Editorial

El Partido Nacional enredado en el caso Bascou

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Por Emiliano Cotelo ///

Esta semana el debate sobre ética y corrupción volvió con fuerza al escenario político.

El lunes, el Partido Nacional (PN) resolvió, finalmente, el caso del intendente de Soriano Agustín Bascou, integrante de Alianza Nacional (AN), que ha estado en la mira por las compras de combustible que la comuna realizó en estaciones de servicio en las que, durante varios meses, él y su esposa tuvieron, en conjunto, el 50% de las acciones. El Honorable Directorio tomó conocimiento del informe de la Comisión de Ética del partido, lo analizó y se pronunció.

Concretamente, se le aplicó a Bascou un “apercibimiento”, la medida disciplinaria propuesta por el tribunal, que, por otra parte, es la más leve de las tres posibles según los estatutos. A varios dirigentes esa recomendación les había sorprendido por su benevolencia; seguramente por eso, la declaración del directorio le dio un poco más de “volumen” al rezongo, incluyendo en el texto las palabras “sanción”, “pena” y “condena”, y agregando esta frase: “Si bien la Comisión de Ética entiende que no se han comprobado ilegalidades, el Directorio considera injusto y rechazable que la falta de cuidado en el manejo de la cosa pública perjudique el buen nombre y las mejores tradiciones del Partido Nacional”.

Evidentemente, uno de los desconfomes era el presidente del ejecutivo, Luis A. Heber. Desde el lunes al mediodía concedió entrevistas a varios medios, y en todas procuró agregarle más condimentos picantes a la decisión. Por ejemplo, cuando habló aquí, En Perspectiva, comentó, palabras más, palabras menos: “A mí no me gustaría que las autoridades de mi partido me señalaran de esa forma”.

La pelota pasaba a la cancha de Bascou, pero éste no se conmovió demasiado. A primera hora de la tarde del lunes emitió un comunicado en el que anunció que continuaría como intendente, se hizo cargo de los señalamientos de que, en cuanto a los despachos de combustible, debió actuar con mayor proactividad y tomar medidas que evitaran dudas sobre su proceder, y pidió “formalmente disculpas a la ciudadanía de Soriano y a todos los nacionalistas”.

Luis y Jorge

La polémica se instaló de inmediato. Y el disparo que más llamó la atención vino de la interna. En la misma tarde del lunes Luis Lacalle Pou salió a exponer su insatisfacción. El líder de Todos pasó por el micrófono de Radio Sarandí, donde comentó que la sanción era “poco contundente”, que él “hubiera sido más duro” que la Comisión de Ética del partido, que a su entender “fue blanda” con Bascou. Según el senador, “el directorio subió el tono del cuestionamiento a Bascou, pero estaba atado de manos respecto a la sanción”.

Fue raro. Hace un mes Larrañaga se había molestado mucho con Lacalle Pou cuando este dijo en una conferencia de prensa que, de haber estado él en el lugar de Bascou, habría renunciado a su cargo. Buscando bajarle los decibeles a la controversia interna, ambos mantuvieron una reunión discreta, mano a mano, el sábado 21 de octubre. Y después de aquel encuentro, según trascendió, dejaron establecida una línea directa para manejar las crisis de manera reservada antes de que crecieran. Por lo visto, aquella intención duró poco.

Esta semana Jorge volvió a enojarse con Luis, como se explicitó el miércoles, cuando salió a contestarle, directo al mentón. Dijo: si Lacalle Pou “hubiera querido tener una decisión más en línea con su pensamiento, habría asumido en el año 2014, después de las elecciones internas, la condición de presidente del Partido Nacional, y entonces hubiese podido tener mayor decisión en el Directorio”. Y agregó: “¿Para qué tenemos la Comisión de Ética? ¿Si nos sirve, la acatamos, y si no nos sirve decimos que estuvo mal?”.

Problema blanco

No parece que este sea un show montado por los dos referentes para dinamizar al PN y colocarlo en el centro de la escena. Mi impresión es que todo el caso Bascou le hace mal a los blancos y que estas reyertas entre las cabezas agravan el panorama.

Lacalle Pou está obligado, por las denuncias que persiguieron al gobierno de su padre, a ser implacable con cualquier situación que roce la corrupción. Y aparentemente no está dispuesto a aflojar un centímetro en ese sentido, aunque eso golpee al otro movimiento de su partido y ensucie la relación con grupos a los que va a necesitar en su carrera rumbo a 2019.

Del otro lado, no se entiende la defensa a ciegas que Larrañaga viene haciendo de Bascou. El intendente de Soriano debió haber renunciado (o por lo menos pedido licencia) hace varias semanas, cuando saltaron simultáneamente los dos problemas que lo rodean: las denuncias por cheques sin fondo en su actividad empresarial privada y la acusación de conjunción del interés personal y el público por las compras de combustibles para la comuna en sus estaciones de servicio.

Y en este último capítulo, por más que su actuación pueda defenderse desde el punto de vista legal, en el plano ético queda muy mal parada, como se lo acaba de recordar el partido, citando el antecedente del ex intendente de Tacuarembó, Wilson Ezquerra, quien, enfrentado en el año 2005 a una situación exactamente igual y pese a recibir un dictamen favorable del Tribunal de Cuentas, decidió que los vehículos de la comuna no cargaran nunca en la estación de servicio de su propiedad (*).

Es curioso: el informe de la comisión de ética que aparece suave cuando sólo recomienda el “apercibimiento”, al mismo tiempo es radical en cuanto a la actitud que Bascou debió haber tenido. Dice que debió “haber tomado las medidas necesarias para que la intendencia de Soriano no despachara combustible en las que era socio”. Esa decisión, agrega la comisión, “habría sido más adecuada con el estándar de conducta al que obliga el legado histórico del PN”, aquel de “dignidad arriba y regocijo abajo”.

Larrañaga y Besozzi

En setiembre Larrañaga, Bascou y su padrino político, Guillermo Besozzi, debieron haber razonado que el caso que estallaba en Soriano iba a complicar a su partido en un momento en que aparecía especialmente cómodo y sólido, observando con una sonrisa en los labios el resquebrajamiento del Frente Amplio (FA), donde Raúl Sendic, acorralado, se veía obligado a dimitir.

Como Bascou, con el aval de Larrañaga, se aferró al cargo, el tema terminó en la comisión de ética del partido y, ahora, en este “apercibimiento” que sólo convence en Alianza (y ni siquiera a todos sus hombres).

Péguenle al PN

Los frenteamplistas aprovechan la oportunidad, hacen la comparación y destacan el rigor extremo del fallo de su Tribunal de Conducta Política sobre Sendic; es cierto que el Plenario Nacional como tal no llegó a formalizar la sanción correspondiente, pero hubo un borrador y ese texto fue el que provocó la dimisión, nada menos, que de un vicepresidente de la República.

Pero no solo el oficialismo aprovecha la situación. También lo hace el Partido Colorado que, cuestionando a dos puntas, a los blancos y al FA, recuerda que su Comité Ejecutivo Nacional supo ser drástico con Francisco Sanabria, cuando lo expulsó de sus filas en el mes de marzo pasado, por el caso del Cambio Nelson. Y asimismo se suman a las críticas el Partido Independiente y el partido de la Gente.

Y esto no se cerró

Para enredar más las cosas, Bascou todavía está lejos de tener despejado su panorama futuro. En cuanto al tema de las estaciones de servicio, debe esperar, primero, el fallo de la Junta de Transparencia y Ética Pública y, luego, el de la justicia penal que lleva la denuncia presentada por ediles frenteamplistas de Soriano. Y, paralelamente, Bascou acarrea el dolor de cabeza de su actividad agropecuaria, con la empresa familiar en concurso de acreedores y las denuncias abiertas en la justicia; incluso la comisión de ética del partido, si bien no se expide por este capítulo en este momento, recomienda al directorio que se realice su seguimiento, “atendiendo las resultancias de los procesos judiciales en trámite” para eventualmente “estudiar la existencia de conductas que comprometan el prestigio de las instituciones, la dignidad del cargo o la credibilidad de quien lo desempeña”.

Así que, como queda claro, Bascou puede volver a ser noticia en cualquier momento en las próximas semanas, y provocarle a su partido más incomodidades e impactos negativos en la opinión pública (**).

Es difícil de entender por qué en AN avalan su posición y aceptan que el partido enfrente esos riesgos. Después de todo, Bascou no es el vicepresidente de la República; es un intendente. Y tampoco es un caudillo con larga trayectoria ni con caudal electoral propio.

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(*) Por lo demás, si bien es un hecho que las compras de combustibles no perjudicaron económicamente a la intendencia, porque esas compras había que hacerlas de todos modos y costarían lo mismo en otras estaciones, es un hecho que las estaciones de Bascou obtuvieron una facturación que –con el criterio de Ezquerra- no habrían recibido. La propia comisión de ética calcula el margen bruto que esos despachos de combustible le dejaban a Bascou y a su esposa en $ 42.000, “a los que habría que restar costos directos e indirectos de explotación”.

(**) De hecho, hoy el diario La República le dedica su titular principal: “Aseguran que Bascou violó la Constitución y debe renunciar”. La noticia dice que un sector del FA (Grupo País) llevará el planteo ante la fuerza política por considerar que el intendente violó el artículo 291 de la Constitución que expresa que si hay conjunción del interés privado con el público, “la consecuencia es la pérdida inmediata del cargo”.

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Emitido en el espacio En Primera Persona de En Perspectiva, viernes 11.11.2017, hora 08.10