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La Mesa Agropecuaria
Préstamo puente a industria láctea, exportación de ganado en pie a Argentina y desafíos del cambio climático

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La Mesa Agropecuaria, primera edición de 2016, martes 23 de febrero.

Parte 1
El Poder Ejecutivo confirmó que el Banco República otorgará un crédito puente de US$ 66 millones a las empresas exportadoras afectadas en los negocios con Venezuela: Claldy, Pili, Calcar y Conaprole.

Parte 2
Los Gobiernos de Argentina y Uruguay están intercambiando información para elaborar el protocolo sanitario que posibilite la exportación de ganado bovino en pie de Uruguay hacia la vecina orilla.

Parte 3
Los fenómenos meteorológicos no han dado tregua a los productores agropecuarios, que deben lidiar con una variable cada vez más impredecible y que plantea varias interrogantes sobre la sustentabilidad de un negocio a cielo abierto.

Participaron Andrés Berterreche, Daniel Laborde, Pablo Carrasco y Guillermo Villa.

Coordinación: Rosanna Dellazoppa.



La Mesa Agropecuaria
Martes 23.02.2016, hora 9.07

EMILIANO COTELO (EC) —Nos acompañan dos de los integrantes de Agro En Perspectiva, Daniel Laborde y Guillermo Villa, y dos invitados…

ROSANNA DELLAZOPPA (RD) —Andrés Berterreche, que es ingeniero agrónomo, fue ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca entre octubre de 2009 y marzo de 2010, presidió el Instituto Nacional de Colonización de 2010 a 2013.

EC —Andrés Berterreche ahora está en el Senado de la República.

ANDRÉS BERTERRECHE (AB) —Estamos en el Senado, cubriendo la licencia y –medio permanente– del senador Mujica, principalmente en las comisiones de Ganadería, Defensa, Educación y Hacienda.

EC —Toda una experiencia nueva, el Poder Legislativo.

AB —Sí, muy ilustrativa.

RD —El otro invitado es Pablo Carrasco, que es ingeniero agrónomo, con maestría y doctorado por la Universidad Federal de Rio Grande do Sul; exdocente de la Facultad de Agronomía en Paysandú, de la Udelar; consultor privado; socio fundador de Conexión Ganadera y columnista de El Observador Agropecuario.

EC —La Mesa Agropecuaria de hoy no es monográfica, vamos a tratar tres temas que andan en la vuelta vinculados con este sector.

El sector lácteo enfrenta el 2016 con fuertes dificultades económicas y financieras después de dos veranos con falta de lluvias, caída de la demanda internacional y una baja de los precios que puede calificarse como estrepitosa. A eso se suma el atraso de Venezuela en el pago de la deuda de US$ 93 millones por la compra de quesos, leche en polvo y otros productos uruguayos.

Ayer el Poder Ejecutivo confirmó que el Banco República va a otorgar un crédito puente de US$ 66 millones a las industrias exportadoras afectadas en los negocios con Venezuela, que son Claldy, Pili, Calcar y Conaprole. Se trata de un préstamo a seis años, de los cuales los primeros tres son de gracia, no se pagan amortizaciones y los intereses en ese período van a ser absorbidos por el Gobierno central a través del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Lo explicó el subsecretario Pablo Ferreri, después del Consejo de Ministros que tuvo lugar en Paysandú.

(Audio Pablo Ferreri)

Esto busca un doble objetivo: en primer lugar darles aire a las empresas para poder esperar el cobro de estas partidas, y en segundo lugar, en esos tres años también dar tiempo a que el ciclo de precios se revierta en el sector lácteo. Por lo tanto, esto es un préstamo de características muy especiales.

(Fin audio)

EC —Analicemos esta situación.

DANIEL LABORDE (DL) —La caída de los precios internacionales de la leche en polvo fue de US$ 5.000 a los US$ 2.100-2.200 a que está hoy. Eso implicó una rebaja muy importante del precio del litro de leche recibido por el productor, que hoy está en el entorno de los US$ 0,23-0,25, según la composición de la leche. Si tenemos en cuenta que el costo de producción anda en los US$ 0,25-0,26 sin renta de intereses, es un sector que hoy está con sus costos de producción muy ajustados o por encima del precio del litro de leche recibido.

A esto se agrega el hecho de la venta a Venezuela. Venezuela es un país muy importante para el sector lechero nacional, pero todos conocemos la situación económica y política que tiene ese país; este atraso estaba complicando muchísimo a la industria, porque había industrias, sobre todo las más chicas, que en la medida en que no existiera este tipo de acuerdo se iban a ver en dificultades para pagar la leche en febrero.

En lo personal uno evalúa este acuerdo, este apoyo del Poder Ejecutivo de forma distinta. Evidentemente no es la solución ideal, pero como los Reyes Magos son los padres creo que es una buena alternativa que da oxígeno por cuatro o cinco meses al sector lechero para poder seguir pagando la leche en el torno de los $ 7-8 en el caso nuestro.

EC —Ese es un punto: ¿con este instrumento da para que las industrias sigan pagándoles a los productores lo que les están pagando hoy? Hay varios que dicen que no está tan claro. ¿Tú decís que sí?

DL —La información que tengo, de alguna gente de la industria o información de la industria, es que con este acuerdo el precio actual del litro de leche, en especial en el caso de Conaprole, podría llegar a mantenerse por cuatro o cinco meses.

PABLO CARRASCO (PC) —Hice un esfuerzo por tratar de abarcar este tema y vengo a brindarles mi confusión. Había una cantidad de fichitas del rompecabezas, se me terminaron las fichas y me quedaron tres o cuatro agujeritos. Por lo menos he hecho el esfuerzo de ser ordenadamente confuso.

Para tratar de hacer un esquema, primero vamos a los hechos iniciales. El 7 de julio de 2014, el presidente, con el vicepresidente venezolano y el ministro Tabaré Aguerre, anuncia tres cosas: que Ancap va a saldar su deuda con Venezuela con una quita importante, que Venezuela va a comprar US$ 300 millones de alimentos y que se había construido un esquema de garantías basado en un fideicomiso.

Si bien no estaba explicado –habría sido confuso para el público en general el detalle exacto del mecanismo–, todos más o menos entendimos. Entendimos que si le debo dinero a Andrés Berterreche y Andrés a su vez va a hacerle unas compras a Rosanna y Rosanna quiere asegurarse de que Andrés le pague, yo en vez de pagarle a Andrés Berterreche le pago directamente a Rosanna o le doy la plata al escribano para que la tenga y del escribano solamente puede salir para pagar las compras de Berterreche a Rosanna Dellazoppa. Eso más o menos es un fideicomiso de garantía, la plata de Ancap se deposita en un fideicomiso de garantía que solo puede ser usado –porque ese es el mandato– para pagar los alimentos que Venezuela va a comprar. Eso es lo que entendimos todos.

Se paga lo de Ancap, pero se paga en la China, no se deposita en el fideicomiso. Y se exportan los alimentos y no se cobran. Eso es lo que posteriormente pasó.

Eso se cierra y termina con el llamado a sala de los ministros de Economía y Ganadería. Allí las afirmaciones, los hechos dicen que no había relación entre el pago de Ancap y la compra de alimentos, que si no se hubiera depositado en China nadie habría agarrado ese acuerdo de Venezuela, que no se habría aceptado la quita y que la falta de pago se debió –esto lo dijo Tabaré Aguerre– básicamente a la ingenuidad de los industriales en su proceder, que le vendieron a alguien sin garantía. No tenían carta de crédito y le vendieron igual. Ese fue el reproche del ministro.

Si estos son los hechos –podemos tener matices, pero más o menos son los hechos–, yo termino con una serie de preguntas.

Primero, ¿qué sentido tenía un fideicomiso si no era garantía de esa operación? En todo caso el fideicomiso funcionó como un número de cuenta, “depositámelo acá” le pidieron a Venezuela, y aparentemente lo que tendrían que haber hecho los industriales era esperar que depositaran y recién después mandar la mercadería, cobrar por adelantado.

¿Por qué se presentaron juntos estos dos eventos si después nos dicen que no tienen ninguna relación? ¿Por qué se presentan tan pomposamente en una misma presentación? ¿Por qué industriales tan experientes –porque si algo han hecho Conaprole y las demás industrias ha sido exportar, eso saben, estoy seguro– tomaron el riesgo, cuando además poquito tiempo antes habían suspendido las ventas a Venezuela por falta de pago? Vuelven a venderle a Venezuela. ¿Por qué lo hacen sin ninguna garantía? Como que decidieron que el riesgo que tenían con Venezuela ahora lo tenían con el Gobierno. ¿Por qué Venezuela paga el doble que los demás? ¿Por qué el mundo paga 2.000 y Venezuela paga 4.000, algo tan típico de un deudor al que no se le puede cobrar? Y finalmente, ¿por qué los industriales no responden ahora frente a esta acusación de ingenuidad?, ¿por qué no saltan enojados y explican algo?

Ese es el punto al que llego, y dejo para explicar después.

AB —Quiero deslindarme de mi rol parlamentario, pero no puedo, ya empiezo con la lógica de contestar. Lo primero que me gustaría decir es que el sector lácteo, el sector lechero en general, es un sector estratégico para el país –en eso creo que no hay discusión–, porque hay un montón de productores familiares, más del 70 % tributan como productores familiares y no como grandes empresas, tributan por Imeba y no por IRAE; el 50 % son arrendatarios de la tierra; el sector genera 50.000 empleos; en Uruguay es netamente competitivo, está del promedio para arriba en eficiencia en la producción de leche; se ha generado una tecnología importantísima y la integración de las cadenas es tremendamente importante. El sector lácteo es particularmente importante para nuestro país y todos tenemos que prestarle profunda atención, los que están vinculados y los que no también. Además es el cuarto sector en las exportaciones, es una de las pocas agroindustrias en las que hay un valor agregado importante, hay multiplicación hacia delante y hacia atrás a partir de la producción láctea.

Es un sector que tiene sus propias características. Desde hace un tiempo se han venido corroborando ciclos de subida y bajada de precios. Yo estaba en el ministerio, era subsecretario en el 2008 cuando se presentó una suerte de tormenta perfecta bastante parecida a esta. Hubo un derrumbamiento de los precios, agravado por una acción absolutamente fuera de la ética de alguna empresa en China –no china– que agregó melanina y murieron un montón de bebés por la ingesta de esa leche; eso contrajo todo el comercio mundial de lácteos. Aparte hubo una seca brutal, hasta con una interpelación por parte del senador Gallinal y el diputado Botana. La realidad fue bien parecida a esta. Con una diferencia: esta está durando demasiado. En la primera lo bueno fue que, además de los productores, las empresas lácteas habían aprendido y sobre todo Conaprole había generado un fondo para estabilizar el precio. Cuando la época fue buena, porque se venía de precios de fantasía en todo, también en la leche, se tomó cierto recaudo para aguantar los precios, y Conaprole pudo pagar, a pesar de la caída de precios pudo seguir pagando.

En ese marco, a fines del 2014 se caen las compras a Venezuela por un tema de precios y de que Venezuela no compra, no es que acá se negaran a venderle. Tanto es así que todas las empresas salen a pedirle al Gobierno por favor –porque si no parecería medio mesiánico el Gobierno tratando de conseguir algo en Venezuela–. Es más, todo el país sufrió el chantaje de Indulacsa, una empresa que no entró en esto, que llegó a pagar la mitad de precio por la leche remitida para entrar en este proyecto. Después nos olvidamos de las cosas que pasan, pero en julio Indulacsa derrumbó los precios al productor para entrar en esta cuota, porque evidentemente Venezuela paga más del doble.

Para los defensores del libre comercio y de los tratados de libre comercio, tenemos una cuota en Estados Unidos de 1.900 toneladas de queso que van sin impuesto, como un TLC de queso. Y Uruguay incumplió el monto que tenía, exportó el 60 % de la cuota. Porque con toda la disminución del arancel y demás Estados Unidos pagaba 2.000 y con 2.000 no se llegaba a los precios de costo de las empresas. Por eso se exportó a Venezuela y por eso el Estado hizo el esfuerzo de abrir el mercado. Después la relación es entre privados, a no ser que se esté planteando –y volvemos al 71– la estatización del mercado exportador.

GUILLERMO VILLA (GV) —En el tema lácteo tenemos dos análisis, uno estructural, qué pasa con los lácteos en el Uruguay, y el otro coyuntural, la situación de Venezuela. En el estructural lo que más me preocupa es que en las exportaciones del Uruguay de los últimos seis, siete años hay siete países que se llevan el 90 %, son siempre los mismos siete países, y más del 50 % se lo llevan Venezuela y Brasil, que todos los años se pelean la malla oro o la van turnando. Venezuela, con los problemas que vemos, y Brasil con una devaluación del 100 % y con un horizonte de problemas de futuro peligroso. Cuando uno analiza por qué es esto, nos dicen que hay un problema de competitividad por razones arancelarias, que hay mercados interesantes pero que Uruguay no tiene convenios arancelarios. Creo que el sector lácteo debe trabajar enormemente en los destinos de la leche del futuro para sustentar el sistema. Eso es una luz amarilla peligrosa.

En cuanto al tema de Venezuela, yo hago una lectura parecida a la de Pablo Carrasco. El fideicomiso era una solución maravillosa para salir de un problema de sobrestock que fue mal estructurado. Quizás se fue muy ingenuo en la estructuración, pero no comparto que la industria haya sido ingenua. Hubo claras señales del Ejecutivo, no tercerizadas sino directas, de que si bien el negocio era un acuerdo entre privados, el pago –la triangulación mediante un fideicomiso– era un negocio entre países. Y que se embarcara –había presión para que se embarcara–, que la plata de algún lado iba a aparecer.

EC —Terminó apareciendo.

GV —Claro, pero no en forma genuina, porque no se canceló una deuda, se generó una deuda nueva, se cambió el acreedor. Ahora sale una solución que me parece razonable para el problema que tenemos, pero uno analiza todo lo que se dice y la culpable es la empresa y nuevamente el Estado mediante una solución maravillosa lo está solucionando.

Creo que no es cero responsabilidad del Poder Ejecutivo y 100 % de los privados, al menos es una responsabilidad absolutamente compartida y los riesgos deberían ser en esa línea.

AB —Siempre pueden adjudicarse responsabilidades. El problema no son las responsabilidades sino cómo salimos. Además de todas maneras se les advirtió a las empresas que no embarcaran hasta que no estuviera la plata en el fideicomiso. Se advirtió, está anotado.

GV —Pero hubo una instancia en que se les dijo “embarquen, que va a estar”.

AB —En ningún momento se les dijo que embarcaran si no estaba. Eso no es así y está probado, tengo toda la información para probar que se les dijo “no embarquen hasta que no esté la plata”. Pero no importa eso, porque en definitiva todos pensaban que de alguna manera se iba a pagar. El tema es que Venezuela es uno de los mejores compradores de Uruguay y me parece que lo que se está haciendo es muy dañino para el sector lácteo. Insultar permanentemente al mejor comprador y no tratar de negociar la deuda que se tiene es matar la gallina de los huevos de oro, es decir “no le vendemos más a nuestro mejor comprador”. Porque en estos últimos diez años el sobreprecio que ha pagado y pagó Venezuela ascendió a US$ 200 millones. Esos US$ 200 millones le permitieron a Calcar, por ejemplo, hacer la nueva planta en Tarariras.

RD —Respecto a la pregunta de Pablo, ¿hay algún motivo que se sepa por el cual los precios que paga Venezuela tienen esa diferencia con el resto?

AB —Está en la tapa del libro de cualquier negocio. Hay una relación entre precio y riesgo, está clavado. Las empresas con mayor rentabilidad son las que están prohibidas, las ilegales; el riesgo es enorme por vender armas, en el tráfico de armas, el tráfico de personas, el tráfico de drogas. Eso tiene una rentabilidad enorme porque está prohibido, el riesgo de hacerlo es muy elevado.

Cuando vendemos a mayor precio sabemos que las posibilidades de cobro… Recuerdo una anécdota de un productor de ovejas que le vendió a Irak en medio de una guerra y se reclavó, se refundió, pero el precio era muy bueno. En aquel momento no le pidieron al Estado que saliera a respaldar.

DL —Personalmente creo que hay responsabilidades compartidas acá, pero ya está, ya fue, trato de mirar esto con el mayor de los positivismos y de mirar hacia delante. Si bien la solución ideal para el sector habría sido que el Estado se hiciera cargo, también es cierto que no le podemos pedir al Estado que se haga cargo de toda una deuda cuando hubo responsabilidades compartidas. Personalmente como integrante del sector estoy conforme con esta solución.

EC —El Estado se está haciendo cargo; mejor dicho, nos estamos haciendo cargo todos los uruguayos, porque con este crédito blando que se le está otorgado al sector el Estado algo pierde. Si no se cobran intereses y los intereses por los tres primeros años corren por cuenta del MEF, quiere decir que los absorbemos entre todos.

DL —Esperemos que Venezuela pague, ahí se termina. Esta solución le exige al sector pensar en cómo se sigue para adelante, todo está jugado a que en el 2017 comiencen a revertirse los precios, porque la única solución genuina es que los precios internacionales comiencen a mejorar. Lo que tenemos que pensar ahora es cómo le damos oxígeno al sector para llegar al momento en el cual los precios internacionales comiencen a rebotar.

RD —Quiero unir contigo una de las preguntas que dejó planteadas Pablo, el tema mercados. ¿Hay que seguir insistiendo con Venezuela? ¿Cuál es la dificultad en encontrar otros mercados? ¿Cuál es tu opinión sobre eso como lechero?

DL —Uno siempre dice que exportamos a un montón de países. En realidad es como dice Guillermo, son tres o cuatro países los mercados fuertes. El 3-4 % de la leche que se produce en el mundo es el mercado [exterior], y es un mercado sumamente restringido, no es fácil entrar. Tenemos que buscar nuevos mercados, y eso exige un trabajo conjunto del Estado, del poder político de abrir nuevos mercados con las industrias. Y buscar tratados de libre comercio. Pensando hacia delante, creo que ese es el gran trabajo que tenemos que hacer como país y como sector lechero.

PC —Creo que esta movida, que toda esta iniciativa fue con la mejor intención, no me cabe la menor duda, y buscando aportar soluciones y ayudar. Pero algo salió mal, no salió como estaba previsto, y eso es culpa de Venezuela. Nos guste o no, creo que Venezuela incumplió esa parte, como está incumpliendo hoy el pago de todas sus compras. Creo que los industriales comparten culpas en la medida en que creyeron que en vez del riesgo de Venezuela estaban tomando el riesgo del Gobierno. A mí me presentaron un flaco y me dijeron “vendele a él”, yo entendí “vendele a él, te garantizo que es un tipo bien” y resulta que el tipo no era bien, entonces no me pagó, yo no tengo nada que ver. Esa es la sensación.

También tengo la sensación, interpretando todas mis preguntas, de que los industriales no se quejan porque hoy lo que tienen como mejor es confiar en que el Estado los ayude. No pueden romper ese puente porque ahí no cobran nunca más, porque sería privados contra un Gobierno.

Final: es una buena solución para un problema que no deberíamos tener. No me conforma para nada, suscribiendo todo lo que dijo Andrés de la importancia del sector, a lo que hay que agregar que no hay retorno, que no se fabrican tamberos, es muy difícil que alguien quiera dedicarse al tambo. Entonces todas las consecuencias serían irreversibles. Por lo tanto, este dinero que ahora es un préstamo a la industria qué bueno habría sido que fuera un aporte del Estado para bajar los costos, que es lo único que realmente va a provocar un efecto de sobrevivencia hasta que lleguemos al otro lado del río.

***

EC —Los Gobiernos de Argentina y Uruguay están intercambiando información para elaborar el protocolo sanitario que posibilite la exportación de ganado bovino en pie de Uruguay hacia el otro lado del río.

Mientras tanto, los operadores uruguayos siguen recibiendo consultas de importadores argentinos interesados en la compra de reses una vez que el documento sea acordado por el Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa) de Argentina y la Dirección General de Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).

¿Cómo ven este instrumento? ¿Qué implica esta posibilidad? ¿Por qué se habla tanto de esto en estos días en el sector?

GV —De esto se empieza a hablar porque hubo un cambio político en Argentina que volvió a generar confianza en el sector productor, y un sector muy dinámico –lo vivimos en Uruguay cuando se vinieron para acá y siguen estando– como es el sector productor argentino, que perdió 12 millones de cabezas en los últimos 10-15 años. Todo indica que Argentina se come el 93 % de lo que produce en carne y exporta un 7 %, y que si pretende crecer en las exportaciones, lo cual es lógico, no lo va a hacer tratando de que los argentinos coman menos carne, porque son como nosotros, sino que va a tratar de hacerlo aumentando la producción. Para eso va a precisar recomponer su stock, y la lógica es que miren para al lado, porque la genética de nuestros ganados y la de los de ellos son similares y demás. Personalmente como productor ganadero lo veo con mucha alegría.

EC —Esa es la pregunta: ¿cómo se ve desde el lado uruguayo? Porque tú empezaste con la explicación por el lado de Argentina, el cambio de Gobierno, etcétera.

GV —Como productor uruguayo lo veo con mucha alegría. Lo primero que produce el sector ganadero es un ternero, la lógica indica que ese ternero se recríe, se engorde y se termine faenando en Uruguay, que es lo que mayoritariamente pasa con todo lo que producimos. Pero la exportación en pie es un destino absolutamente válido para un producto ganadero como el ternero o el novillo gordo, porque en Argentina se están manejando dos protocolos, uno para ganado gordo para faena directamente y otro de vientres para reproducción y demás.

EC —Tú decís que la exportación de ganado en pie es una alternativa perfectamente válida, y yo agregaría: cuando hay una discusión planteada con la industria, con los frigoríficos, sobre qué precios le está pagando al productor.

GV —Exacto. Lo que pasa es que cada vez que surge algún mercado, como pasó con Turquía en el 2010 o con cualquier otro, se prenden luces amarillas, la industria salta diciendo que eso va a dejar sin trabajo a los uruguayos… Y yo creo que hay un error del foco. En Uruguay no vamos a superar los 2-2,2 millones de cabezas de faena hasta que no sea estructuralmente rentable el engorde de ganado a grano. Mientras tanto no va a crecer la cría porque está taponeada por eso, y esto es una oportunidad fabulosa para que el criador realmente mejore su productividad y crezca.

AB —En realidad la exportación de ganado en pie existe, nunca superó el 10 % de lo que se faena en total. Villa decía 2-2,2 millones, y en realidad estos años se fueron 200.000 cabezas por año para Turquía o similar en pie. Y eso está bien, porque en definitiva un 10 % es una válvula de escape y un mecanismo regulador en el propio mercado. Más allá de que si fuera el Gobierno ya le estarían cortando la entrada al frigorífico, pero siendo los frigoríficos dejan ese sistema de oferta y demanda un poco desigual librado a esa situación. Más allá de eso, creo que el único riesgo que hay con lo de Argentina, que se podría sumar a eso, porque tampoco hay muchas capacidades para que los 2 millones de cabezas sean faenados en Argentina, no tiene sentido. El riesgo sí –ya no mirándolo como productor sino como ciudadano, o como ciudadano que toma decisiones, porque me toca–, es la venta de vientres, podemos estar hipotecando el proceso de cría. Eso es lo único que podría estar poniendo algún manto de duda; lo otro está bien, porque de todas maneras nunca va a ser muy significativo y la industria no va a dejar de actuar porque haya un pequeño porcentaje que se vaya. Sí nos preocupa la posibilidad de la venta de vientres porque es vender la gallina de los huevos de oro.

EC —Aparecieron nuevos elementos.

PC —Siempre que hablamos de este tema las dos posiciones son: la preocupación de que un animal no se faene acá, no dé trabajo acá, de que se vaya sin dejar ese valor agregado, y que cuando tenés un mercado seguro, como dijo Andrés, a veces con el 10 % de animales que salen para afuera se regula el 90 % del precio de los demás. Yo estoy convencido de un par de cosas.

Primero, esto es un efecto muy efímero, lo van a agarrar capaz que este año y un poquito del año que viene, Argentina tiene una capacidad de reacción muy a la mano, por ejemplo de meterle 200 kg más a un novillo y es como tener 20 millones más de vacas de cría. Así que esto es efímero, estamos discutiendo una muy cortita.

Segundo, el frigorífico no tiene ese plazo con que mira la cadena, no mira para ver si dentro de dos años le van a faltar novillos. Diría que más de 15 días no mira, por lo tanto no lo preocupa mucho.

EC —¿Es una crítica a la industria frigorífica?

PC —Es una forma de proceder, una realidad. Creo que lo que les pasó a los ovinos es fruto de eso; tú podés soportar cualquier cosa en un rubro, lo que no podés soportar es que produzcas un ovino gordo y nadie te lo compre, porque ahí deja de ser un commodity. Los que producimos commodities no nos quejamos si es barato, nos quejamos si no se puede vender. Es como vender telas para tapizado; dependerá, a veces venderé y otras veces no venderé. Por lo tanto no creo que sea demasiado trascendente, todo lo que sea una señal de que si tenés un ternero más lo vas a poder vender es bueno, creo que si se exportan 500.000 terneros y eso es seguro en diez años acá se producen 500.000 terneros más. No hay ninguna retracción, es al revés, el estímulo es positivo y por lo tanto no creo que sea un tema demasiado relevante, más allá de que estamos hablando de algo muy efímero.

RD —¿Y la preocupación de Andrés sobre los vientres?

PC —Sería lo mismo, serían vientres adicionales que hoy no estamos entorando, que entoraríamos y envolveríamos para regalo para Argentina. En vez de mandar a faena las vaquillonas, por las que nos pagan dos pesos porque pesan mucho menos que una vaca y las pagan como una vaca, les metés una preñez, que en Argentina es un bicho que vale mucho más. Así que lo que haría sería utilizar capacidad ociosa que el Uruguay no usa.

DL —Me parece una excelente alternativa. Coincido en que va a ser algo coyuntural, de un año, pero todo lo que permita diversificar mercados, abrir oportunidades y en especial que le ponga un precio piso al sector criador, que siempre es el que sufre los avatares del mercado de la peor forma porque recibe precios, es una excelente alternativa. El poder vender terneros, el poder vender también vientres preñados, que seguramente, si se lleva a cabo, va a ser lo que más se venda, porque es la categoría que más diferencial de precios está teniendo hoy entre lo que se paga en Argentina y lo que se paga acá en Uruguay.

Pero coincido con Pablo en que es algo que no va a ser de aquí a diez años, por lo tanto es una muy buena alternativa, en especial para el sector criador. Lo estamos viendo hoy, si no fuera por la exportación en pie seguramente los terneros estarían valiendo mucho menos. Me parece bárbaro si se logra.

¿? —Coincido en que va a ser una cuestión un poco coyuntural; no son exactamente los mismos ganados, nosotros seguimos teniendo una base Hereford y Pampa en general y los argentinos han priorizado sus ganados Angus.

RD —[…] toda la barra Angus acá.

DL —El riesgo es para los criadores de Angus. El riesgo o la oportunidad, no sé, porque va a depender; justamente, los argentinos si tienen oferta de vientres Angus es lo que van a venir a buscar mayoritariamente. De todas maneras me parece que no va a mover mucho la aguja. Hay que tener cuidado en eso, en no perder la capacidad de seguir produciendo terneros. Hay que dar todas las posibilidades para que aquellos 3 millones que se generaron se vuelvan a generar. Uruguay tiene algunas particularidades bien interesantes, si bien hubo una explosión de la agricultura, por distintas causas y factores, no hubo un descenso marcado del ganado bovino con relación a la superficie que usó. Eso significa que utilizamos mejor y más eficientemente los factores de producción.

GV —Creo que no hay que tener miedo con el tema de las hembras, todos los mercados se regulan solos en poco tiempo. El productor está dispuesto a vender a determinado precio de repente ganados excedentarios, pero cuando estemos hablando de ganados que no sean excedentarios y de una corriente importante de mercado, los precios se van a ir tonificando y en algún momento la diferencia entre el mercado interno nuestro y el de ellos va a ser tan mínima que va a desacelerar la exportación. O sea que no hay que tener miedo de que nos quedemos sin ganado.

Y menos que menos en cuanto al ganado gordo que se puede ir a faena en Argentina, porque si bien Argentina tiene una historia en su carne, la abandonó hace muchos años y Uruguay ha ganado mucho lugar, hoy tiene habilitaciones que Argentina no tiene –Estados Unidos, China directo–. En el tema arancelario andamos mal, pero Argentina anda mucho peor porque se aisló del mundo. Entonces si Argentina puede llevarse un ganado gordo de acá, pagar gastos de exportación, llevarlo a un frigorífico de Argentina, faenarlo y ser competitiva con lo que me puede pagar la industria acá, hay algo que anda mal. Entonces a eso no hay que tenerle miedo.

Sí creo que es importante resaltar que donde tenemos mayores brechas tecnológicas entre lo que se está logrando y lo que puede realizar es en la cría. Tener porcentajes de destete del 60 %-60 % y algo a nivel del país, tener una extracción del 20 % contra países como Nueva Zelanda, Australia y Europa con 30-35 % de extracción –o sea el porcentaje de ganado que se vende sobre el stock–, tener números altísimos de vientres de más de dos años sin entorar, en la medida en que tengamos una corriente que se lleve esos vientres, que permita que el criador invierta en el sector, la respuesta va a ser, coincido con Pablo, que se van a producir los 500.000 o los 600.000 o los 400.000 que se produzcan sin tocar el stock de Uruguay.

***

EC —Repasemos el aspecto del clima: 2015 con un verano seco, luego una primavera demasiado lluviosa y el 2016 que comenzó con un enero sin agua y altísimas temperaturas. Los fenómenos meteorológicos no han dado tregua a los productores agropecuarios, que deben lidiar con una variable cada vez más impredecible y que nos plantea varias interrogantes sobre la sustentabilidad de este negocio que es a cielo abierto. ¿Cómo lo están viendo? ¿De qué manera se está manejando esta herramienta?

DL —Creo que los únicos países que son competitivos para exportar commodities son aquellos que tienen su producción a cielo abierto. No existe otra cosa, no existe otra posibilidad de ser viables como país exportador de commodities o de producción primaria si no lo hacemos a cielo abierto.

EC —¿Cuál sería la alternativa no a cielo abierto?

DL —El invernáculo, la tabulación, tambos tipo feedlot. Desde el punto de vista de Uruguay la mayoría de esos casos son económicamente inviables. La producción a cielo abierto es la que le da competitividad y hace viable al sector, porque exportamos arriba del 70-80 % de lo que producimos.

EC —¿Ustedes perciben eso que decía Rosanna, que los fenómenos meteorológicos son cada vez más impredecibles? ¿Está ocurriendo eso?

DL —Es una realidad. Es difícil evaluar hacia atrás, ¿quién se acuerda de cómo fue el verano de 1995? Lo cierto es que hay eventos extremos y que uno tiene que adaptarse a ellos. Hoy en los tambos no tener sombra para las vacas en verano es hipotecar una parte muy importante de la producción y hay tecnologías para eso. Hoy en los tambos no tener silo reservado para poder darles de comer a las vacas si tenés un otoño como el del año pasado es tener hipotecado el sistema de producción. El tema es el manejo que hay que hacer. El productor se va adaptando a la realidad y va utilizando tecnología y estrategias para poder afrontar esos eventos climáticos extremos.

RD —La pregunta encierra esa preocupación de fondo, cuántos tienen la capacidad para, además, frente a todas esas herramientas, hacer un manejo financiero.

GV —Nos vamos olvidando, pero eventos de estos deben de haber sucedido toda la vida, la seca del 89, secas realmente importantes. También está pasando que la producción en Uruguay se ha ido intensificando. La agricultura, la lechería, cada vez se está produciendo con niveles de inversión mayores. Me imagino que cuando se manejaba todo a campo natural y en grandes extensiones la posibilidad de sobrevivir a un evento de falta de agua te daba otros recursos. Hoy día cada vez que tenés una seca hay pérdidas millonarias en praderas, en cultivos, y eso es lo que lo hace más sensible.

Lo que me viene llamando la atención de todos estos eventos sobre todo es la temperatura. Creo que la falta de agua y las inundaciones las tuvimos siempre, yo nací en el 58, nací en la represa de Baygorria y sobreviví con mi familia a las inundaciones del 59 en la represa. Y de esos eventos todo el mundo te dice que fue el más grande que hubo, sucedió. Pero la temperatura me tiene realmente alarmado, porque no es de ahora, es el verano pasado, es este, el 2015 fue el año más caliente a nivel mundial en los registros de los últimos 100 años.

En la parte productiva creo que también está pasando que se da una seca muy importante en un momento de precios muy malos. En la soja, con los precios que teníamos en los últimos años vendíamos a US$ 450 o a US$ 500, si te daba 1.500 kg o 1.200 kg pagabas los costos. Hoy precisás 3.000 kg para pagar los costos y el daño es mucho mayor.

AB —En primer lugar, creo que son cada vez más predecibles.

EC —¿Cómo que son más predecibles?

AB —Claro, al tener modelos, las tecnologías de predicción son mucho más exactas, en general le erran poco.

EC —Hay más fenómenos extraños, pero se los pronostica, hay capacidad para preverlos.

AB —Lo que hay es lo que decía Rosanna, más fenómenos extremos cada menos tiempo y los extremos son más intensos. El problema es que uno puede avisar, pero ahí están. Se pueden tomar algunas decisiones. Cuando yo era muy joven, hace más de 30 años, y estaba haciendo Facultad de Agronomía, llegó a mis manos un librito de Eliseo Salvador Porta que se llamaba Uruguay, realidad y reforma agraria, en el que este autor, de allá de la zona de Bella Unión, planteaba que Uruguay no podía ser un país agricultor, que tenía que ser un país exclusivamente ganadero, por los problemas climáticos. Estoy hablando del año 60 y poco, cuando lo escribió.

Si bien creo que la historia, la tecnología, el desarrollo han cambiado algunas de las cosas que Salvador Porta decía en su libro, de todas maneras tenemos una situación de estar en la rosa de los vientos que nos afecta. Y con todos los problemas del cambio climático, nos afecta más.

Hay algunas cosas que se pueden hacer y hay algunas cosas que se hicieron y creo que eso está bueno. Y no las hizo el Gobierno o los productores, las hizo el Gobierno con los productores. Me refiero por ejemplo a los bancos de forraje, a los bancos de granos, a los campos de recría o al desarrollo del agua para la producción.

EC —Dice uno de nuestros oyentes, Ricardo: “Con gusto les puedo mostrar un diario de fines del siglo XIX en el que se relatan las más grandes calamidades climáticas por parte de un productor. Si lo leen sin conocer la fecha, parece que se está hablando de los últimos años”.

[…] —El “qué tiempo loco”.

EC —Por otro lado, Raúl hace notar que enero de 2016 fue récord en temperatura mundial desde 1880, según la NASA.

PC —Como ciudadano o habitante de este planeta, tengo una actitud o una preocupación, y como productor tengo una actitud diferente en el sentido de que lo que hago es prepararme para esos extremos. Recuerdo que en la seca del 89 murió una barbaridad de ganado y en la siguiente seca ya se daba de comer, ya se tenía una estrategia. En eso hemos mejorado y evidentemente una seca de hoy no tiene nada que ver con lo que era una seca cuando yo era niño.

En esos paquetes yo veo mucha simpleza a veces en las conclusiones. Por ejemplo “regás y chau”, o “hacés un pozo”, cosas tan simples como esas. Yo veraneo casi siempre en Florianópolis, además estudié en Brasil, y es una constante que a las seis, siete de la tarde te caen 5, 6, 10 mm. En los cultivos de la facultad, cuando hacía mi tesis, los maíces eran monstruosos sin poner una gota de agua.

Es decir que cuando pensamos en regar no tenemos que comparar con riego y sin riego y produje el doble porque regué. Tenemos que comparar si el costo con riego de esos 5.000 kg que conseguí sacar es menor que el que tiene Brasil con la lluvia de las seis de la tarde, porque el precio del maíz es uno solo. Es bastante complejo y hay bastante simplicidad. Yo veo muchas más cosas para hacer en el riego en pasturas que en cultivos agrícolas, por lo que decía Daniel, porque esto es producción a cielo abierto y la competitividad nuestra hoy está mucho más en producir con bajo costo que en sofisticarnos en tecnología.

EC —Dice un oyente, Walter: “Se puede empezar con el cambio de modelo productivo agroecológico orgánico. Sí, se puede”.

PC —Si puede mandar las explicaciones, serán bienvenidas.

EC —¿Entienden a qué se refiere el oyente?

RD —No.

[…] —Puede ser muy amplio. No hay que negarse a nada, tampoco generar visiones casi teológicas acerca de algunos modelos de producción. Creo que está bueno y que aporta, ahora va a empezar un plan nacional de agroecología que se está discutiendo, eso también aporta. Pero no contra sino a favor de.

EC —¿Qué se entendería por agroecología y en este contexto que estamos discutiendo en este momento?

[…] —En el tema ambiental vinculado al clima hay una serie de búsquedas de especies criollas resistentes, por ejemplo, hay todo un movimiento de semillas criollas que se pueden adaptar mejor a estas situaciones, que pueden llegar a ser parte de producir a menor costo. Hay una serie de manejos, de tecnologías adaptadas a nosotros mismos y no importadas, que podría ser. Pero me resisto a las visiones dogmáticas en cualquier extremo, en el desarrollismo más tecnológico o en el ecologismo más enervado.

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RD —Nos gustaría escuchar los comentarios de los oyentes, por las distintas vías, sobre esta propuesta nueva de inicio de año de intentar acercar los temas más candentes del sector agropecuario a aquellos que están en el tema y a los que no están, en lugar de hacer un único tema.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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