Junto con el crecimiento de Instagram, de YouTube, de Twitter, surgió y creció la figura del influencer.
Y se convirtió en un negocio de millones de dólares.
La publicidad tomó a los influencers como un nuevo recurso, en ocasiones uno muy importante.
Personas con muchos seguidores que promocionan un producto en sus redes de una manera poco tradicional: por ejemplo, la ropa que tienen puesta en los videos graciosos que filman, o los ingredientes que usaron para cocinar ese plato que quedó tan lindo en la foto. O, incluso, el celular que usaron para sacar esa foto.
El gobierno incluso apostó a jóvenes de la plataforma TikTok para llegar a ese público con mensajes vinculados con la pandemia y las recomendaciones sanitarias.
La gente los sigue porque le gusta el contenido que ofrecen, y las marcas aprovechan para meterse allí sin que exista tanda publicitaria.
Pero, ¿cuánto hay de negocio y cuánto de burbuja, o ya directamente de manipulación y falsedades en torno a los influencers? Ese fue el tema de hoy en nuestra columna de Disrupción, Tecnología e Innovación con Gustavo Gallino.
Disrupción, Tecnología e Innovación es una presentación de Samsung