Ciencia y Tecnología

Parque de las Ciencias: Una zona franca de 55 hectáreas centrada en la industria farmacéutica

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Esta mañana En Perspectiva visitó el Parque de las Ciencias, una zona franca de 55 ha sobre la ruta 101 orientada desde un principio a la industria farmacéutica y a la que lentamente se han sumado prestadores de servicios. Nacida en 2010, hoy alberga a 33 empresas e implicó una inversión total de US$ 165 millones, muy por encima de las proyecciones iniciales, según su gerente general Enrique Buero.

EN PERSPECTIVA
Lunes 11.04.2016, hora 10.17

EMILIANO COTELO (EC) —La zona franca Parque de la Ciencias nació en 2010 aquí, en la Ruta 101 km 23.500, Colonia Nicolich, con el objetivo de captar inversiones destinadas a la innovación, la investigación y el desarrollo. 

El grupo farmacéutico Mega Pharma, con sus diferentes edificios, es el ancla en torno al cual gira el Parque de las Ciencias, pero ya están instaladas otras empresas y otras se encuentran en construcción o proyectadas.

Hoy hemos venido hasta aquí para conocer cómo viene dándose esta evolución y, de paso, analizar cómo se ubica este espacio en esta zona del departamento de Canelones, que se ha ido convirtiendo en un corredor logístico e industrial.

En este momento recibimos al doctor Enrique Buero, que es gerente general del Parque de las Ciencias.

Vayamos a la definición básica: ¿qué es el Parque de las Ciencias? En la promoción ustedes anuncian que está dedicada a ciencia, tecnología, industria y logística.

ENRIQUE BUERO (EB) —Correcto. Parque de las Ciencias es un parque de negocios de 55 hectáreas de extensión que pretende albergar actividades industriales, comerciales y de servicios funcionando bajo el régimen de zona franca, o sea, ofreciéndoselo a las empresas que están dentro del parque. Tenemos el foco principal orientado hacia ciencias de la vida, actividades de alta tecnología y alto valor agregado, y todos los servicios relacionados con ese tipo de actividades que requieren esas empresas para poder funcionar.

EC —El oyente puede preguntarse cuál es la diferencia con Zonamérica, que está bastante cerca, en la intersección de la Ruta 8 y la 102.

EB —En algún aspecto podemos ser parecidos porque los dos somos parques y estamos cerca, para quien lo ve de afuera es un proyecto similar. Sin embargo, aquí hemos hecho mucho foco en la infraestructura. Este parque nació de la mano del proyecto de Mega Pharma, que al ser industria farmacéutica con la iniciativa de construir una planta de última tecnología, requería una infraestructura industrial muy sofisticada que le proveyera todos los servicios. Esa es un poco la razón de ser del parque.

EC —¿Qué es eso de “infraestructura industrial”?

EB —Cuando proyectamos el parque en lo que más foco hicimos es en la infraestructura. El parque tenía que tener plantas para el tratamiento de efluentes y la potabilización del agua, así como un sistema de combate de incendios de características industriales que pudiera alcanzar los 23 metros de altura del almacén de materias primas de Mega Pharma. También se tenía que procurar la redundancia en todos los servicios: a este tipo de industrias nunca les puede faltar el agua ni la energía, teníamos que tener los servicios redundantes para asegurar el suministro del servicio si había alguna interrupción, por eso todo el tendido de servicios en el parque está hecho mediante anillos, todo soterrado. Después tenemos circulación independiente de transporte pesado y proveedores respecto a peatones y autos particulares: estos últimos circulan por nuestros bulevares internos y el transporte pesado por un camino perimetral que circunda toda la zona franca…

EC —Los bulevares internos son estos que, quienes están siguiendo la emisión en video, pueden ver en la toma que estamos realizando desde la ventana de esta oficina. Ahí están los  caminos para los vehículos livianos.

EB —Correcto, lo que ven en la imagen son los bulevares centrales de doble circulación, donde circulan peatones y vehículos particulares. El transporte pesado circula por un camino perimetral que tenemos. De esa manera conviven las actividades industriales con las comerciales y de servicios, en el sentido de que quien sale a almorzar no se cruza con un camión con acoplado.

EC —La localización tiene sus ventajas también, ¿no?

EB —Sin duda, uno de los aspectos estratégicos del proyecto era que teníamos que estar cerca del aeropuerto. Eso también va un poco de la mano de quién era nuestro cliente ancla. Mega Pharma y la industria farmacéutica tienen productos de mucho valor y poco volumen que por lo general sale [a la exportación] vía aérea. Estar cerca del aeropuerto era un aspecto clave.

También con el anillo perimetral logramos una conectividad con el puerto que es bastante buena también.

Por último, por supuesto, por su ubicación estratégica -en términos carreteros, pluviales, etcétera- Uruguay se presentaba como una muy buena opción frente a otras en América Latina.

EC —Recuerdo que en las primeras notas que hicimos sobre el tema los responsables del proyecto enfatizaban en el concepto de un parque industrial “de baja densidad”, con mucho espacio verde, eso que justamente se ve en las imágenes. ¿Por qué se fue por ese camino?

EB —Eso pasa por dos cosas. En primer lugar es un tema normativo, nosotros con la Intendencia de Canelones tenemos acordado hasta un 50 % de ocupación del suelo, o sea que 50 % del parque tiene que ser verde, permeable, son áreas verdes donde no vamos a edificar. En segundo lugar, los proyectos en los cuales hacemos foco y a los cuales apuntamos, al menos como primer target, son de muchos metros y no tanta densidad en cantidad de personas. Si comparamos, por ejemplo, 22.000 m2 de planta farmacéutica de Mega Pharma con un call center, la densidad de personas es claramente distinta. Por lo tanto, tenemos baja densidad en espacios a construir.

Este proyecto va a tener siempre este aspecto distendido, incluso cuando alcance su máximo de ocupación. Por eso también los bulevares amplios, los canteros centrales amplios y mucha vegetación, ese va a ser el aspecto del parque incluso cuando esté lleno. Por otro lado también va a mantener la baja densidad en personas, por el tipo de proyectos a los que apuntamos.

Ahí va también un poco nuestra diferenciación de, por ejemplo, Zonamérica, que tiene una cantidad de personas mucho mayor. Este tiende a ser un proyecto de menor cantidad de personas, de metros industriales, de más tecnología en los proyectos de industrialización, lo cual también tiene un impacto, obviamente, en el número de personas que trabaja en el parque.

EC —Ya volveremos al aspecto del lugar, Rosario va a hacer su aporte en ese sentido, pero para terminar de introducir el Parque de las Ciencias detengámonos en el factor zona franca. Esto es una zona franca y una de las ventajas que ustedes promocionan es la optimización de la eficiencia fiscal. ¿Podemos desarrollar este aspecto?

EB —Sí. El régimen legal -que lo establece la ley 15.921, de 1987- concede a las empresas la posibilidad de operar libre de impuestos. Básicamente libre de Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE), del Impuesto al Patrimonio. Además, brinda ciertos beneficios aduaneros, por ejemplo, aquí las mercaderías y las materias primas ingresan en tránsito y las estructuras metálicas para montar edificios ingresan a precio CIF, no hay una carga aduanera.

Todo eso hace que al momento de hacer una inversión rinda mucho más si es dentro de una zona franca, porque no tiene todas esas cargas impositivas. Por otro lado, también logra que en la operativa de la empresa el factor fiscal no genere un peso adicional en su estructura.

EC —La pregunta que surge enseguida, siempre, cuando tratamos estos temas es: ¿dónde está la ventaja para el país?, sobre todo porque el Estado sacrifica recaudación.

EB —Por supuesto. Sin dudas hay ventajas, muchas. En primer lugar porque hay muchas cosas que vienen a Uruguay gracias al régimen de zona franca que, de lo contrario, no vendrían. Cuando a veces se habla de “renuncia fiscal” en realidad se puede estar hablando de renunciar a algo que de lo contrario no hubiese venido.

Ese es también un claro ejemplo de lo que está pasando aquí con Mega Pharma: está montando una planta que claramente no está mirando a Uruguay, de no tener un régimen de atracción de inversiones como es la ley de zona franca difícilmente pensaría en Uruguay como localización de la inversión. Eso por un lado.

Después, toda la actividad de estas empresas es mano de obra. Hoy las zonas francas en Uruguay emplean a 15.000 personas que a su vez pagan su Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas, consumen bienes y servicios y pagan su Impuesto al Valor Agregado. Estas empresas además mueven la economía, porque contratan servicios y compran insumos en plaza y esas empresas también tributan sus impuestos, contratan servicios de transportista, aduaneros…

El efecto derrame en la economía es algo que todavía no está medido. Con la Cámara de Zonas Francas del Uruguay se está trabajando para medir cuánto es el derrame que tienen en la economía las zonas francas, porque puede ser que incluso sea igual, superior o inferior de lo que pagarían esas empresas de impuesto a la renta, por ejemplo. Hay que ver.

EC —En diciembre de 2011 se inauguró el edificio corporativo del Parque de las Ciencias, este donde nos encontramos nosotros esta mañana. Es la torre de cuatro pisos destinada a las oficinas de las empresas que operan en la zona franca, ese es el destino de este local que fue diseñado por el estudio [de arquitectos] Gómez Platero y que, de algún modo, funciona como el emblema de este Parque de las Ciencias, es el que la gente ve cuando pasa por la Ruta 101.

Cuando se inauguró Rosario visitó el lugar y contó y describió lo que estaba viendo En Perspectiva. Hoy ha vuelto con nosotros, está por ahí afuera.

Rosario, ¿cuánto ha cambiado este predio desde aquel momento?, ¿qué ha pasado en estos cuatro años y medio?

ROSARIO CASTELLANOS (RC) —En realidad ha cambiado mucho. Les cuento lo que vi en 2014. En ese entonces lo que había es ese gran techo que señala el acceso, con la aduana, la barrera y la garita de seguridad donde se controla el ingreso a la zona franca. Luego había un proyecto urbanístico que estaba perfectamente delineado, con un fraccionamiento con los lotes donde se ubicarían los edificios y ese diseño de caminería -que el doctor Boero estaba explicando que tiene que ver con la separación entre el tránsito pesado y el liviano- y las sendas peatonales que, arriba del cordón y en medio de esta zona verde, se van desarrollando de forma de llegar a todos lados.

Pero además había un proyecto paisajístico más que interesante, porque tiene mucho verde, árboles que entonces eran chiquititos y que ahora crecieron, canteros, platos de agua y fuentes con chorro central. Todo eso ya estaba.

¿Qué apareció ahora? Estos edificios. El único edificio que visité en 2014 era justamente el corporativo, donde están ustedes. Todo el proyecto corresponde al estudio de arquitectos Gómez Platero y ese edificio era el único que estaba y ya llamaba la atención. Ahora, rodeado como está, con estos dos monstruos de Mega Pharma, también el entorno cambió.

Pero no son los únicos. Un poco más alejados están los dos galpones de Selenin, enfrente hay otro que no está identificado, así que no sé a qué empresa corresponde, y hay uno en construcción para Eriochem. También hay una especie de local de comidas a la entrada, que se llama Crazy Creps, y algunos otros servicios, como cajero automático.

Hasta los teros llegaron. Si bien sé que tú querías incorporar algún sonido de teros, el silencio acá es tal que ni los teros gritan así que, además de las fotos, no pude obtener otro testimonio de esto que les estoy contando. Pero fundamentalmente lo que llama la atención es eso: la tranquilidad del lugar, la serenidad de todos los desplazamientos y el verde, que en este otoño particular, cuenta tanto para conformar la belleza del lugar.

EC —Agrego que el sol se ha ido sumando a esta mañana de En Perspectiva aquí, en el Parque de las Ciencias. A las 7.00 estaba muy nublado y ahora hay una buena luminosidad. Eso, claro, realza todo el aspecto del entorno.

En cuanto a sonidos, los teros aparecen a cada rato. Ahora capaz que se callaron, pero son, digamos, el bicho característico, el que se hace notar.

¿Qué otros sonidos puede haber? Algo del tránsito por la Ruta 101, efectivamente, y cada tanto algún avión. Pero la nota general es la de la paz, seguramente eso facilita mucho las tareas, no van a poder decir que acá están estresados, ¿no?

EB —No, no hay forma, y después de que uno se acostumbra a trabajar así es difícil volver al centro de la ciudad.

EC —Para terminar esta primera parte, ¿cuáles han sido los impactos del Parque de las Ciencias en la zona, en su entorno?

EB —En primer lugar, durante la etapa de obra de este proyecto, ya empezamos a crear impactos en infraestructura. El proyecto incluyó una cantidad de obras que no son propiamente adentro del predio, como puede ser un camino auxiliar que va por el costado de la Ruta 101 para que pueda circular por ahí la gente de las colonias cercanas -básicamente Colonia Nicolich y Aeroparque-. También hicimos obras de semaforización, se acondicionó la rotonda de la Ruta 101 y 102, se hicieron veredas para la circulación peatonal… Ese fue el primer impacto grande que tuvimos, colaborando con la escuela, el Centro de Atención a la Infancia y la Familia, la policlínica de la zona, etcétera.

Una vez que salimos de esa fase de obra inicial empezamos a tratar de impactar en la parte más social y humana. Ahí lo primero que hicimos son unos programas que se llaman Parque de las Ciencias Desarrolla, con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo y de Uruguay XXI. Ya hicimos dos ediciones, una en 2014 y otra en 2015, junto con la Alcaldía de la Colonia Nicolich. El primer año capacitamos a 100 personas y el segundo año a 80, en ambos casos en operaciones logísticas con especial foco en productos farmacéuticos. La idea era que esas personas, al momento de postularse para alguno de los trabajos que han ido surgiendo -que son logísticos, industriales, etcétera- tuvieran un factor diferencial, una herramienta adicional para poder acceder a esos puestos de trabajo.

Algunas de esas personas están empleadas en empresas que trabajan dentro del parque, pero muchas otras lo están haciendo en empresas de la Ruta 101. Esa era un poco la idea.

EC —¿Ustedes tienen medido qué porcentaje del personal del Parque de las Ciencias viene del entorno geográfico más cercano?

EB —No, la verdad es que hoy no lo tenemos medido. Sí sabemos que tenemos un gran componente de gente de la zona y tratamos de fomentarlo, en el parque y en las empresas. La proximidad tiene ventajas en todo sentido, también en que la gente de la zona sienta como propio el proyecto, que no sea algo raro inmerso en un entorno y que las personas no sepan muy bien qué es, sino que sea el lugar donde trabajan ellos, un pariente o un amigo. Eso es importante para que el proyecto esté integrado en la zona. Hay también un tema de proximidad, de acceso al trabajo, de transporte, siempre es bueno tratar de fomentar el empleo en la zona.

EC —Nos preguntaban desde la audiencia si existen visitas, si es posible recorrer este lugar. Con esa y otras preguntas volvemos en el final de esta entrevista.

***

EC —¿Qué es este Parque de las Ciencias, este conjunto de edificios y de parques que muchos de ustedes tienen que haber visto cuando circulan por la Ruta 101, entre el Aeropuerto de Carrasco y Pando? Hasta aquí nos hemos venido esta mañana, concretamente al kilómetro 23.500 de la Ruta 101.

Lo hicimos para conocer de primera mano Mega Labs, la planta farmacéutica inaugurada por Mega Pharma el mes pasado, con una inversión de US$ 110 millones, pero también para ver globalmente en qué consiste esta zona franca y a dónde va, con qué nuevos proyectos, por ejemplo.

Acerca del conjunto del parque es que estamos conversando con el doctor Enrique Buero, gerente general del Parque de las Ciencias.

Rosario contaba recién cómo luce este espacio si uno lo recorre por afuera, si camina por sus veredas, sus calles y su césped. Veamos esa evolución que ella notó desde la inauguración hasta ahora, pero ahora con datos concretos: ¿cuántas empresas están presentes hoy en el Parque de las Ciencias?

EB —Hoy tenemos operando a unas 33 empresas, 33 usuarios de zona franca, con una inversión total -entre nosotros, Parque de las Ciencias, y las diferentes empresas- de unos US$ 165 millones, lo cual nos pone muy contentos y muy confiados del éxito del proyecto. Este es un proyecto que en su momento se comprometió con el gobierno, para ser autorizado, a invertir US$ 93 millones al 31 de diciembre de 2019, y hoy ya tenemos $ 165 millones y va en ascenso.

EC —De esas empresas ya mencionamos que el “ancla” es Mega Pharma, que además impulsó el proyecto. ¿Qué otro tipo de firmas hay?

EB —Además de Mega Pharma tenemos otros laboratorios y compañías farmacéuticas con otro tipo de operaciones, algunas más de trader, otras tercerizando alguna parte de su proceso de valor agregado -como Selenin, que presta servicios de fraccionamiento, acondicionamiento- y utilizando distintos tipos de figuras para operar en el parque.

En materia de construcción de plantas farmacéuticas ya tenemos en curso la segunda construcción, que es la de la empresa argentina Eriochem, que es un laboratorio de inyectables oncológicos que proyecta exportar desde aquí a Estados Unidos y Europa, con lo cual es muy importante para nosotros que ya está en etapa de ejecución.

La etapa uno -que es control de calidad, desarrollo de nuevos productos y oficinas- estiman terminarla a mediados de este año y la segunda empezaría antes de fin de año y en ese caso ya estaríamos hablando de la planta de producción de inyectables, que son 5.000 metros más de espacio.

EC —Pero, por ejemplo, recorriendo este edificio corporativo nos encontramos con firmas de servicios, ¿no? Estudios jurídicos, agencias de publicidad, servicios informáticos, ¿de qué se trata exactamente?

EB —Correcto. Además de estas empresas farmacéuticas que mencionaba se han ido sumando actividades comerciales de terceros y además actividades de prestación de servicios. Muchos de esos prestadores de servicios han venido un poco a especializarse en sus clientes farmacéuticos, por eso tenemos estudios de abogados con foco en marcas y patentes, una empresa de marketing y publicidad que se llama Wunderman -que es un spin off de Young & Rubicam que está muy especializado en la parte de marketing de productos farmacéuticos-, un estudio de ingeniería que es top tres en América Latina en diseño de plantas farmacéuticas y emprendimientos relacionados con la salud, oficinas de contadores que prestan servicios de auditoría para la industria farmacéutica -y otras compañías también, pero se tienden a especializar en la industria-, una empresa española de salas limpias y una segunda instalándose, cuatro operadores logísticos, una empresa de producción de materia prima para cosméticos, una empresa de electrónica…

De a poco se ha ido conformando un ecosistema de servicios, de actividades comerciales e industriales, que es un poco a lo que aspirábamos con el parque. Este parque no aspira a ser solo ciencias de la vida, claramente ese es nuestro foco principal, pero queremos que sea mucho más rico que eso, porque eso va a permitir su desarrollo pleno. A su vez es lo que lo vuelve atractivo para captar a estos clientes relacionados con ciencias de la vida, alta tecnología de alto valor agregado, que si bien no son nuestro único foco sí claramente son nuestro foco principal y es a donde seguimos apuntando siempre con nuestras campañas de producción del parque, etcétera.

EC —Más temprano, cuando hablábamos de Mega Pharma, nos enterábamos de que ese grupo, contando sus oficinas, el Centro de Investigación y Desarrollo y agregando la planta Mega Labs, está en 350 personas contratadas. ¿Cuál es la planilla del conjunto del parque?

EB —Hoy el conjunto del parque alcanza unas 550 personas en empleo directo. Estimamos que el empleo indirecto que generamos está en unos 200 puestos más.

A mediados del año pasado estábamos en 360 trabajadores, hoy estamos en 550 o 540, un poco porque Mega Pharma puso en funcionamiento su planta y eso disparó la contratación de más personal. La idea es… estimamos, entre mediados o fines de este año poder alcanzar las 750 personas trabajando en el parque con empleo directo.

EC —En materia de exportaciones, porque ese es el fin último de una zona franca como esta, ¿qué vienen diciendo los números?

EB —Los números son buenos. A finales del año pasado en los últimos 12 meses habíamos exportado US$ 155 millones desde el Parque de las Ciencias. Estimamos que la puesta en funcionamiento de la planta de Mega Pharma nos va a dar un mayor volumen de exportación en los próximos meses. Sin duda lo hará en los próximos años en la medida que la planta vaya incrementando su producción.

Eso sumado a todos los actores que se van incorporando al parque, no es solo Mega Pharma, que empezó siendo nuestro cliente ancla y principal promotor. Lo sigue siendo, un poco por el monto de la inversión y la cantidad de metros que ocupa dentro del parque, pero hemos ido sumando otras empresas. Eso hace que el parque lentamente vaya también tomando su propia vida, independizándose de Mega Pharma. Esta empresa hoy representa aproximadamente el 60 % de nuestra facturación, cuando en los orígenes era prácticamente el 100 %, y esperamos que siga disminuyendo con el paso del tiempo.

EC —¿Qué rubro está faltando hoy en el Parque de las Ciencias, de acuerdo a lo que ustedes tenían programado?

EB —No, la verdad es que sin duda queremos que esto siga creciendo en ciencias de la vida, porque es nuestro foco principal y la infraestructura fue pensada para ese tipo de proyectos. ¿Qué está faltando? Creo que está faltando que sigan viniendo más empresas farmacéuticas y que las sigamos buscando. Por fuera de eso…

EC —¿Cuánto espacio disponible hay todavía?

EB —Tenemos espacio disponible. Hoy en áreas construidas tenemos ya prontos 5.000 m2 adicionales de áreas industriales para alquilar a terceros. En áreas de oficinas tenemos todavía 3.000 metros libres. En predio, que es la otra posibilidad -podemos construir nosotros mismos u ofrecerle al cliente la posibilidad de alquilar un predio y construir sus propias instalaciones- todavía tenemos unas cuantas hectáreas libres como para poder albergar emprendimientos. Además, por suerte, el parque tiene 30 hectáreas linderas para el crecimiento futuro, que si bien hoy no están dentro de la zona franca ni tienen infraestructura, están en condiciones de ser anexadas al proyecto para seguir creciendo.

Espacio vamos a tener por unos cuantos años.

EC —¿Cuándo les parece que se va a alcanzar el 100 % de lo que estaba planificado inicialmente?

EB —De lo planificado inicialmente creo que hoy estamos tranquilos de que está cumplido en cuanto a inversión y metros, esa planificación inicial comprometida está superada con cuatro años de antelación. Si me preguntás qué me parece, creo que este proyecto de acá a diez años tiene que estar a capacidad plena y ya pensando en la posibilidad de anexar las hectáreas linderas.

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Transcripción: Andrea Martínez