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Precios de alimentos suben, pero también el petróleo: ¿Estamos ante un shock favorable para Uruguay? Análisis económico

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 Foto: Javier Calvelo / adhocFotos

EMILIANO COTELO (EC):La guerra Rusia-Ucrania está teniendo impactos muy importantes en los mercados de las materias primas a nivel mundial. Los precios de varios granos han tenido alzas muy fuertes en las últimas semanas y también estamos viendo muy buenos valores a nivel de la carne y los lácteos.

Sin embargo, al mismo tiempo el petróleo ha registrado un encarecimiento extraordinario, volviendo a superar los US$ 100 el barril…

Frente a este escenario, vale la pena preguntarse, ¿estamos frente a un shock positivo para Uruguay? ¿Qué impactos podemos esperar para la economía de nuestro país en este nuevo escenario global? Lo conversamos con la economista Delfina Matos, de Exante.

ROMINA ANDRIOLI (RA): En las últimas semanas estamos viendo subas importantes en los precios de varios alimentos que exportamos, pero también un aumento muy fuerte del precio del petróleo que es un rubro de importación clave para Uruguay, ¿verdad? A modo de puesta a punto, ¿cómo han evolucionado los precios de las materias primas mas relevantes para Uruguay en las últimas jornadas?

DELFINA MATOS (DM): La guerra en Ucrania está teniendo impactos importantes en los mercados de varios commodities. Estamos viendo bastante volatilidad y en la última semana en algunos rubros vimos cierto revés de los aumentos más intensos que se habían visto en jornadas previas, pero en cualquier caso seguimos con precios realmente altos en general.

Por ejemplo, a nivel de los granos, el precio del trigo en Chicago cotiza actualmente en unos US$ 400 la tonelada (había llegado a cotizar arriba de los US$ 500 la tonelada), la soja en Chicago está con precios superiores a los US$ 600 la tonelada y la colza presenta valores récord de unos 900 euros la tonelada en el mercado MATIF de París (que equivalen a unos US$ 1.000 la tonelada). Al mismo tiempo, los precios de los lácteos registraron subas intensas en lo que va del año, con la leche en polvo entera acercándose a los US$ 4.800 la tonelada en los últimos remates de Fonterra en Nueva Zelanda, y nuestros precios de exportación de la carne se han mantenido muy firmes, en torno a los US$ 5.000 la tonelada carcasa según las cifras de INAC.

Estamos ante un escenario de precios realmente extraordinario… en algunos casos con valores incluso mejores a lo que llegamos a ver en el anterior auge de las materias primas que finalizó en 2014.

Ahora, al mismo tiempo Rusia es un jugador clave en el mercado de petróleo y eso se está reflejando en un encarecimiento muy marcado del crudo. Al inicio de la semana pasada llegamos a ver al petróleo arriba de los US$ 130 el barril… luego los precios cedieron algo y en en estas últimas jornadas se ubican más próximos a los
US$ 100 el barril, que es un precio también históricamente alto.

RA – ¿Cómo debemos interpretar entonces estos cambios que trajo la guerra en los mercados de commodities? ¿El balance es positivo para Uruguay?

DM – Si bien ni Rusia ni Ucrania son socios comerciales importantes para Uruguay en términos generales, para la economía uruguaya este escenario tiene impactos igualmente significativos, por los aumentos importantes en los precios de varios de los principales productos de exportación que estamos viendo. Ahora, en términos macroeconómicos, el fuerte aumento del precio del petróleo y la mayor inflación internacional van a compensar en buena medida el impacto de esos mejores precios de exportación.

Según estimaciones que estuvimos trabajando en Exante, si no consideramos ningún cambio a nivel de volúmenes exportados e importados y nos concentramos en lo que es el efecto de las variaciones de precios exclusivamente, la mejora de los precios de venta a nivel de nuestra matriz exportadora implicaría unos US$ 1.100 millones más de exportaciones de bienes este año que en 2021.

Mientras tanto, el encarecimiento del petróleo y la mayor inflación internacional a nivel de otros rubros supondría unos US$ 770 millones más de importaciones que el año pasado (siempre considerando únicamente el efecto cambio de precios, es decir, contemplando los mismos volúmenes que en 2021).

Esto implica que el impacto neto del cambio de precios relativos en nuestros términos de intercambio es positivo, aunque bastante acotado en magnitud. Eso es al menos lo que surge de las estimaciones con los valores actuales… lo advierto porque, como mencionábamos al inicio, la volatilidad en estos días está siendo importante.

RA – ¿Y eso que implica para la actividad económica? ¿Deberíamos esperar un efecto positivo sobre el desempeño de la economía este año?

DM – Bueno, cómo decía recién, el shock en nuestros términos de intercambio es, según nuestras estimaciones, positivo pero moderado en su magnitud.

Además, al interior de la economía los impactos de este nuevo escenario internacional son muy diferentes dependiendo del sector…

RA – A ver, ¿por qué decís eso, Delfina?

DM – Un primer comentario que parece importante hacer es que el impacto del encarecimiento del petróleo a nuestro juicio va a ser mayormente absorbido por el sector público, porque entendemos que el gobierno va a trasladar muy parcialmente esta suba del petróleo a las tarifas de los combustibles, como en los hechos viene haciéndolo en los últimos meses… Estamos esperando subas adicionales de los combustibles en los próximos meses, pero inferiores a lo que marcan los valores de paridad de importación con los actuales precios del petróleo.

Entonces, para el sector privado, es probable sí que el impacto total de este nuevo escenario de precios termine siendo favorable, aunque de nuevo, con diferencias por sector…

RA – ¿Podemos ahondar un poco más en eso? ¿Qué sectores se verían más favorecidos en este contexto?

DM – En particular, el sector agroexportador y las actividades en torno al mismo serían los más favorecidos por este escenario global, incluso a pesar de que estamos viendo aumentos extraordinarios también a nivel de varios insumos relevantes para el sector. Esta campaña de verano va a ser seguramente excepcionalmente buena económicamente si el clima lo permite, porque los precios de venta están en niveles pico y los costos fueron incurridos en su gran mayoría previo a estas últimas subas. Mirando hacia adelante, el encarecimiento de los fertilizantes y los agroquímicos genera mayores tensiones sobre las ecuaciones agrícolas… pero si los valores de venta se mantienen firmes, en condiciones climáticas normales los márgenes en el agro deberían seguir siendo razonables (aunque quizás algo más bajos que los del ciclo 2021/2022).

En cambio, para otros sectores exportadores donde no se están viendo aumentos tan relevantes de los precios, la combinación de la caída del dólar, el encarecimiento de varios insumos importados y la suba de los combustibles supone un shock esencialmente negativo.

RA – Está claro. ¿Y qué se puede esperar a nivel de sectores más vinculados a la demanda doméstica?

DM – Una de las consecuencias de este nuevo escenario de precios internacionales, es que vamos a ver seguramente una inflación más alta este año. Florencia comentaba con ustedes la semana pasada que en Exante estamos esperando ahora una inflación en el entorno de 7,5% en 2022 y eso, según nuestras estimaciones, va a suponer una nueva caída del salario real en el promedio del año (de 0,5%) y un descenso también de las pasividades en términos reales (de aproximadamente 2% en promedio). Todo esto implica menos capacidad de consumo para la población y sin dudas afectará de modo particularmente importante el poder de compra de algunos productos clave de la canasta de consumo, como la harina y los panificados, los aceites, las carnes y los lácteos… Varios ya venían teniendo subas en 2021 y esta situación indudablemente va a suponer aumentos adicionales. Por eso tendemos a pensar que el shock para los negocios de demanda doméstica también sería de signo negativo en general.

RA – Entonces, Delfina, ¿van a estar revisando proyecciones en Exante?

DM – Bueno, el próximo 23 de marzo se van a publicar cifras oficiales de PIB del cierre de 2021 y con esos datos seguro vamos a estar revisando pronósticos. No podemos perder de vista que, más allá del shock externo, en las últimas semanas también se fueron conociendo datos parciales de la temporada turística que marcaron una actividad de turismo receptivo mucho peor de lo que estimábamos.

Pero volviendo a lo que analizamos hoy, nosotros en Exante entendemos a priori que el nuevo escenario internacional va a tener, en términos netos, impactos más bien acotados sobre nuestras proyecciones de crecimiento de la actividad económica en 2022… aunque, por lo que comentábamos antes, los efectos serían de diferente signo al interior de la economía y eso podría derivar en un crecimiento más desbalanceado entre sectores.