Editorial

Ilusión y cambio marcan campaña electoral en España

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Por Susana Mangana ///

Quién diría que el movimiento ciudadano denominado “Indignados” –surgido en España hace cuatro años y que se extendió como reguero de pólvora por países como Grecia, Israel o EEUU, quizá inspirado por las revueltas árabes, pero sobre todo como manifestación evidente del hartazgo de una sociedad hastiada de la política tradicional y las corruptelas del poder– se iba a constituir en una plataforma política capaz de presentarse como alternativa en las elecciones generales del próximo 20 de diciembre.

El partido Podemos que dirige el mediático Pablo Iglesias logró ilusionar a un amplio espectro de votantes que desconfían de los partidos tradicionales. Atrás quedaron los inicios inciertos en los que reinaba la incertidumbre de si la plataforma, un tanto anárquica y amorfa, del movimiento Indignados podría dotarse de un programa capaz de ofrecer un conjunto de políticas coherentes con las necesidades económicas de un país duramente azotado por la crisis.

Podemos aglutina hoy a los votantes de izquierda desencantados con Izquierda Unida y a aquellos que en su momento siguieron a una promisoria Rosa Díez de UPyD que finalmente no cuajó como alternativa real al tradicionalismo. Asimismo, la otra formación renovadora de la política española, Ciudadanos, ha logrado insuflar esperanza y una cuota de ilusión en aquellos votantes de centro y derecha que ya no quieren seguir apostando al conservadurismo del partido en el poder, el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy. Su líder, Albert Rivera, comparte con Iglesias de Podemos juventud y un aire de renovación que hace largo rato se necesitaba en la política española.

Desencantados y frustrados con la forma de hacer política de PSOE y PP, los españoles hace años que vienen exigiendo cambios profundos a sus políticos. El paro, la pérdida de ciertas cuotas de bienestar social por la reducción en prestaciones sociales, los desahucios y la precariedad laboral son las preocupaciones principales de la ciudadanía. La corrupción, mal endémico en España, se hizo insoportable en los peores años de la crisis cuando el desempleo rondó el 25 %. Hoy la tasa de parados alcanza el 21,18 %, sigue siendo altísima.

La irrupción de estas dos fuerzas con apoyo popular claro y contundente ha alterado el espectro político, poniendo fin a un bipartidismo que se había instalado en una España con una democracia todavía joven, 37 años, la edad de los principales candidatos.

Esta campaña se caracteriza por ser la más abierta y plural desde hace mucho tiempo. Rivera, al frente de Ciudadanos, apuesta a no confrontar mediante el insulto, a discutir programas y políticas para seguir manteniendo el estado del bienestar y rebajar la tasa del desempleo. Garantiza a sus simpatizantes y a los indecisos constituirse en la única alternativa al Presidente Rajoy, candidato del PP. Por ahora las encuestas lo proyectan como favorito.

No es menor el hecho de que siendo catalán apuesta a mantener la integralidad territorial, reconociendo las especificidades de cada autonomía y sin dejar de perseguir la mejoría en materia de pactos fiscales con el gobierno central pero en esencia respetando la unidad nacional de toda España. En la campaña actual se ha desmarcado del resto de los partidos al insistir en la reducción del gravamen de género en las penas por violencia doméstica, un flagelo de la sociedad española que uno percibe como moderna y progresista pero que evidencia un lastre machista y patriarcal que aún requiere atención en materia de educación.

Ciudadanos controla hoy 82 municipios aunque no tiene alcaldías en capitales de provincia. Si logra transmitir esa cuota de ilusión a la clase trabajadora, en especial a los más jóvenes que hoy parecen inclinados a votar a Podemos, seguramente logre asustar a los dos grandes partidos que se han visto sorprendidos por la arremetida de estos recién llegados a la política pero que han logrado traducir la indignación y el descontento social en propuestas concretas y un liderazgo alejado de la imagen vetusta que rodea a PSOE y PP.

El mundo ha cambiado y España también. La corrupción y el clientelismo político deben quedar en un triste recuerdo. Hoy la ciudadanía exige respuestas, políticas para el futuro, que respeten la pluralidad que la sociedad exhibe en materia social, cultural e incluso religiosa sin sacrificar los servicios sanitarios o educativos que tanto costó alcanzar. La juventud y preparación de los candidatos de Podemos y Ciudadanos confiere esperanza, habrá que esperar al 20-D para ver si los indecisos dejan de serlo. ¡Que gane el mejor!

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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, jueves 10.12.2015, hora 08.05

Sobre la autora
Susana Mangana, doctora en Estudios Árabes e Islámicos por la Universidad Autónoma de Madrid y MBA por la Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, es docente e investigadora en la Universidad Católica del Uruguay y analista de política internacional en medios nacionales e internacionales.