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Informe: Qué es la ‘Ndrangheta, mafia calabresa que mueve US$ 60.000 millones por año

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Producción: Gastón González Napoli

El director interino del Instituto Nacional de Rehabilitación, Alberto Gadea, renunció ayer luego de solo siete meses en el cargo. ¿El motivo? La fuga de cuatro presos de la exCárcel Central este domingo de noche, entre ellos del mafioso italiano Rocco Morabito, quien estaba aguardando su extradición desde 2017.

El Ministerio del Interior informó también ayer que inició sumarios administrativos contra funcionarios de esa prisión, a algunos de ellos con separación del cargo. En Perspectiva intentó comunicarse sin éxito con la cartera.

Según informó el diario El Observador, el ministro Eduardo Bonomi y el subsecretario Jorge Vázquez se reunieron este martes con jerarcas de la Policía, donde afirmaron que debe haber existido complicidad de parte de la guardia de la cárcel.

“Los tipos que se escapan no son adivinos. Alguien tiene que haber contado por dónde ir… Eso no se arregla de un día para el otro”, dijo Vázquez, de acuerdo con El Observador.

Recordemos que Rocco Morabito se escapó a través de un boquete junto con Matías Sebastián Acosta González, quien esperaba su extradición a Brasil, y Bruno Ezequiel Díaz, quien era requerido por Argentina por homicidio. Los tres salieron por la azotea de Cárcel Central y se metieron por la ventana a un apartamento del edificio contiguo. Allí le robaron dinero a la anciana dueña de casa. De acuerdo con AFP, la mujer declaró que los tres hombres salieron a la calle por la puerta frontal del edificio.

Un cuarto recluso, Leonardo Abel Sinopoli Azcoaga, quien también esperaba su extradición a Brasil, simplemente salió caminando de la prisión.

Telenoche informó ayer por la noche que las cámaras de seguridad no estaban funcionando, por lo que no quedó un registro de la fuga.

La situación provocó un pedido de explicaciones desde el Gobierno de Italia, controlado por una coalición de populistas de derecha de la cual el controvertido ministro del Interior y viceprimer ministro Matteo Salvini es el hombre fuerte.

Es un duro golpe para la gestión del sistema penitenciario uruguayo, criticado a partes iguales por la oposición política, por movimientos sociales, por organismos internacionales y por el comisionado parlamentario Juan Miguel Petit.

Pero ni el italiano Rocco Morabito era un presidiario común, ni la Cárcel Central es comparable con otros centros de reclusión del país.

Mafia calabresa

Empecemos por situar a la ‘Ndrangheta. Es la mafia de la región de Calabria en el sur de Italia. La punta de la bota, para ubicar en el mapa. El nombre proviene del griego, y tiene que ver con el heroísmo y la valentía. Es una organización familiar, que sin embargo se ha expandido y controla hoy el tráfico de cocaína en Europa.

La ‘Ndrangheta tiene muchísima menos prensa que la popular Cosa Nostra, la mafia siciliana; ni siquiera tiene la misma fama de violenta y peligrosa que la Camorra napolitana. Pero con ese bajo perfil, la ‘Ndrangheta se convirtió en la organización criminal más poderosa de Italia en las últimas dos décadas.

Por poner un ejemplo de su violencia, en 2005, la ‘Ndrangheta asesinó a Francesco Fortugno, presidente del parlamento regional calabrés. Por poner otro, el incidente que le dio fama: en 2007, seis personas fueron asesinadas en la calle de 59 balazos, todos ellos calabreses. Pero no estaban en el sur italiano, sino en una ciudad del norte de Alemania.

Y por poner un ejemplo del alcance que tienen sus tentáculos en la región calabresa, con la filtración de WikiLeaks en 2011 salió a la luz que los representantes diplomáticos de EEUU en Italia consideraban que Calabria sería “un estado fallido” de no pertenecer al país, una región dominada por políticos corruptos o ineptos.

En 2012, una investigación del Gobierno central culminó con la disolución del Concejo de Calabria, por las conexiones de los políticos con la mafia. El País de Madrid informaba el año pasado que en el pueblo de San Luca, corazón de la mafia calabresa, donde viven las familias originales, tocaba la celebración de elecciones locales. Sin embargo, por tercera vez consecutiva nadie se presentó. El último alcalde fue preso en 2013 por sus conexiones con la mafia y desde entonces no fue sustituido.

Según la fiscalía de Catanzaro, capital de la región de Calabria, las actividades de este grupo, entre el narcotráfico, la extorsión y el lavado de dinero, suponen ingresos anuales de entre 50 y 60 mil millones de dólares. Esto significaba alrededor del 3% del PBI de Italia entera. Es la cuarta empresa más grande del país.

Quién es Morabito

¿Y qué rol jugaba Rocco Morabito en este esquema multinacional del crimen? De 52 años, supo ser uno de los diez mafiosos más buscados del mundo, requerido en Italia desde 1995 hasta que fue detenido en un hotel montevideano en 2017. Había estado viviendo en Punta del Este durante trece años con un nombre falso.

Según informó el diario italiano Corriere della Sera, su nombre apareció en las investigaciones anti mafia a principios de los 90, ya en contacto con cárteles de narcotráfico latinoamericanos.

Supo ser considerado el número uno del tráfico de drogas en Milán y en toda la región de Lombardía, al norte del país. La prensa italiana lo califica de super boss, súper jefe mafioso.

Las acusaciones puntuales contra él son el transporte en dos ocasiones de entre 500 y 600 kilos de cocaína rumbo a Italia. Le cabrían unos 30 años de prisión por sus delitos.

Morabito estaba en Punta del Este bajo el nombre falso de Francisco Antonio Capeletto. Su pasaporte indicaba que era nacido en Río de Janeiro y también tenía cédula uruguaya. De acuerdo con el Corriere della Sera, Morabito se desempeñaba como productor agropecuario. Últimamente alquilaba una casa; según la AFP, antes había vivido en una propiedad rural de 600 hectáreas a 40 kilómetros del balneario esteño.

Cuando fue detenido en un hotel de Montevideo en setiembre de 2017, la Policía se incautó de una pistola Glock nueve milímetros, más de 50 mil dólares, y 150 fotos carné con el rostro de Morabito con distinta ropa y tono de piel.

Mientras esperaba su extradición, quedó recluido en la exCárcel Central, con otros presos de importancia como el sindicalista argentino Marcelo Balcedo y el turco Osman Naim, conocido por la Ferrari blanca con que se lo filmó por las calles de Malvín Norte.

Allí, en la prisión, Morabito protagonizó un extraño altercado en 2018. Estaba cenando cuando un guardia le pidió que dejara de fumar; y según publicó entonces El Observador, el italiano no solo se negó, sino que le sopló el humo en la cara al funcionario policial y luego le pegó en la cabeza con la bandeja de comida. Morabito fue reducido por varios guardias, que le tiraron gas pimienta. El mafioso terminó internado y denunció que los golpes de los funcionarios policiales lo habían dejado con una costilla rota.

La Justicia uruguaya aprobó su extradición el año pasado, pero el proceso se venía demorando primero por una apelación y luego por un recurso de casación presentado por su defensa. El caso aguardaba la decisión de la Suprema Corte.

Ayer lunes, luego de su fuga, trascendió a la prensa que desde junio las autoridades del Instituto Nacional de Rehabilitación tenían un informe firmado por el Departamento de Análisis e Investigaciones Penitenciarias, que advertía que Morabito planeaba escapar y que le estaba ofreciendo 80 mil dólares a los policías para sumarlos como cómplices.

De acuerdo con el diario El País, el Ministerio del Interior se enteró ayer de la existencia de este informe, lo que aumentó en las autoridades el malestar ya generado por el escape.

La exCárcel Central

La otra protagonista de esta fuga es la propia Cárcel Central, un recinto anexo a la Jefatura Policial de Montevideo que ya no cumple, en teoría, la función de cárcel.

Actualmente funciona allí el Centro de Clasificación y Diagnóstico, a donde se lleva a los reclusos desde el juzgado durante unos pocos días para ser entrevistados y para atravesar revisiones médicas y psicológicas, antes de que una junta de tratamiento determine la prisión donde deberán cumplir con sus penas.

Nadie cumple hoy su condena en la exCárcel Central. Siempre es un lugar transitorio, incluso cuando se la utiliza para llevar a reclusos que están amenazados en otras unidades.

La excepción son los presos administrativos, que están en vías de extradición, y un sector de casos psiquiátricos trasladados desde el Hospital Vilardebó.

Fuentes del sistema penitenciario explicaron a En Perspectiva que las condiciones de encierro en la exCárcel Central son “razonables”, a diferencia de en otras unidades donde se han denunciado violaciones a derechos humanos. Las celdas son pequeñas, para uno o dos reclusos, con una cocina, una sala común, un “buen régimen de visitas” y un “buen horario de patio”.

Esas mismas fuentes señalaron que se trata de un edificio laberíntico, apretado, con muchas escaleras y recovecos, poco adecuado para una cárcel.

El plan del Ministerio del Interior es trasladar el Centro de Clasificación y Diagnóstico a la Unidad Nº1, la nueva cárcel de Punta de Rieles.

La última fuga de este recinto se dio en octubre del año pasado. Víctor Santiago Iparraguirre Suárez rompió una reja y saltó unos doce metros, luego llegó a un depósito y se disfrazó de policía para poder escapar.

Alberto Gadea, el director renunciante del INR, ostentaba el cargo desde noviembre del año pasado, cuando Gonzalo Larrosa fue cesado. Se lo acusó de brindar información falsa por la muerte de un recluso, Carlos Alberto Núñez Santos. Una investigación del comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Miguel Petit, encontró que Núñez Santos había sido muerto por el disparo de un guardia de seguridad. Hasta entonces, la versión oficial del INR era que lo había apuñalado otro preso.

A su vez, Larrosa había estado solo un poco más de un año en el cargo. Su antecesor, Crisoldo Caraballo, había renunciado en marzo de 2017, aduciendo diferencias en el funcionamiento del organismo.

Investigación

¿En qué está entonces la investigación del caso? Dos fiscalías están trabajando en conjunto con Interpol y Asuntos Internos de la Policía.

“Con calma, las cosas no salen a los ponchazos”, dijeron fuentes del caso a En Perspectiva.

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Foto: Handout / Marina Militare / AFP)

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