Concurso de Cuentos

Historias de cuarentena: Conocé a los nominados por el jurado y votá por tu cuento favorito

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El Concurso de Cuentos de En Perspectiva te invita una vez más a ser parte del jurado y votar para definir el “premio de los oyentes”. Aquí están publicadas las “Historias de cuarentena” nominadas por el Jurado, y al final de la página el formulario para votar.

La votación para el Premio de los oyentes cerró el jueves 30.4.2020 a las 13.00 hs. Muy pronto daremos a conocer los resultados de la votación y también los premios otorgados por el jurado.

Concurso de Cuentos de En Perspectiva 2020

Edición: primer llamado, abril de 2020
Consigna: Historias de cuarentena
Jurado: Juan Grompone, Alcides Abella, Gonzalo Pérez del Castillo, Alejandro Abal y el equipo del programa Oír con los ojos

Cuentos nominados

Título: Impensado
Seudónimo: Aprendiz

El confinamiento lo sorprendió en época de pleno arte. Horas de taller entre lienzos, colores y formas solían detener el tiempo. En su refugio artístico se sentía a salvo del entorno acosador y la oclusión forzada del mundo no sería la excepción.

Cuando todo comenzó puso la regla: ninguna alusión pictórica al encierro. El enmascarado de Poe no entraría a su taller. No tocaría sus pinceles ni rozaría sus lienzos. No pasearía impune por el recinto ni le miraría silencioso con ojos de hielo. No. En su taller sólo luz, libertad y plenitud.

Y así nació, inspirada en música de Verdi, la primera obra de aquel tiempo nuevo.

En ella, intensa de colores de alta paleta un arca imaginada, algo constructiva, navega detenida por un mar cargado de textura. Encima extraños símbolos en tono pastel anuncian el dolor. A la derecha agoniza una antigua arpa intocada y al centro, encerrados entre rojas columnas, sujetados por el cuello y resignados, un grupo de esclavos ve pasar la vida.

***

Título: Diario
Seudónimo: Arroiar

Pronto cumpliré doce años, no sé cuándo exactamente, es que hace mucho tiempo que estamos aquí. No entiendo por qué hace frío. A mis padres les vino la fiebre y se los llevaron a la tercera isla, la de la chimenea. Allí está el hospital y el doctor que los va a curar, pero todavía no vuelven y estoy sola. Del otro lado del mar, que cambia mucho su color y me recuerda la ría, veo la ciudad que nos espera. Dicen que se habla español allí.

Creo que va a llover, la bruma la está ocultando. Cerró su libreta, guardó el lápiz y corrió desde la escalinata a refugiarse en su pabellón.

Sus manos arrugadas, rígidas por la artrosis, cerraron con amor y delicadeza las amarillentas y quebradizas hojas de la libreta. Era hora, con dificultad caminó hasta la ventana esmerilada por las gotas de lluvia. Bajo el paraguas, en la calle, adivinaba la silueta de su hija y su nieta saludándola, como todos los días desde el inicio del aislamiento. Tiritó, la fiebre subía otra vez.

Título: La trampa
Seudónimo: Aroa Unzalu

Era ese olor.

Nunca antes lo percibió, o no se percató de que estaba suspendido en el aire de la casa. Lo sentía en la cocina, en la sala, en el baño, pero era mucho peor en el cuarto. Desde que el confinamiento lo encerró, fue consciente de él como de un ser vivo y a medida que los días pasaron inexorables, el olor se tornó tan intenso que no volvió a dormir.

Prefería el ruido que hacían los niños peleando o el encono de su mujer, que se dilataba en silencios ominosos o aparecía en murmullos de reproche. Se preguntó cuánto tiempo hacía que vivía así, por qué no se había dado cuenta antes. Del olor, claro, lo demás era más o menos conocido. Tendido en la cama, mirando el techo en el que una araña minúscula se afanaba en tender una trampa, decidió que rompería la orden de cuarentena. Si no lo hacía, se asfixiaría.

Esperó el silencio de la madrugada, se levantó, juntó algunas cosas y se largó. El olor quedó atrapado en la casa.

***

Título: Año 2025
Seudónimo: Marea alta

Una niña sale corriendo con su mochila a la espalda:

-¡Vamos, mamá! La maestra dijo que hoy nadie puede llegar tarde.

-Estaremos en hora, ¡te lo prometo! (aseguró la madre subiendo ambas al coche).

-Dime, mamá, ¿por qué vivimos tan lejos de la ciudad?

-Bueno, es una decisión que tomamos papá y yo hace algunos años y estamos solo a unos pocos quilómetros de la ciudad. ¿No te agrada el lugar donde vivimos?

-Sí, claro que me gusta mucho, pero a veces preferiría estar más cerca de mis amigos y de la escuela. ¿Fue por la pandemia, mami?

La madre quedó pensativa recordando lo mal que lo habían pasado: ella, embarazada de 7 meses, su esposo, médico intensivista trabajando primero y guardando cuarentena después lejos de la familia y su madre, afectada por el coronavirus conectada casi 10 días a un respirador .

Entonces, se juró que si todo salía bien se mudarían a un lugar tranquilo para ver crecer a esa pequeña y así lo hicieron.

La miró con ternura y respondió:

-No, ¡fue por amor!

***

Título: 1857
Seudónimo: Ceibo

El conventillo era ocupado por emigrantes europeos. En la pieza número diez vivía una joven pareja con la hija de un año. El hombre trabajaba en el saladero y resultó despedido debido a un espontáneo vómito negro. Con los escasos víveres, la cansada mujer preparaba la comida. Los amarillentos ojos del hombre se posaron en el barco de papel, que con máximo esfuerzo, terminaba de confeccionar para la hija. Agobiado por la fatiga, se tumbó en el camastro. Un rayo de sol ingresó por la puerta entreabierta. La mujer, con perlas de sudor que bajaban de la frente, cayó sobre los tablones del piso de madera. Extendió los brazos a cada lado del cuerpo, mientras la pequeña jugaba con el barco. Más tarde, la niña se deslizó, acarició el cabello de su madre y sorbió las últimas gotas que le regalaba el seno materno.

***

Título: Sin título
Seudónimo: Asunción

Susana y Juan llevan 53 años juntos y se nota en todas las fotografías que adornan la cómoda de su cuarto, donde se puede ver a la pareja en su juventud, y sucesivamente junto a tres niños que en las siguientes fotografías se van convirtiendo en jóvenes y luego hombres.

Me llama especialmente la atención una, donde está la pareja sentada con quienes imagino son sus nietos, 9 niños, con un cartel en el fondo que dice "FELIZ DÍA, ABUELITOS".

Giro hacia la cama y veo el vestido que lleva puesto Susana, es totalmente blanco con una flor rosada, que destaca a modo de adorno que recorre su cintura.

Me llama la atención Juan, que arrodillado al costado de su cama, toma su mano y aún mantiene una sonrisa pese a que también sus ojos están cerrados y su cabeza apoyada sobre el costado de Susana.

Llega entonces mi compañero, acomodo la visera de mi traje de aislamiento, y procedemos a preparar la camilla para retirar los cuerpos.

Nos quedan muchos hogares más que visitar hoy aquí en Lombardía.

***

Título: Sin título
Seudónimo: Confinados

Entonces, aproximamos nuestros cuerpos hasta casi tocarnos.

Mis manos sobre sus manos dibujaron la simetría perfecta de dos figuras en el espejo.

Nuestros pechos se rozaron apenas y nuestros labios ansiosos se buscaron en un beso.

Y así permanecimos los dos, a ambos lados del cristal empañado por el calor de nuestro aliento.

***

Título: Recuerdos de la cuarentena del futuro
Seudónimo: Bradbury

Al principio, cuando se inició el brote del Covid-119, todos los gobiernos del mundo se apresuraron a cerrar fronteras y suspender clases, mientras la gente, consciente de todo lo que había costado la pandemia un siglo atrás, comenzó espontáneamente a cumplir la cuarentena.

Sin embargo, pasadas unas semanas notaron que las medidas de aislamiento preventivo, lejos de disminuir los contagios y el peligro, lo aumentaba…

Los científicos, asombrados, descubrieron que el virus había mutado. Como si se hubiese anticipado a la respuesta, ahora se fortalecía mientras más solas estaban las personas.

Nadie se animaba a sugerir qué contra-medidas adoptar. Estaban atónitos, desconcertados.

Fue una pareja de amantes la que encontró la solución. Perdido por perdido, quisieron despedirse unidos en un abrazo, y en medio de ese abrazo, con la alegría del reencuentro, se curaron.

Así se liquidó la pandemia. En una comunión de encuentros, de besos, de abrazos y de risas, que exterminaron al virus.

***

Título: Sigo encerrado
Seudónimo: Croquotto

Me cuesta respirar.

Abría los ojos y estaban, los cerraba y seguían ahí. Los escuchaba, hablaban, cómo estás, por qué no decís nada, por qué no te movés, por qué te movés tanto.

Me cuesta respirar, quiero salir.

Decían que faltaba poco, los médicos recomendaban esperar otros quince días.

Me cuesta respirar, debo terminar mi encierro.

Ahora restaba una semana, había que seguir aguardando.

Me cuesta respirar, no soporto más. Salgo.

Los gritos de mamá no pudieron detenerme, los nervios de papá tampoco.

Respiro.

Nací en Montevideo el 13 de marzo de 2020.

Sigo encerrado.

Título: Imprudencia
Seudónimo: Boris

Los más jóvenes no entienden lo que es una cuarentena y a nosotros los viejos tampoco.

A todos nos gustaba salir. Pero ahora el gigantesco enemigo se ha vuelto omnipresente, no hay descanso. La limpieza se ha vuelto una actividad obsesiva.

Debíamos quedarnos apretados en nuestras moradas pero el deseo, el ansia, empezó a horadar al sentido común.

A pesar de las advertencias uno de los jóvenes, presa de algún impuso sexual y apelando a alguna teoría conspirativa que consideraba que estábamos exagerando, rompió con el distanciamiento.

El inconsciente nos puso en peligro a todos, cruzó toda la cocina. Lo aplastaron en seguida, obvio. Y ahora ya se huele el insecticida.

***

Título: Cuarentena de Inmigrantes
Seudónimo: Nacho 02

El ruido a botas se acercaba.
Era tiempo de huir o emigrar.
De despedirse de todos y todo.
De llegar al puerto para partir.
De cruzar mares bravíos.

De la cabina a la cubierta.
De la cubierta al comedor.
Del comedor al vomitorio.
Del vomitorio a la cabina.

De la cabina a la cubierta.
De la cubierta al comedor.
Del comedor al vomitorio.
Del vomitorio a la cabina.

De la cabina a la cubierta.
De la cubierta al comedor.
Del comedor al vomitorio.
Del vomitorio a la cabina.

Un día tras otro como en cuarentena.
Llorando la partida. Anhelando la llegada.

***

Título: NLR
Seudónimo: Labelula

Tres golpes potentes resonaron en el silencio.

-¡Marcos González, Policía Laboral, abra la puerta!

Nada.

-Sr. González –se escuchó en tono conciliador-, soy la agente Rodríguez de Negociación Laboral Remota, su módem no ha registrado actividad de conexión en las últimas 48 horas, tampoco el 4G del celular, si me da una respuesta podría ayudarlo.

Menos que nada.

-¡Ya escuchó a la agente Rodríguez! ¡Responda o vamos a tener que interferirle las cámaras y entrar, le van a dar dos años sin derecho al uso del token de su cuenta bancaria!

Menos que menos.

-Marcos, créame que lo comprendo, no es fácil esta situación, pero quitarse la banda de su muñeca y no compartir información clínica va a traerle problemas.

Sin más, interfirieron las cámaras, cayó la puerta, un tumulto recorrió el pequeño departamento y en menos de cinco minutos se reportó el informe.

-Señor, agente Rodríguez, falsa alarma, ciudadano no infringía leyes laborales remotas, solo estaba muerto.

***

Título: Fin de mi cuarentena
Seudónimo: Arapey

Hoy por fin embarqué en el lanchón que me llevará a Montevideo.

Pasaron tres largos meses, desde que juntos e ilusionados, partimos de Vigo, y llegamos a las barracas de esta isla, rodeada de un mar azul, poblada de gaviotas e iluminada en la noche por el guiño de una farola.

Llevo en un pequeño morral mis pocas pertenencias, y junto a mi pecho, su última foto tomada en Galicia.

A medida que nos alejamos de la isla, entre las lágrimas que empañan mis ojos, puedo adivinar su tierna sonrisa, en las nubes que pasan sobre la chimenea del crematorio que se recorta en el horizonte.

***

Título: Lejana cuarentena
Seudónimo: Emelé

Aquella siesta del 55 había dejado las zapatillitas cerca del portón.

Con la luz que ponen las travesuras en los ojos de los niños pequeños, bajó de la cama en puntitas de pie.

Llevando su muñequita de trapo, se escurrió en silencio hacia la calle.

Corrió sin parar hasta la puerta verde, custodiada por Tucán, el perro compañero en tardes de juegos.

Entró sigilosa al cuarto que estaba en penumbras, y en silencio llegó hasta la cama más chica.

Se miraron.

Acercándose aún más a su amiga hasta rozarle la frente, sintió el calor de la fiebre y la respiración agitada.

Entonces, con cuidado, se quitó la bolsita con alcanfor que llevaba colgada al cuello como muchos niños de aquella época en que no había vacunas contra la Poliomielitis.

Junto con una sonrisa, entregó su muñeca a las manitos quietas de Martita y puso su olorosa bolsita “ahuyentadora del virus” debajo de la almohada.

Satisfecha y corriendo, volvió a su siesta.

Aquella visita es el secreto por el que sonríen hasta hoy al recordarse.

***

Título: Sin título
Seudónimo: Vladimir Frolov

Las paredes se ciernen sobre él. Se acercan unas a otras apretando, sofocando, comprimiendo el aire que respira hasta volverlo un plasma que detiene sus movimientos. 

Cuando todo empezó, cuando se vio obligado a confinarse por la cuarentena, sintió una leve alegría: tendría tiempo para arreglar la casa, para leer, para dormir… Después de veinte días en los que solo ha visto el cielo desde el fondo angosto como una cinta y vallado por el muro mohoso, sabe que no hay salida.

No recuerda cuándo el apartamento cobró vida y, primero en forma imperceptible, luego con desparpajo, inició el proceso de reducirse sobre y alrededor de él, sin ruido ni vibración alguna. Ahora sabe que terminará aplastándolo con todas sus cosas adentro, las que guarda como tesoros y las prescindibles; lo siente a medida que las paredes se le acercan y ve agigantados hasta las grietas y las manchas de humedad. 

Se ahoga. Hecho un ovillo, espera el fin.

***

Título: 2048
Seudónimo: Xadeuz

La imagen térmica muestra tres niños y un adulto. Tres tienen la temperatura muy alta, pero los valores de la niña son normales. Ella es el objetivo. Hay tres más que no generan calor. Apenas puedo detectarlos con la resonancia de la habitación. 

Son cosechadores de anticuerpos. Trafican en el mercado negro con los pocos, y muy valiosos, recuperados de la enfermedad. Voy a esperar a que salgan, no me quiero arriesgar en ese espacio cerrado. 

El algoritmo sigue filtrando sus voces. Por su acento, muy probablemente son extranjeros. Quieren sacarla del país. Su madre no acepta dinero, pide que les den tratamiento a todos. Son de un cuerpo diplomático. 

El gobierno puso en cuarentena esta zona, si un dron te sorprenden en la calle dispara a matar. 

Están saliendo, solo se llevan a los niños. Es mi oportunidad. 

Esos trajes no evitaron la detección de mis sensores y tampoco están blindados, los tres cayeron con una bala de mi rifle. 

El dinero es mio. Si encuentro comprador vuelvo por la niña. 

***

Título: Cuarentena
Seudónimo: Valencia

Cuarentena, dijo él.

Cuarentona, dijo ella.

Las miradas se encontraron por encima de las mascarillas.

Ella escribió algo en un papel. Él se lo guardó en el bolsillo.

A las ocho, ella no salió a aplaudir al balcón y él no pasó con la patrulla.

Pero los dos, todavía agitados, recibieron los aplausos de los vecinos desde la cama.

***

Título: Cuarentena
Seudónimo: Toro Negro

Me siento solo, muy solo. Son horas y horas de angustia, soledad y desconocimiento de lo que
pueda llegar a suceder. Recuerdo a mis seres queridos, quienes deben estar sufriendo los
mismos sentimientos que yo. Al caminar me doy cuenta de la negrura del ambiente, sin poder
transmitir con palabras lo que hay en mi interior. A mi cuerpo se le dificulta moverse, debo
esforzarme para caminar. Lo único que tengo claro es que este período valió la pena para
ayudar a la humanidad. Ahora debo plantar bandera y cumplir con lo que me exige el
gobierno. No sé si me reuniré con mi familia nuevamente, porque la situación no tiene una
solución sencilla, pero afrontaré los riesgos que tengo por delante.

Entonces Neil lentamente se sube a su modulo Lunar para regresar a casa.

***

Título: Antes era más fácil
Seudónimo: Victoria B.

Antes era más fácil, no tenía que cuidarme todo el tiempo. Ahora no puedo salir. Es peor que
la cárcel.

Me limpio, mucho. Tengo miedo. La sensación de estar contaminada me recorre el cuerpo.

No puedo dormir, no puedo leer, no puedo mirar la tele, ni siquiera el celular.

Pegada al borde de la cama, contra la pared, casi no respiro.

Estoy sola con él. Él está en seguro de paro.

Siento una sirena, dicen que llame, que me pueden ayudar, no puedo llamar, salgo corriendo
de la casa. Les pido ayuda, él sale detrás de mí. Hablan con él, yo mientras tanto, tiemblo.

El policía se acerca y me dice: nena no digas mentiras, volvé a tu casa, ya nos explicó tu papá.

***

Título: Sín título
Seudónimo: SARS-CoV-2

17 de Abril del 2020.

Hoy cumplo seis meses, y para celebrarlo no tengo ni una triste torta de vainilla… Disculpen, no me he presentado: me llamo SARS-CoV-2, aunque todos ustedes me conocen como Coronavirus. A pesar de mi corta edad, ya soy más famoso que Donald Trump, y también más odiado. 

Por eso he decido escribir este diario: para dejar un testimonio de mis sentimientos. Porque ustedes me ven como un depredador, pero deben entender mis razones: cuando veo a un humano, me sale mi impulso natural de saltar y contagiarle. Es como si a Messi le dieran una pelota y le criticaran por meter un gol. Lo mismo. 

Como toda celebrity, mi vida no es de color de rosa. Ni se imaginan lo desagradable que es vivir en su interior: grasa, colesterol, triglicéridos… Es peor que meterse en un escape room. 

Para terminar hoy, me gustaría enseñarles mi parte positiva. Desde que existo hay menos contaminación, los animales recuperan su espacio y ustedes ya no tienen que escuchar a Greta Thunberg. 

***

Título: Experimento
Seudónimo: Repelús

Y los alienígenas se sentaron tranquilamente a contemplar a millones de humanoides confinados en sus casas. 

***

Título: Nostalgias del futuro
Seudónimo:
Ray 451

– ¿Hoy es la noche de la nostalgia, pa?

– Si hija, a las 11 comienza la trasmisión. Con tu madre este año conectamos con la fiesta del sector oriente de la ciudad.

– ¿Por qué el cambio?

– Nos dijeron que el sector oriente tiene acceso a una red mas grande y sofisticada de videocámaras, dicen que los efectos especiales de las proyecciones son impresionantes y la ilusión holística de la pista de baile da una sensación de cercanía interpersonal increíble.

– ¡Uy! Me da miedo eso…el solo pensar en un contacto directo me da escalofríos.

– Es pura ilusión, no hay riesgo alguno. Lejos quedaron los días del contacto directo y
salvaje entre extraños.

– A veces me pregunto, pa, si alguna vez podremos salir de las cúpulas aislantes y
caminar libremente por calles, plazas y parques como antes de la pandemia.

– Desde la llegada del Covid-870, hija, ha pasado mucho tiempo ya. Esta ha sido la
más larga de las cuarentenas y quizás sea la última…¿No quieres acompañarnos
esta noche?

***

Título: Sín título
Seudónimo: Pesadilla

Suena el despertador del reloj.

Abro los ojos, son las 7 de la mañana.

La rutina que tenía desde hace muchos años cambió muy rápido.

Antes, el despertador del celular sonaba a las 6:45 y la radio se encendía a las 7:00. Así empezaba un día normal, con un desayuno de mate y tostadas.

Ya no uso el despertador del celular, porque se quedó sin batería y han pasado unas cuantas semanas sin energía eléctrica, teléfonos, radio, televisión y cualquier comunicación que no sea
la visual por las ventanas de mi apartamento.

No se ve ni se escucha más que el aullido de algún perro, los árboles temblando con el viento y algún pájaro solitario que anda por ahí.

Justo suena el despertador del celular.

Abro los ojos y miro la hora. Son las 6:45.

Que alivio, al costado está mi señora y enseguida le comento la pesadilla que tuve. Nos decimos: “Debe ser por la cuarentena”, y me levanto a preparar el mate.

Suena el despertador del reloj.

Me pregunto: ¿cuál es el verdadero sueño?, y no me animo a abrir los ojos.

***

Título: Sin título
Seudónimo: Ramé

Juan Andrés se aferró a los brazos de su compañero, era momento del final. Una noche más, el tiempo se detuvo. La luz del foco se reflejaba en las pieles húmedas como zafiro. El silencio vibraba, como cargado por la desnudez escénica de esos cuerpos entrelazados en el centro del escenario. Pronto llegarían los aplausos, y con ellos, la euforia contenida en las miradas de los espectadores.

Al levantar la vista notó que su compañero no estaba. En su lugar, dormía en el suelo un puñado de vacío blanco que atormentó su cordura. Tampoco estaba el foco que iluminaba la escena, sino una luz roja proveniente del público que vestía el proscenio.

Se acercó trémulo y encontró cámaras donde antes había ojos cargados de vida. Sintió
como un frío dolor le llenaba el pecho.

Despertó de un sobresalto bañado en lágrimas. Ciento sesenta y ocho noches, pensó, e intentó volver al escenario.

***

Título: Bitácora de viaje
Seudónimo: Medusa

Este cuento supera el límite de 1.000 caracteres requerido para participar del concurso. Fue incluido entre los nominados por un error del jurado y una vez constatada dicha equivocación se procedió a eliminarlo de la competencia. Muchas gracias al oyente que notó el exceso de caracteres. Pedimos las disculpas del caso.

***

Título: Entre tanto me perdí
Seudónimo: Mireño

Estaba yo sentado en el balcón. En la radio informaban sobre una nueva muerte a causa del virus. Fue entonces cuando mis ojos, siguiendo el vuelo de un pájaro, se posaron en los suyos. En el balcón del sexto piso del edificio de enfrente, ella me miraba. Llevaba un collar de perlas y el pelo atado en un moño como lo usaban las muchachas de mi época. Ella me sonrió y yo le correspondí. Un tango de Gardel sonaba desde su apartamento y le hice señas para que subiera el volumen. Arrimé mi tocadiscos y coloqué a Los Beatles. Ella lo siguió con Bossa Nova. Así estuvimos toda la noche contándonos mediante música lo mejor de
nuestras vidas hasta que nos quedamos dormidos.

La mañana siguiente, apenas aclaró me vestí con mi mejor traje y fui hasta el edificio de enfrente. Alguien me gritó acerca del peligro que corría por salir a la calle.

Llegué y le expliqué al portero que iba a visitar a la señora del sexto: «Lamento tener que decirle don, la señora Béjar falleció ayer, víctima del virus».

***

Título: El día más importante
Seudónimo: Lord Kelvin

Al ver la bolsa de residuos repleta, se emocionó como lo hace un niño el día de su cumpleaños. Se recortó la barba con la precisión de un jardinero del palacio de Buckingham y se vistió. Pantalón y saco negro, camisa blanca, chaleco crema, corbata azul. Se puso la galera, tomó el bastón y se dirigió a la cocina.

Ella lo esperaba, tan exuberante y con aquel vestido de plástico negro que daba poco lugar a la
imaginación. Él, con seducción implacable, la tomó entre sus enguantadas manos y salieron del
apartamento.

El portero, casi hipnotizado por esa presencia, balbuceó un saludo mientras lo seguía hasta la puerta
del edificio. El albañil que reparaba la vereda observó con asombro cómo aquel caballero cruzaba
elegantemente la calle, depositaba a su acompañante dentro del contenedor y volvía al edificio.

El albañil, perplejo, suspiró “el encierro los está volviendo locos”. "Eso parece" dijo el portero,
mientras volvía a su silla acomodándose disimuladamente la corbata.

La votación para el Premio de los oyentes cerró el jueves 30.4.2020 a las 13.00 hs. Muy pronto daremos a conocer los resultados de la votación y también los premios otorgados por el jurado.

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Enlace relacionado
Concurso de Cuentos de En Perspectiva, llamados anteriores

Foto: John Moore / Getty Images North America / Getty Images vía AFP