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¿Qué hay detrás del llamado del FMI a que los gobiernos "gasten y gasten"?

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¿Estamos ante un nuevo FMI?

ROMINA ANDRIOLI (RA):  Días atrás la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, hizo un llamado general a los gobiernos a que mantengan políticas fiscales expansivas. Una frase se hizo viral y capturó la atención de todos los medios: “Gasten y gasten” dijo Georgieva, que también reconoció que esa era una postura muy inusual por parte del organismo.

¿Cómo hay que analizar ese llamado del FMI? Habitualmente asociamos al Fondo Monetario con la austeridad fiscal. Entonces, ¿estamos ante un nuevo FMI? ¿Será, como algunos dicen, que el Fondo está aprendiendo de sus propios errores? ¿Por qué ese llamado tan categórico? ¿Y por qué los países habrían de seguir ese consejo? ¿Realmente es conveniente gastar y endeudarse más?

Vamos a conversar sobre estas preguntas con el economista Pablo Rosselli, socio de Exante.

FELIPE LLAMBÍAS (FL): Para comenzar, Pablo, ¿cómo vieron estos anuncios? ¿Les tomó por sorpresa? Te lo pregunto porque usualmente asociamos al FMI con ajustes fiscales.

PABLO ROSSELLI (PR): No nos tomó por sorpresa, más allá de que la frase puntual – “gasten y gasten” – era muy provocativa y tuvo lógicamente un gran impacto porque nadie espera esa frase de autoridades del Fondo.

Es verdad que usualmente asociamos al FMI con ajustes, pero actualmente estamos viviendo un contexto macroeconómico global totalmente extraordinario.

En 2020 se produjo una caída muy fuerte del PIB mundial, generalizado. Y aunque el nivel de actividad se está recuperando de la depresión del segundo trimestre de 2020, todavía las consecuencias de esa caída son muy importantes. En el mundo estamos observando una afectación muy fuerte del mercado de trabajo. La recuperación del empleo en muchas economías está siguiendo de atrás a la recuperación del nivel de actividad. Las olas más recientes del Covid están retrasando la recuperación económica y el despliegue de las vacunas tomará bastante tiempo. En ese contexto, el llamado del FMI es por un lado a mantener políticas macroeconómicas expansivas y advirtió sobre el riesgo de replegar esas políticas expansivas antes de tiempo.

RA: ¿Pero por qué tanto énfasis en un mayor gasto público?

PR: El tema es así. En todo el mundo, aunque con magnitudes muy diferentes según el país que consideremos, las políticas macroeconómicas se volvieron muy expansivas.

En lo que hace a la política monetaria, las tasas de interés bajaron fuertemente. Los bancos centrales de las economías desarrolladas están expandiendo sus balances, o lo que es lo mismo, inyectando liquidez para bajar no solo las tasas de interés de corto plazo sino también las tasas de interés más largas.

Y las políticas fiscales también se volvieron expansivas. El énfasis tan inusual del FMI sobre la necesidad de mantener una tónica fiscal muy expansiva tiene que ver con el hecho de que en general las políticas monetarias están ya exigidas al máximo.

RA: ¿Qué quiere decir eso?

PR: La política monetaria es el instrumento más indicado y por eso el más usual para combatir las recesiones. El problema es que las tasas de interés ya están en niveles mínimos en muchísimos países.  En Europa tenemos tasas negativas en tramos de corto y mediano plazo para varios países. Las tasas de los bonos alemanes a 10 años son negativas (-0,5% anual).  En EEUU la tasa de corto plazo es de 0% y la tasa a 10 años es de 1%.

Las tasas de interés no pueden bajar mucho más y por lo tanto, es imprescindible apelar decididamente a políticas fiscales expansivas.

FL: ¿En qué medida estos anuncios están reflejando también un aprendizaje del FMI? ¿El FMI finalmente es permeable a las críticas que usualmente se le hacen? Seguramente en la audiencia tenemos muchos escépticos.

PR: Tenemos que tener en cuenta un par de aspectos. En primer lugar, la respuesta de política económica que pide el FMI es totalmente estándar. Actualmente las opiniones de los macroeconomistas en el mundo apuntan muy mayoritariamente a la necesidad de mantener un carácter expansivo en el frente monetario y en el frente fiscal. Y con la política monetaria exigida al máximo, la fiscal tiene que apoyar mucho también, como decía recién.

En segundo lugar, están las críticas que habitualmente recibe el FMI, cuando exige condiciones para desembolsar dinero. A nuestro juicio, esas críticas tienen muchas veces asidero, pero en esas críticas muchas veces se pierde de vista la esencia del rol del FMI.

RA: ¿A qué te referís?

PR: El Fondo presta dinero a los países cuando nadie más en el mercado les presta. El Fondo entra cuando el financiamiento voluntario de los mercados desaparece o es notoriamente insuficiente y caro.

Y la mayoría de las veces, aunque no siempre, los países pierden el acceso al financiamiento luego de arrastrar desequilibrios fiscales y/o en su cuenta comercial o cuenta corriente por períodos prolongados. En esos casos, aparece el Fondo: el Fondo presta dinero pero es evidente que hay que corregir esos desequilibrios que son la causa de la falta de financiamiento en los mercados. Esos desequilibrios a veces se corrigen con ajustes fiscales (si el problema es el déficit fiscal), a veces con devaluaciones (si el problema es la cuenta comercial o cuenta corriente) y a veces con las dos (si hay déficits fiscales y de cuenta corriente).

RA: Está claro eso que planteas, pero igual se le critica al FMI que de algún modo sus recomendaciones afectan la soberanía del país.

PR: Es cierto. En mi opinión, sin embargo, el tema de fondo es que el país perdió soberanía en el momento que los mercados le retiraron la confianza. Cuando los mercados confían mucho en un país, ese país accede fluidamente al financiamiento y por lo tanto sus gobernantes tienen flexibilidad para llevar adelante las políticas económicas. Cuando no hay financiamiento no hay opciones y se pierde soberanía.

Con esto no queremos decir que lo que recomienda el FMI siempre está bien.  Definitivamente no es así. Y hay muchos casos en los cuales el FMI ha promovido ajustes fiscales excesivos, o políticas monetarias demasiado duras para bajar la inflación  y muchas otras críticas podríamos hacerle en diversos casos.

Está claro que el FMI se ha equivocado muchas veces, como también se equivocan muchos otros economistas (y obviamente nos incluimos entre los que se equivocan).

El Fondo, como todos, también intenta aprender de sus errores. Y es cierto que en los últimos años hemos visto un Fondo bastante más flexible con sus criterios de ajuste fiscal; me animaría a decir que con menos sesgos ideológicos.

Pero si de este llamado que hizo el FMI nos quedamos solamente con que ahora tenemos un FMI que aprende de su clásica ortodoxia fiscal y que los países pueden gastar sin límites, creo que estaríamos sacando muy malas conclusiones.

RA:¿Por qué decís eso, Pablo?

PR: Digo eso porque más allá de los errores que ha cometido el FMI y de los aprendizajes que haya realizado, el llamado de Kristalina Georgieva hay que entenderlo en el marco de circunstancias excepcionales.

Como decía más temprano, estamos en un contexto macroeconómico excepcional, con una actividad económica muy afectada por el Covid, con altos niveles de desempleo, con tasas de interés que no pueden bajar más. Por eso, el énfasis en la política fiscal.

Pero, además, hay otro aspecto clave. Estamos ante un descenso estructural, duradero, de las tasas internacionales de interés,  por varios factores que hemos comentado otras veces.

FL: ¿Y cómo termina jugando ese otro factor?

PR: El hecho de que las tasas de interés muy probablemente continuarán en niveles muy bajos por un tiempo muy prolongado implica que muchos gobiernos pueden sostener niveles de déficits fiscales más altos, sin que sus deudas aumenten sistemáticamente en relación al PIB (en relación a la capacidad de pago de la deuda).

Entonces, no se trata solamente de que el FMI ha aprendido de los errores del pasado. En los años 80 y en los años 90 o a inicios de los 2000 hasta la crisis financiera de 2008, las tasas de interés eran más alta  y eso obligaba a mantener condiciones fiscales más estrictas.

La caída de las tasas de interés de los últimos 10 años realmente ha abierto condiciones notoriamente más flexibles para muchas economías – para unas cuantas emergentes pero sobre todo para las economías desarrolladas – que están pagando tasas de interés tan bajas, que sus deudas públicas aumentarán en relación al PIB ahora por efecto del Covid, pero luego deberían bajar como consecuencia del crecimiento económico.

Por eso, el FMI insiste en que ahora no es momento de ajustar. Pero los gobiernos de cada país deben evaluar cuidadosamente qué capacidad de gasto tienen y qué tanto se benefician de ese contexto de bajas tasas de interés que tenemos en el mundo. En ningún caso, el llamado del Fondo es una invitación a gastar sin límites.

RA: Pablo, el tiempo se nos fue por hoy pero queda pendiente una bajada a Uruguay. ¿Dónde está nuestro país en este contexto? ¿Hay espacio para gastar más? ¿Debería el gobierno hacerlo? Si te parece, retomamos este tema la semana próxima.

 

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