Editorial

El Poder Ejecutivo y este avión presidencial: No entendí

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Por Emiliano Cotelo ///

No entendí por qué el Gobierno se aferró a su idea de comprar el avión presidencial o “multipropósito”. Sobre todo, no entendí por qué encaró este asunto en esta coyuntura en particular y de la manera que eligió. No entendí por qué se metió en este lío que ya lleva casi dos años.

Lo nuevo

Ustedes conocen la noticia de esta semana. El miércoles el Tribunal de Cuentas de la República (TCR) no observó, y por lo tanto habilitó, la adquisición por el Ministerio de Defensa Nacional (MDN) de un jet Hawker HS 125-700 del año 1978 ofrecido por el empresario Carlos Bustin. El pronunciamiento salió por mayoría: 4 a 3. En noviembre, y también por 4 a 3, el TCR había observado la operación. ¿Qué pasó entre una instancia y la otra? Primero, que el Poder Ejecutivo, legítimamente, decidió insistir con el gasto pese a la observación, para lo cual adjuntó una consulta realizada a la Fiscalía de Gobierno, favorable a la transacción. Segundo, que a fin de año dejó su cargo uno de los ministros frenteamplistas del TCR que en noviembre había votado a favor de la observación y el suplente que lo relevó aceptó la argumentación de la administración y volcó la mayoría en la otra dirección, pese a que en los días previos el Departamento Jurídico del TCR había emitido un informe fuertemente crítico de la compra.

Una vez comunicado el fallo, el mismo miércoles de tarde, el presidente Tabaré Vázquez se mostró “reconfortado”, confirmó que la aeronave será incorporada a la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) y afirmó que el tema está “terminado” desde los puntos de vista “jurídico, legal y administrativo”. Sin embargo, no lo está en el plano político ni tampoco en la opinión pública. En ese sentido fue muy elocuente el debate que se dio ayer en La Mesa de los jueves de En Perspectiva. Pero además, entre otras cosas, está pendiente una interpelación al ministro de Defensa, Jorge Menéndez, que llevará adelante el 24 de este mes el senador Pedro Bordaberry.

Hace falta

Yo creo que el Presidente de la República Oriental del Uruguay debería contar con un avión digno que le permitiera desplazarse con comodidad para cumplir con sus compromisos en el exterior. De esta carencia se han quejado, de manera reservada, varios mandatarios desde el regreso a la democracia. Y tenían razón. No es lo mismo viajar en vuelos comerciales, dependiendo de horarios y conexiones que definen otros, y sin la privacidad de una nave propia en la cual el jefe de Estado, si hace falta, puede aprovechar el tiempo para adelantar trabajo o mantener reuniones con los jerarcas que lo acompañan en la comitiva. (Es claro, por otra parte, que no están a la altura de las circunstancias los dos aviones de la FAU que más de una vez se han empleado a esos efectos.)

Y, si además, el aparato puede cumplir otras funciones, mejor. En este caso, el Gobierno ha insistido en que el que se gestiona sería útil desde el punto de vista sanitario, para el traslado de enfermos o heridos en determinadas circunstancias delicadas y especiales, algo muy conveniente para el país y la población en general.

Pero, habiéndose postergado tantos años esta compra, ¿era este período de gobierno el momento adecuado para resolverla? Y, suponiendo que la respuesta fuera sí, ¿por qué se eligió encarar el asunto de esta forma tan enredada?

Muchas objeciones

El proceso que se siguió en pos de este avión fue sumando demasiados flancos, sobre los cuales la oposición ha cargado una y otra vez, colocando en una posición incómoda a los voceros del oficialismo que han tenido que salir a ejercer la defensa.

Esta lista que viene ahora es incompleta pero, por ejemplo, se ha cuestionado:

– Que inicialmente se optó por la compra directa, aceptando un ofrecimiento que, además, Bustin había formulado el 2 de marzo de 2015, un día después de la instalación de la segunda presidencia de Vázquez.

– Que recién luego de una primera observación del TCR el gobierno optó por el camino de la licitación internacional.

– Que en esa licitación se incluyeron condiciones que, aparentemente, favorecían a Bustin, que de hecho fue el único que se presentó. Especialmente se cuestiona la cláusula que premiaba con 20% aquella propuesta que incluyera un avión con permiso de navegación ya otorgado por la Dirección Nacional de Aviación Civil (DINACIA), lo que requiere un trámite muy difícil de cumplir en los 60 días de plazo que había para presentar las ofertas.

– Que Bustin tiene una larga relación comercial y de amistad con Juan Salgado, asesor honorario del presidente Vázquez. Bustin es propietario de la firma Autolíder, representante en Uruguay de la marca Mercedes Benz, principal proveedora de los ómnibus de la flota de CUTCSA, que Salgado preside.

– Que el avión, si bien se encuentra en perfecto estado, tiene 40 años y corresponde a un modelo que ya no se fabrica, lo que complica la posibilidad de que se lo use mucho más que cuatro años.

– Que habría en el mercado internacional aviones iguales o mejores que este por la mitad de precio.

– Que no se puede olvidar que en el período pasado Ancap compró un avión (más chico que este, es cierto) para el transporte de sus autoridades y técnicos, que poco tiempo después cayó en desuso y permanece guardado en un hangar.

– Que si bien el gasto, de poco más de un millón de dólares, no es exorbitante, resulta inoportuno cuando el déficit de las cuentas públicas se ha disparado y están entrando en vigor las medidas de ajuste fiscal aprobadas el año pasado, que incluyen aumentos del IRPF, el IASS y otros tributos.

– Que el cambio de integración en el TCR no habría sido casual sino propiciado para que en la votación de esta semana se diera vía libre a la compra.

Mis preguntas

¿Por qué el presidente Vázquez optó por enfrentar todo este desgaste que, en buena medida, le pega a él de manera directa? Y, suponiendo que inicialmente estuviera convencido, ¿por qué no cambio de parecer luego, cuando iban amontonándose las objeciones? Pudo haberlo hecho cuando salieron a luz problemas serios de la administración anterior, como los de Ancap, que le costaron tanto dinero a las arcas del Estado. O pudo haberlo hecho a mediados del año pasado, cuando el equipo económico tuvo que redactar el proyecto de ley de con las medidas de ajuste fiscal. La población hubiese aplaudido que Vázquez diera marcha atrás con el avión en cualquiera de esas dos instancias.

¿Por qué volvió a insistir a fines de año, forzando un nuevo análisis del TCR, cuando, por otro lado, ya sabía que el Frente Amplio perdía su mayoría propia en la Cámara de Representantes y eso implicaba dificultades serias para este año a nivel parlamentario, en particular con la nueva Rendición de Cuentas?

¿La incorporación de un avión multipropósito –y de este aparato en particular- justifica el tiempo y la energía que Vázquez y sus colaboradores le han dedicado en estos dos años? ¿Qué necesidad había de complicarse de esta forma?

No entendí.

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Emitido en el espacio En Primera Persona de En Perspectiva, viernes 03.02.2017, hora 08.05