. Lo dice mi padre, lo digo yo, y puede ser que lo diga el resto de los presentes, los que fueron en la noche del sábado pasado al Teatro Solís. Pegué falta en el bar, en el Piso 10; parece que se me extrañó, más que un poco.
Cuando vuelvo es lunes, hay en el sureste dos, uno que le grita al celular, habla por encima de Will Oldham, que es una casualidad o no, pero canta una que se llama ‘Antagonism’, que es lo que practica el que está hablando en la lengua que dejaron los portugueses cuando andaban haciendo de las suyas, ellos y el resto de los cabeza de vaca, o los que venían en los barcos perdidos, o no tanto, buscando las Indias, o los indios de América.
El rocket man que andaba rompiendo corazones en los ochentas, cuando llega al final del lado B, dice que hay que subir algo que no es la radio, esa puede quedarse donde está que está bien, como el asunto de aquel que le preguntó a otro por qué no se la había pasado, y la respuesta fue fácil, déjala ahí que está bien.
Lo que se puede subir es el volumen, pump it up, un poco más, y tenían un As, puede que de basto. Las canciones tristes siempre dicen una cantidad de cosas, como si hoy no cumplo años y llora un niño y anda a preguntarle al Darno, si es que lo puedes encontrar entre nieblas y neblinas, o golpeando en las puertas del paraíso (antes de que las cierren). Seguro que no tiene problema con esperar el tiempo que sea a que alguien aparezca y le pregunte si está esperando a que sean las 4 de la mañana en la ciudad que no duerme.
¿Tienes fuego? Me podés traer una perdiz con dos rocas, seguro debe haber un bar abierto.
Mark Mulcahy – Poison Candy Heart
Mandrake Wolf y los Druidas – Si No Me Hubieras Conocido, Nena
Will Oldham – Antagonism
Elton John – Sad Songs (Say So Much)
Eduardo Darnauchans – Nieblas y Neblinas
2.
Suena si quieres que me quede de Sly and the Family Stone. Hay una celebridad con "F" en un lunes, y confirma que nunca sabes cuándo puede caer una estrella, creo que trajo a su madre y un amigo. Fue a parar al noreste uno, tiene que estar pensando qué rara está esta música que suena en este bar un lunes. No tiemblan las mesas, no se mueve nadie demasiado, puede ser que necesite algo dulce, pero ahora parece que tienen los postres contados, o hay alguna historia con eso. No pude llegar a las moñas con tristeza de verduras, una vez puede haber estado bien, el resto de las veces prefiero olvidarlas.
Después del almuerzo, a las tres de la tarde, no hubo más nada en mi panza. Tal vez pueda salir corriendo al que está abierto en la esquina con la K, no me queda claro qué puedo levantar por ahí que valga la pena. No quiero una de esas empanadas que te ofrecen calentar en un micro por un minuto. Suerte de todos los colores, con lo que tiene adentro, y cómo puede quedar la masa, que no fue creada para esas aventuras, pero sabe que va a pasar por ellas.
Llamo al ascensor de personal y proveedores. Al que le gusta cada vez que pongo una canción de Sumo, le tiró una copa de vino, toda entera, a uno que hacía dos minutos estaba metido en la videollamada a los gritos en el bar. Parece como si el mozo, o quizás la copa, supiera lo que tenía que pasar. Lo bueno puede haber sido que el hombre nunca se enojó, pero fue todo un operativo que vino después de las disculpas, y el resto de la mesa pudo reponerse del asunto. Fueron y vinieron con trapos que al final vuelven a contar, como las copas que se rompieron o los platos que se partieron o viceversa.
Me pregunta, ¿dónde vas? No le contesto, bailo un paso, y las puertas del ascensor se cierran. Directo al cero, pregunto por la G, me contesta uno que no anduvo o anda por el restaurante del piso bajo. Al piso menos uno llego por escalera, para darme cuenta de lo que ya sabía. No queda ni una sola moña, se llevan la comida a eso de las 22:22, y estoy pasado como por 20 o 22 minutos de la hora.
Otra vez el Piso 10, la canción del boxeador que pudo haber sido el campeón del mundo aún está sonando, quiere decir que no demoré tanto en toda la vuelta.
Voy hasta lo que le dicen el reservado, hablo con ella, y dice G que me pide una hamburguesa. Le digo gracias, y vuelvo al rincón.
La máquina de café le gusta meterse en el sonido, y no piensa dejar de hacerlo en ningún momento. Quise descubrir la solución al problema, pero sin suerte.
Sly and the Family Stone – If You Want Me to Stay
Sumo – Héroes del viento
Bob Dylan – Hurricane
3.
Cuando empieza a sonar la canción de la mujer que dejó a Ike because I don’t like, pero se quedó con su apellido de radio, porque la mitad del mundo que la conocía, la tenía como Tina con un T después, no iba a tirar todo eso para la borda o el río Mississippi, solo tenía que largar al humano, no mirar para atrás, capaz volver a alguna de las canciones, pero sin que estuviera él en ninguna parte, fuera del escenario, no backstage pass for him, marche todo menos preso, fuera de mi vida. No me vas a encontrar en una cabina de las que aparecen en Paris o Texas, no vas a poder salir de ninguna parte, nada de lo tuyo existe más. Me vas a ver pasar en una película del futuro, con suerte eso. No se precisa ningún héroe por un día, ni para el que viene después.
La otra vez vino la que ahora se pudo haber aprendido el nombre de las mesas, cuando no son números. Dice que noreste dos dice que el volumen está un poco fuerte, y que no pueden hablar de no sé qué cosa. ¿Cómo puede ser que nosotros dos estemos en eso, y se escuche más que claro lo que vos decís? Es evidente que no le gusta la parte en la que parece que la canción, que se hizo famosa por la serie, se va a cualquier parte, con el sonido de campanas y sirenas, y otros efectos ruidosos, que pueden asustar, pero no molestar en la conversación. Al volumen este que estoy ahora, me llega una conversación de la encargada con ellas, en la parte de atrás de la isla.
Tina Turner – Private Dancer
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