Editorial

En las redes sociales, ¿el pueblo dónde está?

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Por Emiliano Cotelo ///

Este domingo 26 de marzo el Frente Amplio (FA) conmemorará los 46 años de su primer acto público, aquel acto legendario que desbordó la explanada de la Intendencia de Montevideo, con el general Líber Seregni estrenándose como referente y con la presentación de la bandera de Otorgués como símbolo de la flamante fuerza política.

La celebración se hará con otro acto público, esta vez en la ciudad de Las Piedras, donde hablarán Javier Miranda (presidente de la coalición), Liliam Kechichian (ministra de Turismo y dirigente de Alianza Progresista), Mariano Bianchino (presidente de la Mesa Departamental de Canelones) y Estefanía Díaz (representante de las bases departamentales de Canelones).

Ese no era el plan original. El viernes pasado la Mesa Política del FA había resuelto que hicieran uso de la palabra tres de los nombres que acabo de citar (Miranda, Bianchino y Díaz) más el senador y ex presidente José Mujica, José Carlos Mahía (presidente de Cámara de Diputados) y Marcos Carámbula (senador y ex intendente de Canelones). Pero, al conocerse esa lista, donde la participación femenina era de una en seis, estalló en Twitter un movimiento de resistencia impulsado por mujeres frenteamplistas, algunas legisladoras, otras simples ciudadanas. Apoyadas en el hashtag #NoNosRepresentan, invocaron las marchas masivas del reciente 8 de marzo y demandaron paridad.

Durante el fin de semana el debate creció, sumó apoyos masculinos y saltó a los medios de comunicación; el grupo Casa Grande, liderado por Constanza Moreira, emitió un comunicado que dio forma a la protesta; y el domingo se produjo el primer resultado concreto de la campaña cuando Carámbula difundió una carta pública en la que renunciaba a su lugar como orador, sugería se lo reemplazara por una frenteamplista canaria y proponía varios nombres posibles. El lunes Mujica y Mahía también se bajaron y, a partir de todas esas novedades, el Secretariado del FA anunció que finalmente hablarían cuatro en lugar de seis, y con la misma cantidad de hombres y mujeres.

Varias lecturas

Fue un hecho político singular que dio para todo tipo de comentarios. Se habló de la facilidad que muestra el FA en los últimos meses para complicarse con problemas internos. También se anotó la falta de reflejos de la dirigencia de un partido que respaldó plenamente la movilización del Día de la Mujer y destacó como histórico el apoyo masivo que se dio en las calles pero una semana después ignoró todo aquello cuando tuvo que organizar una actividad propia. Por último, hubo quienes destacaron que, pese a la “patinada” inicial, existiera la capacidad de asimilar el cuestionamiento y corregir rápidamente el rumbo.

De todo eso se discutió en La Mesa de En Perspectiva este miércoles.

Una mas

Pero yo quiero agregar esta otra lectura: un reclamo desplegado en Twitter modificó en 48 horas una decisión que había sido adoptada orgánicamente por el FA.

Yo no recuerdo antecedentes de algo así. Me parece una novedad política muy interesante para el análisis y la reflexión.

¿Reestructura de hecho?

En primer lugar, hablemos del propio FA. Cuántos cuestionamientos se han formulado durante años a la estructura orgánica (el Congreso Nacional, el Plenario Nacional, los Plenarios Departamentales, la Mesa Política), argumentando que reflejaría sólo a los grupos y a los sectores más militantes de las bases, mientras ignoraría a la enorme mayoría de los votantes frenteamplistas, etc. Nunca llegó a acordarse un diagnóstico ni el diseño de la reestructura que habría que realizar. Sin embargo, de golpe, el FA “deja entrar” a las redes sociales en su dirección, y, de hecho, les reconoce voz y voto; es más, podría decirse que les asigna un voto calificado (doble o triple), porque esa opinión, que vino de afuera a través de Twitter, ganó sin más trámite la segunda discusión del tema.

Parece que el FA saltó de un extremo al otro. Y no puede afirmarse que de esta manera se le esté dando cabida formalmente a la masa de sus votantes.

El reclamo que triunfó era legítimo y tenía el contexto a su favor. Pero…¿qué seguridad hay de que, para un acto tan significativo como este del domingo, la mayoría de los frenteamplistas quiere un elenco de oradores 50 y 50? ¿Y si hay una mayoría silenciosa que comparte la idea de la paridad pero entiende que las cuatro voces elegidas y “no los representa”?

¿Quién certifica la “representatividad” de una campaña en Twitter, por más potente que aparezca?

Lo que ocurrió no fue una consulta por correo electrónico realizada a los simpatizantes del FA, ni siquiera a sus afiliados. Tampoco se encargó una encuesta, que es otro instrumento disponible. Acá se atendió el planteo de un grupo de personas que tuvo capacidad y habilidad para movilizarse rápida y efectivamente en redes Sociales; en definitiva, un nuevo tipo de militantes.

¿El FA va a seguir tomando decisiones de esta manera?

¿Qué hará cuando se enfrente a otra manifestación twittera por otra reivindicación?

Partidos y Gobiernos

¿Y los otros partidos? El oficialismo no es el único que tiene este desafío por delante.  Las organizaciones de la oposición tuvieron “la suerte” de no ser las primeras que quedaran en offside, y ahora pueden tomar el caso de esta semana como un ejemplo de laboratorio para pensar y prepararse. Después de todo, varias de ellas han hecho apuestas fuertes a las redes sociales y tienen a muchos seguidores muy activos.

¿Y los gobiernos? ¿El Poder Ejecutivo o las intendencias pueden llegar a cambiar algunas de sus resoluciones a raíz de revueltas twitteras?

Las redes: ojo

Algunos de ustedes pensarán que exagero al plantear estas preguntas. Me contestarán que lobbies, manifestaciones y presiones han existido siempre, y que esto de Twitter es, en realidad, una nueva versión de todo aquello. Tal vez. Pero las redes sociales tienen características propias que vale la pena tener en cuenta.

Menciono algunas, a vuelo de pájaro:

  • la velocidad frenética con que llegan a ocurrir determinados fenómenos, dependiendo de la habilidad de quien los maneje.
  • Una proporción importante de los opinantes esconden sus identidades detrás de seudónimos más o menos ingeniosos
  • la superficialidad con que suele pronunciarse muchas personas, incluso políticos, cuando teclean en sus teléfonos celulares, tomando como base sólo un titular, sin leer siquiera la nota de prensa donde se desarrolla el tema.
  • esos titulares son a menudo falsos o directamente inventados, como hemos visto en los últimos días, y hasta pueden formar parte de operaciones cuidadosamente armadas para manipular a la opinión pública.
  • también existen cantidades apreciables de usuarios o cuentas “truchos”, muchas veces fabricados adhoc para darle volumen a una cierta posición.

Por supuesto, los partidos y los gobiernos no pueden ni deben ignorar las nuevas formas de comunicarse y expresarse que han llegado con la revolución digital. Por supuesto, es obvio, esas instituciones deben escuchar al pueblo. Pero, si hablamos de redes sociales, ¿el pueblo dónde está?

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Emitido en el espacio En Primera Persona de En Perspectiva, viernes 24.03.2017, hora 08.05