Editorial

Blatter recargado

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Por Rafael Mandressi ///

José María Marin, ex presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), está en EEUU desde hace algunos días. Anteayer, después de haber sido extraditado desde Suiza, fue llevado ante el juez. Marin es uno de los siete dirigentes o ex dirigentes de la FIFA detenidos a fines de mayo pasado en Zurich, cuando empezó a reventar el forúnculo de la corrupción, que sigue supurando. Como Eugenio Figueredo, otro de los siete, Marin se había opuesto a su extradición, pero la semana pasada cambió de idea y este martes compareció ante un tribunal federal de Brooklyn, en Nueva York. Se declaró no culpable, y quedará en libertad mientras dure el proceso tras pagar una fianza de US$ 15 millones.

El mismo martes, en Frankfurt, la policía allanó la sede de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), y los domicilios de su actual presidente y de su predecesor. ¿El motivo? Una investigación en curso sobre fraude fiscal relacionado con la atribución del Mundial de 2006, tras las sospechas de compra de votos cuando en el año 2000 se designó a Alemania como país organizador, por doce votos contra once frente a Sudáfrica, gracias a la inesperada abstención del representante neozelandés. El monto manejado en esa maniobra habría sido de US$ 7 millones.

Michel Platini, presidente de la UEFA y candidato a la presidencia de la FIFA para las elecciones del 26 de febrero del año que viene, está suspendido en sus funciones desde el 8 de octubre pasado. La suspensión, decretada por el comité de ética de la FIFA, es por 90 días, y las ambiciones presidenciales del ex número 10 de la selección de Francia parecen bastante comprometidas. La decisión de suspenderlo se debe al cobro, en 2011, de 2 millones de francos suizos –algo más de US$ 2 millones– por servicios prestados, sin contrato, como asesor de Sepp Blatter entre 1998 y 2002.

¿Y Blatter, justamente? Bien, gracias. El comité de ética de la FIFA, entidad que uno supone sobrecargada de trabajo, también lo suspendió por 90 días. Pero al padrino suizo no lo afecta demasiado. Después de haber conservado su cargo tras ponerlo a disposición hace cinco meses, tenía previsto irse de todos modos dentro de poco. No de cualquier manera, sin embargo: hombre ordenado, Blatter no quiere salir de escena sin ajustar antes algunas cuentas.

Ayer mismo, sin ir más lejos, dio una entrevista exclusiva a la agencia de noticias rusa Tass, con el ventilador debidamente prendido. Los ingleses y los estadounidenses lo detestan, dice Blatter, porque son malos perdedores y se les quedó atragantado que los rusos y los qataríes se quedaran con los mundiales de 2018 y 2022, que aspiraban a organizar. Sus compatriotas suizos, dice también, no le perdonan ser originario de un pequeño cantón a cuyos habitantes se desprecia por ser “montañeses”. Platini, por su parte, es culpable de haber incendiado la casa FIFA con el único propósito de favorecer los intereses financieros del fútbol europeo. Si el francés tiene problemas ahora, es porque en su momento le pidió un sueldo de US$ 1 millón para asesorarlo, sabiendo que esa cifra era excesiva para poder hacer un contrato formal.

Al principio, explica Blatter, la UEFA quería deshacerse de él, pero sus enemigos no midieron bien el alcance político que el asunto iba a adquirir. Platini, en suma, es además un incapaz, que llegado el momento ni siquiera supo matar a quien le había dado de comer. Por lo demás, en la entrevista el afable don Sepp blanquea sin problemas que la atribución de los mundiales se arregla en la trastienda. Eso sí, sin plata de por medio, salvo cuando aparece el emir de Qatar prometiendo cosas a algunos interlocutores. Como Platini, por ejemplo, o los alemanes.

Pero este hombre a quien todos detestan, desprecian o quieren eliminar no tiene amigos, se dirá. Error. Tiene por lo menos uno, según dice, que siempre le ha sido leal y jamás dejó de apoyarlo: Vladimir Putin. ¿Valdrá la pena seguir jugando la eliminatoria para Rusia 2018?

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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, jueves 5.11.2015, hora 08.05

Sobre el autor
Rafael Mandressi (Montevideo, 1966) es doctor en Filosofía por la Universidad de París VIII, historiador y escritor. Desde 2003 reside en París, donde es investigador en el Centro Nacional de Investigación Científica, director adjunto del Centro Alexandre-Koyré de historia de la ciencia y docente en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. Es colaborador de En Perspectiva desde 1995.

Foto: Sepp Blatter durante una conferencia de prensa en la sede de la FIFA en Zurich, Suiza, 20 de julio de 2015. Crédito: Fabrice Coffrini/AFP Photo.