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¿Qué puede pasar con la inflación luego de los ajustes de tarifas?

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El Gobierno confirmó ajustes en varias de las principales tarifas públicas. ¿Qué impacto cabe esperar a nivel inflacionario ahora que también se está registrando un aumento importante del dólar? ¿Cuál es la lectura desde la perspectiva de las cuentas públicas? Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

Análisis económico
Jueves 14.01.2016

Como ustedes saben, en estos días el Gobierno confirmó ajustes en varias de las principales tarifas públicas. ¿Qué impacto cabe esperar a nivel inflacionario ahora que también se está viendo un aumento relativamente importante del dólar? ¿Cuál es la lectura desde la perspectiva de las cuentas públicas? Les proponemos conversar sobre este tema con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Tamara, en esta semana se confirmó un aumento de 9,44 % en las tarifas de ANTEL y subas de 9,85 % en las de OSE y UTE. ¿Qué incidencia se va a ver en el próximo dato de inflación?

TAMARA SCHANDY (TS) —No todo impactará en enero, porque el ajuste de UTE se dispuso ya entrado el mes. Según nuestros cálculos, vamos a tener una incidencia de 5 décimas este mes… y el resto (una décima y media adicional) se hará visible en el IPC de febrero.

Hago dos aclaraciones… La primera es que esos números no contemplan un impacto por el hecho de que se introdujeron cargos fijos para el consumo de OSE, que aplican para consumos de empresas pero también para consumidores residenciales que superen un tope.

La otra, que es bastante más material, es que no tenemos que perder de vista que en el IPC de enero también vamos a ver (como hemos visto en los últimos años) un aumento fuerte del rubro electricidad, que es independiente de esto que estamos conversando y que obedece solamente a la reversión del programa de UTE Premia, que implicó una rebaja fuerte en diciembre. Por eso, cuando comentemos el IPC de enero, el aumento que vamos a estar viendo en ese rubro va a estar en la órbita del 35 %… con lo cual, Romina, la incidencia total de los precios administrados en el IPC de enero va a ser bastante mayor de lo que recién mencionaba al referirme al impacto del ajuste de tarifas… Con ese efecto del UTE Premia y con algunos ajustes en otros rubros aparte de la electricidad, el agua y el teléfono, calculamos que en total los precios administrados van a aportar casi 1,6 % a la inflación del mes.

RA —La inflación cerró el año pasado en 9,4 %. ¿Cómo están viendo el panorama hacia delante?

TS —Este aumento de tarifas ya lo teníamos bastante contemplado en la proyección, aunque la magnitud del de UTE fue un poco mayor que la que habíamos estimado…

Pero es importante destacar que las tarifas no son lo único que mueve la aguja… Como decías tú al inicio, por ejemplo, el dólar también está subiendo bastante. Lleva 2,7 % de aumento en lo que va del mes.

Por otro lado, los rubros que generalmente se mueven más por la dinámica doméstica y tienen menos incidencia del dólar (los que llamamos “no transables”) siguen con tasas de inflación bastante intensas. Cerraron el año pasado con un registro de casi 11 % y aún puede restar ver algún impacto cuando se terminen de cerrar convenios salariales que aún están pendientes…

En sentido contrario, sin embargo, está habiendo un aflojamiento en algunos precios de los alimentos. Por ejemplo, el precio de exportación de la carne viene bajando y eso hace pensar en que ceda la inflación de ese rubro a nivel doméstico. Otro ejemplo: la baja del precio del trigo en Uruguay incide en una menor perspectiva de inflación de todo lo que son panificados…  Y seguramente también estamos importando “deflación” de la región, porque tanto Argentina como Brasil han tenido depreciaciones bastante relevantes de sus monedas (se han abaratado en dólares).

RA —Con todos esos elementos, ¿qué pronósticos están manejando?

TS —En lo sustantivo seguimos manteniendo la misma visión que hemos comentado en ocasiones anteriores. Las presiones de inflación están teniendo una persistencia importante. Nuestros modelos, alimentados con un pronóstico cambiario de $ 35 al cierre de año y con subas de salarios aún muy relevantes en términos nominales, mantienen a la inflación subyacente por encima de 10 % durante prácticamente todo el año.

RA —¿Y la inflación total?

TS —A nuestro juicio la posibilidad de que alcance al 10 % sigue estando presente, no en estos primeros meses de 2016 pero sí sobre el final del año.

De todos modos y como siempre decimos, esa perspectiva está incidida por las frutas y verduras (que son muy volátiles y difíciles de proyectar) y sobre todo por el comportamiento de los precios administrados. A partir de los anuncios de estos días tenemos algunos ajustes clave ya a la vista, pero en las circunstancias actuales todavía hay una incertidumbre grande sobre lo que puede suceder con los combustibles. La nafta y el gasoil pesan directamente más de dos puntos en el IPC y bien podrían tener alguna rebaja a la luz de lo que está sucediendo con los precios del petróleo.

RA —¿Eso no está contemplado en las proyecciones?

TS —No. Teniendo en cuenta la situación de ANCAP, nuestro modelo de proyección no contempla ninguna rebaja de combustibles… Pero la caída a nivel internacional se sigue profundizando y es realmente extraordinaria, así que de alguna forma se abre un espacio para que el Gobierno busque asegurar niveles de inflación más bajos mediante una rebaja de combustibles.

Igual no es una decisión trivial, porque al mismo tiempo hay un imperativo muy fuerte de mejorar la trayectoria de las cuentas públicas…

RA —Justamente a eso iba, Tamara. ¿Qué lectura se hace de estos ajustes de tarifas desde la perspectiva fiscal? El martes, conversando con ustedes sobre el cambio en el cálculo del IRAE mencionaban que el déficit está por encima de lo que suponía el presupuesto para 2015. ¿Estos aumentos son otra forma de ir cerrando esa brecha?

TS —En realidad a nivel de las empresas públicas el resultado no viene mal respecto al presupuesto. El supuesto para 2015 era un resultado primario corriente (antes de pagar intereses y sin inversiones) del orden de 1,8 % del PIB y los datos efectivos que hay disponibles (hasta noviembre) lo muestran un poquito por arriba de 2 % del PIB.

Pero dicho eso, también cabe marcar que el presupuesto está armado sobre la base de que el resultado de las empresas públicas debe mejorar bastante durante el período de gobierno. En esa mejora (que durante el proceso de discusión del presupuesto el Gobierno cuantificó en aproximadamente un punto porcentual del PIB en relación al nivel de 2014), descansa de hecho casi la totalidad de la mejora del déficit fiscal global que se propuso el Gobierno.

RA —¿Pero no se pueden compensar otros desvíos con un mejor resultado en las empresas?

TS —Claro. La actividad económica se está enfriando y el gasto público es bastante rígido… Si no se quiere resignar la meta de bajar el déficit fiscal, una alternativa puede ser buscar compensar el deterioro del resultado del Gobierno central vía un resultado mejor al previsto en las empresas públicas.

Pero en definitiva, Romina, volvemos siempre a las tensiones entre los objetivos de déficit fiscal, competitividad e inflación… Uruguay acumuló desequilibrios grandes y actualmente no hay soluciones fáciles.

Como decía antes, la baja del precio internacional del petróleo (que creo que fue mayor a la que cualquiera hubiese podido imaginar) puede ser algo que ayude a quebrar o al menos flexibilizar esa tensión en el corto plazo, pero a nuestro juicio este año que comienza va a seguir siendo bastante complejo en términos de la gestión macro.

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Foto en Home: Facturas de OSE. Crédito: Javier Calvelo/adhoc Fotos