Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS
El gobierno presentó el proyecto sobre rendición de cuentas y actualizó sus proyecciones económicas para los próximos años
EMILIANO COTELO (EC):
El miércoles, el gobierno presentó ante el Parlamento el proyecto de ley de Rendición de Cuentas del ejercicio 2020. En conjunto con el articulado del proyecto, el gobierno también presentó la exposición de motivos, en la cual además de repasar lo actuado en el ejercicio 2020, también actualizó sus proyecciones macroeconómicas para los próximos años.
Para analizar las nuevas proyecciones del equipo económico, estamos en contacto con el economista Luciano Magnífico, de EXANTE.
ROMINA ANDRIOLI (RA): Luciano, como adelantaba Emiliano, uno de los puntos salientes de estos proyectos de Rendición de Cuentas (y en particular, de su exposición de motivos) es la actualización de los pronósticos macroeconómicos del gobierno. ¿Podemos empezar repasando los aspectos más importantes del nuevo escenario base del gobierno?
LUCIANO MAGNÍFICO (LM): Sí, claro. A ver, como suele suceder en las rendiciones de cuentas, el gobierno realizó algunas modificaciones respecto a las proyecciones que había incluido en el presupuesto que se presentó el año pasado. Esto se hace especialmente necesario en un contexto de tanta incertidumbre como el actual, en el que aún la economía uruguaya se encuentra inmersa en un contexto de pandemia y en el que además la situación sanitaria aún está en proceso de ser controlada, aunque las tendencias son bien promisorias.
Entonces, si empezamos con el plano de la actividad económica, la primera conclusión es que el gobierno corrigió a la baja sus proyecciones de crecimiento económico para el conjunto del período.
En particular, para este año la estimación de crecimiento del PIB pasó de 4,3% en la Ley de Presupuesto a 3,5% ahora.
De todos modos, a pesar del ajuste a la baja, nuestra percepción en EXANTE es que la proyección de crecimiento para este año resulta optimista (en parte por la caída que se dio en el primer trimestre y por el rebote que sería necesario para alcanzar la meta sobre el segundo semestre). Nuestra proyección de crecimiento para el conjunto de este año es de 2,7%, bastante menor al 3,5% que espera el gobierno. El mayor optimismo del gobierno respecto a nuestra proyección refleja principalmente un mayor dinamismo esperado del consumo (privado y público), que crecería en torno a 4% este año según las proyecciones oficiales frente al 2% que estamos manejando en EXANTE.
RA – ¿Para el resto del período también se mantiene esa visión “optimista” del gobierno sobre la evolución de la actividad económica?
LM – En realidad Romina, más allá de ese mayor crecimiento estimado para 2021, las proyecciones para el resto del período no lucen a nuestro juicio particularmente optimistas. En concreto, el gobierno apunta a un crecimiento promedio en torno a 3% para los próximos años, lo cual si bien es algo más alto que lo que marcan nuestras proyecciones, la discrepancia es relativamente baja.
RA – Dejando el plano de la actividad económica y metiéndonos en lo que tiene que ver con la inflación, ¿cómo comparan las nuevas proyecciones con respecto a las del presupuesto?
LM – A ver, en el frente inflacionario, la verdad es que no hubo mayores variaciones respecto a las proyecciones de un año atrás. De hecho, se sigue pronosticando que los precios aumentarían algo menos de 7% en la comparación punta a punta este año y que la inflación seguiría bajando en los años siguientes (se ubicaría en 5,8% en 2022, 4,7% en 2023 y cerraría el período de gobierno por debajo de 4%).
RA – Entremos ahora en el frente fiscal, en el que se ha puesto tanto foco desde el comienzo de la pandemia e incluso desde la propia campaña electoral… ¿qué proyecta el gobierno respecto a la evolución del déficit fiscal?
LM – Las nuevas proyecciones del gobierno apuntan a que el déficit fiscal cerraría 2021 en 5,6% del PIB, marcando un ajuste al alza de 1,5% del PIB respecto a la proyección incluida en el presupuesto y mostrando un muy leve descenso respecto a lo que fue el cierre de 2020.
En particular, la corrección al alza en la proyección de déficit, que está muy en línea con lo que manejamos en EXANTE, está asociada principalmente a dos factores. Por un lado, la economía continúa muy impactada por el COVID, lo cual tiene un efecto directo y negativo sobre los ingresos públicos. Además, por otro lado, la extensión del Fondo COVID para este año representó un gasto que no había estado previsto en la presentación del presupuesto y que apoya la idea de que el déficit será más alto que el proyectado inicialmente.
En ese sentido, es de destacar que para 2021 los egresos del Fondo COVID se estiman en unos US$ 980 millones (equivalentes a 1,7% del PIB), por encima incluso de lo que habían sido los propios gastos del año pasado de US$ 730 millones o 1,4% del PIB (incluyendo en ambos casos la resignación de aportes).
RA – ¿Y en los años siguientes, qué espera el gobierno en el frente fiscal? ¿Mantuvo la meta de 2,5% del PIB que se había impuesto en el presupuesto para el cierre del período de gobierno?
LM – Tras el 5,6% del PIB que se proyecta para el cierre de este año, el gobierno pronostica un ajuste fuerte del déficit para 2022. Concretamente, el desequilibrio fiscal se situaría en 3,1% del PIB, marcando una mejora de dos puntos y medio del producto. Esto reflejaría la recuperación de la actividad económica (y por ende, de la recaudación), así como el cese de los gastos transitorios asociados a la contención de la pandemia. Además, la proyección de mejora en 2022 también está asociada a un mayor aporte de las empresas públicas al resultado fiscal, que pasarían de un déficit primario de 0,1% del PIB este año a un superávit de 0,3% del PIB el año que viene.
En los años siguientes, el gobierno mantiene una proyección de mejora paulatina y moderada del resultado fiscal y de hecho, también mantiene la meta de cerrar el período con un déficit en torno a 2,5% del PIB, que en los últimos años se ha fijado como el gran objetivo en este frente. La mejora del déficit prevista para los próximos años se apoya en una estrategia de mantener un crecimiento de los gastos por debajo del aumento del Producto Interno Bruto. Por lo tanto, los gastos reducirían su peso en términos del PIB, mejorando en definitiva el resultado.
RA – La pregunta del millón, Luciano, es si esta vez se va a lograr cumplir la meta y se va a alcanzar esa cifra de 2,5% del PIB tan comentada… Te lo pregunto porque esa era la meta al comienzo de la segunda administración del Dr. Vazquez, en marzo de 2015.
LM – Eso va a depender fundamentalmente de dos cosas. La primera es si la economía uruguaya logra superar el estancamiento económico en el que se encontraba antes de la pandemia. La segunda clave estará en si el gobierno mantendrá la disciplina fiscal que ha seguido hasta ahora y si efectivamente el gasto público se mantendrá creciendo siempre menos que el PIB.
Sobre este segundo punto, la dinámica histórica apunta a que en los años electorales se suceden incrementos importantes del gasto que conducen a deterioros del resultado fiscal. Las proyecciones del gobierno sin embargo contemplan una mejora del resultado en ese último año de administración, por lo que será un elemento clave para eventualmente cumplir o no la meta de 2,5% del PIB fijada para el cierre del período.
Tendremos que ver, en última instancia, si la regla fiscal que limita el crecimiento del gasto público a un valor no superior a 2,3% anual se mantiene hasta el final y si el crecimiento económico supera ese límite.