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Urquiza esq. Abbey Road
Buika: Flamenco y después

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Por Eduardo Rivero ///

Concha Buika es una cantante afroespañola que algunos recordarán por la deslumbrante aparición que hace en una escena de la película La piel que habito de Pedro Almodóvar. Sí, ella, la del diastema –esa separación entre los incisivos centrales superiores– y la increíble voz ronca de “típica” cantaora de flamenco, que de típica en realidad tiene poco: Buika canta básicamente en “modo andaluz” pero su arte impresionante es una mezcla de muchas cosas.

María Concepción Balboa Buika nació en Palma de Mallorca, España, hace 43 años, hija de dos africanos de Guinea Ecuatorial. Bebió desde niña en la fuente eterna del canto flamenco, para luego ir incorporando otras músicas, otros mundos, en una síntesis providencial y singular entre las cantantes de su generación.

Ha dicho en diversas entrevistas que fue feliz desde la primera vez que subió a un escenario, lo que poco después ya la llevó a realizar su álbum debut Mestizüo (2000), primero de una serie de exitosísimas ediciones.

Disco a a disco ha sabido sumar al flamenco y la copla sus propias composiciones además de clásicos imperecederos de la canción internacional como Siboney de Ernesto Lecuona, Ne me quitte pas de Jacques Brel, La nave del olvido de Dino Ramos o Yo vengo a ofrecer mi corazón de Fito Páez.

Recibió el Grammy Latino al Mejor álbum del año en 2008 por Niña de fuego. Y al año siguiente grabó a dúo con el enorme pianista cubano Chucho Valdés El último trago, hasta hoy mi disco favorito de su amplia discografía, en el que a su arrolladora voz se suma el piano delicado y de increíble virtuosismo de Valdés y el total es inmejorable. La lista de los músicos célebres con quienes ha colaborado habla por sí sola: Chick Corea, Pat Metheny, Bebo Valdés, Luz Casal, Seal, Javier Limón, Armando Manzanero…

Su inquieto talento la ha llevado también al terreno de la palabra impresa, publicando dos poemarios: Niña de fuego (incluido en la edición del CD homónimo) y A los que amaron a mujeres difíciles y acabaron por soltarse.

Buika ha sido comparada con figuras como Nina Simone, Billie Holiday, Chavela Vargas y Cesária Évora, nada menos. De impresionante presencia escénica, su voz ha generado elogios rotundos como “electrizante”, “sensual” o “roncamente aterciopelada”.

En 2014, la gira de presentación de La noche más larga la trajo por segunda vez a Uruguay –había estado antes en 2012, en la Sala Zitarrosa–, al Teatro El Galpón. Estuve aquella noche de mayo de 2014 en ese recital y lo que vi no podré olvidarlo.

Todavía me parece estar allí, delante de aquella mujer negrísima, que se balanceaba a un lado y al otro cansinamente, que soltó un largo y ciertamente tedioso discurso sobre la vida, el amor, la muerte, el desamor, los hombres, las mujeres, el arte, antes aún de cantar una sola nota, para regocijo de una platea ya conquistada de antemano, mientras bebía un líquido transparente parecido al agua y que en una de esas lo era, hasta que, dejando la retórica de lado, se lanzó a cantar con una voz ronca, de fuerza animal y a la vez hondamente humana, que me estremeció hasta los huesos.

Andalucía estaba allí, pero también la madre África, los guetos negros de Detroit o Chicago, la siesta tropical de La Habana y hasta el alma de Buenos Aires, enmarcada en la inmortal letra de Nostalgias del gran Enrique Cadícamo en versión tan libre y sensual que terminó siendo libertina. Fue uno de esos recitales que en realidad nunca van a bajar el telón dentro de mí.

Unos días antes la había entrevistado telefónicamente para el semanario Brecha, ella en Miami, donde reside. Fue una charla tan rica como divertida y tan profunda como relajada, en la que me habló con adoración de su hijo adolescente, me dijo que la voz no importa porque se canta con lo que uno es y no con la garganta, y en la que me enteré que nunca escucha sus propios discos y que lo que realmente disfruta es cantar en vivo.

En aquella charla me contó también que de niña la profesora del coro escolar la expulsó porque cantaba como un perro, algo que no consideró un insulto porque cree que hay perros que tienen una voz muy hermosa. Al confesarle que su canción Las ciudades del disco que grabó con el pianista Chucho Valdés me hace llorar, me prometió que la iba a cantar para mí en Montevideo. No cumplió su promesa pero mi admiración igual será eterna.

En octubre de 2015 Buika editó un nuevo disco, Vivir sin miedo, en el que se ha soltado como nunca en su faceta de autora y en el que, una vez más, esta intérprete todoterreno le agrega pop, rock, funk y soul al flamenco y a la copla, y un montón de esas otras cosas que hacen que la auténtica amalgama que es su estilo vuelva a brillar y deslumbrarnos.

Funciona notablemente su dúo junto al reconocido cantautor estadounidense Jason Mraz en Carry Your Own Weight, pero también hay otras grandes canciones como Vivir sin miedo, Mucho dinero, Cidade do amor o Sister.

Si los vientos del mercado la devuelven a nuestras costas –por ejemplo para presentar este nuevo disco– no duden en ir a verla. Van a vivir una experiencia que no olvidarán y les costará describir, como me ha costado a mí hacerlo en esta nota, porque nada sustituye al hecho vivo de estar en una sala frente a una artista única y sentirse unido a ella por esa corriente de conmovedora energía, capaz de derogar todas las palabras.

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Urquiza esq. Abbey Road es el blog musical de Eduardo Rivero en EnPerspectiva.net. Actualiza los miércoles.

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Concha Buika, sitio oficial

Video: Buika

Video: Warner Music Spain

Video: Warner Music Spain