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La inversión extranjera directa en Uruguay

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Por Leonardo Costa ///

Días pasados el instituto de promoción de inversiones y exportaciones Uruguay XXI informó que Uruguay captó un promedio anual de más de US$ 2.000 millones de inversión extranjera directa en la última década, consolidándose entre los principales receptores de América del Sur en relación con su Producto Bruto Interno.

En 2014 Uruguay recibió US$ 2.731 millones, completando una década en la que los inversores extranjeros invirtieron por cifras superiores a los niveles históricos recibidos por nuestro país. En relación con nuestro Producto Bruto Interno, Uruguay es uno de los países de mayor captación de inversión extranjera directa en Sudamérica, estando en segundo lugar después de Chile, con flujos próximos al 5 % del PBI, porcentaje superior al promedio de los países del Mercosur con un 2,2 %.

El informe señala que la industria manufacturera fue la principal receptora de inversión extranjera, seguida por la construcción, el comercio y los servicios. Se menciona adicionalmente la recuperación de la inversión en el sector agropecuario. Con respecto al origen de la inversión extrajera recibida por Uruguay, se destacan inversores de Argentina, Brasil y Chile. Desde Europa los principales inversores fueron Finlandia, Suecia, España y Francia.

Los datos aportados por Uruguay XXI son por demás destacables, revirtiéndose así décadas de magro aporte de las inversiones extrajeras directas al crecimiento de la economía uruguaya y marcan –sin dudas– la importancia que la seriedad institucional, política y económica tiene en la determinación de la decisión del inversor extranjero.

En el ámbito académico se señala que la motivación de localización de la inversión extranjera directa se genera en la búsqueda de cuatro grandes elementos: la de recursos naturales; la de mercados; la de eficiencia y la de activos estratégicos.

En el caso de Uruguay los recursos naturales ofrecieron a los inversores oportunidades de negocios en el sector forestal como fue el caso de las plantas de celulosa y en el sector agropecuario impulsado entre otros factores por el precio de los commodities del sector. La ubicación del país en la región pudo ser vista por los inversores al momento de buscar mercados en los países vecinos.

Otros aspectos a destacar en Uruguay son algunos activos estratégicos que podemos ubicar en ciertos intangibles que el país mantuvo durante la crisis de 2002 como fue mantener el respeto a los contratos. Mientras en Argentina se gritaba a los cuatro vientos el supuesto triunfo del no pago de la deuda, Uruguay optó por defender a capa y espada una reprogramación de su deuda partiendo de la base del reconocimiento de la misma y de la obligación de pagarla, a pesar de ciertas opiniones favorables al default por parte de algún organismo internacional.

Claramente, a nuestro juicio, parte de los beneficios recibidos en materia de inversión extranjera directa pueden encontrarse en la respuesta que el Uruguay dio frente a la crisis y al compromiso inquebrantable de defender el valor del contrato como una manifestación escrita del valor de la palabra de un país.

Cabe señalar el papel clave que en el inversor jugaron la estabilidad política del país, la seriedad en el manejo de la economía, así como la tradición de la defensa de la seguridad jurídica y el estado de derecho consolidado en reglas claras y previsibles. Asimismo, los bajos índices de corrupción política –según lo destaca Transparencia Internacional– fueron factores que seguramente los inversores tomaron como relevantes al momento de la toma de decisiones empresariales.

Todos estos elementos que el Uruguay supo cultivar deben hoy más que nunca cuidarse y fortalecerse de manera que en los próximos años los números de la última década se mantengan y crezcan en un mundo que cada día compite más por atraer a los inversores. Debemos, sin embargo, reconocer que no todo son flores y que existen luces amarillas que marcan la necesidad de prudencia y de acción. Temas como la seguridad, la exclusión social, la educación deberán ser las prioridades en los próximos tiempos de manera de continuar en la senda de crecimiento como única forma de asegurarnos los uruguayos mejores condiciones de vida.