Foto: Ricardo Antúnez, adhocFOTOS
Aquellos a los que en verano les gusta hacer playa, se han ido acostumbrando a que por más lindo que esté el tiempo, es posible que durante algunos días no puedan pisar el agua.
“Cianobacterias” es uno de esos términos científicos que hemos incorporado en nuestro vocabulario últimamente. Se trata de unos organismos microscópicos que cuando aparecen de manera abundante en las aguas de ríos, arroyos, lagos y hasta en el mar, pueden provocar problemas de salud a los bañistas.
Recordarán que el verano de 2019 fue particularmente preocupante en ese sentido, con muchos días de plena temporada turística en los que se recomendaba no entrar al agua.
Y también, quizás más importante aún, las cianobacterias pueden traer complicaciones importantes para las fuentes de las que se toma el agua potable. En 2013 hubo una floración grande en la cuenca del río Santa Lucía y en 2015 otro caso en Laguna del Sauce afectó el agua potable de Maldonado.
Atacar el problema no parece ser sencillo. Sin embargo, un grupo de científicos uruguayos acaba de presentar una solución con la que creen poder mitigarlo.
Para conocer de qué se trata conversamos esta mañana con el ingeniero agrónomo Carlos Perdomo, doctor (PhD) en Ciencias del Suelo por la Universidad Estatal de Iowa (EE.UU.), profesor (Grado 5) del departamento de Suelos y Agua de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República. Perdomo es el responsable académico de una investigación llamada “Cloruro Férrico: una herramienta para controlar el exceso de fósforo”, realizada entre la Universidad de la República, el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba) y la empresa Efice.
