Editorial

Devolvé la bolsa

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Por Mauricio Rabuffetti ///
@maurirabuffetti

Entre algunos comerciantes uruguayos existe la falsa percepción de que ofrecerle una bolsa de plástico al cliente para que transporte aquello que compró es una muestra de amabilidad y buena atención. Entre algunos consumidores uruguayos, existe una falta de conciencia producto de la falta de información, y en algunos casos simple desidia, en relación al daño que esas bolsas de nylon provocan al medio ambiente, al planeta, a nuestra propia calidad de vida.

La reciente aparición de varios miles de bolsas de nylon aparentemente preparadas para su venta y reciclaje en costas montevideanas, no hace sino poner de relieve la precariedad de los mecanismos de clasificación de este tipo de residuos, y suma argumentos en favor de una legislación que cuando menos atenúe, si no corta de raíz el problema.

Claro que lo esencial es empezar por casa: es imprescindible que reflexionemos. Basta detenerse algunos minutos a pensar todo el nylon que utilizamos innecesariamente y será suficiente para, al menos, tener el asunto en nuestra agenda personal.

Usted, entre otros ejemplos, recibe facturas en su casa envueltas en bolsas plásticas, si aún no se pasó al sistema de facturación vía electrónica que permitiría ahorrar papel, energía en transporte y la problemática y totalmente prescindible bolsita que no existió durante décadas y que ahora tenemos.

Pero además, las tarjetas de crédito, las facturas del seguro, cuentas de empresas privadas que usted abona de igual forma que los servicios públicos, llegan en sobres con su nombre debajo de un celofán transparente.

A usted, cuando va al supermercado y no lleva su propia bolsa, le entregan los productos que compró envasados, en nuevos “envases” de nylon que usted deja de utilizar probablemente 20 minutos después al llegar a su casa, los coloca en otra bolsa, y cuando mucho, hace su propia reutilización tirando residuos domésticos en ellos. Todo esto podría evitarse si usted toma conciencia de que debe llevar en qué transportar lo que compra, en su mochila, en la cartera, en el auto o en la bici. Y hay sobrados ejemplos en el mundo de que este mecanismo, individual, funciona.

En Uruguay se utilizan, escuche bien, más de 3.500 bolsas de plástico por habitante por año. ¿Cómo hacemos para taclear este consumo indiscriminado?

En julio del año pasado el Poder Ejecutivo envió al Parlamento un proyecto de ley llamado de “Uso sustentable de bolsas plásticas”.

El texto busca que dejen de entregarse bolsas de nylon de forma gratuita a los consumidores y plantea que se regule el tipo de bolsa que se permite utilizar.

El director nacional de Medio Ambiente, Alejandro Nario, me explicó que el proyecto apunta a que exista la posibilidad de reutilización del material y, si existen alternativas, buscar el uso de materiales biodegradables.

“El hecho de cobrar genera una racionalización del uso”, sostuvo.

Es una medida gradual que no supone la prohibición de las bolsas de nylon como ocurre en otras partes del mundo, la ciudad de Buenos Aires sin ir más lejos, donde dada la magnitud del problema se tomó la decisión de erradicar la bolsita.

Aquí, si se quiere, se establece una medida que apunta a crear conciencia en el consumidor y en el vendedor, con el objetivo de bajar la demanda de bolsas, y deja tiempo para que el mercado local se adapte a una tendencia que lejos de ser global, está si cada vez más presente. No es noticia que las bolsas son ingeridas por animales y los matan, y que el plástico puede integrarse a la cadena alimenticia, entre muchos problemas que no vemos en el día a día.

El proyecto de ley lleva más de un año en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Senadores y no es el primero que llega al Parlamento sobre este tema. Sería deseable que el trámite de este asunto fuera más rápido, incluso si los legisladores plantean modificaciones al proyecto, en particular considerando que los tiempos de puesta en marcha que se contemplan para esta iniciativa tampoco son cortos, lo cual deja la puerta abierta a que el daño que ocasiona el uso masivo de bolsas continúe sin freno por un plazo demasiado prolongado.

¿Es lo mejor una ley gradual? Los resultados a futuro lo dirán. Pero se impone algún tipo de norma, asociada a campañas educativas, porque solos está claro que no cambiamos en este asunto. Basta ver los porcentajes del Observatorio de Reciclaje de la asociación civil Cempre sobre reciclaje en Uruguay, que muestran cifras menores al 18 % para los residuos que generamos, y alcanza para tomar conciencia de que estamos muy lejos de hacer punta en estos temas. Mientras tanto, usted devuelva la bolsa, y estará haciéndose un favor.

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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, miércoles 20.09.2017

Sobre el autor
Mauricio Rabuffetti (1975) es periodista y columnista político. Es autor del libro José Mujica. La revolución tranquila, un ensayo publicado en 20 países. Es corresponsal de Agence France-Presse en Uruguay. Las opiniones vertidas en este espacio son personales y no expresan la posición de los medios con los cuales colabora.