El economista belga, impulsor de la economía azul, comentó algunas de las novedades que está desarrollando su think tank y por qué pueden ser importantes para Uruguay.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 16.05.18, hora 8.23
EMILIANO COTELO (EC) —Es economista pero la última vez que estuvo aquí En Perspectiva se definió como el "Che Guevara de la sustentabilidad". Aunque no tome las armas, su trabajo tiene algo de revolucionario: impulsa la economía azul, en la cual la producción de un país o una comunidad se realiza en base a los recursos locales, agregándoles valor y respondiendo a las necesidades de la gente.
Lo ubican, ¿no? Se llama Gunter Pauli, volvió esta semana a Montevideo. Ayer, por ejemplo, participó de una actividad organizada por ANCAP que se llamaba "desafío 5.0″ y que tenía el apoyo del Ministerio de Industria, pero ha desarrollado una serie de contactos desde el domingo de noche, cuando aterrizó acá.
¿Qué dejan estos días? ¿En qué está la economía azul en el mundo? De eso vamos a charlar con él en los próximos minutos.
La entrevista anterior fue a mediados de noviembre, hace seis meses. ¿Qué has hecho en estos seis meses? ¿Seguiste molestando?
GUNTER PAULI (GP) —Pues si no molestamos no tenemos derechos de estar en esta Tierra. Por favor, esta Tierra necesita un cambio, un mejoramiento, un cambio de paradigma; es una época de grandes cambios y si nosotros no nos damos cuenta de qué es interesante para mejorar nuestra sociedad y nuestra comunidad, pues estamos perdiendo el tiempo. Yo pienso que lo más importante de las grandes iniciativas que hemos tomado alrededor del mundo es el gran avance del nuevo internet. ¿Recuerdas que nosotros introducimos y hace dos años el internet que funciona con luz?
EC —El Li-Fi, en vez de Wi-Fi.
GP —Así es…
EC —Dejamos ahí el punto de suspenso. Lo retomamos enseguida porque me parece conveniente que le recordemos el concepto de economía azul. Yo lo dije en una síntesis muy apretada, ¿cómo lo estás planteando tú?
GP —No, pero tú hiciste una presentación absolutamente perfecta: es el uso local de los recursos que son disponibles y darles un valor agregado muy superior a lo que hemos imaginado, y con eso responder a las necesidades de la gente. Todo esto…
EC —Cuando ustedes dicen que hay que usar los recursos locales, eso puede sonar obvio. Se trata de utilizar recursos locales, pero utilizarlos para fines que no se habían calculado hasta ahora, ¿no?
GP —Exacto, este es el nuevo modelo de negocio. Si, por ejemplo, el país está generando demasiada energía eólica, que la eólica no se vende a Brasil o a Argentina, pero que se lo que se lo convierte en hidrógeno, que sirve para transporte público. Este es otro modelo de negocio. Si hoy en día tiene una cosa extraordinaria con playa de arenas, que allá se podría perfectamente cultivar algas del mar, y las algas se convierten en un gas y como el país está exportando gas suministrar un gas metano local, nacional, a la gente que hoy en día tiene que comprar tal vez en mercados de Qatar.
EC —Ahí hay dos ejemplos más que también me gustaría desarrollar dentro de un rato, pero creo que se va entendiendo para quienes no escucharon en su momento la primera versión todo esto, se va entendiendo por dónde va la economía azul; que no es lo mismo que economía verde, hagamos esa otra precisión.
GP —Bueno, es un poco nuestro punto de partida. ¿Cómo es posible que la economía sustentable es una economía que cueste más? Nosotros necesitamos diferenciar la economía verde, donde todo lo que es bueno para usted y para el medioambiente es costoso; no, por favor, lo bueno tiene que ser más barato, y es la gran diferencia en términos de implementación para el consumidor, para el ciudadano que no podemos exigir que desembolse más dinero para salvar el mundo. Nosotros tenemos que diseñar la economía de tal manera que sea más barato.
EC —Bien. Todo esto, ¿qué aterrizaje tiene? ¿Qué hace este economista dando vueltas, por ejemplo, por Uruguay hablando de economía azul? ¿Es simplemente un agitador o es alguien que también produce resultados? Vamos a aclarar esto último también: tú estás liderando todo este proceso, todo este vuelco a la economía azul, desde una institución que se llama ZERI.
GP —Exacto. Cero Emisiones del inglés, zero emissions, porque en el 94 las Naciones Unidas y el gobierno de Japón pidieron a ayudar a preparar el protocolo de Kyoto, del 97. Tuvimos una meta muy clara: cero emisiones, cero desechos, pero es lo mismo que cuando nosotros hablamos de la eficiencia 100% de la materia prima, es como la calidad total, es decir que tú tienes cero defectos. Esta yuxtaposición es muy importante: el cero implica un mejoramiento de eficiencia en la economía, y cuando nosotros -el famoso caso nuestro – se ingiere un cafecito se ingiera solamente el 0.5% de la biomasa que ha producido un campesino cafetero. ¿Qué paso con el resto? No hicimos nada. Hoy en día, gracias a nuestras iniciativas con base en la ciencia, nosotros tenemos ya cinco mil productores de hongos con base de los residuos del café. Tomamos el café y después cultivamos el hongo.
EC —Esto me hace acordar a esa expresión que aparece en las empresas de economía B. Un empresario chileno la utilizaba hace pocas semanas en una entrevista aquí En Perspectiva: "La basura es un error de diseño". No debería existir la basura. La basura es un problema pero porque hay atrás un error de diseño. ¿Algo de eso tiene que ver con lo que planteabas sobre cómo producir?
GP —Mira, el único ser vivo en la tierra que es capaz de producir algo que nadie desea es el ser humano. No solamente es una cuestión de diseño, es una cuestión de ética. ¿Cómo es posible que nosotros tenemos una pobreza, un desempleo y al mismo momento no aprovechamos lo que la Tierra ya nos ofrece? Es imposible, es ética.
EC —Pero volamos a ZERI: Zero Emissions Research and Initiatives. Esa organización al frente de la cual estás tú…
GP —Es una red…
EC —Ahí está. Más que organización es una red. Tiene sede en Japón pero coordina a 38 organizaciones en el mundo. ¿Estoy bien o se sumó alguna más?
GP —No, correcto.
EC —Para ella trabajan tres mil científicos…
GP —Es una red que moviliza a la gente cuando se necesita. Si hay un asunto como por ejemplo de hidrógeno, nosotros inmediatamente podemos tener los expertos alrededor del hidrógeno. Si es aplicado a un ave, o aplicado al transporte público es otra gente. El gran lujo que tengo es a muy corto plazo tener acceso a los científicos que me apoyan a justificar una visión, una fantasía, una idea que los aterrizamos en proyectos concretos.
EC —Y esos proyectos concretos después se llevan a la práctica, no quedan en el papel. ¿Cuántos ya hay en ejecución a esta altura -mayo de 2018-?
GP —Más de 200.