Producción: Gastón González Napoli
La Amazonia, mayor reservorio de biodiversidad del planeta, está atravesando una temporada de fuegos sin precedentes desde que se llevan registros. En comparación con el 2018, hubo un crecimiento del 83% en los incendios, según números del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil.
La mayor polémica se dio en ese país, debido en buena medida a las declaraciones del presidente Jair Bolsonaro. Sin embargo, no es la única zona afectada.
En Bolivia, se llevan quemadas 1.800.000 hectáreas en lo que va del año, de acuerdo con un reporte de la Fundación Amigos de la Naturaleza, que tiene una veintena de años trabajando en el área ambiental boliviana. Más de un millón de esas hectáreas pertenecen al departamento de Santa Cruz, al este del país.
La producción de En Perspectiva conversó ayer con el productor agropecuario uruguayo Marcelo Cancela, quien administra varias propiedades y tiene un campo en Santa Cruz, en la llamada Chiquitania. Allí se encuentra el Bosque Chiquitano, que es el bosque tropical seco más grande del mundo. Cancela explicó que viene a ser el comienzo de la Amazonia.
Dijo, también, que estos incendios no tienen ningún vínculo con los que ocurren del lado brasileño de la frontera.
El fuego provocó alarma internacional la semana pasada, pero Cancela explicó que en el área de Santa Cruz se está quemando desde principios de agosto. Hace quince días, a él se le prendió fuego parte de una propiedad y allí perdió todo. Pudo retirar al ganado porque se enteró de que el fuego se aproximaba y tomó los recaudos correspondientes.
En Bolivia, al igual que en Brasil, están permitidas las quemas de bosque con motivo de actividades agropecuarias, llamadas “chaqueos”. Pero esta época del año suele estar marcada por sequías y por fuertes vientos en Santa Cruz, por lo que habitualmente no se realizan chaqueos hasta fines de setiembre. Según Cancela, se ha hablado de que hubo prácticas ilegales que causaran esta temporada de incendios particularmente brutal, pero afirmó que por ahora solo son especulaciones.
Cancela contó también que el gobierno de Evo Morales reaccionó lento, le costó reconocer lo que estaba pasando, hasta que el domingo pasado se declaró “estado de desastre” en el departamento. De hecho, el avión Supertanker que se está utilizando para combatir las llamas, considerado el avión cisterna más grande del mundo, fue gestionado primero por empresarios privados. Cancela sí destacó el trabajo de las organizaciones sociales, al igual que la solidaridad de los habitantes de la zona.
El presidente Morales informó ayer que las lluvias y el Supertanker estaban ya aplacando la situación en la Chiquitania. De acuerdo con el mandatario, los días 17 y 18 de agosto se habían reportado 8.000 focos de fuego y el lunes pasado se habían reducido a poco más de mil.
Por otro lado, unas 80 organizaciones le reclamaron a Morales este martes que derogue una ley y un decreto que, según ellos, incentiva la quema de bosques y pastizales para ampliar la superficie agrícola, según informó la agencia de noticias AFP.
Brasil
Pero la atención internacional sigue estando en Brasil. Ayer se confirmó que el presidente Jair Bolsonaro está dispuesto a recibir ayuda internacional para combatir los incendios, aunque puso como condición que sea su gobierno el que maneje los recursos. Antes, el lunes, se había anunciado que Brasil rechazaría la ayuda propuesta por el G7, que reúne a las mayores potencias occidentales. Mientras tanto, el martes más temprano, Bolsonaro había dicho que solo aceptaría la ayuda si existía un pedido de disculpas de parte del presidente francés Emmanuel Macron, su más acérrimo crítico europeo en esta controversia internacional.
De acuerdo con la información de AFP, Bolsonaro cambió de postura luego de reunirse con los gobernantes de los estados afectados por los incendios, los cuales son en su mayoría de derecha o incluso pertenecientes a su propio partido. Estos gobernantes expresaron preocupación por las declaraciones de Bolsonaro.
Nuestro corresponsal Alberto Armendáriz se encuentra justamente en la ciudad de Porto Velho, en el estado de Rondonia, uno de los más afectados por la catástrofe.
Esto le contó ayer a la producción de En Perspectiva:
Hay una suerte de neblina humeante constantemente en la ciudad, que hace que el cielo casi no se pueda ver. Han aumentado muchísimo los problemas respiratorios en los chiquitos y los ancianos. Estuve en el hospital, del 10 al 20 de agosto duplicaron la atención a chicos con problemas de tos, que no podían respirar bien, con las mucosas afectadas, las narices sangrando. Y después hay mucha atención en la ciudad, que está muy acostumbrada a vivir al lado de la selva, a toda la polémica política que se ha generado a raíz de las declaraciones del presidente Jair Bolsonaro y su enfrentamiento con los líderes europeos, especialmente con Emmanuel Macron.
Armendáriz explicó que hay críticas pero también hay apoyos a la posición de Bolsonaro, sobre todo de quienes sienten que se está dejando muy mal parada a la gente vinculada con la producción agropecuaria por una situación que, entienden, no es tan grave.
Lo que se ve acá es mucha tensión en toda la zona de la Amazonia, porque la gente que vive de la selva está exasperada, dicen que la prensa ha hecho una exageración de los incendios forestales. Aceptan que este año ha habido un incremento muy grande, ya son más de 82.000 los incendios forestales desde el comienzo del año hasta ayer, pero dicen que se está generando una imagen muy negativa de Brasil y de ellos mismos, de la gente que vive de la ganadería, de la agricultura, en el estado de Rondonia.
Se está viendo en la zona una mayor fiscalización por medio de helicópteros, según le han dicho los habitantes de la zona a Armendáriz. Para las autoridades, la situación está comenzando a controlarse.
En Rondonia se cría cebú, y es el tercer centro lechero de Brasil, además del quinto productor de carne bovina.
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Foto: Victor Moriyama / Greenpeace / AFP