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Recordando al 8-track

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Por Eduardo Rivero ///

Era uno de aquellos veranos que parecían no terminar nunca, cuando a mitad de diciembre, tras el final de las clases en el liceo, los adolescentes de fines de los 60 nos establecíamos -en mi caso- en Marindia y recién volvíamos a Montevideo para retomar las clases a mitad del marzo.

El verano parecía ser más verano que hoy, el calor más calor, la vida, más vida.

Una tarde marindiana, mis amigos armenios Sarkis y Elizabeth aparecieron manejando un descomunal Chevrolet Impala Blanco que acababan de comprar sus padres, entonces poderosos comerciantes del rubro del calzado.

El Impala modelo 1959 no era un auto más; tenía un diseño impresionante, con su cola “mariposa” como se le decía entonces. Era uno de aquellos autos americanos enormes y gastadores, cuyas puertas eran gruesas y cerraban suavemente, como si fueran las puertas de una heladera. Para colmo, el impala blanco de mis amigos tenía tapizado rojo, lo que incrementaba su arrolladora seducción.

Subirse a aquel automóvil era como viajar en un transatlántico de lujo, cuando-no con poca soberbia-nos ponemos a pensar en los pobres mortales que en ese instante no disfrutan de semejante paseo. El tablero delantero y la propia dirección con su palanca de cambios era también de color rojo, lo que ya era una desmesura de lujo y prestancia.

Bajo aquel tablero, descubrimos que había un aparatito que parecía una radio pero no lo era. Tenía una ranura a través de la cual mi amigo Sarkis insertó una especie de caja de plástico que quedó mitad fuera, mitad dentro de la ranura y que dio vida a una música que sonaba en forma celestial para nuestros nada tecnológicos oídos de entonces. Habíamos descubrierto al 8-Track Cartridge, o, como sería bautizado en Argentina, el “magazín de ocho pistas”

Sarkis y Elizabeth tenían tres o cuatro de aquellas cajitas de plástico precursoras de lo que luego sería el cassette de audio convencional. Una de ellas era nada más ni nada menos que el magistral álbum Rubber Soul de The Beatles -¿cómo olvidarlo?- y otra tenía la más preciosa selección de temas que entonces eran nuevos y hoy son venerables old hits como A Whither Shade of Pale de la banda británica Procol Harum; Summer Rain un moderado éxito pero hermoso tema del cantante norteamericano Johnny River, y el tremendo hit de aquellos años, Wichita Lineman, del cantante country-pop también estadounidense Glenn Campbell.

No hacía falta echar a andar el Impala; muchas veces nos sentábamos dentro del auto solo para escuchar esos cassettes grandotes.

El 8-track es un soporte de audio largamente discontinuado en su fabricación, que hoy es considerado “uno de los grandes fracasos de la industria” y que, sin embargo, fue un resonante éxito cuando fue lanzado en la segunda mitad de la década de los 60. Desde allí y hasta fines de la década siguiente, el “ocho pistas” fue un éxito de ventas, especialmente en su aplicación como reproductor de audio para automóviles. Luego, la difusión del cassette de audio convencional, mucho más práctico, pequeño y económico, y la llegada del CD provocaron su inevitable -y veloz- desaparición del mercado.

El 8-track era de hecho un paso intermedio entre la cinta de carrete abierto y el futuro cassette convencional. Dentro de su carcasa plástica, de tamaño más o menos semejante a lo que luego sería un video cassette VHS, se encontraba un mecanismo bastante engorroso que hacía girar una cinta magnetofónica mediante un rodillo de goma. Accionando una palanca que se encontraba en el frente del reproductor, se cambiaba de pista musical, lo que daba variedad a la audición, aunque, en desmedro del sistema, cabe señalarse que no existía en tales aparatos la función de rebobinado que luego sería esencial en todos los otros soportes de audio y video basados en cintas magnetofónicas. Pero el sonido era excelente.

El 8-track Cartridge fue creado en 1964 por un consorcio empresarial dirigido por Bill Lear e integrado por la empresas Lear Jet en joint-venture con Ampex, Ford, Motorola y RCA.

Cabe recordase que los reproductores de “carrete abierto” existían en forma doméstica desde los años 40. Las dificultades para enhebrar la cinta en el mecanismo de arrastre y presentarla frente al cabezal de lectura, llevaron a desarrollar un mecanismo donde la cinta ya estuviese “enhebrada” dentro de una caja plástica que eliminaba la manipulación directa de la grabación.

Un antecedente de lo que luego sería el 8-Track nació en el llamado “cartucho sin fin” creado en 1952 por Bernard Cousino; otro, apareció en 1954, creado por George Eash y fue llamada Fidelipac,y tendría muy buena aceptación en las estaciones de radio, ya que en esos “cassettes” se grababan las tandas y otros audios breves.

Finalmente, en 1962 Earl Muntz, viendo el potencial del Fidelipac para la industria automotríz, lanzó el Stereo-Pack, un cartucho de cuatro pistas de audio, básicamente en los estados norteamericanos de California y Florida.

Con el pomposo nombre de Lear Jet Stereo 8 surgió en 1964 entonces el “magazín de ocho pistas” tal como fue luego conocido.

El inconveniente que el formato siempre tuvo, fue la partición de la música en las ocho pistas, lo que a cierta altura de la reproducción si se cambiaba de pista se leía silencio y no música. Muchos discos debieron se partidos y distribuidos en más de una pista alterando de algún modo el sentido general del disco. Pero aún así -y aún sin rebobinado de cinta- el formato se impuso sobre todo en el hemisferio norte.

En setiembre de 1965 la compañía Ford presentó sus primeros modelos 0 km que incluían reproductores de 8-track, ofreciendo además al usuario la posibilidad de elegir música dentro de un catálogo de 175 diferentes álbumes.

En 1966 fueron lanzados los primeros reproductores 8-track domésticos. El momento de mayor éxito del formato se registró a comienzos de la década del 70. En setiembre de 1970, aparecieron al mercado, de acuerdo a una tendencia de la industria de audio de ese momento, los primeros 8-Track “cuadrofónicos”, bautizados como Quad8, es decir con una señal de audio repartida entre cuatro parlantes-dos delanteros hy dos traseros-en una suerte de “doble stereo”. Cabe señalarse que al igual que lo sucedido con el 8-Track, la “cuadrofonía” también salió del mercado velozmente.

Como ya he mencionado, la aparición del cassette de audio convencional, con su bajo costo de producción y ventay su rebobinado provocaron la muerte del 8-track. La llegada del CD, aún en forma experimental, a comienzos de la década del 80 terminó de liquidar las pocas fábricas de 8-track que permanecían activas. Hoy se considera al formato un paso en falso de la industria, pero hay que tener en cuenta que el 8-track fue el primer soporte de audio realmente portátil que existió. Sólo ese hecho le asegura un importante lugar en la historia.

Como suele suceder con tantos productos cuya fabricación un día es discontinuada, los “magazines de ocho pistas” hoy son un apreciado ítem de colección, con determinados títulos musicales que alcanzan fuertes sumas en el mercado. Los viejos ejemplares, que suelen encontrarse rotos por el paso de las décadas, pueden además repararse con relativa facilidad.

Curiosamente los últimos títulos en ser editados en ese formato, alrededor de 1982, son más valiosos que los primeros ejemplares, ya que cuando el formato languidecía, las ediciones eran más pequeñas, de ahí que conseguir uno de esos ejemplares sea mucho más difícil.

Los expertos en este formato, consideran que el último título en ser editado en 8-track fue el Greatest Hits de la banda británica Fleetwood Mac.

Otros títulos muy valiosos son todos los de The Beatles, Sticky Fingers de The Rolling Stones, Killers de la banda de heavy rock Iron Maiden, 1984 del grupo metalero Van Halen, el primer álbum de Led Zeppelin y algunas bandas sonora originales de películas como Star Wars o Saturday Night Fever.

En Uruguay el 8-Track nunca tuvo andamiento. Por eso, supongamos, si un día ven alguno de esos cassettes grandes y gruesos en Tristán Narvaja o alguna tienda de viejos artículos, llévenlos aunque no tengan el reproductor ni los 8-Track funcionen. Háganlos suyos como meros objetos que retratan fielmente un tiempo largamente ido.

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Urquiza esq. Abbey Road es el blog musical de Eduardo Rivero en EnPerspectiva.net. Actualiza los miércoles.