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Entrevista, lunes 26 de marzo: Pablo García Pintos

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Entrevista con el ex jerarca del BROU, que reconoció haber retirado dinero con su tarjeta corporativa para hacer aportes al Partido Nacional.

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EN PERSPECTIVA
Lunes 26.03.2018, hora 8.23

EMILIANO COTELO (EC) —El uso de las tarjetas corporativas en los organismos públicos abrió la semana pasada un nuevo debate entre la población.

El semanario Búsqueda dio cuenta el jueves de un informe elaborado por legisladores oficialistas en base a datos del Banco República (BROU). Allí se señalan gastos irregulares hechos con los plásticos por cuatro exdirectores de la institución que ocuparon sus cargos entre 2000 y 2005. Concretamente, estas personas realizaron aproximadamente 400 operaciones controvertidas.

Se trata de Daniel Cairo y Milka Barbato, que representaban al Partido Colorado (PC) en el directorio del BROU, y Pablo García Pintos y Carlos Rodríguez Labruna, que representaban al Partido Nacional (PN).

Ese mismo día, Pablo García Pintos desató una fuerte polémica con declaraciones que hizo a Radio Sarandí en las que reconoció que extraía dinero con la tarjeta corporativa y lo destinaba a cumplir con aportes económicos aparentemente adicionales que el partido entendía que debían hacer quienes ocupaban cargos de responsabilidad.

Las autoridades partidarias reaccionaron, resolvieron pedir explicaciones y además que la Comisión de Ética aborde el asunto. Como respuesta, el viernes, García Pintos anunció que presentaba su renuncia al PN y que se disponía a reintegrar todo el dinero que corresponda al BROU.

Para volver sobre esta situación que generó tanto impacto, vamos a conversar con el doctor Pablo García Pintos.

Vayamos a lo más nuevo, a lo del viernes: ¿por qué tomó esa decisión que anunció el viernes de desvincularse del PN?

PABLO GARCÍA PINTOS (PGP) —La tomé porque vi que había impactado seriamente en las estructuras del partido, en la dirigencia. Y si bien la renuncia al PN carece de objeto porque desde hace ocho años no estoy vinculado a ningún organismo del partido, me pareció que era un gesto que ayudaba a descomprimir la situación de nerviosidad que noté que había en muchos dirigentes.

EC —¿Toma la decisión para no comprometer al partido, para aflojar la situación?

PGP —¡Obvio!

EC —No, porque la otra posibilidad era que usted se hubiera molestado con las reacciones de rechazo a su conducta que manifestaron los principales dirigentes.

PGP —No, no, no, yo entiendo que deben aparentar reacciones fuertes porque al trascender este hecho, que en su momento no era nada anormal, estaba dentro de las atribuciones, en momentos en que otros hechos recientes han puesto en vigencia esa cuestión, las tarjetas corporativas, desacomodaba a mucha dirigencia.

EC —Usted acaba de usar la palabra aparentar. ¿Entiende que deben “aparentar” rechazo…?

PGP —No, no, en algunos casos entiendo que es una reacción genuina, en otros casos es una reacción política.

EC —Política… y no genuina. ¿A qué se refiere?, ¿a gente que conocía que este tipo de manejo del dinero con una tarjeta corporativa podía realizarse y sin embargo ahora está escandalizada?

PGP —A que sus dichos públicos no se corresponden con sus dichos privados, nada más.

EC —¿A quién alude, por ejemplo?

PGP —No, no aludo a nada, [se ríe] no quiero abrir más frentes. Forma parte del sistema político, yo lo entiendo.

EC —Por ejemplo, el diputado Pablo Iturralde, de Alianza Nacional, dijo: “García Pintos es una persona mayor. No sé si todos los hechos son tal cual fueron narrados”.

PGP —Le agradezco a Iturralde, que es una buena persona, que se preocupe por mi salud, que tuvo infinitos y muy graves tropiezos en los últimos años, pero a pesar de esos tropiezos hoy me siento bien. Soy añoso, sí, eso lo dice el calendario, pero conservo mi lucidez.

EC —Usted tiene 76 años.

PGP —Tengo 76 años. Estuve muy jorobado dos, tres años, con distintas nanas gravísimas; algunas se solucionaron y otras se emparcharon.

EC —Está buena la aclaración que hace porque cuando usted concedió esa entrevista el jueves en Radio Sarandí hubo quienes dijeron: “García Pintos estaba un poco dormido, quizás estaba medicado, tal vez estaba afectado emocionalmente”.

PGP —Las tres cosas. Perdí hace unos meses a mi compañera de 48 años, por lo tanto estoy todavía en esa fase de tránsito, la pérdida de la media /res/, como le llaman los médicos, y tuve dos años fatales consecutivos con episodios graves de salud. Pero me siento bien.

EC —Pero cuando atendió la llamada de los colegas de Sarandí…

PGP —Cuando atendí la llamada me estaba levantando y había pasado una mala noche, con pastillas. Pero no hice otra cosa que tratar de recordar y decir la verdad.

EC —¿Usted no se desdice de lo que afirmó en esa entrevista, pese a todas esas circunstancias especiales de que recién se había levantado, se sentía mal, etcétera?

PGP —No, no me desdigo porque actué en su momento bajo una especie de discrecionalidad, antes no estaba regulado el tema de la tarjeta corporativa. Esto se reguló recién a fines del 2005, ya con el nuevo directorio funcionando, del Frente Amplio (FA), con la presidencia del contador Calloia, y entre otras cosas se dice –salió en la prensa– que los adelantos en efectivo no serían considerados, que los gastos personales tampoco, que no era mi caso, y que las cargas de combustible con tarjeta corporativa no serían admitidos.

EC —Esa es la reglamentación que se dictó bajo la presidencia del contador Calloia y que volvió mucho más restrictivo el uso de las tarjetas corporativas.

PGP —Después de haber hecho una auditoría, a raíz de un pedido del presidente de la República de hacer una auditoría en todos los entes. Así se hizo en el BROU, y se hizo en su momento, abril del 2005, especial énfasis en dos temas, el uso de la tarjeta corporativa y el uso de los créditos sociales, los llamados préstamos sobre sueldos.

EC —¿Y qué arrojó esa investigación interna con respecto a usted en particular?

PGP —No sé qué arrojó, pero si arrojó algo, no tuvo más trascendencia que ser un insumo para sacar la reglamentación.

EC —Usted dice que su forma de actuar en el uso de la tarjeta corporativa se desarrolló dentro del marco que en ese momento regía.

PGP —Exactamente, sí. Y para nada era secreto ni clandestino ni por abajo de la mesa, y eran mecanismos que no siempre utilicé.