Entrevistas

Criminólogo Nicolás Trajtenberg: “Los políticos deben tener el coraje de decirle a la ciudadanía que el problema del crimen es serio, pesado, costoso, y que tenemos que estar dispuestos a ceder bienestar a cambio de mejorar en 10 o 5 años”

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Hubo 19 homicidios en los primeros doce días del mes de octubre.

Ese número, sumado al tipo de asesinatos, cargados de violencia y crueldad al estilo mafioso, reavivó el debate sobre la política de seguridad pública del nuevo gobierno.

Desde la oposición se advirtió que el ministro del Interior, Jorge Larrañaga, no estaba logrando los resultados que había prometido.

Larrañaga respondió que los problemas se deben, en parte, a la situación de emergencia que dejó el gobierno anterior en materia de seguridad, y, por otro lado, a que su cartera está empeñada en un combate más frontal al narcotráfico que deriva en enfrentamientos entre criminales.

Habló también el presidente de la República, Luis Lacalle Pou. Consultado por la prensa este lunes, dijo que él está “alarmado” por la ola de violencia, se negó a quitarle gravedad a las muertes considerándolas “ajustes de cuentas” y agregó otra causa posible del fenómeno: el cierre de fronteras.

No quiero entrar en lo que siempre critiqué, que es rotular un homicidio de ajuste de cuentas, como si la vida de esa persona no importara tanto. Un homicidio es una muerte. Básicamente, en estos tiempos ha habido un combate frontal muy fuerte al narcotráfico. Además, con el cierre de fronteras se complica el ingreso de droga al país y eso lleva a más competencia, y la competencia delictiva genera violencia, y la violencia genera, en este caso, homicidios. ¿Lo justifico? ¿Le doy grado de muerte de segunda? No. Simplemente digo que hay una explicación.

Para analizar esta situación desde la academia conversamos esta mañana En Perspectiva con Nicolás Trajtenberg, uruguayo, doctorado en Criminología por la Universidad de Cambridge y hoy en día radicado en Cardiff, Gales, donde es profesor en la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de Cardiff.

Destaques de la entrevista:

    • "Las comparaciones con el año anterior son un poco engañosas, hay que ir viendo la tendencia de la violencia a largo plazo"
    • "Hay que tener cautela a la hora de decir que algo es producto del gobierno o de la pandemia porque es un cambio en dos períodos y sin mucha capacidad de controlar. Siendo cauteloso con eso hay que reconocer que es posible que los dos factores puedan estar operando"
    • "La pandemia afecta negocios económicos legales e ilegales, eso genera complicaciones a la hora de conseguir suministros, vender y comerciar y si las autoridades están interviniendo de manea más directa, eso reduce los mercados y genera conflictos entre criminales"
    • "Uno puede querer apelar a una política más dura pero tiene que ser una política que apueste a la certeza, no a la severidad o a meras señales simbólicas"
    • "Incrementar penas, decir que se va a ser más duro o que se acabó el recreo, si no se traduce en una fuerte inversión presupuestal, de manera que efectivamente aumenten los costos para potenciales ofensores, no tiene casi efecto"
    • "Hay que ser conscientes de que el problema de reducir la violencia es un tema complejo en todas las partes del mundo"
    • "América Latina es el lugar más complicado del mundo, donde hay los mayores niveles de violencia y donde hay los menores niveles de investigación, por lo que tenemos un gran desafío"
    • "Si uno quiere ser duro con el delito, ser duro con el delito significa ser particularmente severo, aumentar la certeza a ser castigado pero también significa atacar al delito en toda la cadena"
    • "Tendemos a pensar que la violencia y el delito organizado solo están concentrados en un lugar de la periferia pero eso tiene vasos comunicantes importantes con las personas de traje y corbata que cometen delitos"
    • "Los políticos tienen que poder tener el coraje de decirle a la ciudadanía que el problema del crimen es un problema muy serio, pesado y costoso y que tenemos que estar como ciudadanos dispuestos a ceder bienestar a cambio de mejorar Uruguay a 10 o 5 años"
    • "Creo que en América Latina las soluciones a los problemas de violencia no se dan de un año para el otro. Yo no apostaría venderle eso a la ciudadanía porque lo que voy a generar es más desencanto y desilusión"

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