Editorial

Me escuchan, los escucho, se escuchan

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Por Emiliano Cotelo ///

Lanzar un mensaje en una botella al mar es un recurso incierto. El náufrago no conoce el camino que seguirá ese mensaje, ni la atención que recibirá del hipotético caminante que lo encuentre enterrado en la arena, siempre que el envase haya sobrevivido al embate de las olas. El emisor no debe alimentar casi ninguna expectativa, porque el mar es gigante y bravo.

A veces estos editoriales tienen algo de eso. No porque sea débil el medio elegido para realizar la comunicación, sino porque a veces hay ruido y furia en el entorno, sea este real o digital.

Todo esto viene a cuento porque, de algún modo, en estos últimos días sentí la fortuna del náufrago que ve aparecer en el horizonte embarcaciones que llegan al rescate.

Paso a explicarme…

El viernes pasado, en este mismo espacio opiné sobre el tema que se había robado la atención durante buena parte de la semana previa. Hablo, claro, de la polémica tan crispada en torno al estado de la seguridad pública, que había ido creciendo impulsada por una sucesión de hechos violentos: el asesinato en Carrasco Norte, las declaraciones del ministro del Interior Eduardo Bonomi, el caceroleo en la rambla de Carrasco Sur, la moción de censura que los senadores Jorge Larrañaga y Pedro Bordaberry anunciaron que plantearían en una futura interpelación a Bonomi…

Mi reclamo era por diálogo:

“Diálogo para que el sistema político trate de obtener las respuestas a la violencia que hasta ahora no encuentra. Diálogo también para que la ciudadanía pueda asistir a una discusión más honesta desde el punto de vista intelectual, menos demonizada y menos previsible desde el punto de vista del juego electoral. Diálogo, en definitiva, para que los dirigentes demuestren con hechos las ventajas de la tolerancia y el respeto mutuo, como camino alternativo al enfrentamiento y la violencia”.

Diálogo al pie de la página

Afortunadamente aquel pedido surtió efecto. No estoy seguro de que lo haya escuchado el sistema político, pero sí buena parte de ustedes. Lo digo porque es notable la calidad del intercambio que generó aquel artículo, sobre todo en nuestro sitio web, EnPerspectiva.net. No fue la primera vez que ocurría algo así, pero en esta ocasión fue una satisfacción especial, por lo delicado del tema del que estábamos hablando y por los extremos de simplificación e intolerancia que se habían alcanzado en otros ámbitos, en particular en las redes sociales.

Quiero agradecer el tono, el tiempo y el cuidado que muchos de ustedes dedicaron a participar en esa tertulia virtual. Sobre todo, porque son tiempos donde opinar es excesivamente fácil, pero dialogar aparece cada vez más difícil. Y creo que ese esfuerzo de ustedes le da una proyección fabulosa a este trabajo de cada semana.
No soy el único que piensa esto. Al pie de la página donde estaba publicado mi texto, uno de ustedes, Diego, escribió lo siguiente:

Estimado Emiliano
Estoy muy satisfecho de la cantidad de opiniones que se agregaron a su editorial. Esto debería ser destacado para incentivar a los lectores de la página a escribir comentarios como los que preceden: serios, educados y naturalmente diversos. Le recomiendo retomar el tema en la radio tomando en cuenta los comentarios que preceden.

Como verás, Diego, estoy recogiendo el guante que lanzaste. Pero Diego no fue el único que quiso destacar este aspecto. Unas horas después Raúl anotó:

Disfrutable rareza todo lo que he leído. Una redacción serena y lúcida en el editorial, y lo más inesperado: comentarios razonados, inteligentes y constructivos. Cómo me alegra confirmar que entre la audiencia y lectores hay tanta gente con puntos de vista de verdadera altura.

Estoy totalmente de acuerdo. Me alegra que estén del otro lado, escuchando y leyendo, pero sobre todo, me reconforta que estén reflexionando, y además se lancen a compartir sus puntos de vista agregando argumentos –no consignas– y, por último, con la cabeza abierta.

Dar la cara

No puedo consignar aquí todo lo que se dijo y tiene valor. No es mi intención hoy retomar aquel tema del viernes pasado. Pero sí quiero alentarlos a que sigan recorriendo este camino que lanzamos el año pasado, cuando en otro editorial propuse un cambio en las reglas del juego. Fue cuando pusimos como condición que cada aporte dirigido a nuestra web debería venir acompañado de nombre y apellido. Yo quería que nos apartáramos de esa tendencia, tan consolidada en los portales, de opinar con seudónimo, lo que deriva en muchos casos en barbaridades y brulotes, lanzados atrás del escudo del anonimato.

Desde entonces sólo publicamos aquellos mensajes cuyos autores dan la cara y se hacen cargo de sus dichos.  Asumimos un riesgo. Seguramente semejante condición iba a disminuir el tráfico de comentarios. Pero creíamos que valía la pena hacer esa apuesta. Y no nos equivocamos. Son muchas las notas de En Perspectiva que no se terminan en el punto final, sino que incorporan a continuación observaciones y juicios de los lectores/oyentes que realmente agregan valor. Ocurre, por ejemplo, con algunas entrevistas, con las columnas de Rafael Mandressi y Mauricio Rabuffetti, e incluso con la invitación mensual para elegir el cuento preferido por la audiencia, donde se ha instalado como costumbre la fundamentación del voto. Y el editorial del viernes pasado fue uno de los ejemplos más contundentes. Parece que es cierto: El diálogo siembra diálogo.

Otras posibilidades

Para mí es muy útil repasar esos foros que armamos juntos. Ya lo he dicho: Me interesa saber si ustedes concuerdan o no con lo que dije, encontrar razones en las que no me había detenido, sumar perspectivas, quedarme pensando y eventualmente cambiar alguno de mis enfoques. Pero lo más interesante es que esa discusión no transcurre sólo conmigo, sino también entre ustedes, como queda claro cuando unos oyentes responden a dichos de otros, siempre con altura. Estamos construyendo, de a poco, una red que no es cualquier red social. Es una red muy particular, sólida y enriquecedora.

Y eso me entusiasma de manera especial por las posibilidades que abre para un proyecto periodístico como este.

Estoy seguro de que, así, aprovechando “el lado bueno” de estas herramientas nuevas que ha traído la comunicación digital, tenemos mucho para seguir avanzando juntos.

Aquí, En Perspectiva, estamos manejando varias ideas que apuntan, justamente, a que este trabajo incorpore, cada vez más, todo lo que ustedes tienen para sumar.

Volvemos a charlarlo más adelante.

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Emitido en el espacio En Primera Persona de En Perspectiva, viernes 14.10.2016, hora 08.05