Producción: Alejandro Rodríguez Dopico,
Nuestro país se encamina a tener su tercera planta de celulosa, la segunda de la compañía finlandesa UPM.
¿Hay posibilidades de que se instale una cuarta o una quinta fábrica de este tipo?
La semana pasada, con la interpelación promovida por el diputado de Cabildo Abierto (CA) Eduardo Lust a cuatro ministros del gobierno, volvió a la agenda la controversia sobre el proceso de negociación que llevó a cabo la administración de Tabaré Vázquez con UPM.
"Así como Cristo, que como ser humano existió, dividió el Occidente en antes y después de él, UPM y su tren va a dividir el Uruguay para mí en antes y después de él", expresó en sala el legislador, un reconocido opositor a ambos proyectos.
Una de las ministras interpeladas, la titular de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, sostuvo en una de sus intervenciones que al proceso de acuerdo con UPM le "faltó transparencia en las distintas etapas de las negociaciones", "faltó un análisis exhaustivo en su momento de los distintos costos y beneficios que esta inversión trae para el país".
El debate fue extenso. La sesión comenzó el miércoles a las 16 horas y finalizó poco antes de las 7 de la mañana del jueves. Y entre otros puntos, se abordaron los cambios que al contrato original logró incorporar el mes pasado el gobierno del presidente Luis Lacalle Pou.
El líder de CA, Guido Manini Ríos, había expresado su beneplácito con esas modificaciones el 18 de mayo en una entrevista aquí En Perspectiva. Pero, además, en esa oportunidad Manini Ríos informó que su partido acababa de presentar en el Parlamento un proyecto de ley para limitar las plantaciones de eucaliptus en suelo uruguayo. De esa manera, explicó, se evitaría que avanzara la producción de materia prima para este tipo de emprendimientos celulósicos. ¿Su objetivo? Evitar la posibilidad de una cuarta o una quinta planta:
Pero lo que sí vamos a hacer de aquí en más es tratar de evitar la cuarta planta, la quinta planta. CA presentó la semana pasada un proyecto de ley que va a ponerle límites a la plantación de eucaliptus en el país. Estamos totalmente en contra del modelo de país celulósico, del país transformado en un gigantesco bosque en manos de cuatro o cinco multinacionales, con un par de miles de empleados y la gente corrida de los campos.
En efecto, ese proyecto de CA de ley ingresó al Parlamento por la Cámara de Diputados y fue remitido a la Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Cuenta con la firma de nueve de los 11 diputados de esa colectividad, pero fue redactado por Rafael Menéndez, representante por Tacuarembó.
Se trata de un texto de tres artículos.
El primero establece que “se limita la aprobación de los proyectos forestales de bosques de rendimiento que sobrepasen densidades de siembra de 150 árboles por hectárea, exclusivamente a las áreas comprendidas dentro de la Ley Forestal Nº 15.939 y los decretos reglamentarios referidos a dicha ley”.
Además, indica que los predios forestados deben tener un índice de productividad CONEAT que sea inferior a 76 y deben estar ubicados a más de 300 metros de cualquier curso de agua.
El segundo artículo sostiene que “los productores y empresas rurales, industriales o agroindustriales dedicados a la forestación, explotación o industrialización de maderas de producción nacional estarán obligados a la instauración de proyectos de rotación de cultivos entre cada turno forestal, entendiéndose por turno forestal el período transcurrido entre la plantación y la cosecha del monte”.
Finalmente, en su tercer artículo, el proyecto de ley dice que la aprobación de proyectos forestales “queda condicionada” al cumplimiento de las disposiciones anteriores y agrega que dicho trámite “estará a cargo de la Dirección Forestal y Dinama, quienes en todos los casos deberán considerar prioritariamente la voluntad de los habitantes de la zona afectada a la forestación”.
El diputado Menéndez explicó a la producción de En Perspectiva que hoy en día hay suelos con un índice elevado de CONEAT, incluso superior a 100, destinados a la forestación y que podrían tener otro uso, como la agricultura.
Además, detalló que en la actualidad las iniciativas forestales con menos de 100 hectáreas de extensión deben obtener solamente la autorización de la Dirección Forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y no requieren los permisos de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) del MVOTMA.
Y, finalmente, explicó que no hay a texto expreso una distancia mínima establecida entre la explotación forestal y los cursos de agua.
La bancada de diputados de CA detalló en la exposición de motivos del proyecto de ley -de dos carillas de extensión- que “la forestación actual demuestra tener éxito financiero” y que “y si continúa la dinámica actual del traslado de la producción de madera al hemisferio sur, entonces la presión para ampliar la forestación en Uruguay parece inevitable”.
Además, estos legisladores manifiestan que “la superficie forestada en la actualidad es suficiente para proveer de materia prima a las dos plantas de producción de celulosa activas y también a la mega pastera en construcción”.
De hecho, el autor del proyecto explicó en una entrevista con el semanario La Mañana que en 1988, cuando se aprobó la Ley Forestal, Uruguay contaba con 1.7 millones de hectáreas pasibles de ser forestadas y que ahora esa extensión es superior a los 4 millones de hectáreas.
Forestación y Extracción
¿Pero cuál es la situación hoy en día?
De acuerdo con estimaciones que maneja el gobierno, lejos se encuentra la posibilidad de llegar a las 4 millones de hectáreas forestadas.
De hecho, en Uruguay hay unas 950.000 hectáreas forestadas “bajo proyecto”, es decir al amparo de la Ley Forestal, que permite plantaciones con el objetivo de utilizar la madera con fines industriales.
De ese total, unas 780.000 hectáreas son de eucaliptus, o sea de la variedad que luego sirve de materia prima para la producción de celulosa.
Al leer las estadísticas de la Dirección Forestal del MGAP se observa el notable incremento que tuvo en los últimos años la extracción de madera en rolo con destino a la producción de este material.
El informe titulado “Estadísticas Forestales 2020” publicado en marzo de este año exhibe un cuadro comparativo que permite visualizar la evolución.
Al repasar las cifras se observa que en 2019 se extrajeron de los suelos uruguayos 10.220 millones de metros cúbicos de madera en rolo con destino a la producción de celulosa, lo que representa el 64% del total de la extracción de madera en rolo del país.
Se trata del doble de los 5.154 millones de metros cúbicos que se extrajeron en 2012, cuando únicamente se abastecía a la planta ubicada en Fray Bentos, que en aquel entonces operaba Botnia (y hoy es UPM1).
En 2014 fue inaugurado el complejo de Montes del Plata, en Conchillas, y desde entonces todos los años se verificó un ascenso de la extracción de árboles con destino a ambas plantas.
En 2019, según el reporte del MGAP, con la madera extraída se produjeron 2.618 millones de toneladas de pasta de celulosa.
¿Hay más proyectos?
Una duda que dejó abierta Manini con sus declaraciones acá, En Perspectiva, es si efectivamente, hay más proyectos celulósicos en el horizonte.
Al día siguiente, Pedro Soust, que encabezó la Dirección Forestal del MGAP durante las últimas dos administraciones frenteamplistas, manifestó que Uruguay podría albergar otras plantas más. En declaraciones a Océano FM, Soust, ingeniero agrónomo de profesión, expresó lo siguiente:
Las posibilidades existen, son reales. Cómo no. Si alguien me dice a mí que hay un sistema de producción de algún producto que precisa mucha área en el país hay que pensarla. Todas esas cosas es bueno pensarlas, discutirlas. Y ver cómo vienen siempre porque hay que ver la experiencia de lo que esta pasando y ver cómo se está desarrollando el sector forestal aquí.
Cuestionamiento
Luego de escuchar a Manini y Soust, quien quedó intrigado fue el ingeniero agrónomo Eduardo Blasina, director de Blasina y Asociados, y asesor durante la campaña electoral del líder de Ciudadanos y hoy canciller Ernesto Talvi.
Blasina abordó el tema el 23 de mayo, en su columna habitual de los sábados en el diario El Observador.
Comenzó aclarando que, “aunque con dudas”, ha sido “defensor del proyecto UPM”, lo que le ha costado “muchas críticas”. Pero queda claro -agregó- que “hay cosas importantes que están pasando y de las que no nos estamos enterando” y que Manini Ríos “hace bien” en poner el tema sobre la mesa “antes de que se trate de hechos consumados”.
Y profundizó: “Tal parece que Uruguay está tomando definiciones estratégicas de crucial importancia y sin que la ciudadanía tenga datos fundamentales. ¿De qué tamaño serían estas industrias? ¿Dónde se ubicarían? ¿Quiénes instalarían esas plantas de celulosa? ¿Qué pasará con la ya grave situación de las aguas de Uruguay, que tienen dos plantas de celulosa en funcionamiento y está construyendo una tercera, que será la más grande de todas, si se sigue a una cuarta y una quinta? ¿Hay relación entre estos proyectos y la inesperada urgencia por achicar las áreas protegidas que nunca se propuso durante la campaña?”.
¿Qué dice el gobierno?
A partir de ese planteo fuimos en busca de lo que se maneja a nivel del gobierno.
Por un lado, se informó a la producción de En Perspectiva que la actual administración no tiene en el horizonte la eventual instalación de una nueva planta de celulosa y que no se encuentra negociando otro proyecto.
Además, las fuentes aclararon que si bien la forestación con destino al abastecimiento de las plantas de celulosa crecerá en los próximos años, lo hará de manera mínima, y que también aumentará la cantidad de árboles que se planta en hectáreas ya explotadas.
Pero esta variación no será de dimensiones importantes y tendrá como objetivo abastecer de materia prima al emprendimiento que UPM se encuentra instalando en las cercanías de pueblo Centenario.
Según se puntualizó desde el gobierno, no hay -ni se proyecta que habrá- capacidad de generación de materia prima para abastecer a una cuarta o quinta planta.
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Foto: Primera planta de UPM en Fray Bentos. Javier Calvelo / adhocFOTOS