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Chile rechazó la propuesta de nueva Constitución con amplia mayoría: Análisis de los resultados, causas y consecuencias con el politólogo Fernando Rosenblatt

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Foto: Martin BernettiE / AFP

La población de Chile rechazó ayer de manera contundente la propuesta de reforma constitucional que fue sometida a plebiscito.

En una consulta con voto obligatorio, que no es lo habitual en Chile, y con una participación histórica de la ciudadanía, el 62% dijo NO al texto que había sido redactado por la Convención Constitucional, electa como forma de encauzar el malestar social que estalló sorpresivamente con las manifestaciones masivas de fines de 2019. Todas las encuestas habían anticipado el triunfo del "Rechazo" pero ninguna con tanta holgura.

Recordemos que el “plebiscito de entrada” a este proceso tuvo lugar el 25 de octubre de 2020, y en esa ocasión el 78% dijo que quería una nueva Constitución para Chile.

El nuevo texto, de 388 artículos y elaborado durante un año, consagraba la plurinacionalidad indígena y establecía un nuevo catálogo de derechos sociales en salud, aborto, educación y pensiones, con un marcado énfasis medioambiental, aunque manteniendo el modelo de economía de mercado. Incluso entre quienes promovían la opción Apruebo varios referentes reconocían que la reforma tenía problemas y descuidos y que, en caso de que saliera adelante, sería necesario modificarla.

El presidente Gabriel Borich, que llegó al poder en marzo impulsado por el descontento de hace tres años y que apoyaba la propuesta de reforma, habló al país sobre las nueve de la noche hora local.

"Hoy ha hablado el pueblo de Chile, y lo ha hecho de manera fuerte y clara (…) No quedó satisfecho con la propuesta de Constitución que la Convención le presentó a Chile y, por ende, ha decidido rechazarla de manera clara en las urnas. Recojo con mucha humildad este mensaje y lo hago propio. Hay que escuchar la voz del pueblo".

Tanto Boric como los distintos sectores que respaldaron la opción del Rechazo dejaron claro que ahora se abre otro proceso constituyente, que implicará la redacción de un nuevo documento y el regreso a las urnas.

Con tono sereno, Boric llamó a las fuerzas políticas a "poner a Chile por delante".

En su discurso a la nación, Boric también dijo que su gobierno hará frente a los problemas que enfrentan los chilenos más allá de la cuestión constitucional. En esta línea, dijo que "hacer frente a estos importantes y urgentes desafíos requerirá prontos ajustes en nuestros equipos de gobierno", anticipando que habrá cambios en el gabinete.

"Me comprometo a poner todo de mi parte para construir en conjunto con el Congreso y la sociedad civil un nuevo itinerario constituyente que nos entregue un texto que, recogiendo los aprendizajes del proceso, logre interpretar a una amplia mayoría ciudadana. Sé que, en eso, todos y todas nos van a acompañar.

Con este fin, mañana a primera hora me reuniré con los presidentes de ambas cámaras y con otras autoridades de la República para avanzar lo más rápidamente en esta dirección. Y durante la próxima semana, llevaremos adelante una ronda de conversaciones para recoger las propuestas de los distintos sectores que se han comprometido ante el país con establecer un nuevo proceso constituyente".

Tras el resultado aparecieron en los medios de comunicación los líderes de los partidos políticos de la derecha, que habían tenido escasa presencia durante la campaña previa al plebiscito.

Los opositores al cambio constitucional salieron a festejar en las calles y en caravanas de automóviles con banderas de Chile por primera vez desde que empezó la campaña electoral en julio.

Para un primer análisis de los resultados, sus causas y sus consecuencias, conversamos En Perspectiva con el politólogo Fernando Rosenblatt, profesor asociado en la Escuela de Ciencia Política, Universidad Diego Portales, Chile.


Transcripción del análisis:

EC: ¿Cuáles son tus primeros apuntes en este enfoque sobre el resultado de ayer?

FR: Lo primero que hay que destacar es que efectivamente fue un triunfo muy amplio. Tú los decías al comienzo de la nota, el resultado fue de 61,9 por el Rechazo frente a un 38,1 por el apruebo. Es una victoria del Rechazo muy amplia que se dio, además, en todas las regiones del país, y en la gran mayoría de las comunas. El segundo apunte muy importante es que hubo una participación histórica: poco más de 13 millones de votantes participaron de este plebiscito de salida; es decir, una participación del 86% del total de los habilitados. La combinación de inscripción automática y voto obligatorio claramente tiene mucho que ver con esta participación.

EC: Vayamos primero por el tema de la participación para luego hablar en detalle del resultado y de lo que se viene ahora. Tú resaltabas que fue una participación muy alta. De hecho, es la más alta en la historia de Chile; poco más de 13 millones de votantes sobre un total de 15 millones. Decías que esto se explica por la combinación de inscripción automática y voto obligatorio. También, me imagino, porque era un plebiscito muy importante en la historia de Chile.

FR: Efectivamente. Era un plebiscito histórico, donde se ponía a consideración de la ciudadanía la decisión de aprobar o rechazar una propuesta de Constitución que, por primera vez en la historia de Chile, se había elaborado en un proceso democrático. Eso, sin dudas, ya de por sí hacía que la jornada tuviera mucha relevancia y eso podía mover mucha gente. Pero también se podía pensar que había cierta fatiga electoral; Chile tuvo muchos procesos electorales en los últimos dos años. Pero claramente esto no sucedió.

Ahora, más allá del carácter histórico del plebiscito, el voto obligatorio y la inscripción automática son elementos clave para entender esta participación. La multa por no votar podía llegar hasta los 190 dólares aproximadamente. Y la inscripción automática supone que toda persona mayor de 18 años (incluso extranjeros con permanencia definitiva de más de 5 años) está automáticamente inscripta para votar. La amenaza de la multa por no votar parece así como el hecho de no tener que hacer ningún trámite para quedar registrado deben explicar en gran medida esta participación del 86%. Porque esta era una gran incógnita.

EC: ¿Por qué era una incógnita la participación, siendo que el voto era obligatorio?

FR: Bueno, porque era la primera vez que se daba esta combinación de voto obligatorio con inscripción automática. Desde 2012 el voto en Chile es voluntario con inscripción automática. Pero, como parte del acuerdo por la paz y la nueva Constitución de noviembre de 2019 se estableció que el voto en el plebiscito de salida fuera obligatorio. Antes de la reforma de 2012 Chile tenía un sistema raro, de inscripción voluntaria y voto obligatorio. Eso fue dejando afuera a mucha gente, especialmente jóvenes, que no se inscribían para votar. Luego, con esa reforma de 2012 se pasó a voto voluntario e inscripción automática, pero la tasa de participación, ahora con un electorado potencial mucho mayor, siguió siendo muy baja.
Ahora teníamos esta instancia con voto obligatorio e inscripción automática. Pero no sabíamos nada de todo ese electorado que nunca participó o que hace muchos años que no votaba. Tampoco sabíamos si la amenaza de la multa iba a operar sobre la decisión de ir a votar. No sabemos por qué la gente fue a votar, pero sí tenemos que en estas condiciones, de voto obligatorio, donde había algo muy importante en juego, la participación fue de un 86%.

EC: Vayamos ahora al análisis de los resultados. El triunfo del rechazo fue aplastante. Las encuestas venían indicando una posible victoria del Rechazo, pero, según lo que recuerdo, en ningún caso planteaban un margen tan amplio.

FR: Correcto, desde abril que las encuestas venían indicando sistemáticamente que el Rechazo ganaría el plebiscito de salida. El resultado fue efectivamente muy amplio y mayor a la diferencia que salía en las encuestas en las semanas previas, donde incluso algunas mostraban que el Apruebo se estaba acercando un poco al Rechazo.

El triunfo del Rechazo se dio en todas las regiones de Chile y en la gran mayoría de las comunas. Incluso en la Región Metropolitana (RM) de Santiago, donde el rechazo obtuvo un 55% de los votos. También en la región de Valparaíso ganó el Rechazo, con un 57%.
En las comunas con más electores de Chile, en Puente Alto, ganó el Apruebo, pero con un 50%. En Maipú, también en la RM ganó el Apruebo, pero con un 51%. En Santiago, la tercera comuna con más electores, ganó el Rechazo con un 53% de los votos. Me detengo en estos datos porque aquí vemos el contraste más grande con los procesos anteriores.

En el plebiscito de entrada y en la segunda vuelta presidencial, en estas comunas, especialmente en Puente Alto y Maipú, dos comunas populares, ganó el Apruebo y ganó Boric por mucho de distancia.

En el plebiscito de entrada, en el que se votaba si se aprobaba o no el inicio de un proceso constituyente, en la RM el Apruebo obtuvo un 78%. En Puente Alto, el Apruebo había obtenido un 88%. En ese momento, con pandemia, tuvimos 51% de participación.

Pensando en la segunda vuelta de diciembre de 2021, que llevó a Boric a la Presidencia, la victoria de Boric fue aplastante y especialmente en la RM. Boric obtuvo el 60,3% de los votos. Veamos por comuna….en Puente Alto obtuvo un 70%, en Maipú 66%, en Santiago un 60%. En ese entonces, en la segunda vuelta tuvimos un 56% de participación.

EC: Entonces, por lo que tú estás diciendo, parece que mayores niveles de participación terminaron beneficiando al Rechazo. Esta posibilidad se manejó en los días previos a este plebiscito. Algunos decían que el voto obligatorio iba a terminar favoreciendo al Rechazo.

FR: Efectivamente, esto se decía en los días previos. Confieso que ese razonamiento no me cerraba. Esto lo conversamos contigo. Yo dudaba de esa lógica. ¿Por qué? Por una razón teórica y por los resultados anteriores. La razón teórica es que en Chile hay una estructuración “de clase” del voto. Es decir, los sectores populares votan en su mayoría por opciones de izquierda, sobre todo cuando no son elecciones de carácter local. La segunda razón, ya empírica, eran los resultados del plebiscito de entrada y la segunda vuelta electoral que le dio un triunfo muy amplio a Boric. Es decir, enfrentados a dos alternativas (apruebo-rechazo y Boric versus José Antonio Kast), en los sectores populares, urbanos, de la RM, por ejemplo, votaron por la opción de izquierda o apoyada por la izquierda.

EC: Por los datos que mencionabas antes, el Apruebo ganó de nuevo allí, tú decías, en Puente Alto, en Maipú. ¿Qué pasó entonces?

FR: Sí, ganó en esas dos comunas, pero no ganó en La Florida, la cuarta comuna con más electores, pero no ganó en La Pintana, Cerro Navia, y otras comunas populares y en Puente Alto y Maipú ganó por un margen muy estrecho.

El Apruebo necesitaba ganar por una amplia diferencia en la Región Metropolitana para tener chances, porque claramente en el sur iba a ganar el Rechazo y en el norte parecía difícil. No solo no ganó por ese margen amplio que necesitaba, sino que perdió.

Entonces, en todo Chile la participación aumentó mucho (8 millones en la segunda vuelta contra estos 13 millones de ayer), y también aumentó mucho la participación en la RM. Hay todo un electorado que no conocíamos y que claramente en su abrumadora mayoría se inclinó por el Rechazo. La mayor participación favoreció al Rechazo.

Esta es una derrota en el marco de un proceso que parecía que llevaba la historia para un lado. Este plebiscito era visto como el moño a un ciclo de movilización y desmantelamiento de la herencia de la dictadura. En el plebiscito de entrada había mucho de épica de “derribar la Constitución de Pinochet”. En la segunda vuelta que lleva a Boric a la Presidencia había mucho de frenar el avance de la extrema derecha. Esto no estuvo presente en el plebiscito de salida.

EC: Exploremos un poco las razones de la victoria del Rechazo. ¿Hay un voto castigo al gobierno, al que se asociaba con el Apruebo, o simplemente es un rechazo a la propuesta de la nueva Constitución? En los análisis previos había críticas muy profundas al texto de la propuesta de nueva Constitución.

FR: Sí, es difícil dar una respuesta definitiva. Podemos ensayar algunas hipótesis que requerirían estudios más profundos.

Para empezar, uno podría decir que algo en lo que venimos insistiendo hace años en este espacio sigue siendo importante para entender lo que sucedió: la falta de partidos políticos con capacidad de articulación, con llegada en el territorio, que conduzcan y encaucen el proceso político, es, creo, una razón importante para entender el resultado.

En el Apruebo estaban los grupos que apoyan directamente al gobierno (Partido Comunista y los partidos del Frente Amplio) y también los del socialismo democrático (Partido Socialista, Partido por la Democracia y Partido Radical). Estos últimos tres partidos son de la ex Concertación. Michele Bachelet también apoyó el Apruebo e incluso participó en la “franja”, el espacio televisivo destinado a las campañas. Pero estos partidos, como venimos señalando hace años, carecen de una capacidad de llegada permanente en el territorio. La diputada Karol Cariola fue encargada del comando de campaña de Apruebo Dignidad (la coalición que apoya directamente al gobierno) y desarrolló un trabajo en terreno muy intenso pero claramente no fue suficiente.

En Chile no hay partidos capaces de organizar y movilizar; no hay capacidad de mantener con ciertos niveles de lealtad a los votantes y menos aún hay capacidad para organizar y movilizar a todo ese electorado que estaba participando por primera vez.

Entonces, esa adhesión que tuvo el Apruebo en el plebiscito de entrada (o la votación que consiguió Boric en la segunda vuelta) no pudo sostenerse, pero sobre todo no pudo aumentar, de cara a este plebiscito de salida.

EC: Pero… ¿el resultado habría sido otro con una organización partidaria fuerte?

Te lo pregunto porque los cuestionamientos al texto, en diferentes capítulos, eran muy fuertes; y las críticas a la actitud de algunos sectores de convencionales, aquellos más “ultras”, digamos, era muy profundas…

FR: Bueno, eso no lo sabemos, pero sin organización nacional fuerte, amplia, es difícil organizar y movilizar, especialmente a un electorado no politizado y que habitualmente no es parte del proceso político. Además, sin organización amplia, con llegada permanente en el territorio, era difícil contrarrestar los mensajes y las críticas (y en ocasiones en las fake news) que se hacían a la Convención constituyente y al texto de reforma constitucional. Es decir, más allá de la opinión sobre la propuesta de nueva Constitución, lo cierto es que no había organización capaz de salir a defenderla y defender el proceso en todo el territorio, con la capilaridad necesaria cuando te enfrentas a un electorado potencialmente muy numeroso.

Por otro lado, efectivamente la Constitución propuesta fue vista por muchos sectores como una Constitución muy volcada a la izquierda. Eso, claro, tiene que ver con la composición de la convención que resultó electa. Pero, además, tiene que ver con que la convención surge en un contexto de estallido social en el que aparecieron muchas demandas de transformación del modelo chileno.

El ex convencional del Frente Amplio, Fernando Atria, dijo ayer en un programa de televisión que, sin justificarlo pero sí entendiendo, decía, el ánimo de revancha de la convención era inevitable. Él decía que era inevitable precisamente porque quienes asumieron como convencionales eran de sectores tradicionalmente excluidos y que llegaron a una convención que nacía en el contexto de un estallido social. El resultado, entonces, fue una Constitución que para muchos era vista como una propuesta muy inclinada a la izquierda.

Entonces, uno podría pensar que el Rechazo gana como una reacción a eso. Esta hipótesis se combina con la anterior, sobre la ausencia de organización. Tenemos una sociedad que valóricamente es más conservadora, por ejemplo, que la sociedad uruguaya, y un electorado dividido tradicionalmente en tercios muy marcados. El centro y la derecha se pueden haber sentido excluidos de esta propuesta. Pero, además, ayer teníamos un electorado que no está identificado con sectores políticos, que no participa, y de nuevo, no hay partidos u organizaciones o movimientos de masas, de alcance nacional, capaces de organizar y movilizar a ese electorado para el Apruebo.

Ese electorado, especialmente el que no está involucrado en la política de manera habitual, recibió mensajes por diferentes vías, que le decían que esta propuesta de Constitución buscaba dividir, que esta propuesta Constitución buscaba refundar Chile, que esta propuesta promovía cosas que son ajenas a la historia de Chile. Quizás estos mensajes terminaron de convencer a ese electorado no politizado y que probablemente tenga un perfil más conservador en lo valórico y por eso votó Rechazo.

EC: ¿Como queda el gobierno con este resultado? El gobierno no podía hacer campaña, pero claramente estaba identificado con el Apruebo. Este gobierno, recordemos, no tiene mayoría en el Congreso y, por otra parte, los niveles de aprobación de Gabriel Boric rondan el 35-36%.

FR: Sin duda este es un golpe duro para el gobierno y para toda la izquierda. El resultado no es responsabilidad del gobierno, pero sí es una derrota que queda asociada con este gobierno. Pero lo más importante es que afecta la agenda de reformas del gobierno. Como vos decías, es un gobierno que no tiene mayorías en el Congreso y la pelota vuelve a estar allí. El congreso será el protagonista en la elaboración de un nuevo itinerario constituyente. El proceso constituyente seguirá dominando la agenda y el debate público, y esto ciertamente va a afectar la agenda del gobierno. Esto puede ser especialmente complejo porque recordemos cómo llegamos hasta acá. Esto empezó con un estallido social en octubre de 2019, que solo se frenó por la pandemia en marzo de 2020. No fue el proceso constituyente el que frenó las protestas y la violencia, fue la pandemia. Entonces, Chile sigue teniendo un problema no tan latente de orden político y sigue teniendo un problema para procesar el conflicto político. Va a ser clave la forma en que se articula el nuevo proceso constituyente, con qué velocidad. Pero además va a ser clave que el gobierno avance en las demandas que estaban planteadas en el estallido. ¿Cuál es el problema? Precisamente, que el debate y la agenda van a estar centrados de nuevo en el proceso constituyente y que el gobierno no tiene las mayorías necesarias para avanzar en su agenda. Si a esto le sumamos los altos niveles de inflación que tiene Chile hoy, en comparación a lo que han sido los últimos 20 años, si le sumamos la desaceleración de la economía, la crisis en la zona sur con el conflicto con sectores del pueblo mapuche, la crisis de seguridad en el norte… son desafíos muy grandes para un sistema político muy desprestigiado y debilitado y para un gobierno sin mayorías.

EC: ¿Hay alguna claridad sobre los próximos pasos?

FR: Hay propuestas de reforma, se han entablado contactos políticos en el Congreso. Además, el gobierno convocó a todos los partidos políticos a La Moneda para conversar sobre el proceso constituyente. Pero desde Chile Vamos, la coalición de centro derecha, ya dijeron que no van a participar de la reunión de hoy, la inicial, porque quieren saber quiénes serán sus interlocutores.

EC: Se espera un cambio de gabinete para esta semana. La centro derecha entonces quiere esperar a ese cambio. ¿A eso se referían?

FR: Sí, en estos días, quizás en estas horas, ya se anunciará el cambio de gabinete. Se habla de unos siete cambios, incluyendo dos ministros del comité político, seguramente Izkia Siches, ministra del Interior, será sustituida. Y hay trascendidos de que Giorgio Jackson, ministro de la Segpres (Secretaría General de la Presidencia), muy cercano a Gabriel Boric, seguramente cambie de rol. También se habla de otros cinco ministerios sectoriales, lo vamos a saber en estos días. Pero claramente esta señal de la centro-derecha tiene que ver con mostrarle al gobierno que tienen un poder importante y que el triunfo del Rechazo implica un cambio claro en el ciclo político.

Insisto, veníamos de todo un proceso en que parecía que la historia iba para un lado; ayer quedó claro que no. Chile sigue en esta coyuntura crítica, en un ciclo político muy incierto, sin actores políticos organizados, capaces de liderar y encauzar el proceso político democrático de manera estable.