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Corea del Norte prueba una bomba atómica para mostrar que la política norteamericana de no negociar "ha fracasado"

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La comunidad internacional se vio alarmada ayer luego de que Corea del Norte anunciara que culminó con éxito un ensayo con una bomba nuclear de hidrógeno. En Perspectiva conversó con John Everard, antiguo embajador británico en el país asiático y ex coordinador del programa de sanciones que la ONU impuso a Pionyang para frenar su programa nuclear.

El diplomático aseguró que la prueba militar del régimen comunista buscó dejar en claro que Corea del Norte integra "el club de las potencias nucleares" para forzar a EEUU a negociar bajo sus condiciones.

EN PERSPECTIVA
Jueves 07.01.2016, hora 10.22

(Audio de la cadena de televisión norcoreana)

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Escuchábamos a una presentadora de la televisión pública norcoreana informando que había culminado con éxito un ensayo con una bomba nuclear de hidrógeno. En el anuncio el gobierno comunista de Kim Jong-un asegura que continuará desarrollando estas armas de destrucción masiva mientras EEUU no cese su postura agresiva contra el régimen.

La noticia alarmó a la comunidad internacional ayer. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), presidido por el uruguayo Elbio Rosselli, aseguró que el ensayo es “una clara amenaza a la paz internacional” que merece medidas “significativas”. Por otra parte, desde EEUU se prometió una reacción “apropiada” a las “provocaciones” norcoreanas.

¿Qué derivaciones puede tener este episodio? ¿Cómo Corea del Norte pudo desarrollar una bomba de semejante potencia? Vamos a hablar con alguien que conoce al régimen de Pyongyang por dentro: estamos en contacto con John Everard, ex embajador británico en Uruguay y en Corea del Norte, quien además fue coordinador de un panel de expertos de la ONU que aplicó sanciones contra el país asiático después de que realizara un ensayo nuclear en 2009.

Ya lo entrevistamos en otras oportunidades En Perspectiva, la última vez en 2013, cuando el Gobierno de Pyongyang amenazó con iniciar una guerra nuclear contra EEUU, Japón y Corea del Sur.

NICOLÁS BATALLA (NB) —Cuando se conoció la noticia en el día de ayer los cables de prensa venían con la aclaración inmediata de que los expertos reaccionaban con escepticismo a esta noticia. Poco después china confirmó la existencia de temblores provocados por la detonación de esta bomba, ¿qué sabemos a estas horas sobre este ensayo nuclear? La pregunta viene a cuento porque muchas veces las noticias que llegan desde Corea del Norte se miran con cierto escepticismo, ¿no?

JOHN EVERARD (JE) —Sí, y con mucha precaución. ¿Qué sabemos? Los hechos son que lo que sucedió provocó temblores de 5,1 en la escala de Richter, o sea, un terremotito bastante importante. Lo que no sabemos es si la detonación fue realmente de una bomba de hidrógeno, no lo sabemos porque no sabemos a qué profundidad se detonó la bomba. Si la detonación fue solamente un poco por debajo de la superficie un temblor de esta magnitud no indicaría una bomba de hidrógeno sino más bien una explosión nuclear tradicional. Pero hay fuentes que dicen que la detonación fue muy profunda, algunos kilómetros bajo la superficie. En ese caso sí es posible que realmente haya sido una bomba de hidrógeno.

Solamente vamos a poder confirmar esta información tras algunos días porque los expertos tienen que sacar muestras del aire, porque a través de la radiación en el aire se podrá saber de qué tipo de bomba fue la detonación. Tenemos que esperar un poco más.

RA —No es la primera vez que Corea del Norte realiza un acto de este tipo, es la cuarta prueba nuclear que hace en la última década, las anteriores fueron en 2006, 2009 y 2013, todas en contra de las resoluciones de la ONU. ¿Qué grado de desarrollo tiene el programa nuclear norcoreano, qué se puede saber de eso?

JE —Es un programa que tiene muchos secretos, lo que sí se puede decir con certeza en primero lugar es que es un programa clave para el régimen de Kim. El liderazgo norcoreano se refiere en este momento al programa nuclear, es un orgullo nacional para esta gente.

En segundo lugar se sabe que sí han podido detonar algunas bombas [nucleares] en base a plutonio. Lo que no sabemos es si han podido realmente detonar bombas en base a uranio, que es una tecnología muy distinta.

Es un programa increíblemente caro. Hace unos tres años se estimó que el monto total del programa era de unos US$ 30.000 millones, eso para un país pobre es un gasto realmente indefendible vista la situación humanitaria en Corea del Norte.

NB —Esa es una pregunta que pueden hacerse muchos oyentes, ¿cómo consigue un país tan pobre desarrollar un poderío militar tan importante?

JE —Es lo que se puede hacer en dictadura, ¿no? Kim no tiene que responder ante ningún Parlamento y no hay prensa libre, así que el régimen simplemente hace lo que quiere con los bienes del país. Se trata de un régimen obsesionado con las armas con fuerza militar que cree, equivocadamente, que si tienen armas nucleares, de preferencia de hidrógeno, tienen una garantía contra una invasión, totalmente imaginaria, de EEUU. O sea, es una locura completa desde todos los puntos de vista.

RA —¿La comunidad internacional sabía que Corea del Norte estaba desarrollando una bomba nuclear de hidrógeno?

JE —No, no sabíamos nada hasta el 10 de diciembre, cuando Kim sorprendió al mundo anunciando el programa de desarrollo de una bomba de hidrógeno. Hasta ese momento el programa se mantuvo completamente en secreto, ni siquiera los chinos sabían de él.

RA —Los chinos que son sus aliados, es con quienes Corea del Norte tiene las mejores relaciones.

JE —Sí, también se sorprendieron. Por casualidad el mismo día en el que Kim anunció el desarrollo de la bomba de hidrógeno había un grupo musical de chicas, las Moranbong, que iban a dar un concierto musical en China. Los chinos, muy enojados con esta noticia, bajaron el nivel de presencia de autoridades en los conciertos desde el Politburó chino hasta el viceministro. Los norcoreanos, también enojados, anularon todos los conciertos. Hubo un pequeño conflicto diplomático.

Pero hasta ese momento parece que los chinos no sabían nada de ese programa. Quedaron un poco asustados y muy enfadados con los norcoreanos.

NB —¿Y por qué se produce este cortocircuito entre China y Corea del Norte, siendo que Corea del Norte no tiene tantos aliados y debería apoyarse en China?

JE —Claro, si Corea del Norte, teóricamente, fuera un país gobernado por uruguayos razonables e inteligentes, mejoraría las relaciones con claves con China, que es una superpotencia regional, la segunda economía del mundo y la pareja comercial más importante, con holgura, que tiene Corea del Norte. Lamentablemente, el régimen de Kim simplemente no actúa de esta manera. El detonar una bomba de hidrógeno, aunque influya de manera muy negativa en las relaciones bilaterales con China y ponga en riesgo el comercio más importante que tiene el país, Kim lo ve como una cuestión de honor y orgullo nacional. Para él eso es más importante que cualquier cuestión económica.

NB —¿Qué mensaje busca dar Corea del Norte con esta detonación?

JE —Que nosotros somos fuertes, que no nos vamos a someter a ninguna sanción de otros países y que realmente somos miembros del club de las potencias nucleares. También un mensaje que uno no tiene que adivinar, porque lo dijeron muy claramente, es que ha fracasado la política estadounidense hacia Corea del Norte, la paciencia estratégica, el no hacer nada, no negociar, simplemente esperar que los eventos en la península coreana tomen su curso. Rodong Sinmun, el periódico del partido obrero norcoreano, ha publicado hoy un editorial muy largo diciendo: los estadounidenses tienen que tomarnos en serio y tienen que negociar con nosotros bajo nuestras condiciones. Uno puede imaginar cómo va a ser recibido eso en Washington.

RA —Si vamos a lo que pueden ser las sanciones a las que se expone Corea del Norte, después de condenar el ensayo nuclear, ¿China puede llegar a facilitar las cosas dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, por ejemplo, para promover nuevas sanciones contra Corea del Norte?

JE —Esa es una de las preguntas claves del momento, simplemente no lo sabemos. China declaró ayer poco tiempo después de la detonación que iba a cooperar con la comunidad internacional para poner término a las armas nucleares en la península coreana. Cómo eso se va a reflejar en la práctica aún no lo sabemos, los miembros del Consejo de Seguridad, por supuesto, siguen reunidos, habrá debates muy intensos seguramente sobre lo que hay que hacer. Si China está de acuerdo con más sanciones ese sería un cambio importante en la región.

Otro punto importante es no solamente lo que incluyen las sanciones sino su implementación. Ese siempre ha sido el punto débil de la posición de la comunidad internacional.

RA —¿Por qué?

JE —El Consejo de Seguridad puede imponer todas las sanciones que quiera, pero si los estados miembros, y sobre todo China, no las toman en serio ni las aplican, no se gana nada. Otra pregunta muy importante en este momento es si China va a, finalmente, implementar las sanciones existentes. Si lo hace, esa sería una de las peores pesadillas del régimen de Kim.

NB —Usted fue coordinador de un panel de expertos de la ONU cuando se aplicaron sanciones contra Corea del norte después de que realizara uno de los últimos ensayos nucleares, el de 2009. ¿En qué consistían esas sanciones, en qué quedaron?, ¿ayudaron en algo, que parece que no, a frenar el programa nuclear norcoreano?

JE —Las sanciones de la ONU son muy enfocadas, no se trata de sanciones económicas como las que se aplicaban contra Irán, sino sanciones que tienen como meta impedir a Corea del Norte obtener los materiales y el equipo que necesita para desarrollar su programa de armas de destrucción masiva. Obviamente las sanciones no han podido impedir totalmente el programa, como vimos muy claramente ayer, la detonación tuvo lugar, pero sí lo han frenado bastante. Sin estas sanciones probablemente el mundo se encontraría en una situación aún peor que la actual.

NB —¿Qué cabe esperar de ahora en más? ¿Hay posibilidades de que este conflicto escale hacia una intervención armada, por ejemplo?

JE —Lo dudo fuertemente. Los expertos militares han analizado muchas veces la posibilidad de una intervención militar, pero el problema es que las defensas norcoreanas son muy fuertes, tienen túneles muy profundos como los que ustedes recordarán de Tora Bora, en Afganistán, pero los complejos de túneles que tienen los norcoreanos son mucho más extensos y profundos. Si uno llevara a cabo un ataque convencional contra Corea del Norte seguramente empezaría una guerra que no sería corta sino muy larga y tendría muchísimos muertos. Por lo tanto, una intervención militar probablemente no va a tener lugar.

Si el camino no son las sanciones ni la intervención militar, ¿qué hacemos? Es una pregunta que aún no se ha respondido, nadie sabe qué hacer.

RA —Y retomando el tema de las sanciones, ¿qué puede esperarse ahora, en el corto plazo?

JE —El problema es que con las tres rondas anteriores de sanciones casi hemos agotados las posibilidades. Me parece que le va a costar realmente al Consejo de Seguridad inventar sanciones nuevas, pero vamos a ver, capaz que la imaginación de los diplomáticos en Nueva York es mejor que la mía.

NB —¿Cómo sigue ahora la relación entre ambas Coreas? Por ejemplo, hoy Corea del Sur anunció que retomaría la propaganda contra el régimen norcoreano en la frontera. ¿Podemos dar contexto a lo que pasa ahí, en ese lugar concreto, en esa línea que divide a las Coreas y cuál es la importancia que da el régimen norcoreano a esta propaganda de su vecina del sur?

JE —El régimen norcoreano odia esa propaganda. La verdad es que lo que se transmite no es tanto propaganda sino música, Corea del Sur es un país famoso por su música pop, noticias de vez en cuando y cosas prácticas, como recetas de cocina para los soldados norcoreanos o el clima: los infelices soldados norcoreanos tienen que saber qué día va a haber sol para lavar su ropa pero el gobierno nunca se los dice a tiempo, así que escuchan las traducciones surcoreanas para saberlo.

Pero hay que tener presente que fueron justamente estas transmisiones las que produjeron el acuerdo intercoreano de agosto del año pasado, cuando Corea del Sur empezó de nuevo, por primera vez tras muchos años, a transmitir por estos altoparlantes en la frontera. Los norcoreanos realmente temen el efecto de estas transmisiones en sus soldados, la vida de un soldado norcoreano es horrible, es muy difícil, no reciben pagos, comen mal, el servicio militar en Corea del Norte puede durar diez años y durante todo ese período se prohíbe el sexo. Así que realmente los pobres jóvenes sufren. Cuando escuchan buena música del lado del sur eso tiene cierto efecto en su capacidad de luchar.

RA —Para terminar, ¿cuáles son los próximos pasos que puede llegar a dar Kim con este tema? ¿En qué puede quedar esta prueba de bomba de hidrógeno?

JE —En su discurso del 1º de enero Kim prometió que frente a cualquier provocación, por chica o insignificante que fuera, Corea del Norte llevaría a cabo una guerra sagrada sin piedad de justicia. Así que me imagino que el restablecimiento de las transmisiones de Corea del Sur va a ser visto en Pyongyang como una provocación no menor. Vamos a ver qué implica una “guerra sagrada”, pero es evidente que Kim tiene planteadas algunas respuestas a cualquier paso de sus enemigos, simplemente no sabemos concretamente qué va a hacer, puede ser otra provocación o una acción militar, hay que tener presente que hace pocos años hundió una nave surcoreana. Puede ser otra cosa, el hombre está lleno de sorpresas y es muy poco predecible.

NB —En la entrevista que le realizábamos en 2013 usted señalaba que en Corea del Norte hay una identificación total entre el líder y la patria, por lo menos para adentro, pero uno también puede establecer esa analogía hacia afuera porque de algún modo el comportamiento de Corea del Norte parece tener mucho que ver con tener un líder tan joven. Ahora Kim tiene 32, ¿cabe esperar que con su madurez como líder se vayan produciendo cambios en la política militar y exterior norcoreana?

JE —Lamentablemente no se ha dado ninguno de los cambios que esperábamos hace tres años. La política exterior de Corea del Norte sigue igual, e incluso la política interior es más represiva ahora que cuando gobernaba el padre de Kim [Kim Jong-il], así que las cosas van de mal en peor.

Nota relacionada
Exembajador John Everard: la guerra por parte de Corea del Norte "es posible" porque esta vez "el escenario es diferente", En Perspectiva, 11.04.2013

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Transcripción: Andrea Martínez

Foto en Home: El líder norcoreano Kim Jong-Un mira un desfile militar en Pyongyang, sábado 10 de octubre de 2015. Crédito: Ed Jones/AFP Photo.