Editorial

Aprender a aprender

Por

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Por Ricardo Pascale ///

Para una investigación que estoy realizando he efectuado a los entrevistados la siguiente pregunta: ¿cuáles serán las destrezas necesarias para los niños de hoy, para la economía y sociedad del mañana? Las opiniones varían: es difícil consensuar una opinión única. Pero a medida que aumentaba el número de entrevistados, aparecían algunos temas comunes que quiero compartir.

A menudo es fácil olvidar cuánto ha cambiado el mundo en los últimos decenios, pues vivimos inmersos en el presente. Y es todavía más común no pensar cuánto el mundo cambiará en los próximos años, ya que la transformación es imprevisible, incontenible y riesgosa.

Investigaciones recientes sugieren que la automatización y la Inteligencia Artificial en los próximos 10 o 15 años impulsarán un mayor crecimiento económico, un aumento de la productividad, e impulsarán a generar un valor para aquellas empresas que entiendan el nuevo paradigma, desde la agricultura hasta la atención médica y farmacéutica.

Estas tecnologías también cambiarán las habilidades requeridas de los trabajadores. Traerán también su lado oscuro: marginación, frustración, enojo. Y la clase media que fue sostén para resolver tantos desequilibrios sociales, pierde terreno. Estos temas son parte ineludible de las políticas públicas.

Uruguay no escapa a esta situación y allí está la motivación de la investigación en curso.

Munyo (2016) llega a que, en dos décadas, el riesgo de automatización será alto y variará según los sectores. Sería del 38% en el sector servicios, del 69 % en el comercio, 75% en la industria manufacturera y un 78 % en el agro. Coincidente con estos hallazgos, un estudio reciente llevado a cabo por la Dirección de Planificación de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto llega a cifras que están en línea con la investigación de Munyo.

De manera que Uruguay estudia y divulga investigaciones efectuadas sobre el tema, y es -o debería ser- motivo de interés de todos tomar conciencia de un serio problema para amortiguar su impacto, en un país- en términos generales- de tecnología media-baja.

Vamos a algunos puntos que he relevado.

En las entrevistas realizadas surgió que, para los jóvenes de hoy, queda claro que tendrán que seguir aprendiendo a lo largo de su vida. La idea de que recibes una educación cuando eres joven, luego te detienes y trabajas por 40 o 50 años con esa misma capacitación educativa y eso es todo… eso se acabó. El conocimiento pasa a ser un compromiso para toda la vida.

Otro punto relevado es la importancia de los temas de entendimiento multicultural en un mundo globalizado. A esto se unió la necesidad de idiomas. En estos destacan el inglés y el mandarín como lenguajes imprescindibles. Me recuerda una intervención que leí de John Donahoe, ex CEO de eBay, cuando señaló: “Si hoy tuviera dieciocho años, me especializaría en ciencia informática o ingeniería y como lengua estudiaría mandarín”.

Aparece también la necesidad de una interdisciplinariedad que mezcle las ciencias técnicas con las humanísticas, para mejor comprender y actuar en un mundo donde las paredes divisorias culturales comienzan a desvanecerse.

Para otros, los jóvenes de hoy deberán introducirse en lenguajes técnicos científicos y también lenguajes de programación. De otra forma, será difícil convivir con las nuevas tecnologías. Con estas respuestas apareció la necesidad de tener capacidad analítica. Las operaciones de rutina serán hechas por un computador, pero serán personas las que gobernarán el computador.

También apareció la creatividad: para un mundo incierto es una necesidad que no se atiende en consecuencia. Probar cosas que uno nunca pensó y allí, de pronto, se dará cuenta de que era capaz de mucho más.

A esta altura de la investigación, algunas de las destrezas que aparecen como claves para los entrevistados (y estas están más allá de las actividades o profesiones que elija el futuro joven y que atraviesan transversalmente a todas ellas) serían entonces, el conocimiento como un compromiso a largo plazo, la comprensión multicultural, lenguas (inglés y mandarín), interdisciplinariedad entre lo técnico y lo humanístico, capacidad analítica, lenguajes de programación y creatividad.

Lo que está muy claro es que lo que nuestros niños deben hacer es aprender a aprender, y ser muy flexibles y adaptables. Allí, los mayores tenemos una gran responsabilidad.

***

Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, lunes 29.04.2019