A. Económico

¿Por qué se sigue hablando de la posibilidad de que Grecia salga del euro?

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Como ustedes saben, la semana pasada el gobierno griego “capituló” y aprobó por ley un conjunto de medidas requeridas por los acreedores europeos a cambio de un tercer paquete de rescate, aun cuando la expresión popular en el último referéndum había sido de contundente rechazo a más austeridad.

A partir de este voto, las autoridades europeas aprobaron un crédito “puente” para cubrir los vencimientos de deuda de corto plazo y en el día de ayer volvieron a abrir los bancos en Grecia.

Visto así, parecería que finalmente las cosas se están encaminando… Sin embargo, a nivel de analistas financieros, bancos de inversión y en toda la prensa internacional siguen siendo muy frecuentes las referencias a una eventual salida de Grecia de la Eurozona. ¿Por qué sigue habiendo tanta incertidumbre? ¿Todavía puede haber un escenario de Grexit por delante? Les proponemos conversarlo con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Tamara, esta semana empezó con dos buenas noticias para Grecia… Cómo decía recién Emiliano, volvieron a abrir los bancos y Europa aprobó un préstamo puente de unos 7.000 millones de euros para que Grecia haga frente a los vencimientos de deuda de corto plazo, incluyendo un pago al Banco Central Europeo ayer y la regularización de unos 1.600 millones que correspondían a vencimientos con el FMI que no se habían cumplido. ¿Podría decirse que se vienen dando los hitos que se preveían luego del acuerdo primario que se alcanzó entre Grecia y el resto de Europa la semana pasada?

TAMARA SCHANDY (TS) —Sí. Se vienen superando varias etapas sobre las cuales en un principio había cierta incertidumbre.

Primero se aprobó el paquete de medidas por parte del Parlamento griego, algo que no era trivial dado el resultado del referéndum y dado que varios legisladores del partido de gobierno dijeron que no lo votarían.

Ahora abrieron los bancos… Esto era clave. El Banco Central Europeo descongeló e incluso amplió la línea de créditos de emergencia a los bancos griegos. Igual siguen rigiendo casi todas las restricciones a las transacciones financieras, incluyendo límites a los retiros de efectivo… Pero se levantó el feriado y tenemos a los bancos entregando euros, no papeles o cuasi monedas como en algún momento se manejó.

El tercer punto es que se destrabó ese préstamo puente que tú mencionabas para hacer frente a los vencimientos de corto plazo.

Sólo cubre las necesidades de un mes aproximadamente (en tanto se culmina el rescate definitivo), pero despeja el riesgo de default en el corto plazo.

Con todo esto tenemos a los mercados con reacciones bastante positivas…

RA —Sí. Las principales bolsas europeas cerraron la semana pasada con ganancias bastante generalizadas y ayer sumaban algún avance adicional. ¿Qué pasa con los indicadores financieros de Grecia, en particular?

TS —Me parece interesante destacar que el rendimiento de los títulos públicos griegos bajó mucho, lo cual es un indicador positivo. Para los bonos a dos años estamos hablando ahora de tasas de 20 %, cuando en el punto más álgido de las negociaciones llegaron a superar el 50 % anual.

Esto nos habla de un “alivio” bastante importante, aunque son tasas muy altas, que reflejan que todavía hay preocupación en el mercado por las perspectivas de Grecia. Al fin y al cabo, el nuevo rescate no plantea términos muy diferentes a los dos previos y las nuevas medidas de ajuste seguramente van a tener un impacto negativo adicional sobre una economía que tiene un 25 % de desempleo y que no repunta en términos de actividad económica…

RA —Justamente a raíz de eso muchos siguen insistiendo en que aún no está descartado un escenario de Grexit o, dicho en otras palabras, un escenario en el que Grecia termine saliendo de la Zona del Euro. ¿Cómo ven ustedes ese debate?

TS —Es muy difícil resumir todo ese debate en unos pocos minutos. Hay temas de “justicia”, hay temas de crítica al funcionamiento político de la eurozona, hay cuestionamientos a la rigidez alemana frente al tema, así como a la “irresponsabilidad” griega en los años previos a la crisis. Hay cuestionamiento a cómo se han gestionado los rescates hasta ahora, a cómo a lo largo de estos últimos años los mayores beneficiarios han sido los propios bancos europeos que lograron bajar su exposición a Grecia a costa de que el riesgo lo compraran los Estados (y por ende la gente) y así podríamos seguir…

Pero al margen de todos esos debates está además la incertidumbre de si la deuda de Grecia es sostenible o no, tema que además está directamente relacionado con la solvencia del sistema bancario… Si la deuda griega no es sostenible, de nada sirve gastar tanto dinero y tiempo en “rescates” que no atacan el problema de fondo.

RA —¿Lo es? ¿Es factible pensar que Grecia pueda gestionar su deuda si no hay quitas o concesiones por parte de los acreedores?

TS —Los ejercicios de sostenibilidad requieren que el que los hace asuma muchos supuestos, por eso es una discusión difícil de zanjar… Pero los cálculos que se hacen para Grecia, aún con supuestos que a la luz de algunos son “optimistas”, muestran un panorama bastante difícil. De hecho, uno de los elementos que agitó el debate en los últimos días fue que el propio Fondo Monetario divulgó una actualización de sus proyecciones para la dinámica de la deuda de Grecia concluyendo que no es sostenible si no hay una reestructura y manejando ratios de deuda sobre PBI del orden de 200 % en tres años. El informe cuestiona la factibilidad de que Grecia pueda alcanzar superávits fiscales antes del pago de intereses de 3,5 % del PBI como se pretende en el acuerdo y que al mismo tiempo Grecia pueda volver a crecer. Termina poniendo sobre la mesa asuntos que no parecen estar en el menú de opciones actuales de las autoridades europeas, como transferencias explícitas al gobierno griego o quitas fuertes sobre el monto adeudado.

Tenemos entonces una situación en la que el gobierno deudor hacía campaña hace unas semanas diciendo que las medidas que tomó ahora no permitían reencauzar a Grecia a una senda de sostenibilidad, tenemos al Ministro de Finanzas alemán sugiriendo una salida “temporal” de Grecia de la Zona del Euro, tenemos al FMI (que es una de las tres partes que integran la llamada “troika”) diciendo que la trayectoria fiscal no es sostenible… Con este telón de fondo naturalmente la posibilidad de Grexit sigue estando en el debate.

RA —¿Pero cuándo? Se está pactando un plan de rescate a tres años. ¿Ese horizonte está más o menos “asegurado”? ¿O puede precipitarse una salida previa?

TS —Hay un artículo del Financial Times ayer que ordena bastante ese punto. Básicamente distingue tres desenlaces que terminarían en una salida de Grecia de la Zona del Euro.

El primero es bien inmediato y consiste en que simplemente no pueda terminarse el proceso del acuerdo actual. Decía al inicio que por ahora se están dando todos los pasos “esperables”, pero el acuerdo definitivo va a tener que tener algún abordaje al tema de la sostenibilidad de la deuda y aún no está claro que puedan acercarse posiciones.

El segundo escenario es que se acuerde en base a un programa y ese programa no pueda cumplirse. ¿Por qué no se cumpliría? Porque no hay compromiso con la agenda de reformas o, más probablemente, porque las medidas fiscales inhiben la recuperación económica y terminan derivando en niveles de recaudación inferiores a los previstos… Puede suceder que Grecia se canse y se baje o puede suceder que los propios acreedores cancelen el programa por incumplimiento de metas.

Y el tercer escenario que menciona el artículo es directamente de “insurrección”. Por ahora las encuestas siguen recogiendo una preferencia bastante clara de la gente por permanecer en el euro, pero eso puede cambiar si se acentúa la recesión y las restricciones.

RA —La pregunta obligada es entonces por qué Grecia optó por quedarse, incluso con condiciones tan duras.

TS —Si miramos nuestra propia experiencia de salida de la crisis de 2002 parece claro que una reestructura de deuda y una devaluación que permita un shock positivo de competitividad debería generar condiciones favorables para que se pueda reactivar la economía… Por ese lado van los argumentos a favor de Grexit, aunque por supuesto también hay discusiones sobre qué reformas precisa Grecia para ganar productividad, más allá del efecto de competitividad que pueda tener con una nueva moneda más devaluada.

El tema es que ese proceso conlleva costos altos en el corto plazo, a nivel de inestabilidad financiera pero también en otros planos sociales. El gobierno por ahora parece estar evaluando que los costos son demasiado altos y por eso persiste en tratar de seguir negociando un esquema de resolución de la crisis dentro del marco de la Zona del Euro… Pero lo que se preguntan los mercados es si en algún punto, con una recesión severa, pérdida de soberanía y sin perspectivas de reactivación, ese balance puede cambiar. Por eso la posibilidad de Grexit sigue sobre la mesa.