Editorial

Empieza una nueva era en la política española

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Podemos

Pedro Armestre/AFP Photo

Por David Torrejón ///

Lo que ha pasado ayer en España es para mí tan importante como la victoria del Partido Socialista en 1982, solamente siete años después de la muerte de Franco. La democracia española empieza ahora, como entonces, una nueva etapa, una etapa para la que quizás su clase política no esté preparada.

Y es que, por primera vez, no es posible prever ninguna combinación viable para formar gobierno si se divide a los partidos por izquierda o derecha. El PP no va a poder formar gobierno ni siquiera con la abstención ya anunciada de Ciudadanos y el PSOE [Partido Socialista Obrero Español] necesitaría, por su parte, una amalgama de apoyos de izquierda imposible de gestionar.

Solamente veo posible un pacto entre los socialistas y los dos nuevos partidos, Ciudadanos, de centro pero a la izquierda del Partido Popular, y Podemos, a la izquierda del PSOE. Es una posibilidad que se ha barajado poco por los comentaristas pero yo apostaría que se va a poner sobre la mesa más pronto que tarde. En cualquier caso estoy seguro de que no habrá nuevas elecciones y se alcanzará un acuerdo, sea el que sea.

¿Cómo ha sido posible que un sistema electoral como el español, diseñado a conciencia para eternizar el bipartidismo, produzca un panorama tan complejo como el que ahora tenemos? La primera razón es que los partidos que se han beneficiado históricamente de ese bipartidismo lo han hecho rematadamente mal.

Ni siquiera oyeron el aviso de las elecciones municipales y autonómicas. En otros países este tipo de situaciones se resuelven con una renovación importante, pero la peculiaridad de nuestra ley electoral, con listas cerradas, sumada a la ley de partidos, hacen que eso en España sea casi imposible. Los partidos españoles se han convertido en maquinarias donde el aparato controla todo y no hay lugar, no digo ya para la rebelión, sino incluso para la simple disensión.

Y el otro punto que explica este cambio es, obviamente, la propia evolución del país. España lleva ocho años inmersa en la crisis más profunda que se recuerda desde la posguerra. La banca española controlada por la clase política, es decir, las cajas de ahorros, tuvo que ser rescatada por la Unión Europea, el paro subió hasta casi el 27 % y llegó al 50 % entre los jóvenes.

Decenas de miles de españoles volvieron a emigrar como sus abuelos, aunque esta vez fueran en su mayoría titulados universitarios. En general el país, sin la posibilidad de devaluar su moneda al estar dentro la zona euro, ha vivido una agónica y prolongada devaluación de salarios y rentas.

En esta situación era lógico que hubiese recortes y subidas de impuestos pero, a la postre, ambas cosas han afectado mucho más a las clases medias y bajas, que a las altas; y a los pequeños empresarios y profesionales autónomos mucho más que a las grandes empresas. Todo ello ha producido un doloroso incremento de la desigualdad.

Tras cuatro años en el Gobierno, el Partido Popular ha intentado jugar la baza electoral de la actual recuperación, pero lo cierto es que esa recuperación macroeconómica no ha llegado aún a esas clases perjudicadas.

¿De dónde salen Podemos y Ciudadanos, partidos nuevos que irrumpen con fuerza en el parlamento, el primero con 69 diputados y el segundo con 40? El primero, Podemos, nace del movimiento de los “indignados” que se llamó 15M y que fue ninguneado por PSOE y PP. El segundo, Ciudadanos, podríamos decir que bebe de la inoperancia del Partido Popular en materia de corrupción y de su olvido del pequeño empresariado.

Por tanto, la caída del PP y el PSOE eran previsibles y solo faltaba comprobar hasta dónde caerían. Con los resultados de ayer, ambos pueden hacerse la ilusión de haber salvado los muebles. Pero, en realidad, es como si hubieran ganado por la mínima un partido de fútbol donde el contrario corría cuesta arriba y con dos jugadores menos. No es para estar orgulloso.

¿Ha muerto el bipartidismo? Está claro que está muy herido y que ahora mismo resulta anacrónico. Pero no se vislumbra ninguna coalición en la que este punto se pueda consensuar, como tampoco una reforma de la Constitución para intentar contener las ansias independentistas de Cataluña y País Vasco. Y si no se cambian las normas del juego, lo normal es que con el tiempo se vuelva a la situación anterior aunque, quizás, entonces los beneficiados del bipartidismo sean otros.

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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, lunes 21.12.2015, hora 08.05

Sobre el autor
David Torrejón es periodista, publicitario, escritor y colaborador habitual de EnPerspectiva.net como autor del blog Pregoneros digitales.

Foto: Pablo Iglesias (centro), líder y candidato de Podemos, celebra en Madrid junto a otros dirigentes de su partido el resultado obtenido en las elecciones generales en España, domingo 20 de diciembre de 2015. Crédito: Pedro Armestre/AFP Photo.