El regreso de Sting |

Por Eduardo Rivero ///

En su último disco, Sting regresa al rock. No se trata por cierto, de cualquier regreso, dado que es uno de los artistas más emblemáticos, exitosos e influyentes en la historia del género. También de uno de los más inquietos y versátiles: a lo largo de su carrera, además de rock al más alto nivel ha incursionado en otros estilos –algunos esperables, otros totalmente inesperados– y siempre en un altísimo nivel.

Su espíritu inquieto, en permanente búsqueda, le llevó en la última década a realizar una serie de álbumes a cual más sorprendente. En 2006 editó Songs From The Labyrinth, cantando melodías del compositor inglés John Dowland (1563-1626), disco cuya venta fue moderada en términos de rock, pero enorme en los rankings de música clásica donde también figuró por la propia naturaleza de la propuesta. Fue un álbum osado y experimental, aún tratándose de música con muchos siglos de compuesta. Sorprendió también en 2009 con If On A Winter’s Night, un disco de temática navideña.

Si de sorpresas se trata, el álbum Symphonicities de 2010 fue otro punto muy alto, ya que proponía una cuidada selección de temas de The Police y de su período solista interpretados junto a la Royal Philarmonic Concert, en un disco grabado en la legendaria sala 1 del estudio Abbey Road, considerada una de las mejores del mundo para música sinfónica. En 2013, el álbum The Last Ship no era otra cosa que la banda sonora del musical teatral sobre su niñez.

El rock supo esperar, en quien lo había revolucionado entre 1977 y 1984 –con un fugaz y glorioso retorno en 2006– en el trío The Police. Finalmente el Sting rockero volvió en su nuevo disco, que suena más a The Police que a sus venturas con otros géneros, como los ya citados, pero también en el jazz rock en los años 80, cuando grabó algunos álbumes notables como The Dream of the Blue Turtles (1985) y Bring on the Night (1986).

El nuevo disco –número 12 en la trayectoria solista de Sting– se grabó durante tres meses en New York. Lleva un título muy elocuente: 57th & 9th, haciendo referencia a la esquina que el artista cruzaba cada día para ir a grabar al estudio Avatar allí ubicado.

Antes de que el disco saliese a la calle, consultado por la prensa, Sting fue muy escueto pero a la vez elocuente: “El disco es un montón de rock n’ roll” y en efecto, en gran medida así es.

Como en toda su discografía, se rodeó de una estupenda banda donde aparecen, entre otros, el guitarrista argentino Dominc Miller y el baterista Vinnie Colaiuta –dos de los tres músicos con los que se presentó en el Estadio Centenario de Montevideo en 1990–, Rob Mathes en piano, Lyle Workman en guitarra y Josh Freese en batería, además de numerosos músicos de sesión en voces, instrumentos de viento, percusión, etc.

El disco fue presentado en vivo el 9 de noviembre de 2016 en el Irving Plaza de New York, un local pequeño de algún modo, ya que su aforo no sobrepasa los 1.000 espectadores. Tres días después esa presentación se reiteró en París, en la reapertura del legendario Bataclan. La crítica en general ha recibido en forma elogiosa al disco, y la venta viene siendo firme, lo que en este tiempo de música on demand y bajadas de internet no es poca cosa.

Los tracks de difusión elegidos han sido I Can’t Stop Thinking About You, 50.000, Petrol Head y One Fine Day pero en absoluto son los únicos temas relevantes en este disco notablemente producido donde volvemos a escuchar sobre una poderosa banda la inconfundible voz aguda de Sting, con un tono ciertamente más bajo que en el pasado, pero sin que haya perdido ese timbre mágico tan suyo, que incluye esa suerte de “ronquerita” bien característica y la forma de arrastrar determinadas frases del texto, como si las cantara con pereza.

Algunos de los temas de este disco tiene detrás historias realmente interesantes. 50,000 fue escrita por Sting en la misma semana en la que murió Prince, y está dedicada a su memoria y a la vez en recuerdo de otras figuras recientemente fallecidas como David Bowie y Glenn Frey (ex integrante de la banda californiana The Eagles).

The Empty Chair está dedicada al periodista norteamericano James Foley, que fuera secuestrado y asesinado por el Estado Islámico. 57th & 9th ha sido diseñado en su track list de un modo en que el disco parece partido en dos mitades: una primera, netamente rockera, donde el espíritu y la estética de The Police campea todo el tiempo, y una segunda de corte netamente baladístico.

En el primer sector, se destaca por sobre todo el tema que abre el disco, I Can’t Stop Thinking About You, donde el fantasma de The Police se permite incluir un estribillo claramente recordable al mejor estilo del trío. También son destacables 50,000, Down Down Down y Petrol Head.

El sector baladístico es muy rico en muy buenas melodías y marca un cambio de clima dramático respecto al inicio del disco, al punto que dos baladas, Heading South on the Great North Road y The Empty Chair son cantadas por Sting acompañándose con una simple guitarra acústica.

En su edición "de lujo", 57th & 9th incluye tres bonus tracks, destacándose en forma muy especial el último de ellos, que cierra el disco a mil de potencia: Next to You, un clásico del primer álbum de The Police, Outlandos d’Amour (1978), grabado en vivo en el neoyorquino Rockwood Music Hall junto a The Last Bandoleros.

Es obvio que quienes crecimos con The Police ya no tenemos la edad que teníamos cuando conocimos discos esenciales como Reggatta de Blanc, Ghost in the Machine o Synchronicity. Pero tampoco Sting tiene la edad de entonces. No es posible pedirle que su nuevo disco suene a aquellos antecedentes, pero tampoco que suene a otros discos importantes de su carrera como Nothing Like the Sun o Mercury Falling.

El nuevo álbum muestra a un Sting algo otoñal pero no por eso menos músico que antes. Sigo escribiendo grandes canciones, sigue cantando en forma impecable y sigue teniendo una enorme pupila para rodearse de notables músicos y arropar su música con excelentes arreglos.

Sting sigue siendo uno de esos artistas que nos emociona cargándose de años como nosotros, pero también con nosotros.