Editorial

Un pedido de Navidad

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Por Emiliano Cotelo ///

¿Qué tema elegir para este penúltimo editorial del año?

La actualidad, que es la base de estos comentarios de los viernes, ofrece cantidad de posibilidades en estos días.

La política uruguaya, por ejemplo, no paró todavía, pese a que ya estamos en 22 de diciembre. Por el contrario, a nivel de gobierno, y sobre todo del Parlamento, se vive un ritmo de vértigo, raro, que hasta es muy discutible, porque tengo la sensación de que se está legislando a las apuradas, con el riesgo de cometer errores e incurrir en inconstitucionalidades, pero además despreciando la búsqueda de acuerdos amplios, en particular en algunos proyectos que lo aconsejarían claramente.

Y en el ámbito internacional también las situaciones trascendentes se amontonan, desde Medio Oriente a España y Catalunya, pasando por Estados Unidos; e incluso varios países de América Latina que viven momentos decisivos, como Venezuela, Perú y nuestra vecina Argentina.

CLAVE DE NAVIDAD

Estuve tentado de elegir alguno de esos asuntos. Pero lo razoné un rato y decidí ponerme un freno a mí mismo, obligarme a bajar de esa lógica acelerada y pensar, en cambio, en clave de Navidad. Y en cuanto a la Navidad eludir, a su vez, la versión más estresante y superficial, esa que a lo largo de diciembre, y sobre todo en estas horas, nos hace correr de acá para allá para cumplir con compromisos sociales y/o comprar regalos sin ton ni son.

Los cristianos festejan en Navidad lo que esa palabra significa: un nacimiento, nada menos que el nacimiento de Jesús en Belén, y lo representan con el pesebre y la imagen de la Sagrada Familia -con María, José y el niño Jesús- esa que en los últimos años se ha vuelto muy visible en Uruguay a partir de las balconeras impresas y distribuidas por la Iglesia Católica. Pero la tradición de esa conmemoración es tan fuerte que se extiende también a quienes no profesan esas religiones. En nuestro país el calendario laico surgido del Uruguay batllista reconoció al 25 de diciembre como feriado no laborable y lo llamó Día de la familia. Y estuvo bien. Porque en ese punto convergen todas las costumbres, de cristianos y no cristianos: dedicar estos días al encuentro distendido dentro de la familia, a disfrutar y valorar los afectos más cercanos, y a agradecer lo que tenemos.

ESTA FAMILIA

En esa línea, entonces, hoy quiero celebrar la Navidad con ustedes, la familia de En Perspectiva.

En realidad –vale la pena destacarlo- ustedes movieron primero y yo hoy estoy retribuyendo mensajes que nos han llegado y que demuestran lo fuerte que es a esta altura ese vínculo que hemos ido construyendo, mañana a mañana, a lo largo de estas tres décadas largas. Un vínculo complejo, como corresponde a una familia que se precie de tal (*), con idas y vueltas, con coincidencias y discrepancias, con aproximaciones y alejamientos, con subidas y bajadas, pero siempre vivo, increíblemente sólido y muy enriquecedor, en los dos sentidos. Gracias, sinceramente, muchas gracias por esa confianza.

EL PEDIDO DE PALMIRA

Para redondear esta charla elijo uno de esos mensajes (que, curiosamente, me devuelve, de algún modo, a esa actualidad que yo había tratado de dejar a un costado).

Es un correo electrónico que llega del exterior (y, por lo tanto, reflejo de uno de los signos de estas fechas: el contacto con quienes integran la familia pero están afuera). Lo escribe Palmira, una uruguaya que hace 44 años que vive en Argentina. Ella destaca cómo el programa la mantiene vinculada con su país, nos saluda a nosotros, quienes hacemos En Perspectiva, y nos desea “lo mejor”, convencida de que “siempre lo mejor está por venir”.

Confieso que con eso, no más, ya me conmovió.

Pero su reflexión va más allá y, de hecho, se dirige a toda la sociedad uruguaya, con un llamado que me pareció muy valioso, teniendo en cuenta algunas estridencias que ha ido alcanzando el debate público en este año 2017.

Luego de recordar los hechos terribles que acaban de vivirse del otro lado del Río de la Plata, Palmira finaliza “deseando que Uruguay nunca sea Argentina y sus torpes batallas y su inútil violencia” y nos pide:

“Que la política no sea enfrentamiento estéril y destructivo. Que no socave los cimientos de la profunda ética, guía del accionar. Que los problemas puedan solucionarse a través de la palabra, elemento que nos distingue como humanos, como racionales. Que la política, como decía Aristóteles se construye sobre la base de la amistad, no sobre los restos de la destrucción que deja la lucha ciega por el poder.”

Totalmente de acuerdo, Palmira. Desde acá, con el periodismo que hacemos En Perspectiva, vamos a seguir empujando en esa dirección.

Muchas gracias por tu aporte.

Y para ti y para todos los que hacen este programa, de este lado y del otro del receptor, mi deseo de …¡una muy feliz Navidad!

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(*) Yo, que no soy católico pero siento y comparto los valores cristianos, cito con mucho gusto esta definición del Papa Francisco:

"Familia es un grupo de personas llenas de defectos, que Dios reúne para que convivan con las diferencias y desarrollen la tolerancia, la benevolencia, la caridad, el perdón, el respeto, la gratitud, la paciencia, el derecho, el deber, los limites, en fin, que aprendan a Amar, haciendo por el otro lo que le gustaría que hicieran por si mismos, sin exigir de ellos la perfección que aún no tenemos. No nacemos donde merecemos sino donde necesitamos evolucionar."

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Emitido en el espacio En Primera Persona de En Perspectiva, viernes 22.12.2017, hora 08.15