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En China se frenó la recuperación de la economía, algo que supone un riesgo importante para el panorama económico global. Análisis de Mathías Consolandich (Exante)

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Foto: Noel CELIS / AFP

EMILIANO COTELO (EC): Los últimos datos de actividad en China muestran que la recuperación prevista para esa economía cuando se levantaron las restricciones sanitarias a fines del año pasado viene siendo más lenta de lo esperado.

Según los datos oficiales, la economía de China apenas creció en el segundo trimestre del año, y el desempleo juvenil alcanzó un récord en junio. El desempeño reciente de la segunda economía más grande del mundo despertó preocupación a nivel global y en especial en países exportadores de materias primas como Uruguay.

¿Qué hay detrás del freno en el crecimiento económico de China? ¿Cuáles son las implicancias que ello pueda tener para el escenario externo de Uruguay? Lo conversamos con Mathías Consolandich, de la consultora Exante.

ROMINA ANDRIOLI (RA): Hace algunos meses conversábamos con ustedes sobre cómo estaba planteado el panorama de crecimiento mundial este año y uno de los principales destaques era que se preveía un repunte importante de la economía de China respecto a lo que fue el desempeño en 2022. ¿Eso terminó ocurriendo en el arranque del año?

MATHIAS CONSOLANDICH (MC): Sí, eso ocurrió en el primer trimestre del año, y era esperable de que pasara. Si recuerdan China demoró mucho más que el resto de los países en levantar de manera definitiva las restricciones sanitaras, eso pasó recién a fines del año pasado. Esas restricciones suponían un impacto negativo en términos de actividad económica, por lo que lo esperable era que al igual que ocurrió en el resto del mundo, una vez que se levantaran la economía tuviese un repunte importante.

Y eso efectivamente ocurrió entre enero y marzo. De hecho, ese repunte inicialmente fue incluso de mejor lo que se esperaba. El PIB creció en el primer trimestre del año 2,2% respecto al cuarto trimestre de 2022 y 4,5% cuando lo comparamos frente a un año atrás.

Ahora, pasado ese impulso inicial la recuperación perdió fuerza y los datos más recientes nos están mostrando un panorama mucho más complicado en China.

RA: ¿Cómo siguió comportándose la economía en estos últimos meses? Emiliano comentaba que el PBI prácticamente no creció en el segundo trimestre del año.

MC: Es verdad, los datos del segundo trimestre son bastante elocuentes en que la economía perdió dinamismo. En el segundo trimestre, el PIB creció 6,3% en comparación con el mismo período del año anterior. Pero eso obedece a que estamos comparando contra un momento del año pasado en el que varias de las principales ciudades estaban con medidas de confinamiento. Si miramos como fue el crecimiento respecto al primer trimestre de este año, ya con la economía casi en pleno funcionamiento, el PIB creció solo 0,8% entre abril y junio. Esa cifra que fue más baja de lo que se previa, y cuando la anualizamos nos habla de una tasa de crecimiento de apenas 3,2% para China.

Otras veces hablamos en el programa de que no sería esperable volver a ver tasas de crecimiento de dos dígitos como estuvimos acostumbrados a ver entre 1980 y 2010. Esa ya no es una referencia tendencial porque cambiaron varios factores. La población en edad de trabajar ya no crece como crecía en aquel momento y no hay el mismo espacio para invertir en infraestructura como en ese entonces. China viene migrando hacia una economía más basada en el consumo, y eso necesariamente implica un crecimiento más moderado.

Pero en cualquier caso, tasas de crecimiento en el eje de 3% lucen muy bajas, y están claramente por debajo del objetivo de crecimiento de 5% que tiene el gobierno.

RA: ¿Qué hay por detrás de ese freno en el crecimiento? ¿Estamos viendo un deterioro generalizado de la actividad?

MC: Si, el deterioro es generalizado y lo podemos ver en varios indicadores. Por ejemplo, en los meses de mayo y junio las ventas minoristas crecieron muy poco y acumulan caídas interanuales importantes. La confianza de los consumidores se resintió. La industria manufacturera también parece estar contrayéndose. Las exportaciones también llevan una caída de más de 12% en junio cuando lo comparamos con un año atrás. Es la caída más grande desde febrero de 2020 cuando empezó la pandemia.

Además, buena parte del freno en la economía también puede atribuirse al mercado inmobiliario, que pesa mucho en China. A comienzos de año el gobierno facilitó el financiamiento de varios proyectos, que junto a un mayor nivel de compra de los hogares impulsaron el sector. Sin embargo, en los últimos meses los precios de las viviendas cayeron. Las ventas de las propiedades están a un 70% del nivel que había en 2019 (que fue el último año “normal”) y las nuevas construcciones solo en un 40% de su nivel en 2019.

RA: Además de ese freno en la economía, la prensa resaltaba también que a diferencia de lo que se ve en otros países que vienen conviviendo con “inflaciones altas”, en China estamos con inflación negativa ¿A qué se debe ese fenómeno y qué implicancias tiene?

MC: Si, a ver, en junio los precios al consumidor no registraban subas cuando se los compara con 12 meses atrás. Es decir, no hay inflación minorista. En el caso de los precios mayoristas, ahí si estamos viendo deflación, que es una caída generalizada de los precios de los bienes y servicios. El índice de precios mayorista acumulaba un descenso de 5,4% anual a junio.

Con los datos de cuentas nacionales se puede mirar el deflactor del PIB, que es un índice que se usa para calcular la diferencia entre el PIB nominal y el PIB real depurando del cálculo el impacto que tiene la suba o baja de precios. Ese deflactor marcó una caída de precios del 1,4% en el año, que es el mayor descenso desde la crisis financiera en 2008.

¿Qué hay atrás de esto? En el caso de los precios mayoristas una reversión de lo que vimos en pandemia. En pandemia las exportaciones de China subieron por una mayor demanda desde occidente de bienes durables. Eso llevó a un aumento muy fuerte de los precios y a que las empresas aumentaran la capacidad instalada para enfrentar esa demanda. Cuando se levantaron las restricciones y esa demanda se normalizó, los precios cayeron y las fábricas quedaron con mayor capacidad de producción de la necesaria. La expectativa era que en la medida que la economía china creciera, los consumidores domésticos absorbieran parte de esa demanda, algo que no ocurrió, producto del poco crecimiento que vimos este año.

El riesgo para China es que la deflación resulte ser más persistente de lo esperado. Porque cuando los precios caen, eso tiende a reducir el gasto, o a postergar consumo (finalmente si los precios bajan me conviene consumir más adelante cuando las cosas cuesten menos!) y esa reducción del gasto en consumo en sí mismo tiende a reforzar esa deflación, que si se arraiga puede dejar a la economía en un círculo difícil de salir.

RA: En ese sentido, el gobierno viene anunciando una serie de medidas para apuntalar el crecimiento. ¿Cómo están viendo esos anuncios? ¿Es esperable que cambie el panorama de crecimiento en los próximos meses en China?

MC: Tuvimos algunos anuncios, que sin entrar mucho detalle pasaron por facilitar el acceso al crédito para familias y empresas. El Banco Central bajó encajes bancarios y redujo la tasa de interés, estamos viendo una política monetaria algo más expansiva. Desde el frente fiscal, se aprobaron algunos paquetes de mayor gasto público para provincias y se está buscando incentivar la inversión privada.

Pero estas medidas por ahora se entienden que son insuficientes como para generar un repunte significativo de la actividad y distan mucho de los recursos que se desplegaron durante otros momentos en el pasado en el que la economía había mostrado un freno comparable. Por lo tanto, en general se espera seguir viendo un desempeño relativamente pobre de la economía en los próximos trimestres y de ahí el comportamiento relativamente negativo que hemos visto en los mercados financieros hacia China en los últimos meses.

Las bolsas no mostraron un desempeño en China tan bueno como se observó en el resto del mundo y estamos viendo salidas importantes de capitales desde China a pesar de un escenario financiero que se tornó más benévolo a nivel global. Y el dólar, que se desplomó en el mundo en los últimos seis meses tendió a subir en China (4% en lo que va del año).

RA: En síntesis, Mathías, ¿Cómo valoran desde Exante este panorama en China? ¿Qué conclusiones tenemos que sacar desde la perspectiva de Uruguay?

MC: Primero, que en la medida de que la inflación ha ido bajando en Estados Unidos y en otras economías centrales, el riesgo de que la economía de China siga perdiendo fuerza se ha posicionado como uno de los principales focos de incertidumbre en el frente externo.

Para la economía global, una deflación más prolongada en China podría ayudar a enfriar la inflación en otros lugares, pero también supondría una demanda china más débil de alimentos, energía y materias primas.

China es clave en la matriz de exportaciones uruguayas y su pérdida de dinamismo ya es algo que se siente en varios sectores. El impacto en el precio de algunas materias primas como los granos por ahora se ha sentido poco, dado que están operando allí también impulsos transitorios del lado de la oferta (por condiciones climáticas adversas en el norte y toda la incertidumbre en torno a la salida de la producción de Ucrania por el Mar Negro), pero una China que crece poco y con una moneda débil no es una buena noticia para el escenario externo de Uruguay.